La historia de España es la historia de un país que ha pasado de ser una sociedad pluralista, con la riqueza cultural (y las tensiones) que ello supone, en nuestro lejano pasado medieval de las tres culturas (sin idealizarlas, pero tampoco sin negar el diálogo y convivencia que también se dio) a una sociedad atrasada y autoritaria, en la que el poder ha perseguido todo los que no fuera afín con su ideología conservadora y ultracatólica.
Todos sabemos a dónde nos llevó esta deriva, a enfrentamientos diversos y a un empobrecimiento cultural y social, del que el franquismo fue el paradigma y, por ahora, el último representante.
Afortunadamente la sociedad española ha cambiado en el momento en que la democracia ha sido real y se ha permitido que aflorara nuestra vena idealista, democrática, pluralista y tolerante. Lo mejor de nuestra tradición, la España plural, multicultural, con un fuerte componente oriental y contemplativo, a la vez que un fuerte sentimiento social y democrático, de nuevo ha cobrado visibilidad.
Una España, que está en perfecta sintonía con lo mejor de la tradición europea, que ha recibido de España muchos de sus rasgos de identidad, así como nos ha transmitido mucho de lo que somos. Sin que olvidemos nuestra vinculación con Oriente.
Naturalmente el camino por recorrer es todavía muy largo, estamos en un momento duro de crisis económica, una fuerte base sociológica vinculada a lo peor de nuestra tradición, al autoritarismo y la intolerancia franquista, una iglesia católica con demasiados privilegios y en estado de involución manifiesta, y la presión de empresarios e intelectuales neoliberales y neoconservadores pueden frenar el proceso de recuperación de nuestra verdadera identidad y de construcción de una sociedad más solidaria y más fraterna.
El Partido socialista ha sido uno de los grandes protagonistas del renacer de esta España, a la vez, nueva y vinculada a lo mejor de su pasado; hoy por hoy es el único instrumento que cuenta con la capacidad suficiente de impedir que de nuevo regrese el discurso conservador e intolerante a controlar la sociedad.
Naturalmente no se puede idealizar al partido socialista, hay que seguir controlando que no haya quien se aproveche, como ha ocurrido en el pasado, de la fuerza que el pueblo ha otorgado al Partido. Pero tampoco parece que haya alternativas con capacidad suficiente de frenar al bloque mediático y político vinculado al PP, en el que se ha refugiado mucho del franquismo sociológico que 40 años de dictadura ha dejado en nuestro país.
Creo que el vídeo del Psoe para estas elecciones refleja estas alternativas, de un modo simple, ya que estamos en un medio publicitario que simplifica, pero expresa una verdad. No identifica las actitudes intolerantes con nadie, pero de manera natural todos sabemos que los que piensan así están más cerca del PP. Quizá más que criticar estos vídeos los dirigentes del PP deberían preguntarse porque son identificados con estas actitudes y si no es hora ya de cortar con ellas.
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