"Tutti i miei pensier parlan d’amore (Todos mis pensamientos hablan de Amor)". Vita Nuova. Dante Alighieri.

martes, 28 de septiembre de 2010

Comunicado de la Federación de Movimientos de Acción Católica Española (JEC, JOC, HOAC, ACG, MRC, MJRC, MTC, PX, FRATER)


Ante la movilización convocada por la Confederación Europea de Sindicatos en todos los países de la Unión Europea y la Huelga General convocada en España.


Los miembros de la Federación de Movimientos de Acción Católica Española constatamos que la profunda crisis económica y financiera, que afecta a millones de seres humanos en los cinco continentes, está golpeando con especial dureza a millones de personas en nuestros pueblos y ciudades, generando de este modo graves dificultades para el desarrollo personal, para la convivencia familiar y para las relaciones sociales.

Aunque las consecuencias de la crisis son muy variadas, el problema de fondo está en la utilización de la economía y de las finanzas como un fin en sí mismas y como un medio para la consecución de los propios intereses. Durante los últimos años muchas personas, sin grandes escrúpulos éticos, buscaron ante todo la eficacia, el progreso económico y el beneficio personal, olvidando que el verdadero desarrollo afecta a toda la persona y, por tanto, debe respetar su dignidad y su dimensión espiritual.

Ante la constatación de esta realidad, el Papa Benedicto XVI nos recordaba recientemente que la economía tiene que estar al servicio de la persona y no la persona al servicio de la economía y por ello el trabajo que la sustenta ha de ser: “un trabajo que en cualquier sociedad sea expresión de la dignidad esencial de todo hombre y mujer (…); un trabajo que permita a los trabajadores organizarse libremente y hacer oír su voz; un trabajo que deje espacio para reencontrarse adecuadamente con las propias raíces en el ámbito personal, familiar y espiritual” (Caritas in veritate, n. 63).


Haciendo nuestras las enseñanzas del Santo Padre, pensamos que las últimas medidas adoptadas en nuestro país para paliar la crisis, incluida la Reforma Laboral recientemente aprobada, no ayudan a aliviar la situación de precariedad y de pobreza en la que viven miles de personas y parecen no tener en cuenta, en última instancia, a las víctimas de la crisis.

Como cristianos y como miembros de la sociedad queremos seguir colaborando en la medida de nuestras posibilidades en la construcción de una sociedad más justa y solidaria, siendo especialmente sensibles y cercanos a los que sufren. Estamos profundamente convencidos de que las soluciones eficaces a la crisis deben tener especialmente en cuenta la responsabilidad de cada ser humano con los restantes miembros de la sociedad, así como la dimensión ética de toda la actividad humana, también de la actividad económica.


Desde esta convicción, y teniendo en cuenta las graves consecuencias que las medidas económicas recientemente aprobadas podrían acarrear a los más empobrecidos de la sociedad, invitamos humildemente a los poderes públicos, a las organizaciones sindicales, sociales y empresariales a buscar ante todo el bien común de la sociedad y a encontrar desde un diálogo paciente las mejores soluciones para que toda persona pueda desarrollarse de acuerdo con su dignidad.

27 de Septiembre de 2010

martes, 21 de septiembre de 2010

Hacia una modernidad personalista, dinámica y pluralista: La unión de mística y Modernidad.


Actualmente vivimos un auge del interés hacia la mística y la espiritualidad. Desde diversos ámbitos y perspectivas se mira hacia la espiritualidad con esperanza.


Como reacción al modelo cultural imperante muchos se han interesado en los caminos espirituales y ven en ellos una solución al conflicto actual. Para muchos autores actuales (Wilber, Panikkar, Rahner, etc…) la mística es fundamental para la resolución de nuestros problemas y para la elaboración de un proyecto cultural humano y humanizador, en armonía con la naturaleza y con el Espíritu.


Ahora bien, también hay que señalar que, siendo muy positiva esta búsqueda de la espiritualidad, corremos el riesgo, en nuestro deseo ansioso de encontrarnos con la mística, de terminar por desnaturalizarla, impidiendo que pueda ejercer su función sanadora y liberadora.


Es necesario, por ello, indicar algunos peligros que podrían darse en algunas de las diversas variantes de búsqueda de la espiritualidad que se encuentran en nuestra sociedad. En concreto, habría que hablar de tres movimientos o corrientes actuales de búsqueda de la espiritualidad que no perciben con claridad el sentido de la mística y no permiten, por ello, una adecuada inculturación de la misma en nuestra sociedad.


En primer lugar, podemos referirnos a un movimiento actual que se interesa por la espiritualidad llevado por ideales tradicionalistas y antimodernos, podríamos decir que cercanos al fundamentalismo. Estos buscadores ven en la modernidad un paradigma de la cultura antiespiritual y acuden a la mística y la espiritualidad para oponerse a la modernidad y destruirla. Con este planteamiento no se resuelve el conflicto entre modernidad y espiritualidad, simplemente se anula destruyendo o excluyendo a uno de los interlocutores. La mística, sin embargo, no busca excluir partes de la realidad sino armonizarlas y unificarlas, sin destruir su propia identidad. No parece pues esta búsqueda tradicionalista un camino que permita a la mística fecundar nuestra cultura. Este proyecto sólo tendría vigencia si la cultura moderna desapareciera.

El tradicionalismo católico es curiosamente antitradicional, rechazando de forma poco disimulada muchas de las enseñanzas del Concilio Vaticano II (los concilios son la voz del Espíritu según la Tradición católica) y la liturgia emanada de los cambios que este Concilio generó.

Para estos tradicionalistas antitradicionales lo peor que puede ocurrir es unir la espiritualidad y la modernidad (odian la modernidad más de lo que aman el catolicismo), convirtiéndose de esta forma en enemigos, de hecho, de la espiritualidad, cuya misión es integrar y encarnar en cada época la tradición espiritual, mediante una fidelidad creativa a la experiencia que la sustenta.

Como anécdota significativa, os comento que hace unos meses un blog de marcado carácter tradicionalista calificaba mi blog como un ejemplo de esa integración de espiritualidad y modernidad, eso que tanto les horroriza, mediante estas amables palabras:


Para caer en cuenta en la realidad de todo lo malo, confuso, inconsistente, desdibujado, y desviado que existe, con relacion al tema de "La Crisis de la Oracion Personal" en la que vivimos, por favor ir al blog http://wwwespiritualidadprogresista.blogspot.com/ y ahi se vera, con las mismas palabras de estos, cuan profundo ha llegado el caos, y en cuanta extension y firmeza el veneno se ha establecido en la vida misma de la Iglesia”.

En fin, es una buena señal de que estamos realizando la labor que debemos: integrar de modo crítico la espiritualidad en la cultura actual, respondiendo al mandato del Concilio Vaticano II, por mal que les pese a los tradicionalistas antitradicionales.


Además del tradicionalismo antitradicional, existe en la actualidad una búsqueda que está en las antípodas de la anterior, la búsqueda posmoderna de la mística. Esta búsqueda sólo se interesa por el mensaje relativizador de la razón que las espiritualidades portan. Para la postmodernidad no hay verdad, sólo diálogo y una diversidad de perspectivas igualmente válidas. La postmodernidad hace de la mística una corriente relativizadora de toda verdad. La mística, sin embargo, relativiza la razón como único instrumento de conocimiento de la verdad y considera que la verdad es más que un concepto mental. Pero no niega que exista una verdad, ni considera todas las perspectivas igualmente válidas. Las hay más verdaderas o menos. Por ello, tampoco la perspectiva postmoderna parece un camino viable para la encarnación de la mística en nuestra cultura actual.

Existe, por último, una llamada perspectiva integral o transpersonal que intenta presentar un sistema completo de la realidad integrando todas las dimensiones que la constituyen. Propone atender no sólo a las dimensiones racionales, sino también a las irracionales, corporales y a las suprarracionales, de ahí su interés por la mística. Ahora bien, esta búsqueda corre el peligro de querer sistematizar la mística, olvidando el carácter, en último término, gratuito e incomprensible de la experiencia mística.


La mística no puede ser sistematizada, más bien la mística relativiza todo sistema de ideas; por ello, para transmitirse la mística se expresa a través de lenguajes simbólicos que buscan, no describir la experiencia, sino provocarla en el otro. Más que por mapas descriptivos, la mística se expresa a través de símbolos dinámicos y vivos, verdaderos caminos, que no se limitan a describir una realidad sino que nos introducen en ella. Pero estas descripciones carecen de eficacia si no están vinculadas a una comunidad mística viva. En realidad, la mística es una vivencia que se transmite por ósmosis de ahí la necesidad de comunidades espirituales vivas que transmitan la iniciación. La mística siempre nos remite a la vida real no a discursos, no existe la mística como discurso sólo existen personas y comunidades que transmiten a otros su experiencia de manera vivencial. El movimiento integral parece creer que con su discurso puede lograr permitir el acceso a la experiencia sin vinculación con una comunidad o cadena espiritual viva.


Frente a esas propuestas, habría que plantear que el modelo cultural que mejor puede recoger hoy los valores de las místicas, y en concreto de la mística cisterciense, es una cultura personalista o relacional, dinámica y pluralista.

Personalista porque debe poner como centro los valores personales sobre la acumulación de poder o saber; la libertad, el amor, la humildad son los valores centrales del Císter y pueden ser una buena propuesta de renovación de los valores de nuestra sociedad economicista y tecnocrática. Nuestra meta es ser amantes antes que intelectuales o técnicos.

Dinámica porque la cultura no debe ser nunca un sistema cerrado, debe ser consciente de que es un instrumento y no la meta del ser humano, y, por lo tanto, nunca puede considerar que ha alcanzado la plenitud nunca, siempre debe estar abierta a evolucionar y enriquecerse con otras visiones.

Pluralista porque el pluralismo es una dimensión estructural de la realidad, la realidad es unidad en pluralidad, por ello, la meta es lograr la comunión sin eliminar las diferencias. El diálogo y el consenso críticos deben ser los instrumentos principales de construcción de la cohesión. San Bernardo decía “consentir es salvarse”, es decir, lograr la comunión sin fusión ni absorción de unos y otros es lograr realizar nuestra verdadera naturaleza que es amor, comunión y, a la vez, mantenimiento de las diferencias y la crítica constructiva.

Algunos confunden el pluralismo con el relativismo. Nada tienen que ver, el pluralismo dice que no hay un único camino hacia la verdad, las razones de los demás complementan nuestras visiones. Pero el pluralismo, a diferencia del relativismo, no renuncia a la búsqueda de la verdad, ni considera que todas las perspectivas son igualmente válidas, las hay mejores y peores. Considera que el diálogo es la mejor manera para contrastar nuestras experiencias y enriquecernos mutuamente, pero no considera al diálogo un fin en sí mismo sino un instrumento para alcanzar visiones más completas y humanizadoras.

La mística encuentra en el pluralismo la mejor expresión cultural de la experiencia que la fundamenta, y creo que el pluralismo sólo puede sostenerse si se centra en la experiencia mística como meta y como base de su proyecto cultural.

Es necesario el encuentro con las místicas orientales para renovar la mística y la cultura occidental.



Occidente es, por supuesto, nada más que una pequeña parte del mundo pero hoy por una serie de circunstancias históricas, lo que ocurre en Occidente tiene repercusiones mundiales.


Naturalmente que esta situación es cuestionable, pero también es cierto que esa es la realidad que tenemos y que si queremos caminar hacia un mundo menos uniforme y más pluralista tenemos que tener muy presente la necesidad de transformar la cultura occidental. Esa transformación necesita de la mística, no de discursos místicos, sino de personas y comunidades, movimientos que vivan la experiencia y que transmitan por osmosis, más allá de las palabras y los discursos racionales, la experiencia mística.


Hoy la mística occidental, por diversas circunstancias históricas, no tiene la profundidad ni la vitalidad que tienen las místicas de Oriente. Desvinculada de la cultura moderna y, a la vez, en un medio ambiente que desconoce la verdadera naturaleza de la contemplación, ni puede fecundar la cultura que la rodea ni alcanza a comprender toda la profundidad del patrimonio espiritual que posee.

Sin embargo, Occidente no puede ser fecundado por una mística oriental salvo que ésta se occidentalizara, corriendo el riesgo en el proceso de perder su profundidad como le ha ocurrido a las místicas occidentales.


El camino más viable para la renovación de nuestra cultura es dejarse fecundar por una mística occidental. De optar por esta vía, el camino a seguir sería, por una parte, una inculturación de esa mística tradicional en la realidad moderna, asumiendo de forma crítica la cosmovisión y los valores del mundo moderno. Esto supone abandonar modelos de expresión premodernos que enfatizan el desprecio al mundo, a la secularidad, que son dualistas, que se centran en la renuncia, y descubrir el valor espiritual de la secularidad, del cuerpo, de la alegría, del placer, de la comunicación…

Pero esto no es suficiente, hay que crecer en la experiencia contemplativa y esto sólo se logra por contacto con maestros y grupos espirituales vivos, de ahí la necesidad del encuentro con otras tradiciones orientales más vivas que puedan ayudar a redescubrir la profundidad de la experiencia mística occidental.

En el caso cisterciense son esperanzadores los encuentros con el zen, que han producido frutos diversos, ente ellos, el nacimiento, por ejemplo, de un método contemplativo occidental con gran éxito y difusión como es el de la oración centrante de Thomas Keating.


Sin embargo hay mucho camino por recorrer en esta dirección, tanto por parte de las actuales comunidades místicas occidentales, que deben renovarse, como por los intelectuales y animadores culturales, que deben abrirse a la mística, de modo que puedan caminar juntos, desde el respeto y el diálogo, hacia una nueva civilización más humana, más contemplativa, una civilización del amor.

lunes, 20 de septiembre de 2010

La HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica) critica la Reforma Laboral.





En nuestra opinión, el problema fundamental está en que la reforma laboral que se plantea, así como el conjunto de medidas que se están adoptando, no ya en España sino en el conjunto de la Unión Europea, no van en absoluto en la dirección correcta, sino todo lo contrario.


En lugar de ayudar a caminar hacia la construcción de un nuevo modelo de relaciones económicas y sociales que permita avanzar en reconocimiento práctico de la dignidad de las personas, en justicia y libertad, y en responder a las necesidades de los empobrecidos, lo que hace es continuar en el mismo camino que ha llevado a un gran sufrimiento humano, agravado más aún por la crisis económica.



No saldremos de la crisis económica con justicia y humanidad si no rectificamos el rumbo y nos empeñamos en volver al mismo camino que seguíamos antes de la crisis. Nos parece que, de hecho, lo que se está haciendo es dar una vuelta de tuerca más en la pretensión de subordinarlo todo a las exigencias del mercado, con olvido de los derechos de las personas.


Pensamos que la solución de los problemas del mundo del trabajo, la solución de los problemas de muchos empobrecidos y excluidos, no pasan en absoluto por el tipo de medidas que se están adoptando, sino por buscar caminos para que el modelo de producción y consumo que predomine en nuestra sociedad no sea el que es hoy, sino otro, que permita vivir y cultivar la vida personal, familiar, cultural, social y religiosa, que son imprescindibles para que la persona pueda desarrollarse de acuerdo a su dignidad, como hija de Dios, y para que la sociedad pueda construirse sobre los cimientos de la justicia y la libertad.


Pero, para ello, hacen falta personas, grupos y organizaciones sociales, y también comunidades cristianas, que se empeñen en construir otras relaciones económicas y sociales más justas y humanas.

Una visita histórica, pero ¿oportuna? por María Pilar Queralt del Hierro, historiadora.



La visita de estado de Benedicto XVI a Inglaterra es, sin duda un hecho histórico. Salvando el viaje pastoral, es decir, sin rango de jefe de estado, que Juan Pablo II realizó a las islas Británicas en 1982, las relaciones entre Gran Bretaña y el Vaticano han sido cuando no tirantes, inexistentes.


No hay que olvidar que Inglaterra se apartó de la obediencia a Roma cuando Enrique VIII se proclamó jefe de la Iglesia Anglicana, que Escocia apoyó la reforma protestante promovida por John Knox, fundador del presbiterianismo, o que, a lo largo de los siglos, los católicos británicos han sido percibidos por sus compatriotas como potenciales traidores, siempre dispuestos a anteponer su lealtad al Pontífice y su fe, a la debida al monarca y al Estado. Pero el que haya sido una visita histórica, no quiere decir que haya sido oportuna.

Un evidente descontento


El descontento por la visita del Pontífice comenzó a evidenciarse cuando unas cincuenta personalidades británicas entre las que se encontraban el científico Terry Pratchett, el actor Stephen Fry y el escritor Ken Follett firmaron un manifiesto en el que expresaban su desacuerdo con deparar honores de jefe de Estado a Benedicto XVI. A ellos se sumaron más de diez mil firmas en la página web de Downing Street protestando ante la inmediatez de una visita que costará más de veinte millones de libras a los contribuyentes británicos. Un dispendio que quiso compensarse solicitando la “contribución” económica de quienes desearan asistir a los actos religiosos oficiados por el papa, lo que solo consiguió que se unieran a la protesta aquellos católicos que se negaban a pagar por asistir a una misa o a cualquier otro encuentro pastoral.

El trasfondo de la protesta

Tras la protesta, no obstante, se escondían, otras motivaciones que iban mucho más allá de los argumentos económicos. En su manifiesto los intelectuales protestaban ante la intransigente posición del Vaticano en temas como el aborto, los derechos de los homosexuales, el control de la natalidad o la incorporación de la mujer al sacerdocio. Y, sobre todo, ante la política de encubrimiento de los delitos de pederastia dictada desde el Vaticano.

Un momento delicado


Es evidente que la iglesia católica está atravesando un momento especialmente delicado. El conservadurismo de que hace gala, su intolerancia ante temas como la homosexualidad, el control de natalidad, y la marginación de la mujer en el ámbito eclesiástico levantan, con razón, todo tipo de críticas. Pero la proliferación de abusos a menores por parte de sacerdotes y monjas católicos y el encubrimiento de los mismos por parte de la jerarquía, ha llevado al total descrédito de la Institución. Tanto que el periódico The Guardian llegó publicar que “el abuso sexual a menores era endémico en las instituciones católicas”.

Un ámbito especialmente sensibilizado

En este estado de cosas, Benedicto XVI se disculpó ante los periodistas que le acompañaban en su vuelo hacia Edimburgo manifestando su pesar porque “la autoridad eclesiástica no haya estado suficientemente alerta ni haya tomado las medidas necesarias con la suficiente rapidez y firmeza”. Un mea culpa a todas luces insuficiente si se tiene en cuenta que más de la mitad de los curas católicos procesados por pederastia en Inglaterra y Gales continúan ejerciendo el sacerdocio tras salir de la prisión y que para su mantenimiento reciben ayuda financiera de las autoridades religiosas. Es más, solo ocho de ellos han sido suspendidos “a divinis” pero, aún sin poder oficiar, residen en viviendas de propiedad de la Iglesia y reciben un subsidio de las arcas eclesiásticas.

Una curiosa interpretación teológica

Las reticencias de los contribuyentes británicos a la visita del Benedicto XVI son, pues, perfectamente lógicas. La jerarquía eclesiástica basa su postura en su intención de evitar escandalizar a sus fieles ante la incalificable actitud de sus representantes. No entienden que, en pleno siglo XXI, el escándalo no viene producido por el conocimiento de la existencia de casos de pederastia, sino precisamente por su ocultación.

Una historia de corrupción sin vuelta atrás

La corrupción en el seno de la Iglesia Católica no es nada nuevo, sino un hecho históricamente probado. No hay más que pensar en la corte vaticana renacentista o en los escándalos económicos del Banco Vaticano en el último tercio del siglo XX. Pero también es cierto que, periódicamente, la Iglesia Católica ha tenido diversas ocasiones de oro para regenerarse, olvidar los malos hábitos de sus jerarcas y reconstituirse según el propósito de pobreza y honestidad con que fue creada. Lo fue el movimiento cátaro, reprimido por la alianza entre el poder civil y el eclesiástico; la Reforma, que pretendió una iglesia más pobre y más libre; o el aún reciente Concilio Vaticano II.

Sin embargo, una y otra vez, la jerarquía vaticana prefirió dar la espalda a toda revisión interna, a todo “aggiornamento”, con el fin de seguir manteniendo sus privilegios políticos y económicos. Es inevitable pensar que la visita con honores de jefe de Estado de Benedicto XVI al Reino Unido, entre oropeles y sin voluntad alguna de reconsiderar la actitud de la Iglesia ante determinados temas, no es más que la confirmación de que esta postura sigue vigente.

domingo, 19 de septiembre de 2010

El necesario encuentro entre psicología y espiritualidad, una visión desde la perspectiva cisterciense.


Para el monacato cisterciense el comienzo del camino místico está en el conocimiento de uno mismo, es decir, en la psicología. Mística y psicología sin reducirse ni fusionarse la una a la otra se necesitan mutuamente.

El primer paso, por lo tanto, para la transformación de nuestra cultura en una dirección más espiritual y fraterna hay que darlo a partir de la psicología, que aparece así como una ciencia de vanguardia con una misión fundamental en la actual situación de cambio de paradigma científico y cultural.

Así ocurrió también en el siglo XII, el siglo en el que sitúo el nacimiento de la modernidad, en el que se escribieron numerosos tratados sobre psicología, siendo muy destacados los escritos por monjes cistercienses .


Los autores cistercienses recogieron la psicología de la época, una psicología que hoy llamaríamos integral ya que consideraba que el hombre tenía numerosas dimensiones que el “trabajo” psicológico no debía olvidar. Se trata, por lo tanto, de no reducir el hombre a una dimensión por muy importante que esta sea (ni siquiera a la dimensión espiritual).

Para la psicología cisterciense en la psique pueden diferenciarse tres estructuras, que a su vez, son también tres momentos evolutivos: el anima, el animus y el spiritus. Representan tres tipos de mente y tres momentos de evolución de la conciencia. Pero no representan toda la realidad humana que incluye una dimensión corporal, relacional, existencial, etc… que la psicología debe tener en cuenta.

Para la psicología cisterciense la mente humana está en situación de desarmonía, las diferentes dimensiones humanas están desconectadas y desordenadas. El hombre vive en la región de la desemejanza, es decir, de la desarmonía y lo primero que debe hacer para armonizarse es conocerse a sí mismo, penetrar en su interior y conectarse con él.

Llama la atención cómo, utilizando un lenguaje filosófico neoplatónico, los cistercienses dieron una importancia muy grande al cuerpo ; y es que la desconexión con el cuerpo es la causa de la disociación de la mente humana, ese estado de desconexión es lo que genera el anima o sombra, un alma desconectada de la realidad y encerrada en sí misma (el alma curva).


Tras la conexión del cuerpo y la mente el alma se transforma en animus, se hace recta, se convierte en una personalidad integrada y racional, un hombre o mujer equilibrado. Si bien, este no es el final del camino, desde aquí hay que abrirse a las dimensiones suprarracionales, al Amor o experiencia mística, entonces el alma se llama Spiritus.

Esta sería brevemente la dirección de cura que señala la psicología cisterciense y para lograrla utiliza diversas metodologías que trabajan todas las dimensiones de la antropología humana, representadas en los diversos significados simbólicos del claustro cisterciense. Los cuatro lados del claustro representan las cuatro dimensiones del ser humano, la dimensión corporal, la mental, la espiritual y la social, armonizar todas ellas, unificarlas, es el trabajo del monje dentro del taller espiritual que es un monasterio.

El monje cisterciense trabaja su cuerpo con ayunos, vigilias, trabajo manual en el campo, su mente con la enseñanza y el estudio, la reflexión (consideración), su dimensión espiritual con la liturgia, la lectio divina, la oración silenciosa, y la dimensión social con la vida comunitaria y el compromiso diverso con la sociedad. El objetivo es lograr que integre las cuatro dimensiones y se convierta en un Homo Quadrattus, siendo el cuatro símbolo de integración, armonía y estabilidad.


La afectividad está presente en todo el proceso, los monjes cistercienses llamaron al monasterio una escuela del amor; la vida monástica sería un proceso de educación de las afecciones o emociones hasta convertirlas en affectus o emociones integradas con la razón y con el espíritu, convertirlas en Amor. La metodología fundamental para ello era la relación personal con Cristo (primero con Jesús y luego con el Cristo Total, la realidad entera), esta relación afectiva con Jesús va haciendo crecer la afectividad desde un estado muy narcisista y una visión muy egoica y antropomórfica de Dios, hacia una actitud de gratuidad y una visión apofática de Dios muy centrada en la compasión y el compromiso con los demás y con todo el cosmos.


Para el monacato cisterciense, por tanto, la psicología es importante en el camino espiritual, es el primer paso dentro de él, nos lleva al conocimiento de nosotros mismos, si bien, no debe confundirse con la mística ni tampoco debe separarse. Ambas deben encontrarse sin fusión ni reducción de la una a la otra. Hoy, a veces, se pretende reducir la mística a una mera psicología o se pretende hacer de la psicología una disciplina mágica y acientífica.

Huyendo de estos errores, la psicología hoy debe asumir su carácter de ciencia de vanguardia con una importante misión para lograr la transformación, humanización y espiritualización de nuestra cultura y sociedad; esto supone asumir un paradigma científico menos positivista, sin caer en los errores del irracionalismo o de la magia, al estilo de ciertas escuelas de la llamada New Age.


Una de las fuentes del renacimiento de la mística está pues en la psicología, sin confundirse con ella.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Crónica del Congreso de la Asociación de teólog@s Juan XXIII: Un corazón y un rostro amable de la Iglesia.



Un año más se ha concluido el congreso de Teología de la Juan XXIII. Desde hace treinta años y pese a la persecución de ciertos sectores intolerantes, clericales y sociales, el congreso sigue celebrándose y no parece que por ahora goce de mala salud. Y esto de por sí ya es un milagro pues desafiar a ciertos sectores poderosos del aparato clerical con las armas de la humildad y la obediencia a la conciencia y al Evangelio no es fácil ni sale gratis. Si te pliegas, recibes cargos y honores y si no inciensas al "sucesor del Cesar", persecuciones. Esta es la lógica del “mundo” presente también en la Iglesia cuando vende el Evangelio y a los pobres por “un plato de lentejas”. Esto es lo que les pasó a Monseñor Romero y a Monseñor Proaño, asesinado uno y perseguido otro, por ser fieles a los pobres y al Evangelio, como recordamos en el Congreso.

Este año el tema era Jesús de Nazareth, aquel judío marginal del que nos sentimos seguidores. Un numeroso público asistió a las diferentes ponencias y mesas redondas, destacándose una mayor presencia de jóvenes que participaron activamente junto a los “de toda la vida” que llevan años de compromiso, pese a las dificultades de todo tipo, no siendo una de las menores la persecución intraeclesial.

Destaco dos ponencias a las que asistí, la de Gonzalez Faus sobre el seguimiento de Jesús, sencilla y profunda, y la emocionante de Jon Sobrino, que acudió al Congreso con un delicado estado de salud, siendo recibido con aplausos por parte de muchos de los presentes, y cuya persona me emocionó particularmente por su humildad, su firmeza y la transparencia de su presencia .

El congreso concluyó con una Eucaristía muy sencilla, fraterna y contemplativa, que para muchos fue el momento más importante de todo el congreso y donde se respiraba la presencia del misterio de Jesús en medio de los reunidos en su nombre, y un profundo idealismo y fraternidad en la asamblea.

Enhorabuena a tod@s los que han participado y nos han permitido ser testigos de que la Iglesia tiene un corazón y un rostro compasivo, solidario, sencillo y fraterno velado tantas veces por jerarquías y poderosos de todo tipo, que han traicionado a Jesús, como recordó de forma tranquila y serena, pero profética, Jon Sobrino.


Mensaje del XXX Congreso de Teología “Jesús de Nazaret”
Eclesalia

Celebrado en Madrid del 9 al 12 de septiembre de 2010
Al finalizar las sesiones del XXX Congreso de Teología sobre Jesús de Nazaret, celebrado los días 9 al 12 de septiembre de 2010, que ha contado con una asistencia creciente con respeto a los últimos años, queremos hacer público un resumen de las reflexiones que han dado sentido a este congreso:
1.-Siguiendo el Concilio de Calcedonia (año 451), aceptado por las diferentes Iglesias cristianas, reafirmamos en la doctrina de que Jesucristo “es perfecto en la divinidad y perfecto en la humanidad, verdadero Dios y verdadero hombre”, por lo cual sus dos naturalezas, la divina y la humana, están unidas “sin confusión”. Se funden el Jesús histórico y el Cristo de la fe.

2.-Desde planteamientos testimoniales, procedentes de cristianos de diferentes confesiones, comprometidos tanto en su dimensión espiritual como social, se reivindica, y reivindicamos, la figura de Jesús en la experiencia cristiana, como el objeto central de la fe y redentor de la humanidad. Hemos enfatizado la plena vigencia y actualidad de la figura de Jesús.

3.-A la pregunta de Jesús a sus discípulos: “Y vosotros ¿quién decís que soy?”, creyentes católicos, ortodoxos y protestantes, en una manifestación de ecumenismo activo, han expresado la dimensión de la fe en un Jesús liberador, compañero de viaje, con plena actualidad para un mundo que sufre la violencia, la discriminación, la intolerancia, los fanatismos, los abusos hacia las clases más desfavorecidas, el hambre… Un Jesús con frecuencia invisible pero que sigue estando próximo a quienes le invocan; un Jesús que dejó una herencia incorruptible: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo”.

4.-Las mujeres han ocupado un papel relevante, tanto por su presencia, como por las intervenciones femeninas en diversas sesiones del Congreso. Jesús mantuvo una relación de amistad con las mujeres, una relación en la que queda patente la complicidad y la sintonía que había entre ellos; capacidad de diálogo y de convivir en el silencio.

La casa de Betania, con Marta y María, se convierte en un lugar de intimidad y de paz. Jesús de Nazaret abre una puerta de esperanza y produce seguridad, respeto y dignidad a las mujeres en medio de una sociedad que con excesiva frecuencia la rechaza, y en la que los órganos de decisión y poder procuran someterla y convertirla en instrumento de placer o servicio, reduciéndola a un plano de subordinación con respecto al varón; todo lo contrario a la práctica de la lapidación o a la negativa a la ordenación de mujeres, considerada arteramente por la jerarquía como un grave delito, al mismo nivel que la pederastia.

5.-Los jóvenes han tenido una presencia activa, igualmente desde la dimensión ecuménica, en distintos momentos del Congreso, sobre todo en la parte festiva y en las mesas redondas. Son jóvenes que viven la fe en sus lugares de estudio o de trabajo, colaborando solidariamente en proyectos de testimonio y servicio, tanto en el terreno educativo como el social. Ellos también han dado respuesta a la pregunta ¿quién es Jesús para mí? Y ante las dificultades de diálogo entre generaciones, lanzan un reto: es más importante hablar con los jóvenes que hablar de los jóvenes. Es una juventud comprometida con la fe más allá de tomar la religión como un simple club social.

6.- No ha faltado la perspectiva de Jesús desde otras latitudes, como ya es tradicional en estos congresos: África, un continente en guerra permanente, sometido a la explotación al servicio de multinacionales, y Latinoamérica, que lucha denodadamente por liberarse de leyes despiadadas del mercado al servicio de los poderosos. Jesús sigue presentándose como: camino de liberación para las clases más oprimidas, anunciando el Reino de Dios que, aún siendo una pequeña semilla, se afirma contra los imperialismos de toda índole; reafirmación de la intervención de Dios en la historia para producir una honda transformación; programa para construir una sociedad alternativa y contribuir a la solución de los desequilibrios sociales que existen entre el primer y el tercer mundo.

7.-La actitud dialogante, acogedora, pacífica y respetuosa de Jesús ante los disidentes, adversarios e incluso enemigos, constituye la alternativa y el mejor antídoto frente a los fundamentalismos que resurgen con violencia y están instalados en las cúpulas de las religiones, de la economía y de la política. La voz de Jesús nos convoca a no olvidar el diálogo interreligioso como medio de aproximación y forma de resolver los conflictos ideológicos.

8.-Revindicamos la hospitalidad como una de las actitudes fundamentales de Jesús de Nazaret que cuestiona en su radicalidad los comportamientos xenófobos y racistas de un sector importante de la ciudadanía y de algunos gobiernos europeos, que expulsan de su territorio a etnias y pueblos y enteros.

9.-Desde el XXX Congreso de Teología se lanza un reto a los creyentes en Jesús: se ha acabado el tiempo de los silencios. Son tiempos de testimonio, de compromiso, de avivar la fe en Jesús de Nazaret, de seguir sus huellas, de hacer nuestras las demandas de servicio y solidaridad con los más deprimidos, de ayudar a implantar el Reino de Dios entre nosotros como reino de justicia, de paz, de libertad, de igualdad y de fraternidad-sororidad.

(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).
Madrid, 12 de septiembre de 2010.
Para más información: http://www.congresodeteologia.info/


http://www.eclesalia.net/

Para contactar, suscribirse/darse de baja: eclesalia@eclesalia.net

jueves, 9 de septiembre de 2010

Císter y el XXX Congreso de la Asociación de Teólog@s Juan XXIII



Un año más comienza el Congreso de la Juan XXIII, este año se cumplen ya treinta años de los congresos de esta asociación, que representa a muchos de los mejores teólogos y teólogas de España y que siempre ha apostado por el Concilio Vaticano II y la renovación de la Iglesia que éste intentó.


Este año habrá una presencia cisterciense en el congreso a través de una mesa de difusión de nuestra espiritualidad con libros y folletos que intentan dar a conocer las actividades que venimos realizando a través de los Talleres de espiritualidad en Madrid y los cursos de vida monástica en el monasterio de Santa María de Huerta.

En esta ocasión el tema del Congreso es “Jesús de Nazareth” y están invitados teólogos del prestigio de Jon Sobrino o González Faus, entre otros, y personajes públicos como Federico Mayor Zaragoza.


El Congreso se celebra del Jueves 9 al domingo 12, comenzando hoy a las 19:00 horas. El lugar de celebración es el salón de actos de Comisiones Obreras, en la calle Lope de Vega nº. 40.
Os esperamos a tod@s por allí.


lunes, 6 de septiembre de 2010

De Monasterios, Congresos y la Muerte de Raimon Panikkar.



Llevo ya demasiado tiempo sin actualizar los blog así que ya es hora de escribir algo de nuevo, comienza el curso y surgen proyectos y perspectivas. El verano ha sido bastante “movidito”, después de pasar por diversas peripecias aterricé en mi monasterio de Santa María de Huerta, en el que he estado colaborando de cocinero en este mes que las hospederías monásticas tienen más afluencia. Han sido días de trabajo y oración, como buen trapense, y también me ha dado tiempo para escribir una comunicación para el Congreso de Ávila sobre antropología, psicología y espiritualidad al que pienso asistir (del 24 al 26 de Septiembre) en la Universidad de la Mística y profundizar más en la tradición cisterciense; ahora hay que volver a preparar el nuevo curso de talleres de espiritualidad, que espero poder empezar a finales de septiembre, y hacer un hueco para acudir al Congreso de Teología de la Juan XXIII del 9 al 12.

Este verano también ha sido el verano de la muerte de Raimon Panikkar, quizá una de las figuras espirituales más importantes del mundo, y que, al menos a un servidor, le ha ayudado mucho para comprender su propia tradición y abrirse a otras tradiciones espirituales.

Conocí a Panikkar precisamente en un Congreso de Teología de la Juan XXIII, por esos avatares del destino la persona que iba a presentarlo a la asamblea parecía que no iba a poder hacerlo y me pidieron que lo introdujera, al final apareció la persona e hicimos juntos la introducción de Panikkar, como siempre, habló de pie y en algunos momentos de la intervención pude ver lágrimas en sus ojos, no era tanto el mensaje intelectual que transmitía, de gran profundidad, como todo lo que emanaba de su persona, pasión, sencillez, humanidad…


Al finalizar, le fui a dar un abrazo, abrazar al maestro me imponía bastante así que mi abrazo fue bastante tímido y apocado, Panikkar me miro dolido y dijo: En Occidente no sabéis abrazar!!!. Después de aquel congreso muchas cosas cambiaron en mi vida, la primera, tomar conciencia de lo bloqueado que estaba mi cuerpo y mi respiración, y por lo tanto, mi persona entera. Aquellas palabras de Panikkar fueron palabras que me dolieron pero profundamente sabias, poniendo el dedo en la llaga.

Querido Maestro, me hubiera gustado poder abrazarte de verdad antes de tu partida, sé que ahora que has recibido el abrazo tempiterno de la Trinidad, ese símbolo-realidad que presidió todo tu pensamiento, ese abrazo que nos dimos a medias está completo y permanente en mi corazón y en el de todos los que te conocieron y te quisieron; y ahora sé que lo que nos toca a nosotros es abrazar así a otr@s, y continuar la senda que has abierto y que nadie va a poder cerrar, la senda de la integración de todo y todos en un único abrazo que una a Dios, al hombre y al Cosmos.


GRACIAS, RAIMON.

Hola, Bienvenid@s.


Este Blog quiere ser un lugar de encuentro para todos aquellos que queremos ayudar a transformar la sociedad para convertirla en un lugar más fraterno, más libre, más justo y, a la vez, somos conscientes de que todo cambio social sólo es posible si hay un cambio personal e interno y no se olvida lo que nos enseña la Tradición Espiritual de la Humanidad, intentándo actualizarla creativamente en cada época.


Mi camino...

el camino que sigo es el camino de la mística del amor, no un amor sentimental, sino un amor inteligente o consciente (amor iluminado decían los antiguos) y solidario, que no olvida el sufrimiento y la injusticia.
Guiado de la mano de de la mística monástica cisterciense (la primera mística moderna del amor), el esoterismo cristiano, la mística de san juan de la cruz y el zen... y animado por ideales progresistas y solidarios os invito a caminar juntos hacia un mundo y unos hombres y mujeres nuevos.