"Tutti i miei pensier parlan d’amore (Todos mis pensamientos hablan de Amor)". Vita Nuova. Dante Alighieri.

lunes, 29 de junio de 2009

Ecumenismo y Entrega a la propia Tradición Espiritual



Existe un ecumenismo interreligioso que considera todas religiones iguales, simples expresiones intercambiables de una misma experiencia.


No puedo compartir esta visión que me parece esconde una exaltación del subjetivismo y lleva a un sincretismo que impide vivir y comprometerse con la espiritualidad de ninguna tradición.


Vivir de verdad una Tradición espiritual exige una entrega y un compromiso a la experiencia que la ha fundado, al acontecimiento central que ella transmite; esta entrega es la fe, la conversión. Sin ella difícilmente se puede decir que uno pertenezca a la misma. Vive uno en la prisión del ego, incapaz de salir de la mentira de la mente subjetiva y egocentrada. Por mucho que hable de Dios y sepa mucho de religiones, no se ha entregado, no tiene fe.


Naturalmente que entregarse a la tradición espiritual no supone renunciar a la racionalidad, ni anular el sentido crítico con el propio camino, ni negar la existencia de experiencias espirituales en otros ámbitos. Pero sí supone una opción, un compromiso, una elección por lo que uno cree es el camino más adecuado, aquel al que Dios le ha llamado y por lo tanto el “mejor”. Dios nunca nos va a llamar nada más que a la vía mejor.


Es por eso, que el defender el ecumenismo interreligioso sólo puede ser una actitud legítima si va unida a un compromiso total con la propia vocación religiosa, y desde ahí, una apertura a todos los otros caminos, sin mezclarlos ni anularlos. Todos podemos aprender unos de otros, siempre que no renunciemos a ese acto de entrega a la propia vía, haciendo de este compromiso lo central en nuestro caminar. Si nuestra fe no es lo esencial y si consideramos que la verdad está en otra vía, está claro que hemos abandonado la propia tradición.


No existe un esoterismo abstracto, como una doctrina por encima de las religiones, existe el esoterismo de cada vía, ni es posible un ecumenismo interreligioso serio que no suponga el compromiso con la propia religión. Compromiso que supondrá compromiso por su reforma cuando esta religión la necesite.


Un ecumenista cristiano es ante todo eso, cristiano, es decir, alguien que se ha entregado a Cristo, cuya vida y persona son la máxima expresión, para él, de la vida espiritual, del Hombre Nuevo, de Dios, del camino, la verdad y la vida.

viernes, 26 de junio de 2009

La necesaria transformación del Cristianismo: De la religión a la Mística Ecuménica



La experiencia mística es un tomar conciencia a todos los niveles del carácter relacional que nos constituye, vivir en relación con todo sin dejar de ser quienes somos. La cristianía como núcleo místico de la experiencia cristiana será vivir esa experiencia cristiana desde una dimensión no excluyente y abierta a toda la realidad.


El actual modo de vivir el cristianismo es para muchos un obstáculo para vivir la mística cristiana, la experiencia de liberación integral de Jesús.

La mística que necesitamos es una mística cristiana ecuménica y ésta tiene dificultades para ser entendida y aceptada por el modelo oficial del cristianismo actual.
Hoy necesitamos que el cristianismo se exprese en un paradigma nuevo y que este paradigma se construya a partir de una experiencia mística y no a partir de una especulación teórica o de una acción voluntarista irracional. Hablar de mística es hablar de una experiencia de transformación (ir más allá de la forma).


Necesitamos una transformación pero no nos vale cualquier tipo de cambio, el cambio que buscamos quiere nacer de y conducir a la experiencia mística. En este sentido, nuevamente creo que Panikkar nos aporta una luz en el camino al trazar un novenario de la trasformación, nueve puntos que cree importantes para vivir el camino de la transformación mística.


1) La transformación debe empezar por uno mismo.


Si uno no empieza por sí mismo, lo demás es consciente o inconscientemente una hipocresía. Podrán cambiar cosas pero no habrá transformación.


2) Por medio de sí mismo.


Si esperamos una ocasión favorable no empezaremos nunca. Debemos empezar por nosotros mismos, sin la ayuda de nadie.


3) Abriendo este mí mismo a toda la realidad.


Debemos perder el miedo de perdernos en la realidad, descubrirnos como un yo sobre el cual no tengo posesión, viendo al otro como a parte de mí y el mal hecho a él como hecho a mí mismo.


4) Donde uno se encuentra.


Debemos partir de nuestra situación real, donde nos encontramos, no donde nos gustaría estar. Buscando insertarnos más en la realidad, no salvar el mundo.


5) Sin pretender prever todas las consecuencias.


Obrar por una motivación más profunda que un simple pragmatismo racional, por el sentido de la misma acción. Nadie es capaz de prever todo, si así lo queremos hacer nos paralizamos. Si obro por una motivación oculta, por una ambición al margen de la acción en sí, entonces no hay transformación. Esto es la contemplación: obrar es fruto de mi ser y mi pensar.


6) Solidariamente.


No es posible la transformación en sentido individual, tengo que buscar cómplices. Es un elemento purificador si no se cierra en sí mismo.


7) La transformación debe ser automotriz.


No hay una llamada que nos diga lo que hay que hacer, no se sabe por dónde se va, así somos vulnerables, podemos rectificar e incluso cambiar de camino. Sigue el ritmo de la vida.


8) No violenta.


No es ausencia de fuerza es respetar la dignidad de las cosas y de las personas. Supone paciencia, tolerancia. Esto es redimir, asumir.


9) Recomenzar desde el principio.


No podemos hacer depender la vida de un fin, hay que disfrutar del momento. Hay que renunciar a mesianismos que den la solución a todos. La vida se nos da para vivir no para construir un imperio. Vivir la provisionalidad constante de todas nuestras acciones. Así somos libres.

De los principios a nuestra realidad concreta.


Vivir este camino de la transformación mística se puede hacer de muchas maneras, ya que cada un@ debe recorrer su propio camino en el momento y el lugar que le toca.


Nosotros aquí y ahora tenemos diversas oportunidades y regalos que el momento concreto que vivimos nos da para vivir esa experiencia. Para entender su valor creo que contamos con la ayuda de dos fuentes: La psicología integral de Wilber y la mística cisterciense.


Ambas nos dicen que la experiencia mística supone una actualización e integración de todas las dimensiones de la realidad. Son los famosos cuatro cuadrantes o cuatro lados del claustro cisterciense: el aspecto corporal, cultural, espiritual y social. Si queremos vivir esa experiencia de madurez que es la experiencia mística integral debemos desarrollarnos en los cuatro ámbitos, en el lugar y el momento que nos encontremos. Nosotros contamos con muchas posibilidades aquí y ahora que señalo para que cada uno y como grupo decidamos cómo actualizarlas.


A) Posibilidades en el ámbito material-corporal:


-El trabajo con el cuerpo, prácticas corporales (bioenergética, automasaje, terapias alternativas, tai chi, yoga,….


B) Posibilidades en el ámbito cultural:


-El estudio de la psicología, de la filosofía y teología. El encuentro con aquellos teólogos y pensadores que amplían nuestra visión. Enrique Martínez, Juan María de la Torre, Panikkar, Teólogos de la Juan XXIII.
-El estudio y desarrollo en al ámbito académico.


C) Posibilidades en el ámbito espiritual.

-Los medios que nos ofrece la Iglesia, la liturgia, la Palabra.
-El encuentro con Pedro Vidal, Maestro zen y discípulo de San Juan de la Cruz, que nos enseña un camino de iniciación a la mística, serio, flexible y accesible.
-Los encuentros ecuménicos.
- El patrimonio de la mística cisterciense.


D) Posibilidades en el ámbito social.


-El encuentro con los pobres desde la perspectiva mística, que nos ayuda a descubrir a Dios en todo y todos.
-Los encuentros con los otros, los amigos, compañeros, las celebraciones.
-El compromiso político del tipo que sea, pero siempre en perspectiva pluralista y relacional.

jueves, 25 de junio de 2009

Telemadrid víctima de las políticas neoliberales de Esperanza Aguirre

Imagino que conoceréis el programa que dirige Hermann Tertsch en telemadrid, en el que la información tiende a confundirse con la opinión personal del presentador, que curiosamente suele coincir con las tesis del PP madrileño de tendencia aguirrista.
Casualidades de la vida, claro, al fin y al cabo el presentador es totalmente libre de expresarse con respeto en la dirección que desee. Y la dirección que desea está siempre escorada a la derecha. Y ¿Qué puede hacer Esperanza? Nada más que respetar su libertad... tan liberal y moderna que es ella.
El problema es de risa cuando el presentador, víctima de las políticas de recorte de personal que defiende, hace el ridículo y demuestra una incompetencia comparable a la tendenciosidad de sus informaciones.

martes, 23 de junio de 2009

CRISTIANÍA: EL NÚCLEO MÍSTICO DEL CRISTIANISMO



R. Panikkar distingue entre cristiandad, cristianismo y cristianía, entendiendo la primera como el aspecto social y político de la experiencia cristiana, el segundo como el aspecto ideológico-cultural y la última como el núcleo místico de la experiencia cristiana.


No se es cristiano por pertenecer a la cristiandad (nacionalcatolicismo) ni por creer en un conjunto de ideas o practicar un conjunto de ritos o actitudes morales conservadoras o liberales (catolicismo moderno tradicionalista o progresista). Cristiano es quien ha alcanzado la experiencia mística cristiana en un grado u en otro. Creo que el futuro del cristianismo y la cristiandad está en la mística, sin ella las otras dos dimensiones no son más que meras estructuras sin vida. Es más, se convierten en obstáculos para vivir la verdadera experiencia cristiana, experiencia que transciende el cristianismo y la cristiandad.


Una de las mayores preocupaciones de los representantes oficiales del cristianismo actual es mantener la identidad cristiana sin contaminar. Confunden la identidad y la identificación. Parten de una visión racionalista y dualista para la que la identidad se construye por el principio de no contradicción: la diferencia entre A y B, es que A es lo que no es B. Esto es la identificación de A. El predominio de esta forma de pensar indica que desgraciadamente la mística ha sido marginada de la dimensión oficial de la Iglesia.


La mística es no-dualista: A no puede ser A sin B, la identidad se construye mediante la comunión, la relación y no mediante la exclusión. Para un místico el cristiano no se puede definir por exclusión sino por comunión. En la medida que estoy más en comunión con todo y tod@s sin olvidar lo mío, mi identidad es más auténtica. Ser fiel a la identidad cristiana supone asumir la visión mística o no-dualista de la realidad y, por lo tanto, no excluir “partes” de la realidad en la que vivo. El cristianismo tal y como está hoy puede ser un obstáculo para la experiencia cristiana, necesita una profunda renovación transformándose en cristianía, en mística. Como decía Rahner el cristiano del futuro será un místico o no será.


El mundo actual está viviendo un cambio de época caracterizado por la globalización y especialmente por la mutua relación entre culturas y religiones diversas, que antes vivían aisladas. Ser cristiano hoy supone abrirse a esas religiones, culturas y tradiciones con las que convivimos y que ya somos. Dice Panikkar que él se considera cristiano, budista, hindú y secular. Al Afirmar esto está diciendo que ser cristiano hoy no excluye tener otras identidades, es más, esta pluralidad de identidades es lo que ocurre inevitablemente en nuestro mundo globalizado aunque algunos quieran olvidar, excluir o uniformizar la diversidad que nos habita a todos. Los occidentales cristianos, quieran o no, son cristianos y seculares. Los de otras partes del mundo son cristianos y no han dejado de pertenecer de un modo u otro a su antigua cultura o tradición. Un español es cristiano pero también hay en él algo de judío, musulmán, pagano, secular y cada vez en más ocasiones, también se ha insertado vitalmente en una tradición oriental. Ahora bien, no es lo mismo estudiar o dialogar que ser. Por eso Panikkar, aun conociendo y amando otras tradiciones, no se considera por ejemplo musulmán o jainista, ya que para él estas tradiciones han sido objeto de estudio no realidad vital que forma parte de su identidad. Nunca abarcaremos en nuestra identidad toda la diversidad de religiones o culturas existentes, pero el descubrir que varias de ellas nos constituyen nos ayudará a estar en comunión con todas ellas.


Es más, considero que los cristianos no podemos limitarnos a una sola religión o tradición, debemos conocer más de una” lengua” o religión; hoy toca ser políglotas espirituales, al margen de que consideremos que esa otra religión forma parte de nuestra identidad o no. Hay que superar el monolingüismo que nos encierra en nuestra visión y nos dificulta muchas veces amar a los otros y descubrirnos a nosotros mismos.


Esto supone vivir nuestro cristianismo de otro modo, sin romper con la tradición sino manteniéndola viva mediante la evolución y la transmisión. Necesitamos nuevos paradigmas que mantengan la experiencia mística cristiana expresándola en el lenguaje actual y no se conviertan en un obstáculo para esa experiencia como ya lo es para muchos el actual modelo teológico y eclesial. Por eso, es bueno conocer las ideas de los nuevos teólogos que trabajan por un nuevo paradigma y que expresan no sólo su opinión subjetiva sino el fruto de un trabajo científico, que cuando es realizado con criterios metodológicos y epistemológicos adecuados, expresa la tradición viva de la Iglesia. Y en muchos casos con mayor fidelidad que un documento emanado de una autoridad eclesial rígida y alejada de la mística. Un documento emanado del magisterio no será verdad porque provenga de la autoridad sino porque siga los criterios metodológicos adecuados, es decir, por su valor científico como cualquier otro trabajo teológico. Es anticristiano e inhumano obligar a creer “a ciegas” en las autoridades y es el mejor modo de llevar a la decadencia a una tradición espiritual. Esta idea debe ser combatida de modo no violento pero firme. Es importante apoyar la labor de los nuevos teólogos, y entre ellos, por supuesto, destaco a R. Panikkar. Sin olvidar otras fuentes de pensamiento muy enriquecedoras como la psicología transpersonal, el pensamiento esotérico tradicional, etc….


El pensamiento teológico de R. Panikkar es un hito, nos da las pautas de un modo nuevo de vivir el cristianismo desde esta perspectiva ecuménica. Por eso creo que es bueno que nos alimentemos de una de las fuentes actuales de tradición viva que permite ir construyendo el futuro de la cristianía. Hoy me gustaría recordar su cristología que él llama cristofanía, que nos da las claves del nuevo paradigma en teología.


Si Cristo es la referencia central para todo cristiano, el nuevo modo de expresar la experiencia cristiana supondrá una nueva manifestación del rostro oculto de Cristo, una cristofanía. Panikkar ha elaborado un novenario o nueve puntos de una cristofanía para el tercer milenio, que nos pueden ayudar a expresar mejor nuestra experiencia de Cristo:


1) Cristo es el símbolo de los cristianos para toda la realidad.


-Cristo no se puede separar de los cristianos, de lo que piensan los cristianos sobre él.
-Para ellos Cristo es el símbolo que representa toda la realidad: La plenitud de la humanidad, de la divinidad y de la corporalidad y materialidad.


2) Los cristianos reconocen a Cristo en y a través de Jesús de Nazaret.


-Los cristianos reconocen a Cristo en Jesús de Nazaret.
-Jesús es Cristo. Pero Cristo no se agota en Jesús de Nazaret.


3) La identidad de Cristo no es su identificación.


-La Identificación es histórica.
-La identidad se descubre por medio de una relación interna, por el amor. Es el yo profundo.


4) El conocimiento de Cristo no es monopolio de los cristianos.


-Cristo es también desconocido para los cristianos, que conocen un aspecto y desconocen otros, otros conocen otros aspectos que también son parciales.
-Efecto “pars pro toto”.


5) La cristofanía es la superación de la cristología tribal.


-De una teología tribal se pasa siempre a un símbolo más universal y universalizable.
-Cristo, cuyo monopolio no es cristiano, podría ser un símbolo universal como lo fue el símbolo Dios. Esta sería la misión de un nuevo concilio ecuménico.


6) El Cristo protológico, escatológico e histórico son una misma realidad expandida en el tiempo y en el espacio.


-El Cristo anterior al tiempo, el histórico y el escatológico es una misma realidad. No puede ser dividido.
-Cristo es una realidad trinitaria. Cristología es el estudio de la Trinidad en el tiempo y en el espacio.


7) La Encarnación es también inculturación.


-El hombre no es accidentalmente un ser cultural, la cultura está en su naturaleza.
-Cristo se ha hecho un hombre concreto con una cultura concreta. No puede haber un cristianismo igual para toda cultura. La encarnación es un concepto cultural cuya expresión no tiene validez universal. Todo pensamiento o realidad tiene sentido solo en relación con, en un contexto.


8) La Iglesia se autodefine como el lugar donde se realiza la encarnación.


-La encarnación es el símbolo de la realización de la realidad creada y concreta.
-La Iglesia es donde se realiza la salvación. Donde hay salvación hay Iglesia.
-Los límites de la Iglesia visible no son los límites de la Iglesia.


9) Este lugar es el “mysterium conjuntionis” de las dimensiones de la realidad: la divina, la humana y la cósmica.


-El lugar de encuentro de todo aquello que choca cuando se encuentra es el misterio. La Iglesia es el misterio en estado de desarrollo, de fermentación y dolor, alegría y esperanza.


Mediante estos nueve puntos Panikkar nos permite tomar conciencia de la identidad cristiana y nos libera de identificar esta identidad con un modelo histórico determinado. Asumiendo el carácter plenamente tradicional de su enseñanza nos permite vivir el cristianismo de un modo totalmente nuevo mucho más adecuado a nuestra visión actual y a nuestra experiencia cristiana de hoy.


Ayudar a liberar al cristianismo de todo lo que impide que sea un mensaje de liberación y contemplación, una mística, creo que debe ser la misión de un grupo cristiano actual. Esto supondrá en muchos casos vivir nuestro cristianismo en mucha mayor profundidad y libertad que lo viven los que se limitan a decir amén al discurso oficial de la institución eclesial.



La Aportación Cisterciense:


Una de mis inquietudes personales se trata de la renovación del carisma cisterciense.


Un carisma que considero una de las corrientes místicas más importantes dentro del cristianismo occidental y que hoy se encuentra apagado y decadente por una serie de circunstancias fruto de la historia de occidente, de la Iglesia y de la orden.


Rescatar esta mística de su decadencia e intentar que la nueva cultura ecuménica naciente en occidente pueda encontrarse con una mística viva que le aporte la dimensión no-dualista sin necesidad de romper con la tradición o con la cultura occidental, contribuiyendo a dar nacimiento a una nueva concepción antropológica, cosmologica y teológica en la sociedad moderna es la labor de los monjes cistercienses de hoy.


Esto sólo puede hacerse si el carisma cisterciense se renueva, encuentra un modo distinto de vivir lo esencial de su experiencia en un contexto que ya no es el feudal, agrario y europeo.


Algunas intuiciones del camino a seguir tengo:


Una es que hoy no se puede formar al monje para vivir aislado en el claustro, hay que formarlo para tener experiencias fuera, vivir en la sociedad además tener experiencias claustrales o eremíticas tradicionales.


Otra, un nuevo monacato con monasterios y comunidades urbanas, unidas a las comunidades tradicionales, con monjes casados y monjes laicos formando una red dentro del nuevo mundo que viene, que suponga un nuevo modo de ser cristiano y llegue a ser una realidad que ayude a construir una sociedad más humana y más mística .

viernes, 19 de junio de 2009

La necesaria autonomía ética de los católicos en torno al aborto.


Es interesante esta entrevista que le hicieron a Diego gracia, un discípulo de Xavier Zubiri y Laín Entralgo y una de las máximas autoridades en Bioética de nuestro país.



JL: Hay muchas éticas que se desarrollan al margen de la religión. Pero lo que tú planteas es que incluso los que están dentro de una religión han de tener una ética autónoma e independiente de su religión.



DG: Una religión es una concepción del mundo y de la vida, y toda concepción del mundo y de la vida, sea o no religiosa, conlleva una moral. Yo no niego que las religiones conlleven una moral, lo que estoy diciendo es que son cosas distintas, aunque vayan unidas. No se puede definir una religión a partir de una moral, pero a la inversa tampoco. Un ejemplo puede aclararlo. Mucha gente piensa que para ser católico hoy, una de las condiciones que hay que cumplir es estar en contra del aborto, y eso es una perversión del fenómeno religioso que ha sido cultivada deliberadamente.



JL: Por tanto, se puede ser católico sin estar en contra del aborto.



DG: Por supuesto, y se puede creer que se es católico sin serlo. Siempre y cuando definamos el catolicismo como una religión. Yo creo que las iglesias deberían ser muy conscientes de que su campo es la religión, no la moral. Y si no lo son, pierden su identidad y eso se vuelve contra ellas. El problema es que, en nuestro país, la insistencia en una determinada moral como algo intrínseco a la religión ha acabado por oscurecer la experiencia religiosa y termina provocando una sociedad irreligiosa.



miércoles, 17 de junio de 2009

Ante el malestar suscitado los Obispos frenan la condena a Torres Queiruga.Un éxito de la movilización de lo más sano de la Iglesia.


Parece que hemos conseguido frenar este atropello a Queiruga, está claro que hay que felicitar a Andrés y felicitarnos tod@s porque no se ha vuelto a cometer un error garrafal, pero no debemos bajar la guardia, y si vuelven a las andadas volver a movilizarnos con rapidez, aquí os dejo lo publicado hoy en Redes Cristianas.


La Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe ha dado marcha atrás. Al menos, por el momento. En la reunión celebrada ayer en Madrid, como previa a la Comisión Permanente que acaba de arrancar, los obispos no tomaron decisión alguna respecto a la condena al teólogo Andrés Torres Queiruga. Es más: de la Casa de la Iglesia no saldrá documento alguno, al menos por el momento. Todos los proyectos en este sentido se han desactivado, aunque la carrera se prevé de fondo.


El malestar creado en el seno de la Iglesia gallega, en buena parte del Episcopado español, entre la gran mayoría de los teólogos “oficiales” (excepción hecha de Olegario González de Cardedal) y sobre todo, la llamada de atención de Roma han hecho que tanto Javier Martínez (presidente de la Comisión) como Demetrio Fernández (auténtico impulsor del ataque contra todo aquel estudio teológico que no esté completamente controlado por la jerarquía eclesiástica) frenen un documento que, en sus puntos esenciales, ya estaba escrito.


Eso no quiere decir, ojo, que la “cabeza” de Queiruga esté a salvo. Sólo que, por el momento, no se va a tomar ninguna decisión contraria a los intereses del teólogo. El asunto tampoco se va a tratar en la Comisión Permanente, según pudo saber RD de fuentes oficiales.


Luis Quinteiro, obispo de Orense, y Alfonso Carrasco Rouco, titular de Lugo, ambos miembros de la Comisión, han hecho ver a sus hermanos en la Comisión Episcopal el revuelo que podría organizarse de mediar una condena, sin aviso al interesado y sin la intervención de Roma, tanto en Galicia como en los círculos teológicos de medio mundo. Desde que Religión Digital adelantara la noticia la semana pasada, los teléfonos y correos electrónicos de los obispos gallegos y de la secretaría general del Episcopado han echado humo. Parece que no es el momento de la condena a Queiruga.


Por otro lado, los obispos comenzaron a las once de esta mañana su encuentro, del previsiblemente saldrán dos temas importantes: el más relevante, sin duda, el documento ante la anunciada reforma de la Ley del Aborto. Y, también, aunque no está confirmado, un estudio sobre las nuevas actuaciones a partir de la nueva situación surgida de la sentencia del Supremo acerca de Educación para la Ciudadanía.

martes, 16 de junio de 2009

Contra el laicismo excluyente y por una laicidad ecuménica.


Creo que una de las corrientes de pensamiento actuales más interesantes es la psicología transpersonal. Esta corriente psicológica, en especial a través de Ken Wilber, se ha convertido en un nuevo enfoque de toda la realidad a partir de la inclusión de la espiritualidad en su nuevo paradigma laico y científico.


Para Wilber la modernidad nos ha traido buenas y malas noticias, las buenas, la autonomía de la persona, los derechos humanos, la libertad de investigación que ha dado tan increibles frutos técnológicos y científicos. Pero también la modernidad ha caido en un reduccionismo que ha pretendido reprimir aspectos de la realidad, en especial, aquellos que iban más allá de lo puramente racional y mental. Una cultura logocéntrica, patriarcal, mental ha reprimido la ternura, los sentimientos, lo femenino, lo corporal y lo espiritual, las experiencias de iluminación transracionales. Un mundo "chato", monótono, puramente cuantitativo parece ser el ideal de esta modernidad antiespiritual.


Me parece que aún hay que continuar avanzando en la denuncia de un mundo así. Es triste ver cómo todavía hay un discurso fundamentalista en algunos sectores laicistas, que rechazan todo valor a las experiencias espirituales, quieren que las religiones no tengan incidencia pública y consideran todo lo religioso como algo infantil y llamado a desaparecer en aras de ese mundo hiperracional y científico (unidimensional) con el que sueñan.


Desconocer el valor humanizador de las tradiciones espirituales, y el carácter pluridimensional del ser humano, es la mejor manera de llegar a una especie de fascismo o estalinismo global hipercientífico y deshumanizado. Tan tenebroso como los clericalismos fundamentalistas que algunos reclaman.


Creo que el camino está en volver a valorar lo espiritual, lo contemplativo y transmental como algo esencial en la experiencia humana, algo que no está sólo en las religiones, pero que es el origen de éstas y que en ellas podemos aún descubrir, si conseguimos ayudarlas a liberarse de formas y estructuras caducas y rígidas, que alejan de la experiencia que les dio origen.


Me asombra ( es un decir, claro, ya sé que desde el siglo XIX hay una masonería minoritaria antirreligiosa y antiespiritual muy beligerante) que este laicismo fundamentalista esté en boca de algunos miembros de la masonería española, que parecen desconocen el carácter espiritual de la enseñanza masónica, considerada por Guenon y otros muchos estudiosos serios, la dimensión esotérica del cristianismo. Sin espiritualidad, la masonería no pasa de ser un club social elitista o un grupo de presión muy cuestionable. Algo perfectamente prescindible en una sociedad democrática.


Identificar la religión con el discurso fundamentalista y clerical es un error similar a creer que el laicismo es el reclazo de la espiritualidad. Creo que lo que debemos caminar es hacia un laicismo incluyente, que valore la espiritulidad de todas las tradiciones religiosas y laicas como una dimensión humanizadora y liberadora. Un laicismo así es una fuente de sensibilidad democrática y de humanismo, que puede ser defendido desde posiciones religiosas o laicas abierta y flexibles.


Podríamos hablar de un laicismo ecuménico, que valora la mística en su variedad de manifestaciones (cualquiera que sea la interpretación que se dé de la experiencia, religiosa o puramente psicológica) y que quiere establecer el diálogo y el respeto entre ellas, así como pretende proporcionar al ser humano una realización de todas sus dimensiones (corporales, psicológicas, espirituales y sociales) tanto a nivel personal como colectivo. Sin limitar lo humano a la razón instrumental que tantos desastres nos ha ocasionado. Recordemos la denuncia de esta modernidad que hicieron los filósofos de la escuela de Frankfurt desde posiciones puramente laicas y progresistas.


Una laicidad así y una religiosidad renovada y tolerante serían una buena noticia para nuestro mundo y el mejor antídoto contra fundamentalismos laicos o religiosos.

domingo, 14 de junio de 2009

Un nuevo error: la posible condena al teólogo Andrés Torres Queiruga.


A estas alturas ya uno no se asombra de nada y, conociendo la triste situación de la cúpula eclesial actual, no nos vamos a sorprender de que el grupo de funcionarios y fundamentalistas que están teniendo cada vez más peso en ella, comentan un nuevo error.


No hace falta buscar enemigos fuera, como les gusta a ciertos obispos que ven peligros masónicos y laicistas por todas partes, sin entender ni lo que es el laicismo sano ni la masonería; el peligro lo tenemos dentro, en las más altas esferas que están dinamitando todo lo que de inteligencia y de humanidad vaya asomando en el mundo cristiano.


Como un boxeador sonado, la cúpula eclesial pega golpes a diestro y siniestro, sin ton ni son, aterrorizada ante sus propios fantasmas, y termina por golpearse a sí misma y por destruir lo que con mucho trabajo y entrega se le va aportando para que pueda ofrecer al "dueño de la viña" los talentos que tiene, centuplicados. No es que entierre sus talentos es que los destruye en un acto suicida propio de alguien que ha perdido el juicio.


Ya recordaréis lo que decía en la parabola el Señor al siervo que enterró su talento:


"Siervo malo; sabías que yo soy un hombre duro, que tomo lo que no puse y cosecho lo que no sembré; pues ¿Por qué no colocaste mi dinero en el banco? Y así, al volver yo, lo hubiera cobrado con los intereses. Y dijo a los presentes: Quitadle la mina y dádsela al que tiene las diez minas... Os digo que a todo el que tenga se le dará; pero al que no tenga, aún lo que tiene se le quitará".


Biblia de Jerusalén, Lucas, 19, 22-28.


Recientemente hablaba con un profesor de religión, hombre más bien conservador, que me decía que tras estudiar teología la había tenido que dejar, por lo poco realista que era su lenguaje para poder transmitir la fe a los niños, sólo la pudo recuperar tras leer a Torres Queiruga.


No es un caso aislado, somos muchos los que hemos podido entender mejor la teología gracias a Queiruga y gracias a él continuamos en la Iglesia; lo que Queiruga ha aportado a la misma supera con mucho lo realizado por muchos de los obispos y funcionarios eclesiales que se han limitado a hacer carrera sin pensar demasiado (no vaya a ser que eso empañe su imagen de cara a la promoción). La envidia es la enfermedad de los mediocres. Y es rumor general que detrás de esta posible condena hay mucha envidia a una de las grandes cabezas de la teología española.


En fin, aquí os dejo algo de él para que veais las peligrosas ideas que sostiene, ideas como defender la esperanza frente al absurdo del mal o que Dios es amor. Algo por supuesto digno de una condena en toda regla.


EL PROBLEMA DEL MAL
La inevitable y posible teodicea

TEXTO DE ANDRÉS TORRES QUEIRUGA



Nota: Por teodicea se entiende el tratado de Dios o la ciencia de Dios en relación con el problema del mal.

El problema del mal es tan antiguo como el ser humano. En realidad constituye su problema, el problema por excelencia. La teodicea, o sea, la realidad Dios ha existido siempre en la mente humana pues es el modo como la humanidad ha tratado de dar algún sentido al problema del mal y del sufrimiento. Nadie escapa a ese problema, por tanto nadie puede dejar de darle algún tipo de respuesta. De manera consciente o menos consciente toda persona toma postura ante él.

El problema del mal empezó a plantearse dentro de la religión y con enorme seriedad como lo demuestran los textos religiosos: los poemas del justo que sufre (en Mesopotamia) el diálogo de un hombre con su alma (en Egipto)el libro de Job (en Israel) etc. pero no se cuestionaba la existencia de Dios por la existencia del mal sobre todo para los cristianos porque Jesús presenta un Dios salvador y liberador que ama sin límite y perdona sin condiciones. San Agustín dice: Dios por ser soberanamente bueno no permitiría jamás que en sus obras existiera algún mal si Él no fuera suficientemente poderoso y bueno para hacer surgir un bien del mismo mal.


Si de verdad se cree en el Dios de Jesús que es amor y crea por amor, que vive volcado con ternura infinita sobre todas y cada una de sus creaturas, no puede dudarse que hacia ellas de Él solo puede venir bien y salvación, en radical oposición a cualquier mal que pueda dañarlas. Así lo dice el libro de la sabiduría (Sb 11,24-26)


“Amas a todos los seres y nada de lo que hiciste aborreces; si algo odiases no lo habrías creado ¿y cómo podría subsistir cosa que no hubieses querido? ¿Cómo se conservaría si no la hubieses llamado? Mas tú todo lo perdonas porque todo es tuyo, Señor que amas la vida”


En efecto, Dios ama incluso cuando las creaturas son moralmente malas pues también sobre ellas hace salir el sol de su gracia y la lluvia de su bendición. Basta con repasar la parábola del hijo pródigo para negarse a poner en duda la radical oposición de Dios a nuestro mal, sea cual sea nuestra conducta.


Por lo tanto, si a pesar de que Dios no quiere el mal, ese mal está ahí es porque no puede ser de otra manera. Esto no anula la fe del creyente porque saben que ésta tiene fundamentos tan hondos y seguros que “debe de haber una solución” aunque no la conozcamos. Sin embargo hoy no podemos eludir el examen de la crítica.


Los ataques continuos que la modernidad ha lanzado contra la fe apoyándose en el problema del mal muestra lo serio del tema y que ya no valen simples arreglos. Ante estas dificultades no hay que refugiarse fácilmente diciendo que “es un misterio” porque una fe viva y realista debe estar dispuesta a dar razón de sus convicciones.


Creo que en el día de hoy hemos de completar esta interpretación que se apoya en la confianza en Dios con otras maneras que se enfrenten sistemáticamente a estas graves dificultades que la realidad del mal presenta a la coherencia de la fe en la nueva situación cultural.

Un replanteamiento necesario

El problema del mal no es un problema únicamente religioso sino simplemente humano. Afecta a toda persona como tal. Todos, creyentes y no creyentes estamos expuestos a su mordedura; nacemos llorando, al final nos espera la muerte y en medio nadie escapa a sus embates en forma de culpa o sufrimiento, de mal cometido o de mal sufrido, de catástrofe natural o de crimen humano.


Si nos planteamos la pregunta sobre el mal surgen distintas respuestas según la creencia o increencia. Entre ellas está la respuesta cristiana.

El mundo funciona autónomamente. A la pregunta clásica “¿de dónde viene el mal? la respuesta es “del mundo mismo”. Cada vez se hace más claro que la aparición del mal es inevitable en el mundo tal como es y como lo conocemos. Ni la evolución cósmica puede avanzar sin catástrofes y sufrimientos humanos y animales, ni la evolución social puede realizarse sin contar con luchas, desigualdades, opresiones e injusticias.

Con todo, filosóficamente queda una segunda pregunta: ¿es también inevitable el mal en otro mundo? ¿No sería posible un mundo, dentro del universo, sin conflictos, rupturas, crímenes y sufrimiento?¿Un mundo sin mal?

La raíz última del mal está en la finitud. Lo confirman tanto la evolución cósmica y biológica como la social e histórica. Nadie piensa hoy en la posibilidad de un mundo perfecto. Todos intuimos que la finitud excluye la perfección total por la misma razón que un círculo no puede ser cuadrado. Un mundo finito-perfecto sería un mundo finito-infinito, o sea una contradicción. Por lo tanto si la raíz del mal está en la finitud es imposible pensar en algún mundo sin mal. En la hipótesis de que exista vida en otros mundos no sabemos cómo serán sus problemas, sus enfermedades, o sus conflictos pero podemos estar seguros de que los tendrán. Serán diferentes pero llevarán la marca de lo que “no debería ser”. Habrá mal en ellos.


Esta ley no excluye la libertad. Pero la libertad también es finita por lo tanto está expuesta al fallo y al fracaso. No es posible una libertad impecable.

Una observación importante: el que el mal sea inevitable en una realidad finita no significa que ésta sea mala. Significa solo que es “finitamente buena” porque tiene que irse realizando en lucha contra el mal sin lograr nunca la victoria plena. La finitud no es un mal sino sólo la condición de que sea posible su aparición tanto el mal físico como el mal moral.

Diferentes respuestas frente al mal

Puesto que es inevitable la existencia del mal en el mundo porque es finito, constituye un problema para todos y nos podemos preguntar ¿Qué sentido tiene entonces la existencia? y por consiguiente ¿qué actitud se ha de tomar ante él y cómo afrontarlo? Ahí cada persona toma su opción, adopta su visión de la vida. La opción puede ser de tipo no creyente. Si así es puede adoptar distintas modalidades: un pesimismo, una desesperación, o una actitud heroica o simplemente pasar de ello y no pensar…Pero si la opción es de tipo creyente podrá ser quizá mágica o personalista, mística o profética, de renuncia al mundo o de transfiguración del mundo; son distintos tipos de respuesta con sus ventajas y sus dificultades. Lo importante es que cada una de estas respuesta juega un papel fundamental en la configuración de la propia vida.

La respuesta cristiana

Ante la inevitabilidad del mal la pregunta acerca de la coherencia del Dios de Jesús cambia radicalmente de tono y de lugar. Y no tendría sentido preguntar si Dios quiere o no quiere eliminarlo porque sería tan absurdo como preguntar si quiere o no quiere hacer círculos-cuadrados.


Habrá que afrontar el verdadero problema que es el siguiente: ¿Por qué, sabiendo que si creaba el mundo, éste estaría expuesto a los horrores del mal, Dios lo creó a pesar de todo? Se trata de revisar nuestra idea de Dios y de sacar las debidas consecuencias.


Empezando por la omnipotencia. Se trata de comprender el verdadero sentido de la omnipotencia. Dios es capaz de crear y dar autonomía a su creatura sin intervencionismos que la anularían puesto que eliminar el mal del mundo equivaldría a hacerlo infinito, es decir a negarlo.


Lo mismo sucede con la bondad. El Dios de Jesús es compasivo y liberador. Es el anti-mal. Así lo vieron los profetas y aparece con toda claridad en el viejo testamento. Así pues Dios ha creado el mundo porque vale la pena a pesar de lo inevitable del mal porque con su bondad nos acompaña siempre en la lucha contra él y con su omnipotencia es capaz de asegurarnos el triunfo definitivo. Esto, las religiones lo han presentido y afirmado siempre; que al final Dios, o lo Divino en sus diversas formas logrará librarnos de él. Toda religión en definitiva es “religión de salvación”

Pero sigue la dificultad

Porque si Dios nos va a liberar del mal esto quiere decir que existe una finitud sin mal -antes habíamos dicho que toda finitud lleva consigo la carencia de bien o sea el mal- ¿no es una contradicción?


San Ireneo nos da un comienzo de respuesta: Lo que es posible al final no siempre lo es al principio. Por mucho cariño que ponga, una madre no puede dar a comer carne a su reciennacido…No somos creados ya en la plenitud de la gloria que nos evitaría el mal, porque es imposible. La persona se hace en el lento y libre madurar de su propia historia. Un hombre o una mujer no pueden nacer ya adultos…¡! sería algo fantasmal. Estamos destinados a la plenitud del Ser y comenzamos a formarnos desde que nacemos.


Entonces…¿resulta cierto que hay una salvación perfecta sin dejar de ser finitos? Respuesta: Hay un rasgo en el ser humano, único y exclusivo que abre a esta posibilidad y es la aspiración, el anhelo, la tendencia, el deseo de “siempre más” nunca estamos satisfechos con nada, siempre anhelamos más y más y más. Somos “el infinito en hueco” un vacío capaz de infinito. ¿Y por qué? por la vocación y llamada a la Comunión con el Infinito. Se opera un trasvase de identidades: “Todo lo mío es tuyo, todo lo tuyo es mío” y esto lo hace el Amor. El Amor de Dios puede realizar lo aparentemente imposible: una cierta “infinitización” de la persona finita pues en la gloria ella puede decir “todo lo de Dios es mío”.


San Juan de la Cruz dice: “Porque estando el alma en una misma cosa con Dios, en cierta manera es ella Dios por participación…y allí ve el alma que verdaderamente Dios es suyo y que ella le posee con posesión hereditaria…”


conclusión

Sea cual sea cualquier mundo posible, será finito y por tanto también en él será inevitable el mal. Eso no implica que estemos ni en el mejor ni en el peor de los mundos posibles. Se trata de tener una visión realista y esperanzada. El mal se puede vencer. Dios está con nosotros para ayudarnos a superarlo a base de bien.

Hasta aquí, el resumen del artículo de Andrés Torres Queiruga.
Tomado de:


lunes, 8 de junio de 2009

La espiritualidad progresista debe formar parte de un nuevo discurso de la Izquierda.


La victoria del Partido popular en España y el hundimiento del socialismo europeo debería hacernos reflexionar a los que nos sentimos cerca de un proyecto progresista sobre las causas que han llevado a esta situación.


No creo que sea una simple situación coyuntural, indica verdaderamente la necesidad de cambios importantes en el proyecto que el socialismo europeo debe vehicular. Y si no se acierta puede que en algunos paises europeos los partidos socialistas pierdan la función de instrumento de las aspiraciones de renovación y mejora de los pueblos.


Para analizar la situación española parece que se recurre a la idea de la crisis y al castigo que se da al gobierno por la misma. En el caso de Europa, parece que lo que ocurre es que realmente faltan líderes que tengan carisma y avalen proyectos ilusionantes para los ciudadanos, algo que sí ha logrado hacer Obama en EEUU. ¿Esto lo explica todo? Parecen explicaciones excesivamente coyunturales y superficiales.


Desde luego la salida de esta situación no creo que consista en acercarnos a las posturas de la derecha europea, que ahora parece cosechar tantos éxitos. Quizá sea precisamente esta cercanía, en ocasiones, lo que ha podido alejar, a los sectores más avanzados y concienciados de la sociedad, de partidos que aparecen como burocratizados e integrados en el sistema, con un simple barniz progresista.


Creo que lo que se demanda pasa por un cambio cultural y social, algo bastante más profundo que el discutir sobre el modo más o menos estatalista de resolver la crisis. Recuperar valores solidarios, ampliar derechos y libertades, valorar una nueva espiritualidad laica que apoya una opción de laicismo inclusivo y no excluyente, profundizar en medidas ecologistas y feministas, apoyar a tod@s los que desde diversos campos creen que es necesario un nuevo paradigma cultural más solidario y espiritual creo que es el modo de ir sembrando unas nuevas bases sociales que apoyen y se ilusionen con el proyecto progresista.


Parece que un nuevo rostro de la izquierda más espiritual y humanista, sin renunciar al impulso transformador de estructuras sociales y económicas, podría ser la expresión de una demanda de una sociedad que no se conforma con simples cambios técnicos o con eficacia en la gestión, sino que necesita valores nuevos más solidarios y más espirituales.


Me parece que hoy la izquierda y la nueva espiritualidad deberían darse la mano, la izquierda debe ser sinónimo de profundidad, de valores, de espiritualidad, de humanidad, de apertura y flexibilidad, haciendo ver que este programa es más eficaz, porque es más humano y profundo, para resolver los problemas que medidas de dureza y auroritarismo.


Con un programa con el que se puedan identificar grupos sociales plurales pero coincidentes en su crítica a una sociedad sin valores profundos e insolidaria, sólo es cuestión de tiempo el que surja un líder o líderes europeos que se conviertan en símbolos de esos nuevos aires de cambio y renovación, un o unos Obamas europeos. Pero para que esto sea real y no una simple cuestión de marketing es necesario que los nuevos líderes progresistas profundicen en su propia interioridad, sigan caminos de madurez humana y espiritual, de mística y humanismo solidario. Hombres y mujeres espìrituales de verdad frente a los conservadores que utilizan las religiones para lograr ganarse respetabilidad social, reduciéndolas a estructuras de poder y a morales puramente convencionales.


Si seguimos anclados en las viejas fórmulas políticas no creo que haya una alternativa a la derecha, ya que para muchos el propio socialismo será otra cara, en ocasiones más hipócrita por su discurso aparentemente contrario, del sistema que todo lo reduce, lo superficializa, lo utiliza.


Hoy la renovación d ela izquierda pasa también por el trabajo interior, por abrirse a una espiritualidad progresista, heredera de la mejor espiritualidad europea, la raíz de los impulsos útópicos e idealistas de las sociedades.

viernes, 5 de junio de 2009

QUÉ EUROPA QUEREMOS? IGLESIA DE BASE DE MADRID




iglesia.base.madrid@nodo50.orgMADRID.ECLESALIA, 05/06/09.



1. La crisis que nos agobia. Sufrimos una crisis que, iniciada en la banca de EE. UU., está afectando gravemente a nuestra sociedad. Esta crisis, de carácter mundial, afecta especialmente entre nosotros a la vivienda, la sequía del crédito y el frenazo al consumo, multiplicando el paro hasta niveles nunca vistos.



2. La crisis castiga más a los que menos tienen. Mientras las fortunas se reducen pero resisten, el paro se cierne sobre los sectores populares, los inmigrantes y la clase media, y las pequeñas y medianas empresas, los autónomos y sus familias ven cerrado el crédito. Los ricos poseen un poco menos pero a los pobres no les alcanza para vivir. Siendo una crisis creada por el sistema capitalista, acaban, como siempre, pagándola los pobres. Ya son, según la Secretaría de Estado de Empleo, 4,7 millones de personas jóvenes, de media edad y mayores sin trabajo. Sin hablar del millón largo de familias con todos sus miembros en paro. Millones de compatriotas vagan de una oficina a otra, telefonean, lloran, escriben, se entrevistan en vano. No hay trabajo. Las cifras tapan el drama de cada una de estas personas y familias.



3. La crisis castiga aún más a los inmigrantes. Su situación es ciertamente angustiosa. Muchos trabajaban en un sector inmobiliario casi hundido; otros, como temporeros en el turismo, que ha dado un bajón en la mayoría de las zonas; otros, en el campo al que ahora vuelven los nacionales; y otros, en el servicio doméstico donde las familias recortan gastos y piden papeles que muchos aún no tienen. La Directiva de Retorno o de la Vergüenza deporta a 500.000 al año a terceros países, con la prohibición de volver a la UE en 5 años. Y países como Italia y España están criminalizando la hospitalidad con los inmigrantes.



4. Visión desde el Evangelio. Si miramos esta situación desde el Evangelio, descubrimos que es justamente la contraria al cuidado del otro, a la compasión y la hospitalidad que se desprenden de los gestos de Jesús. Él abrazaba a los niños, bendecía a los marginados, amaba a los pobres. La memoria subversiva de estos gestos la recogen fielmente sus primeros seguidores en expresiones como éstas: “no podéis servir a Dios y al capital”; o "tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber; era forastero y me acogisteis; estaba sin papeles y sin trabajo y me disteis hospitalidad" (Mt 25)



5. Importancia de tu participación en las Elecciones Europeas. Si la crisis es mundial, también en Europa estamos éticamente obligados a participar a fondo en la búsqueda de salidas desde todos los ángulos posibles. En concreto, como Iglesia de Base de Madrid, queremos una Europa:



- Que se tome en serio la actual crisis global, que puede ser comienzo de una nueva era y que, en modo alguno, permite “regenerar” otra vez el mismo sistema capitalista que la ha engendrado; su profundidad nos está exigiendo superar las causas que la han provocado y crear un sistema nuevo que, partiendo del multiculturalismo existente, camine hacia una interculturalidad que respete la diversidad y elimine las discriminaciones por razones de clase, género, etnia, cultura, religión, procedencia geográfica, etcétera;



- que apueste por los ciudadanos y los pueblos antes que por el capital y los paraísos fiscales; por el Estado y los derechos democráticos de las sociedades antes que por el mercado; por la equiparación de los derechos sociales y el estatuto de los trabajadores antes que por la deslocalización de las empresas y la explotación de la mano de obra barata; por los servicios públicos en alimentación, educación, sanidad universal y vivienda protegida, antes que por los privados. Pues el derecho inalienable que asiste a los ciudadan@s en su conjunto es anterior a la pérdida de calidad de vida para una minoría que ha identificado bienestar y consumo;



- que se tome muy en serio la defensa del Planeta -casa común en la que toda la cadena de la vida es ecodependiente-, abocada a la muerte por un desarrollo no siempre necesario y sometida a permanente explotación salvaje y a la injusta apropiación por los ricos de los recursos de los países más pobres.



- Apostamos por una Europa que, haciendo memoria selectiva de su vasta y ambivalente cultura, se implique, más que en una nueva colonización del mundo por medio de sus transnacionales, en la calidad humana de todas las vidas, la educación técnico-científica y la hospitalidad con los excluidos de los pueblos y continentes empobrecidos.



- Rechazamos los tratados comerciales de la UE con los gobiernos de los pueblos empobrecidos de África y América Latina que han profundizado el desmantelamiento de la producción agrícola, el desempleo, la violencia, la migración y la pobreza en todas sus dimensiones. Y apoyamos una Europa que haga frente a esta catástrofe humanitaria implicándose en las justas reivindicaciones de los pueblos.



- Rechazamos el militarismo creciente en la UE que, asociado a la OTAN, se dispone a intervenir en cualquier parte del globo en defensa de los intereses económicos de las transnacionales y de la dominación política del capitalismo neoliberal.



Ante las elecciones al Parlamento Europeo del 7 de junio, Iglesia de Base de Madrid te invita a movilizarte políticamente, participando con tu voto en las urnas o expresando públicamente de otro modo la idea de Europa en la que crees y por la que luchas.

Necesitamos una Europa Progresista


Sin caer en maniqueismos reduccionistas es cierto que en este periodo electoral se van a enfrentar dos modos de ver la realidad social y cultural. Una opción progresista, que considera que el mercado debe ser regulado, las personas puestas sobre la economía, la solidaridad sobre el hipotético eficacismo de la competitividad, la pluralidad sobre la actitud defensiva de imposición de la propia visión siempre limitada... Y, frente a ella, la opción más conservadora en lo moral y más neoliberal en lo económico.


No es indiferente que haya más o menos peso de estas visiones en Europa, podemos asistir a un retroceso generalizado de derechos sociales, de libertad y de tolerancia. Parece bastante intranquilizador que incluso la ultraderecha pueda tener un peso en la nueva Europa.


No se trata de satanizar a nadie, existe una gran variedad de matices en las opciones conservadoras y no toda la derecha europea es igual. Desgraciadamente la derecha española sigue teniendo un importante lastre autoritario, manifestándose constantemente irritada con quien no comulga con sus ideas, lo que lhace dificil que sea una vía adecuada para esa Europa más progresista que habría que construir en diálogo de izquierdas y derechas.


Sin demonizar a nadie, tampoco hay que olvidar lo que nos enseña el pasado y a donde conducen las rigides y el autoritarismo de izquierda o de derecha. Y en especial ahora, hay que recordar a donde nos ha conducido la política ultraliberal.


Creo que desde una visión de moderación pero comprometida con el progreso social, la mejor opción en estos momentos es el Partido Socialista, con todas las limitaciones que toda opción tiene, pero con la seguridad de que el proyecto socialista, si no pierde su carácter progresista, es el mejor para afrontar los nuevos tiempos.






lunes, 1 de junio de 2009

La necesaria reforma del monacato. El caso del lama Osel.



Los que conocemos algo de la vida monástica, y es muy similar en casi todas las culturas, podemos entender el perjuicio que puede producir el mantenimiento de estructuras muy poco respetuosas de las personas, propias de sociedades medievales, que desconocían los derechos humanos y demás.


Los monjes no pueden ser personas con menos derechos que los seres humanos que los rodean, porque entonces los monasterios dejan de ser lo que fueron en un primer momento, comunidades utópicas que querían organizar la vida de forma más humana. El conservadurismo de las tradiciones termina haciendo daño a las personas. En el Tibet y en Europa.


Es necesaria una democratización de las estructuras y una cultura del respeto y la promoción de la autonomía de las personas; el reclamar esto es algo que aún hoy en los monasterios occidentales se sigue viendo como egoista e impropio del camino espiritual. En el caso de las mujeres la situación ha sido terrible.


En fin, esto del Lama Osel debería servir para ponernos alerta a monjes y no monjes sobre la deshumanización a que muchas estructuras y prácticas monásticas pueden conducir.


Y mucho ánimo a Osel, tiene toda la vida por delante.



Aquí os dejo el relato publicado por el blog rumores de ángeles sobre el famoso lama español,





Sólo tenía 2 años cuando el granadino Osel fue señalado por el Dalai Lama como la reencarnación del Lama Yeshe. Hasta que cumplió 18, vivió sometido a las reglas monásticas en un templo budista en el sur de la India. Pero al cumplir la mayoría de edad decidió dejar aquel sistema estricto y volver a Madrid, donde estudia cine y ya no cree en la religión. En una entrevista concedida al diario «El Mundo», Osel, el niño Lama, se explica: «La infancia es el período más importante de la vida porque es cuando se forma la persona, y la mía fue frustrante y llena de sufrimiento. Mi crecimiento se frenó y hay muchos aspectos en los que aún tengo que madurar: convivencia, sociabilidad, conocerme mejor y saber quién soy...».


Durante estos años de libertad desde su regreso a Madrid, el joven dice «sorprenderse a sí mismo» con reacciones inesperadas. La mitad de su vida, pasada por el tamiz del adoctrinamiento religioso, le ha dejado huella. «Con 14 meses ya me habían reconocido y llevado a la India. Me vistieron con un gorro amarillo, me sentaron en un trono, la gente me veneraba... Me sacaron de mi familia y me metieron en una situación medieval en la que he sufrido muchísimo», relata.


Ahora, Osel ha vuelto para quedarse y, aunque recuerda al Lama Thubet Yeshe como un hombre cordial, cercano y risueño, se confiesa «desnortado». Se ha dejado melena y perilla para intentar que nadie le señale.

Hola, Bienvenid@s.


Este Blog quiere ser un lugar de encuentro para todos aquellos que queremos ayudar a transformar la sociedad para convertirla en un lugar más fraterno, más libre, más justo y, a la vez, somos conscientes de que todo cambio social sólo es posible si hay un cambio personal e interno y no se olvida lo que nos enseña la Tradición Espiritual de la Humanidad, intentándo actualizarla creativamente en cada época.


Mi camino...

el camino que sigo es el camino de la mística del amor, no un amor sentimental, sino un amor inteligente o consciente (amor iluminado decían los antiguos) y solidario, que no olvida el sufrimiento y la injusticia.
Guiado de la mano de de la mística monástica cisterciense (la primera mística moderna del amor), el esoterismo cristiano, la mística de san juan de la cruz y el zen... y animado por ideales progresistas y solidarios os invito a caminar juntos hacia un mundo y unos hombres y mujeres nuevos.