"Tutti i miei pensier parlan d’amore (Todos mis pensamientos hablan de Amor)". Vita Nuova. Dante Alighieri.

lunes, 31 de agosto de 2009

EL ESOTERISMO: SU RIQUEZA Y SUS LÍMITES. UNA VISIÓN MONÁSTICA


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Hoy está de moda esto del esoterismo. No hay más que ir a cualquier librería medianamente grande y allí nos encontraremos con una buena sección de libros dedicados al tema. Creo que, en general, lo que se ofrece son libros bastante delirantes, que no hacen más que inducir a confusión y que, aún inspirándose a veces en conocimientos reales, los interpretan de los modos más subjetivos y peregrinos que uno se pueda imaginar.

Junto a esta realidad, hay que recordar que en el siglo XX se ha realizado un estudio serio de estos asuntos y ha surgido toda una corriente de pensamiento (el pensamiento tradicional o perennialista) que alimenta un moviendo espiritual que enarbola la bandera del esoterismo como solución a los problemas de nuestro mundo, contraponiéndolo, a veces, a las religiones.

Sin duda, quien más ha contribuido a difundir en el mundo contemporáneo el interés por el esoterismo ha sido el francés, René Guenon. Guenon ha elaborado una verdadera síntesis doctrinal sobre el tema, indudablemente seria y llena de interés, a la que muchos se han adherido como si de una tabla de salvación espiritual se tratara, para sobrevivir en un mundo que ven materialista y en ruinas.

Para Guenon, por encima de las religiones estaría la Tradición Primordial, la tradición esotérica, de la que las religiones son meras formas exteriores (exotéricas) adaptadas a las diversas culturas y épocas. El esoterismo es el centro de las religiones y constituye una doctrina supraconfesional. Perdido este núcleo las religiones degeneran y se convierten en caminos que no permiten la realización en plenitud del ser humano.

Esto es lo que le habría pasado al cristianismo, que estuvo dotado de un esoterismo hasta el final de la Edad Media, en que fue perdiéndose. De forma que el actual cristianismo no permite la realización humana en plenitud y los cristianos deben buscarla en otras vías o recuperar ese esoterismo perdido que Guenon identificó con el hermetismo cristiano.

Conocer el pensamiento de Guenon creo que es de un gran interés por su erudición y rigor, pero dudo mucho que sus tesis puedan ser compatibles con la fe cristiana. Y si me apuran, con cualquier fe.

Creo que Guenon se confunde al hacer del esoterismo el núcleo de todas las religiones (ese núcleo es la mística) y dudo mucho que pueda decirse que existe una doctrina esotérica única, aunque existan afinidades indudables (y una perspectiva similar) entre las diversas corriente esotéricas.

El esoterismo viene a ser una perspectiva, una cosmovisión, que encontramos en casi todas las culturas, encarnada en diversas sabidurías que tienen una visión “interna”, espiritual de la realidad. Para esta visión, junto a la realidad histórica externa, existe una dimensión interna de la historia o de la existencia, una intrahistoria.

Los esoterismos se basan, por lo tanto, en la idea de la existencia de un mundo “imaginalis” (Henri Corbin), un mundo de los arquetipos, el mundo angélico, la naturaleza pura y virginal, que influye en la historia externa que conocemos y al que podemos y debemos acceder para recuperar nuestro verdadero ser, nuestro rostro original, la pureza anterior a la “caída”.

De esta forma, los caminos esotéricos nos enseñan, a través del simbolismo fundamentalmente, cómo abrir nuestra conciencia a esas dimensiones, purificándonos, espiritualizándonos, relacionándonos con esos arquetipos o dimensiones angélicas, hasta recuperar una visión espiritual de la realidad y acceder a nuestra verdadera naturaleza virginal y santa, paradisíaca.

Recorrer este camino interior tiene sus riesgos y, por ello, no todos están llamados a entrar en una vía esotérica, sólo los cualificados para ello, que además sean iniciados en un grupo discreto que vigila que el proceso se realiza sin peligros y de modo correcto.

En cualquier caso, el esoterismo, con toda su riqueza espiritual, no es el núcleo de las religiones. Este núcleo es la mística o la dimensión monástica.

A diferencia del esoterismo, la mística está abierta a todos, ya que todos estamos llamados a vivir la dimensión mística (aunque en la práctica sean pocos los que lo hacen) y, aunque comparte la cosmovisión esotérica (existencia de niveles de ser y de conciencia diversos y superiores a los racionales), la mística no se centra en esos niveles “angélicos” sino que busca directamente la experiencia de Dios, la comunión con Él y en Él con el Cosmos y los hombres.

Esto no quita para que podamos considerar a la sabiduría esotérica como una gran ayuda en el camino de la mística, para los que están cualificados para ello. Especialmente para todos aquellos profesionales llamados a construir el orden, la armonía y la belleza del mundo arquetípico en la cultura y sociedad humana histórica. De ahí, que en la mayoría de culturas el esoterismo está ligado a los oficios que se ocupan de esto (artistas, constructores, caballeros…). De hecho, para Guenon las instituciones esotéricas occidentales han sido las antiguas órdenes de caballería y con posterioridad la masonería, que hoy sería el último vestigio accesible al hombre moderno que quiere seguir la vía esotérica. Naturalmente, esto ha llevado a muchos masones a aceptar las ideas de Guenon.

Como dije no comparto la visión que Guenon tiene del esoterismo. Creo que Guenon ha caído en el gnosticismo, una doctrina que niega el carácter único de cada Revelación y pretende situarse por encima de las religiones, impidiendo con ello, la posibilidad de convertirse de verdad a una fe religiosa.

La Restauración Esotérica Guenoniana Versus la Revolución Monástica Mertoniana

Por otro lado, Guenon hace toda una propuesta de renovación social y espiritual. Su propuesta parte de una visión absolutamente negativa de la modernidad occidental, que considera una cultura sin principios y, por lo tanto, llamada a desaparecer. Para él, no queda otra que realizar una restauración tradicional del orden anterior a la modernidad. Esta restauración debe ser realizada por una élite espiritual que ha de beber de Oriente ya que en Occidente no hay ya fuentes espirituales puras.

Lo cierto es que, al final, toda esta propuesta termina llevando a una rigidez y autoritarismo notables, que quieren hacerse pasar por espirituales. No hay más que ver las actitudes de los diversos grupos guenonianos, descalificándose unos a otros, idolatrando a Guenon y dogmatizando a diestro y siniestro. Desde luego, muy lejos de la altura intelectual del maestro.

Frente a la figura hierática de Guenon y sus seguidores prefiero la figura alegre y sencilla (pero profunda) de Thomas Merton. Merton es un monje cisterciense del siglo XX, que también formula una propuesta de transformación de nuestra cultura en una dirección espiritual. En Merton la crítica al materialismo y al egoísmo del mundo moderno va unida a una gran compasión hacia los hombres y una valoración de las cosas positivas y rescatables e la modernidad. El suyo es un análisis mucho más matizado que el guenoniano.

Su propuesta es volver a la sabiduría monástica como camino de sanación social y personal. Volver a la mística.

Personalmente, no creo que el esoterismo guenoniano sea la solución que busca Occidente y creo mucho más en la necesidad de que la sabiduría monástica vuelva a fecundar la cultura de Occidente. Es la propuesta de Merton y también la de R. Panikkar.

Masonería en la encrucijada

Hoy los grupos esotéricos occidentales, pienso, por ejemplo, en la masonería (accesible sólo a hombres) o el martinismo (mixto), deben sentirse interpelados ante ambas propuestas. O la propuesta guenoniana que quiere hacer del esoterismo una suprarreligión o la propuesta monástica, que considera que también el esoterismo está llamado a convertirse y a aceptar una revelación que sobrepasa su propia sabiduría.

En el caso de la masonería cristiana, creo que está clara la opción. El optar por al fe cristiana supone dar la mayor importancia a la revelación y a la tradición cristiana como fuente fundamental en la que beber. De ahí, la necesidad que hoy la masonería cristiana se abra al monacato, se enriquezca con su doctrina, que no es otra que la doctrina patrística viva y apoye la iniciativa monástica de transformación de la modernidad para lograr una sociedad más espiritual y más solidaria.

jueves, 27 de agosto de 2009

EL ÚNICO CAMINO: LA FIDELIDAD AL ESPÍRITU DEL VATICANO II



Es un principio básico de la mística cristiana la idea de que la realización humana y espiritual consiste en “hacer la voluntad de Dios”. No se trata de someterse a un tirano despótico sino de aprender el juego del amor entre dos libertades, la nuestra y la divina, que juntas consienten en someterse la una a la otra por amor.

Sólo se puede hacer la voluntad de Dios si soy una persona madura, autónoma, capaz de asumir iniciativas, defender mis derechos, y a la vez, capaz de entregarme al Otro y a los otros, respetándolos, escuchándolos y reconociendo mis errores. Es decir, amándolos.

También es un principio teológico básico que cuando el Pueblo de Dios se reúne en Concilio se expresa por su medio la “voluntad de Dios”. Y eso es lo que ocurrió en la primavera eclesial que fue el Concilio Vaticano II.

Ya sabéis que aquello no fue un camino de rosas y que la principal oposición al modo como se desarrollaba el Concilio vino de parte de la burocracia eclesial, de parte de la Curia, que se vio desbordada. De hecho, algunos nunca aceptaron de corazón el Concilio, aunque formalmente lo acataran.

Ahora se dice que algunos de éstos o de sus herederos tienen mucho poder en Roma. Y podría parecer así dado que desde allí se habla mucho de los males que trajo el Concilio, de las desviaciones que supuso, de los radicalismos que alentó. Se habla poco o nada de la resitencia u oposición frontal al Concilio de parte de la Curia y de la burocracia vaticana, y de su labor de torpedeo del espíritu del Concilio realizada, parecería erróneamente con eficacia, desde el interior mismo de la instancia que debía estar al servicio del Pueblo de Dios.

Es injusto generalizar, está claro que son pocos los que han actuado así, y también está claro que la labor de administración dentro de la Iglesia es un servicio al que todos los católicos estamos agradecidos. Pero cuando se realiza como lo que es: un servicio, nunca una tiranía.

Y es que las burocracias laicas o religiosas tienden a confundir los intereses de los colectivos a los que sirven con sus interese corporativos, autodivinizándose.

Corren malos tiempos si fuera verdad que el mando en Roma lo tienen quienes nunca aceptaron de corazón el Concilio. No lo creo, aunque sí parece que algunos por allá quieren hacer creer que sus opiniones particulares, opuestas al Concilio, son la opinión dominante entre quienes dirigen los mandos de la administración eclesial.

En cualquier caso, estos intentos están destinados al fracaso, nunca unos burócratas autosacralizados han podido ir contra Dios, contra la Realidad. Y por supuesto, nunca una burocracia servidora de si misma ocupará el lugar de predilección en el corazón de Dios, lugar reservado para los marginados, los excluidos, los empobrecidos por burocracias y tecnocracias de toda condición.
Así que la esperanza de los pobres y sencillos, que acogieron con alegría el Concilio, no se verá defraudada.

domingo, 23 de agosto de 2009

Por un nuevo socialismo fecundado por el humanismo y la espiritualidad


Para mucha gente interesada en la espiritualidad la palabra socialismo equivale a materialismo, ateismo y rechazo de toda dimensión espiritual, cuando no, a barbarie totalitaria.

No hay duda de que han existido corrientes autodenominadas socialistas antiespirituales, intolerantes, embrutecedoras y criminales que han ensuciado un movimiento que uno de los grandes humanistas contemporáneos, Erich Fromm, consideraba “como uno de los movimientos más significativos, idealistas y morales de nuestro tiempo”.

Está claro que no se puede reducir el socialismo a estas escuelas totalitarias y antihumanistas, ya que frente a ellas, han existido otras de claro contenido humanista y humanitario, que han aportado gran parte de los avances sociales y democráticos contemporáneos.

Creo que la situación mundial actual hace cada vez más evidente la necesidad de un socialismo democrático que continúe tranformando un sistema económico, social y cultural basado en la injusticia, el egoismo, el Dios mercado, la guerra, la indefensión de los pobres…, responsable, en fin, de horror que se vive en gran parte del mundo.

Si los socialistas humanistas quieren de verdad cambiar esta situación, sin crear un sistema totalitario aún más salvaje que lo que ya tenemos, tienen que beber, junto a las fuentes más solventes y éticas del pensamiento laico moderno, de la espiritualidad.

Y es que no son palabras bonitas decir que no bastan los cambios estructurales (que son necesarios) y que es necesario el cambio de mentalidad, de corazón. Es absolutamente fundamental tener en cuenta esta idea si queremos de verdad ser socialistas de manera realista. La espiritualidad es el camino para salir del egoísmo y abrirse al otro, al cosmos y a Dios. Sin este cambio, sin este hombre y mujer nuevos, no es posible construir el socialismo.

Incluso aunque lo hagamos de modo democrático y pacífico, los objetivos de una sociedad más humana, más consciente, más libre y fraterna no se podrán alcanzar.

Una espiritualidad sin sensibilidad y compromiso social es una contribución al sistema de egoismo institucionalizado pero un socialismo sin espiritualidad no es más que una quimera o una mentira.

miércoles, 12 de agosto de 2009

Contra la Intolerancia dentro de la iglesia española. El caso de Juan Masiá.

Como sabéis uno de los más prestigiosos expertos católicos en bioética ha sufrido numerosas presiones de los sectores más intolerantes de la Iglesia española para que deje de escribir en su blog, se trata, por supuesto de Juan Masiá. Al final, lo han conseguido.
Aquí os dejo la carta que dirige a Religión Digital explicando la situación. ¿Es necesario decir que por aquí vamos mal?. Toda mi solidaridad para Juan Masiá y todo mi desprecio a los inquisidores.
CARTA ABIERTA
AL DIRECTOR DE RELIGION DIGITAL

Querido José Manuel
Contra el vicio del secreto está la virtud de la información. Para que haya transparencia, te informo públicamente en carta abierta de los intentos de “Inquisición, S.A.” contra este blog.

(Nota: No es errata, por S.J.; efectivamente, es S.A., es decir, Sociedad Anónima; el anonimato suele caracterizar las autorías terroristas).

Hace unos meses, el Superior de los jesuitas en Japón me mostró una carta del P. Elías Royón, Provincial de España, que le transmitía quejas episcopales sobre mis escritos. Me dijo que no había problema de ortodoxia, sino de malestar por parte de algunas “sensibilidades” y me recomendó prudencia y evitar bromas con los mitrados.

(Tú sabes muy bien como periodista que, en este país, se permite gastar bromas con todos los santos y hacer chistes sobre la Trinidad, pero ¡ay de quien se atreva a tratar con humor a los obispos!).

El mes pasado me volvió a informar el P. Sumita de las presiones ejercidas sobre él para persuadirle de que me silencie y acordamos mostrar los posts a una tercera persona imparcial para que examinase si había algo inconveniente que pudiese soliviantar las frágiles sensibilidades de alguna mitra.

Pero parece ser que esto no basta, ya que, según fuentes fidedignas, se siguen multiplicando las quejas desde Madrid a Tokyo; provienen de lo que podríamos llamar, a falta de mejor eufemismo, “una parte de instancias eclesiásticas de una parte del estado español muy identificada político-religiosamente con corrientes neoconservadoras”.

Mi superior japonés desea, naturalmente, mantener una buena relación, tanto con el episcopado español como con sus colegas españoles en el gobierno de la orden, por lo que me aconseja, prudente y conciliadoramente, reducir mis actividades periodísticas a Japón.

Siento renunciar al contacto con un público que me dice le ayudan esos posts tan sencillos. Pero ninguno somos imprescindibles y no merece la pena gastar energías discutiendo con quienes parecen vivir en la España de Buñuel o en los días de Torquemada (les recomendaría que lean a Forges o escuchen La alegría de la huerta…).

Después de haber dedicado los posts del mes de julio a meditar en voz alta al hilo de los ocho días de Ejercicios Espirituales, he considerado el asunto durante esta semana, en vísperas de celebrar a san Ignacio el día 31, y he decidido tomar bajo mi responsabilidad la iniciativa de dejar este blog.

Quisiera evitar de este modo que mi inmediato superior, el P. Sumita, al que aprecio y valoro, se vea obligado a ordenármelo formalmente (en lenguaje vulgar, obligado a “tragarse el marrón”), con lo cuál quedaría él como el “malo de la película” y. se quedaría sin dormir la noche antes de decírmelo, como me consta que le pasaba también a quien fue y sigue siendo mi buen amigo, José Ramón Busto, Rector de Comillas, el día antes de defenestrarme, contra su voluntad, de la Cátedra de Bioética, para sosegar nerviosismos cardenalicios y defender la institución.

Además, es preferible que haya transparencia y se conozca desde donde tiran piedras quienes esconden la mano.

Que el periodismo, fiel a la libertad de expresión, siga contribuyendo a que no se sofoque la libertad de espíritu.

Orando por la intercesión de los añorados Vicente Tarancón y Javier Gafo, para que revivan como en Ezequiel los huesos secos de la situación anómala de la iglesia en “algunas áreas del estado español”, con un saludo también para todo tu equipo, recibe un fuerte abrazo esperanzado y esperanzador de

Juan Masiá Clavel, S.J



Para quienes deseen seguir los artículos de opinión de Juan Masiá, pueden seguirle en su página:
www.juanmasia.net


domingo, 2 de agosto de 2009

Occidente necesita de Maestros Espirituales




No hay duda de que el Occidente moderno ha probado ya todo tipo de proyectos culturales centrados en una gran diversidad de intereses, y parece que ninguno de ellos ha sido capaz de dar respuesta a la situación de injusticia, fragmentación y sinsentido que acompaña a nuestra civilización.

Occidente parece haberlo probado todo menos un proyecto que proponga la dimensión espiritual como la dimensión esencial de toda antropología y toda cultura verdaderamente humanas.

No hay duda de que en Occidente hemos conocido proyectos culturales centrados en la religión. Pero aquí no hablo de religión, sino de espiritualidad. Es decir, de experiencia espiritual, más allá de la forma religiosa o no que esta revista.

Distinguir ambas dimensiones es una de las urgencias de nuestro tiempo. Distinguir no es enfrentar sino evitar confundir la forma (religión) con el contenido que vehicula (espiritualidad).

Creo que la traición del Occidente moderno a la espiritualidad comenzó con la opción hecha durante la reforma gregoriana por una Iglesia convertida en un poder preponderante sobre la sociedad. Este tipo de Iglesia burocrática y estatalizada fue denunciada por san Bernardo en su libro, “De consideratione”.

Las alternativas que sustituyeron a este modelo teocrático tampoco han recuperado la dimensión espiritual, sino que más bien, han renegado de la espiritualidad, reduciendo la vida humana a la política o a la economía.

Los frutos de este desarrollo moderno son conocidos, un espectacular avance científico y técnico, acompañado de una situación social de injusticia generalizada y de vacío o angustia. ¿No es hora ya de dar una oportunidad a la espiritualidad?.

El problema es que un proyecto basado en lo espiritual no se diseña desde un despacho o se fabrica en un laboratorio, necesita ser recibido de otros, de Otro. Necesita de maestros espirituales que puedan transmitir la experiencia. Y lo cierto es que los diversos poderes que han gobernado nuestra civilización (religiosos o laicistas) han marginado, confundido, cuando no, aniquilado, las escuelas de espiritualidad occidentales.

Una nueva corriente espiritual, una nueva cadena de transmisión, heredera de las antiguas pero renovada es cada día más urgente. El ecumenismo es un excelente caldo de cultivo para desarrollarla. El monacato, abierto a todos, debería encontrar ahora su momento. Y por desgracia, las comunidades monásticas están aún sumidas en un letargo decadente, mucho más identificadas con una vida de piedad, devoción y ritualismo que comprometidas con la búsqueda de la contemplación y el compromiso solidario por el Reino.

Es necesario un nuevo monacato, ecuménico, laico, comprometido, que sea la escuela de los maestros espirituales que Occidente necesita.

Hola, Bienvenid@s.


Este Blog quiere ser un lugar de encuentro para todos aquellos que queremos ayudar a transformar la sociedad para convertirla en un lugar más fraterno, más libre, más justo y, a la vez, somos conscientes de que todo cambio social sólo es posible si hay un cambio personal e interno y no se olvida lo que nos enseña la Tradición Espiritual de la Humanidad, intentándo actualizarla creativamente en cada época.


Mi camino...

el camino que sigo es el camino de la mística del amor, no un amor sentimental, sino un amor inteligente o consciente (amor iluminado decían los antiguos) y solidario, que no olvida el sufrimiento y la injusticia.
Guiado de la mano de de la mística monástica cisterciense (la primera mística moderna del amor), el esoterismo cristiano, la mística de san juan de la cruz y el zen... y animado por ideales progresistas y solidarios os invito a caminar juntos hacia un mundo y unos hombres y mujeres nuevos.