"Tutti i miei pensier parlan d’amore (Todos mis pensamientos hablan de Amor)". Vita Nuova. Dante Alighieri.

jueves, 27 de agosto de 2009

EL ÚNICO CAMINO: LA FIDELIDAD AL ESPÍRITU DEL VATICANO II



Es un principio básico de la mística cristiana la idea de que la realización humana y espiritual consiste en “hacer la voluntad de Dios”. No se trata de someterse a un tirano despótico sino de aprender el juego del amor entre dos libertades, la nuestra y la divina, que juntas consienten en someterse la una a la otra por amor.

Sólo se puede hacer la voluntad de Dios si soy una persona madura, autónoma, capaz de asumir iniciativas, defender mis derechos, y a la vez, capaz de entregarme al Otro y a los otros, respetándolos, escuchándolos y reconociendo mis errores. Es decir, amándolos.

También es un principio teológico básico que cuando el Pueblo de Dios se reúne en Concilio se expresa por su medio la “voluntad de Dios”. Y eso es lo que ocurrió en la primavera eclesial que fue el Concilio Vaticano II.

Ya sabéis que aquello no fue un camino de rosas y que la principal oposición al modo como se desarrollaba el Concilio vino de parte de la burocracia eclesial, de parte de la Curia, que se vio desbordada. De hecho, algunos nunca aceptaron de corazón el Concilio, aunque formalmente lo acataran.

Ahora se dice que algunos de éstos o de sus herederos tienen mucho poder en Roma. Y podría parecer así dado que desde allí se habla mucho de los males que trajo el Concilio, de las desviaciones que supuso, de los radicalismos que alentó. Se habla poco o nada de la resitencia u oposición frontal al Concilio de parte de la Curia y de la burocracia vaticana, y de su labor de torpedeo del espíritu del Concilio realizada, parecería erróneamente con eficacia, desde el interior mismo de la instancia que debía estar al servicio del Pueblo de Dios.

Es injusto generalizar, está claro que son pocos los que han actuado así, y también está claro que la labor de administración dentro de la Iglesia es un servicio al que todos los católicos estamos agradecidos. Pero cuando se realiza como lo que es: un servicio, nunca una tiranía.

Y es que las burocracias laicas o religiosas tienden a confundir los intereses de los colectivos a los que sirven con sus interese corporativos, autodivinizándose.

Corren malos tiempos si fuera verdad que el mando en Roma lo tienen quienes nunca aceptaron de corazón el Concilio. No lo creo, aunque sí parece que algunos por allá quieren hacer creer que sus opiniones particulares, opuestas al Concilio, son la opinión dominante entre quienes dirigen los mandos de la administración eclesial.

En cualquier caso, estos intentos están destinados al fracaso, nunca unos burócratas autosacralizados han podido ir contra Dios, contra la Realidad. Y por supuesto, nunca una burocracia servidora de si misma ocupará el lugar de predilección en el corazón de Dios, lugar reservado para los marginados, los excluidos, los empobrecidos por burocracias y tecnocracias de toda condición.
Así que la esperanza de los pobres y sencillos, que acogieron con alegría el Concilio, no se verá defraudada.

2 comentarios:

  1. Pues parece que aquellos que nunca aceptaron el Concilio están ahora en el poder. La noticias aparecidas en la prensa hace unos días sobre la posible vuelta a la misa en latín y de espaldas al pueblo no son más que un síntoma de lo que puede venir después. Seguramente deben pensar que desde que la misa se celebra de cara a los filigreses el misterio ha desaparecido y una forma de conservar las creencias y preservar el culto es volver al misterio. Creo que se equivocan.

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  2. El concilio, fue esperanzador para todos, los de antes y los de ahora, pero lastomosamente hay poderes que no dejan que la Iglesia camine con su pueblo, solo estan a lado de los poderosos, no son todos, pero si la mayoria de la jererquia los que se oponen al concilio Vaticano II

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