"Tutti i miei pensier parlan d’amore (Todos mis pensamientos hablan de Amor)". Vita Nuova. Dante Alighieri.

miércoles, 25 de abril de 2012

Iglesia privilegiada, anticristianismo y visiones reduccionistas de la crisis o alianza de cristianos y no cristianos contra el capitalismo


             Una de las situaciones actuales más dolorosas para muchos cristian@s es ver cómo la Iglesia institucional se posiciona, en muchas ocasiones, ante la sociedad como una institución privilegiada, aliada de las clases dominantes, que le ofrecen apoyos interesados a cambio de su “legitimación” moral del actual sistema económico, el sistema que nos ha llevado a la crisis, pues la crisis es inevitable en un modelo económico como el nuestro.



Toda situación de privilegio genera enfado y resentimiento en los demás, lógicamente, y es indudable que la institución católica cuenta con un trato legal muy favorable en España: El Estado recauda sus impuestos, paga a los profesores de religión, está obligado a tener capellanes católicos en el ejército, la Iglesia no tiene que pagar el IBI, actúa como notario en algunas comunidades autónomas como en Navarra…



Es evidente que no se puede reducir la labor de los miembros de la Iglesia sólo a estos aspectos, pero estos aspectos empañan, en gran parte, la actividad solidaria y liberadora que muchos y muchas cristian@s realizan a diario. Son muchos los cristianos que no son partidarios de esta manera de estar presente en la sociedad. Podríamos decir que, seguramente, son la mayoría los cristianos que reclaman que la iglesia católica esté claramente con los menos favorecidos y renuncie a cualquier posición legal que pueda parecer privilegio o alianza con los poderes dominantes. Esto es lo que pedía el Concilio Vaticano II a través de la Gaudium et Spes, que se renunciara a cualquier trato de favor, aún legal, para no empañar la misión de la iglesia que es ser signo e instrumento del Reino, anuncio y construcción de un mundo sin injusticias en comunión con Dios, el hombre y el cosmos, ser iglesia con y de los pobres.



Creo que, en muchos casos, estos posicionamientos de los responsables eclesiales se deben a que los análisis, que realizan estas personas con responsabilidad en la Iglesia, utilizando los instrumento propios de la socialdemocracia, del liberalismo o del neoconservadurismo imperante, son manifiestamente equivocados y reduccionistas. Es lo que la teología de la liberación descubrió, que nuestros instrumentos habituales de análisis de la sociedad y de la economía, difundidos por medios de comunicación o universidades occidentales como los únicos válidos, están claramente orientados a justificar el modelo social capitalista ( y legitimar así a las minorías sociales privilegiadas que lo sostienen) y ocultan, más que desvelan, la verdadera naturaleza de los problemas que vivimos. La teología de la liberación descubrió que el análisis marxista era y es el instrumento más adecuado para analizar la sociedad capitalista actual desde la óptica de los pobres, que es (o debería ser) la óptica del cristiano y de la Iglesia.


Recientemente veía un video (llamado “simiocracia”) que es un ejemplo de estos análisis superficiales, analizaba el video la crisis económica en España de un modo reduccionista, como si la razón de la crisis la tuviera la incompetencia y la inmoralidad de políticos y directivos de los bancos (que por supuesto que también han contribuido a ella es en muchos casos). Pareciera que pretendiera, de este modo, salvar el modelo económico en el que estamos, sin profundizar más para preguntarse cómo es posible que esta incompetencia e inmoralidad esté aparentemente tan generalizada. ¿No será que el sistema es inmoral en sí mismo? Esto es lo que nos dice el análisis marxista: que, aunque haya personas que intenten actuar con honradez, y sean mayoría, y aunque tuviéramos a los políticos y banqueros más inteligentes del mundo, el sistema en el que vivimos es estructuralmente injusto, ineficaz e inmoral, de manera que mientras tengamos un sistema capitalista siempre habrá una minoría que domine a una mayoría, y siempre habrá crisis económicas que se lleven por delante a los menos favorecidos; y no es necesario creer que haya una mano oculta que maneje los hilos, es la injusticia y el desorden estructural el que de un modo casi impersonal hace que unos pocos se lucren a costa de muchos, devorándose a su vez entre ellos (como vemos que ocurre ahora entre las diversas altas burguesías del mundo).



Esta falta de un instrumento de análisis adecuado puede determinar que la Iglesia institucional, en ocasiones, se deje enredar por los diversos poderes económicos y políticos dominantes, y no defienda adecuadamente la posición de los pobres frente a ellos. Para tentarla más, estos poderes le ofrecen, de modo interesado por parte de los donantes, un trato favorable si se mantiene dentro de los límites que ellos, las clases dominantes, señalen, claro. Estas alianzas con los poderosos son el verdadero origen de muchas actitudes anticristianas posteriores, que identifican el cristianismo con este modo injusto de actuar. Por otro lado, en el momento que algún representante cualificado de la iglesia comienza a denunciar a estas clases dominantes (p. e. Monseñor Romero) la Iglesia pasa a ser perseguida por ellas, que antes eran tan supuestamente fieles a la institución.



Creo que no es este modelo de alianza con los poderes sociales y económicos el que encaja mejor en sentir de la mayoría de los católicos hoy. También dentro de la Iglesia una minoría se impone, en ocasiones, al sentir de la mayoría, que reclama un posicionamiento claro del lado de los pobres y a favor de otro modelo social y económico, que no genere tanta injusticia como éste.



Entre los cristianos de a pie y muchos no cristianos, que buscan una sociedad más justa, hay muchas más coincidencias que diferencias. Habría pues que unir fuerzas y no caer en la trampa de quienes quieren que cristianos y no cristianos, renovadores, se enfrenten entre ellos, para que no se unan contra el modelo social actual. No caigamos en la trampa. El enemigo es la injusticia y no la fe o la no fe.




domingo, 15 de abril de 2012

¿Semana Santa liberadora o semana sacralizada y alienante?



Un año más
hemos celebrado la Semana Santa, el centro de todo el año litúrgico, ya que en
ella se hace memoria, de modo específico, del misterio pascual, el misterio
central del cristianismo: la muerte y Resurrección de Cristo.

La Semana
Santa cristiana debería ser mucho más que una fiesta religiosa, ya que el
cristianismo no es simplemente una religión (de hecho, en él hay una crítica
muy dura contra la religión cuando se pone por encima de la vida,
cuando se
sacraliza), debería ser una verdadera “memoria subversiva integral” contra todo
lo que oprime al hombre, en especial, a los pobres, dado que esas fuerzas
opresoras ( en especial, autoridades religiosas y políticas injustas y
dominadoras de los pobres) fueron las
que mataron a Jesús y quedaron desautorizadas por el Padre cuando lo
resucitó.

En la
Semana Santa hay una fuerza de liberación muy grande cuando se vive desde
parámetros evangélicos y místicos, y no desde meros parámetros religiosos.


Recordamos en ella que la Vida está sobre la religión, que la religión
sacralizada mató a Jesús y es una fuerza de alienación que utiliza a Dios para
oprimir a los hombres.
Que esta religión se une a la política para justificar
la situación de dominación y alienar a
la gente, generando en ella miedo y culpa, que luego se pretenden “liberar”
provocando una catarsis emocional religiosa no terapéutica, en vez de tomando
conciencia de la injusticia y adquiriendo lucidez para combatirla de modo
ético. Hay en ocasiones una verdadera parodia del verdadero sentido del
cristianismo.


En muchas
ocasiones, pareciera que el cristianismo, que nació para combatir ese tipo de
mentalidad religiosa alienada, ha sido pervertido hasta el punto de convertirlo
en una fuente de alienación colectiva, como denunciara Marx, con mucha razón.

La semana
santa se ha sacralizado en muchas ocasiones,
convirtiéndose en una fiesta religiosa que se vive desde parámetros sacrificiales
como una gran catarsis colectiva contra un miedo y una culpa malsanas e
inoculadas socialmente, que las clases dominantes utilizan para lograr una
“válvula de escape” emocional que haga que los dominados se “aligeren”
momentáneamente de su malestar, sin tomar conciencia de las causas sociales y
políticas, entre otras, que lo están causando.div>


Teniendo
en cuenta este peligro, creo que, en la Iglesia actual, continúa habiendo un
excesivo peso de las celebraciones litúrgicas religiosas como si ellas fueran
la expresión fundamental del ser cristiano
. Este estilo de “iglesia de
celebraciones” es propio de otro momento, del momento de cristiandad, cuando la
Iglesia era una organización de masas que regulaba la vida social. Hoy
deberíamos caminar hacia un modelo de iglesia que, sin abandonar la expresión
simbólica y religiosa (no sacralizada), de la fe, ponga su centro en la
experiencia mística y en el compromiso ético en la vida. La iglesia desde el
vaticano II renuncia a un modelo de iglesia de cristiandad que pretende tener
el protagonismo en la sociedad, y pasa a un modelo de iglesia de compromiso
personal de la fe, con una dimensión social también, centrada en la defensa del
ser humano frente a los poderes y sistemas sociales que le oprimen, en especial,
centrada en la defensa de los más débiles y empobrecidos frente a los ricos.
Pero realizado sin protagonismos, colaborando con todos y todas las que
combaten por un mundo más justo y más humano.


Es
importante recordar el sentido de la liturgia en el cristianismo, ya que la
liturgia cristiana es en realidad toda la vida del cristiano y no sólo el
momento de una celebración religiosa
, en el cual sólo se hace visible de un
modo especial lo que está en toda la vida. La Vida está sobre la celebración
litúrgica en el cristianismo. Entendida de este modo (toda la vida como
sacramento) la liturgia es el centro y la meta de toda vida cristiana como más
o menos recordaba el Concilio Vaticano II en la “sacrosantum concilium”, pues toda la vida es liturgia.


La liturgia
cristiana relativiza la celebración religiosa, poniéndola al servicio de la
vida y no al contrario (el sábado para el hombre y no al contrario decía
Cristo). Esto no anula la necesidad y el valor de las celebraciones religiosas,
formando parte también de la vida del hombre.


Cuando
vemos como se vive y se celebra la semana santa no queda la menor duda de que
aún queda mucho que caminar, si bien, son muchos/as cristianos/as los que lo
viven de un modo muy distinto y mucho más evangélico que religioso, gracias a
Dios.





viernes, 2 de marzo de 2012

La HOAC y la JOC ante la nueva reforma laboral




La Juventud Obrera Cristiana y la Hermandad Obrera de Acción Católica, como parte de la Iglesia en el mundo obrero y del trabajo, ofrecemos esta reflexión ante la aprobación por el Consejo de Ministros de una nueva reforma laboral.

Nos encontramos con la 16ª reforma del mercado de trabajo en democracia. Hasta ahora las sucesivas reformas laborales llevadas a cabo por los gobiernos, de uno u otro signo político, bajo el pretexto de modernizar y flexibilizar dicho mercado laboral, han transformado la concepción y función del trabajo asalariado en nuestra sociedad y están socavando los derechos de las personas trabajadoras y de sus familias.

Estas reformas siempre se han presentado como una necesidad para combatir el desempleo, pero sólo han conseguido:

- incrementar el empleo temporal, especialmente para los jóvenes;

- diversificar las modalidades de contratación a la carta;

- abaratar el coste del despido;

- reducir el crecimiento de los salarios;

- devaluar lo público (sevicios sociales, eduación y sanidad).

En definitiva, han profundizado en el trabajo precario y en el empobrecimiento de las familias trabajadoras. Un ejemplo lo tenemos en los años de crecimiento económico anteriores a la actual crisis: aún creándose riqueza y empleo, estos no sirvieron para disminuir la pobreza en nuestro país.

Ninguna reforma ha estado orientada hacia la expansión de un empleo decente como Benedicto XVI reclama en la encíclica Caritas in veritate. Los derechos que emanan de un trabajo a la altura del ser humano no pueden estar subordinados a las exigencias económicas. Es la economía la que debe orientarse a las necesidades de las personas y de sus familias; es el ser humano el centro de la actividad económica y laboral. El respeto a la dignidad del trabajo, vinculado a la dignidad de la persona, es y debe ser el criterio central de una economía orientada por “una ética amiga de la persona”. (Benedicto XVI, Caritas in veritate, 45)

Esta nueva reforma es otra agresión al trabajo humano como principio de vida. Creemos que una reforma laboral que pretende ser completa y marcar un antes y un después en las relaciones laborales, no puede hacerse sin el suficiente consenso social entre las personas trabajadoras y el colectivo empresarial. Y tendría, además, que responder a las necesidades de las familias trabajadoras y no a las exigencias impuestas por los mercados financieros, las grandes empresas, las instituciones comunitarias y los organismos económicos internacionales.

Esta reforma laboral es una vuelta de tuerca más para flexibilizar el mercado de trabajo:

- Quiebra el derecho constitucional a la negociación colectiva y a la capacidad organizativa de los trabajadores –no existe negociación real de los trabajadores en el ámbito de la empresa cuando el 95% del tejido productivo español está compuesto por empresas de menos de 50 trabajadores. Este Real Decreto contempla la fractura de la cohesión social al habilitar la “caducidad” de los convenios colectivos desincentivando cualquier negociación entre las partes.

- Facilita y abarata la expulsión del mercado de trabajo: quita trabas al despido por causas económicas; rebaja la indemnización del improcedente (pasando a 33 días por año trabajado, con un máximo de 24 mensualidades) y elimina la autorización administrativa para poder llevar a cabo los expedientes de regulación de empleo. Los contratos indefinidos con esta nueva regulación tampoco tendrán, como los temporales, condición de estabilidad.

- Abre el camino para ajustar los salarios a la productividad. Con esta reforma, los salarios de los trabajadores más débiles van a depender de la voluntad unilateral del empresario.

- Dificulta, cuando no impide o precariza, el empleo juvenil. Más del 80% del empleo destruido por la crisis corresponde a empleo juvenil. El nuevo contrato de trabajo indefinido, especialmente para jóvenes (también para desempleados de larga duración), dirigido a las empresas de menos de 50 trabajadores, se puede convertir, más que indefinido, en un contrato temporal sin causa justificada. Estas nuevas modalidades de contratación y regulación ponen en serio peligro, aún más, la estabilidad presente y futura de la mayor parte de la juventud.

No compartimos la individualización de las relaciones laborales que propone esta reforma. Recordamos a nuestros gobernantes que el trabajo es una experiencia comunitaria y que una de las funciones de la empresa, según la Doctrina Social de la Iglesia, es favorecer la comunitariedad. Todo lo que suponga la individualización, dar prioridad a los intereses personales frente a los colectivos, significa romper la vocación a la comunión del ser humano

No es lícito eliminar derechos y protección de las personas trabajadoras con el argumento de combatir el desempleo y de reducir la temporalidad, cuando han sido las políticas económicas de los últimos gobiernos las que han provocado que haya un tejido productivo tan débil y un empleo tan precario.

No podemos seguir flexibilizando las relaciones laborales sin garantizar la seguridad de una vida digna para las personas trabajadoras y sus familias. Y esta reforma se lleva a cabo en un contexto de quiebra del Estado de bienestar, de reducción del sector público y de recortes de los servicios y prestaciones sociales sin precedentes.

Esta reforma rompe el débil equilibrio conquistado históricamente entre capital-trabajo, alejándose del principio siempre defendido por la Iglesia de la prioridad del trabajo frente al capital. Además, supone un nuevo golpe al Derecho Laboral limitando su capacidad de frenar la creciente mercantilización y “cosificación” del trabajo humano. Consideramos que este gobierno ha aprovechado el estado de quietud y miedo de la mayor parte de la ciudadanía, para eliminar viejas conquistas laborales y aspiraciones conseguidas tras muchas luchas de tantas personas a lo largo de la historia.

Los retos actuales que atraviesa la economía española requieren medidas políticas concertadas en el ámbito internacional que subordinen la economía financiera a la economía productiva. Es preciso, como ha pedido insistentemente Benedicto XVI y el Pontificio Consejo Justicia y Paz, una reforma del sistema financiero internacional. Esta reforma supondría avanzar en justicia social y comunión de bienes, redistribuyendo efectivamente la riqueza existente; controlar la economía especulativa y frenar el desmedido afán de lucro, en lugar de eliminar derechos. Este es el camino que puede generar riqueza orientada a la creación de empleo decente y con derechos, y a disminuir la pobreza.

Como Iglesia en el mundo obrero, en las actuales circunstancias, pedimos a las autoridades políticas, a los agentes sociales y económicos, al conjunto de los trabajadores y de la sociedad, y especialmente a los cristianos y cristianas, que caminemos juntos, con la intención de eliminar las causas que han generado esta crisis económica y, al mismo tiempo, superemos las estructuras económicas y sociales injustas que tanto sufrimiento, deshumanización y pobreza están provocando a las personas.

También instamos a los partidos políticos a corregir y reorientar, en el proceso parlamentrario, esta reforma laboral poniendo en el centro de la misma el trabajo decente y con derechos y, al mismo tiempo, animamos a participar en las iniciativas y movilizaciones que se convoquen por parte de las organizaciones eclesiales, sociales y sindicales que ayuden a tomar conciencia y revertir esta situación tan lesiva para las personas trabajadoras y sus familias.

miércoles, 29 de febrero de 2012

Gobierno y Tercermundismo. El escandaloso silencio de la jerarquía eclesial ante los recortes sociales.


Ya llevamos unos meses del nuevo gobierno español y creo que las previsiones más negativas que muchos nos temíamos se han cumplido con creces.

El programa más duro del neoliberalismo, y el neoconservadurismo, se está imponiendo de modo agresivo a la sociedad, no dudando el gobierno en hacer lo contrario de lo que dijo que haría antes de las elecciones, confirmando el carácter débil, y meramente formal, de la democracia en nuestro país. Decía Rajoy que no subiría los impuestos y fue lo primero que hizo, decía que no abarataría el despido y ha aprobado la reforma laboral más antisocial de la democracia, que prácticamente desprotege a los trabajadores de los derechos históricos conseguidos, dando todo el poder a los empresarios.

No duda, pues, el gobierno en mentir, como cuando el ministro de educación citó una frase de un supuesto texto de educación para la ciudadanía, que era falso, para justificar su retirada de la asignatura de educación para la ciudadanía y su sustitución por una asignatura que no desarrolla el sentido crítico ni ciudadano sino sólo el mero conocimiento formal de la legislación vigente (como si ser ciudadano de una democracia se limitase a esto, y dice el ministro que eso no es ideológico!!!) y en contarnos la milonga de que hay que bajar los sueldos de los trabajadores para ser competitivos metiendo al país en condiciones propias del Tercer Mundo. Es curioso que este gobierno sólo recorta de los costos, que el trabajo supone en los precios de los productos, y nunca de los beneficios empresariales, que, en ocasiones, siguen creciendo, si bien parece esto no le importa al gobierno.

Es falso que recortar los sueldos aumenta la competitividad dado que el tema es que no hay demanda ni interior ni exterior (es una crisis del capitalismo global, la demanda falta en todos los países), la rebaja de los sueldos hace bajar la productividad (esto está demostrado) y hace caer la demanda, con lo cual empeora la economía y la competitividad, además de generar unas desigualdades sociales que tenderán a hacerse similares a las que hay en los países tercermundistas.

Parece que los mercados a los cuales sirven estos políticos (el ministro de economía es un destacado miembro del club de los técnicos al servicio de los especuladores, ya que trabajó para la Lehman Brothers, una de las empresas que ha generado la crisis) han decidido que España pase a formar parte de los países con condiciones sociales precarias y al servicio de los intereses de burguesías y especuladores extranjeros, y nuestro gobierno, junto a la alta burguesía española que espera obtener tajada del asunto, parece servir a estos intereses antisociales fielmente. Ya, de hecho, ha dicho Rajoy que sus medidas no crearán empleo ni mejorará la economía.

En cuanto a la situación social no hay duda que hemos vuelto atrás en derechos y en cultura democrática. La condena a Garzón parece manifestar como en la judicatura el franquismo sociológico sigue vivo, ya que los jueces franquistas pasaron a la democracia sin problemas y se ha ido generando un corporativismo que impide se renueve y haya mayor pluralismo en el mundo judicial.

Anuncia el ministro de justicia que volvemos a la legislación del aborto de los años 80, que ha producido más abortos que la actual legislación, que ha conseguido que los abortos se redujeran un poco. La irracionalidad en este tema es notoria.

El PP aprobó la ley hipotecaria que permite que los bancos se queden con tu piso y tengas que seguir pagándoles; por supuesto, no piensa reformar esa ley, sólo piden a los bancos que cambien ellos esta práctica (¿alguien cree que lo van a hacer voluntariamente salvo en casos puntuales para limpiar su imagen?.) Es un gobierno, por lo que se ve, agresivo con los trabajadores y los más pobres y sumiso con los fuertes. Lo contrario de lo que pide el espíritu evangélico y la justicia.

Esta agresividad con los débiles quedó de manifiesto estos días en Valencia, cuando se agredió indiscriminadamente a jóvenes menores de edad, que protestaban por los recortes en la educación pública que son los causantes de que no tengan calefacción en su instituto. La policía, como se ve en los vídeos, atacó a todos los que encontraron, estuvieran pacíficamente o no, mirando o manifestándose. Es una vergüenza ver como se pega a niñas de 16 años, mientras se les insulta, por funcionarios pagados por los ciudadanos. Según el jefe de la policía, estos ciudadanos, que pagan su sueldo y a los cuales debería servir, son” el enemigo”. Por supuesto, nadie tiene intención de dimitir por esto.

En cuanto a las instituciones, la situación no se puede decir que sea buena. La Corona aparece bajo sospecha por todo el oscuro asunto de Urdangarín. La jerarquía eclesiástica, que mayoritariamente pone el grito en el cielo por temas de moral personal y de intereses de poder social de la institución eclesial, parece que está muy contenta con las medidas antisociales de Rajoy. Son pocos los miembros de la jerarquía que han dado ejemplo bajándose sus sueldos, por ejemplo, o protestando por la precarización de los empleos. Tampoco han protestado por el anuncio del “divorcio por notario”, que además de privatizar servicios antes públicos, ataca el modelo de familia propuesto por la jerarquía. Parece que cuando lo hace el PP no es importante. Este silencio pone de manifiesto, por desgracia, de parte de quien está siempre la jerarquía eclesiástica.

Las previsiones no son buenas, anuncia el gobiernos medidas más agresivas (y el mismo utiliza estos términos) y el empeoramiento de la situación.

Creo que hay que empezar a preparar movilizaciones sociales de protesta a esta situación, el protestar es algo tan democrático como emitir un voto, y las mentiras del gobierno y su agresión a los débiles, así lo reclaman. Si no hay una fuerte movilización de los trabajadores, el programa de agresión de los especuladores se irá imponiendo sin piedad. Nadie tiene deseos de movilizarse sin motivo, pero los motivos son más que sobrados, la ética y la justicia así lo piden. La Huelga General es, posiblemente, inevitable y necesaria.

domingo, 12 de febrero de 2012

Emanación y Creación. El misterio del “Mundo Intermedio”.



Una de las tareas urgentes a realizar
dentro del ámbito de la espiritualidad, en orden a desarrollar una visión
integrada y pluralista de los diferentes puntos de vista espirituales, es hacer ver que muchas cuestiones expresadas
de modo diverso por las diferentes tradiciones o perspectivas, en realidad, no
son incompatibles si se saben interpretar del modo adecuado.

En otras ocasiones, y en otros
ámbitos, he señalado que creo existen
tres puntos de vista o tres tipos de caminos espirituales en cada tradición
espiritual o cultural, que son legítimos y compatibles:

- La religión o exoterismo (incluidas visiones
no religiosas, filosóficas, etc…).
- El esoterismo.
- La mística.

A veces, ocurre que los conceptos empleados por un punto de
vista son criticados y considerados incompatibles por otro. El concepto de emanación y de creación es
una de estas cuestiones controvertidas cuya controversia queda eliminada
cuando se sitúa cada concepción en su lugar, lo cual no quiere decir que sean
lo mismo, claro. Estos conceptos están,
además en relación con la idea de la existencia de una dimensión intermedia
entre Dios, el Misterio, y los hombres, la historia, es el mundo de los
arquetipos, las ideas platónicas, el mundo imaginal.

Si el exoterismo (exos-exterior, ver a Dios fuera) o la religión es un
punto de vista que enfatiza la alteridad entre Dios (lo trascendente) y lo
humano, señalando siempre la diferencia entre ambos, es lógico que su manera de
entender el origen de la relación entre uno y otro sea una concepto que pone el
acento en la diferencia; éste es el concepto de creación en lenguaje religioso.
Con él se intenta decir que la existencia tiene una entidad diferente del
Misterio, tiene una autonomía y un valor en sí misma, si bien dependa de él.
Con este concepto, se resalta además
el valor y la realidad de la libertad. Bien sea la libertad de Dios al crear,
bien la libertad humana. Todas estas ideas están implícitas en el concepto de
creación. Las filosofías no religiosas, si bien pueden rechazar la idea de
creación, suelen aceptar explícita o implícitamente, esa idea del valor de la autonomía y la libertad humanas, que son
esenciales a este concepto.
Para la perspectiva exotérica el
interés está puesto en el comportamiento en esta vida, en el mundo histórico.
No hay mucho interés por las realidades “intermedias” entre Dios y la historia,
por el mundo arquetípico o el imaginal.
Ahora bien, cuando
el exoterismo o la religión se encierran en su punto de vista, caen en el
reduccionismo y la decadencia, entonces se exagera y se oponen a otros puntos
de vistas. La religión “degradada” se hace “sacralizada” asumiendo una
perspectiva exageradamente dualista, que considera lo profano separado de Dios.
Y cuando la filosofía no religiosa se degrada se hace reduccionista, negando
todo Misterio a la realidad. Ambas se opondrán entonces a toda visión
simbólica, que tenga en cuenta la realidad de los arquetipos o del llamado “mundo
imaginal”.

El esoterismo (esos-
interior, Dios en el interior) intenta enfatizar la unidad entre el Misterio,
Dios y el hombre. Desde ese punto de vista el esoterismo habla de emanación y
no de creación. El Misterio se iría manifestando en diversos grados o niveles
que mantendrían una unión con él. El mundo en el que mejor se expresa esa unión
sería un mundo “intermedio”, el mundo de los arquetipos o ideas o símbolos, el mundo imaginal, que actúa de intermediario
entre el Misterio y nosotros. Y es que el símbolo, no la razón o la emoción,
sería el instrumento fundamental para acceder al Misterio. Por ello, el
esoterismo defiende la existencia de ese mundo simbólico intermedio (Mundus
Imaginalis) necesario para poder pasar de nuestra realidad concreta al
Misterio, que está más allá de la razón y las imágenes. Sin él no podría darse
esa unión con el Misterio.
Ahora bien, cuando el esoterismo se degrada en gnosticismo
este mundo intermedio aparece como el único verdaderamente real frente al mundo
histórico y concreto en el que vivimos. El mundo intermedio controlaría en
realidad nuestro mundo, nuestra libertad sólo sería salir de la historia para
acceder a este mundo. La historia sería una forma de existencia degradada de la
que habría que salir y nuestra libertad como individuos sería negada. Este
mundo imaginal sería anterior y superior al histórico, del que nada tendría que
“tomar” o integrar.
Se rechazaría entonces la noción de creación pues nuestra realidad no sería fruto de la
libertad y el amor, sino simple un desarrollo gradual y necesario del principio
“supraexistencial” o Dios.

La mística, o la
dimensión monástica, de las tradiciones intenta integrar ambos puntos de vista.
Se entiende el Misterio como comunión, como relación, como trinidad o no
dualidad (unidad en la pluralidad). Se acepta pues la alteridad de la historia
y de Dios, si bien, siendo distintos no se considera que estén separados, son
las dos caras de una realidad común.
El Misterio es entendido como persona, no como individuo,
es decir, es libertad y amor, comunión, relación.
Se acepta la existencia del Mundo imaginal, del mundo
arquetípico, y se considera importante desarrollar esta dimensión simbólica,
pero la experiencia espiritual se considera una experiencia más allá de él, alcanzada en la dimensión personal más
profunda, allí donde somos amor, más
allá de los símbolos, las ideas o las emociones.
Para la mística este Mundus Imaginalis no está “antes” de
la historia sino después, es el “mundo futuro” (aunque ya esté presente) en el
sentido de que es el mundo que integra y
transciende la historia después de haber pasado por ella.
En el cristianismo este mundo sería el mundo de la “gracia
creada”, la creación llevada a su plenitud al estar en comunión con Dios, cuya
mejor representación es María, la llena de gracia. Es el mundo de la Santa
Sofía, de la Belleza, la Jerusalén “de arriba”, la meta a la que nos dirigimos.
Esto supone que, para la mística, si no vivimos en esta
vida está realidad, que se revelará en su plenitud al finalizar nuestra vida
actual, no podremos alcanzarla. Ya Evagrio Póntico decía: “el que no viva aquí
la vida eterna que se despida de la vida eterna”.

domingo, 1 de enero de 2012

Comienza el Nuevo Año 2012, a pesar del panorama, Felicidades a tod@s


Comenzamos el Nuevo Año, y como siempre hoy, 1 de Enero, se celebra en la liturgia católica la solemnidad de María, Madre de Dios.

María, la madre de Cristo, nos recuerda que se inaugura un nuevo año en el que un nuevo mundo se sigue gestando en la historia, ese nuevo mundo que en Cristo ha comenzado ya. Hablamos del Reino, una nueva manera de vivir y una nueva sociedad más fraterna, solidaria y justa, que en Cristo encuentra su referencia y su fuerza. Y esa es nuestra esperanza, como cristianos, a pesar de las apariencias más bien oscuras de los tiempos que vivimos.

¿Qué nos encontramos frente a nuestra esperanza? Nos encontramos con el mundo de la crisis económica y el programa de recortes del nuevo gobierno: subida de impuestos, aumento de horas de trabajo de los funcionarios y congelación de sueldos, retirada de ayudas a los jóvenes, congelación de la ley de dependencia… y esto sólo es el principio, en marzo vendrá lo fuerte, anuncian.

Quizá haya quien se crea el discurso de que los recortes son necesarios para paliar la crisis. En realidad, son necesarios para evitar que la crisis la paguen los que la provocaron, los especuladores. El sistema capitalista se basa precisamente en ello, en que una minoría obtenga sus beneficios de la plusvalía obtenida del trabajo de la mayoría, así que la lógica del sistema lleva a la necesidad de, en la crisis, aumentar la plusvalía o tasa de explotación para que los beneficios del Gran Capital no disminuyan. Y eso parece que es lo que se está haciendo con un programa que se dirige a sacar fondos de la rentas del trabajo pero no puede “meter mano” las rentas del capital, protegidas en paraísos fiscales y la famosas SICAV, que siguen engordando. Por ejemplo, en plena crisis nos enteramos que Rato obtiene beneficios millonarios al frente de Bankia. Y no es el único.

En realidad, los recortes no son más que un programa de agresión al conjunto de la sociedad por las minorías enriquecidas, que no quieren renunciar a sus beneficios. Es más, parece que intentan sacar partido de la crisis, devorando a los pequeños y medianos empresarios, y explotando, con más precariedad, a los autónomos y a los trabajadores.

Nada bueno cabe prever de estos ataques al conjunto de la sociedad. Si se presiona a los trabajadores, antes o después, se incrementará la lucha de clases que el capitalismo genera. Si la presión de la alta burguesía sobre el gobierno se intensifica, los trabajadores tendrán que movilizarse para defenderse de estas agresiones y evitar que el gobierno ceda en exceso. Creo que los defensores del programa neoliberal deberían pensar bien hacia donde nos están conduciendo: hacia un futuro de conflictividad y polarización social. Dicen algunos que el estado de Bienestar se creó después de la II Guerra Mundial para impedir que la URSS sedujera a los trabajadores europeos. Ahora que este peligro no existe parece que se ha decidido que no es necesario mantenerlo y se quiere retroceder a situaciones de capitalismo sin control.

Si esto es así, evidentemente el pueblo tendrá que comenzar a movilizarse y a protestar, si no quiere perder lo que tanto trabajo costó lograr. Es hora, por tanto, de que los más conscientes entren en los partidos y sindicatos que defienden los intereses de los trabajadores y reclamen la formación de direcciones más luchadoras y claramente más posicionadas del lado de los trabajadores. Esto debería ser una de las acciones de los indignados. No es tiempo de huir de la política sino de concienciarse de la situación e ingresar en partidos y sindicatos de trabajadores para cambiar las actuales direcciones demasiado burocráticas, cuando no, alejadas de los intereses del pueblo.

¿Por qué no, en vez de recortar, comenzamos a nacionalizar bancos y empresas, poniéndolas bajo el control de la sociedad? Ni las medidas neoliberales del actual gobierno ni las medidas keynesianas socialdemócratas parece que sean la solución de esta crisis, que parece revestir un carácter mucho más profundo del previsto. Es el capitalismo el que está en crisis. ¿Por qué no pensar en ir creando otras alternativas no capitalistas en las que las personas estén sobre la economía? ¿Por qué seguir con las mismas recetas que no han solucionado la situación?

En este sentido, el Psoe tiene, en nuestro país, la misión de liderar el movimiento de los trabajadores, al ser el partido mayoritario de referencia de los trabajadores en España. Con su actual cuadro de dirigentes burocratizados y aburguesados poco se puede hacer. Es necesario un cambio de rumbo en el partido, que los militantes puedan elegir a nuevas direcciones, que defiendan de verdad al pueblo de las agresiones que estamos sufriendo.

En fin, preveo tiempos difíciles pero confío en la ayuda de María, mujer y madre del pueblo. Feliz Año.


Hola, Bienvenid@s.


Este Blog quiere ser un lugar de encuentro para todos aquellos que queremos ayudar a transformar la sociedad para convertirla en un lugar más fraterno, más libre, más justo y, a la vez, somos conscientes de que todo cambio social sólo es posible si hay un cambio personal e interno y no se olvida lo que nos enseña la Tradición Espiritual de la Humanidad, intentándo actualizarla creativamente en cada época.


Mi camino...

el camino que sigo es el camino de la mística del amor, no un amor sentimental, sino un amor inteligente o consciente (amor iluminado decían los antiguos) y solidario, que no olvida el sufrimiento y la injusticia.
Guiado de la mano de de la mística monástica cisterciense (la primera mística moderna del amor), el esoterismo cristiano, la mística de san juan de la cruz y el zen... y animado por ideales progresistas y solidarios os invito a caminar juntos hacia un mundo y unos hombres y mujeres nuevos.