"Tutti i miei pensier parlan d’amore (Todos mis pensamientos hablan de Amor)". Vita Nuova. Dante Alighieri.

domingo, 12 de febrero de 2012

Emanación y Creación. El misterio del “Mundo Intermedio”.



Una de las tareas urgentes a realizar
dentro del ámbito de la espiritualidad, en orden a desarrollar una visión
integrada y pluralista de los diferentes puntos de vista espirituales, es hacer ver que muchas cuestiones expresadas
de modo diverso por las diferentes tradiciones o perspectivas, en realidad, no
son incompatibles si se saben interpretar del modo adecuado.

En otras ocasiones, y en otros
ámbitos, he señalado que creo existen
tres puntos de vista o tres tipos de caminos espirituales en cada tradición
espiritual o cultural, que son legítimos y compatibles:

- La religión o exoterismo (incluidas visiones
no religiosas, filosóficas, etc…).
- El esoterismo.
- La mística.

A veces, ocurre que los conceptos empleados por un punto de
vista son criticados y considerados incompatibles por otro. El concepto de emanación y de creación es
una de estas cuestiones controvertidas cuya controversia queda eliminada
cuando se sitúa cada concepción en su lugar, lo cual no quiere decir que sean
lo mismo, claro. Estos conceptos están,
además en relación con la idea de la existencia de una dimensión intermedia
entre Dios, el Misterio, y los hombres, la historia, es el mundo de los
arquetipos, las ideas platónicas, el mundo imaginal.

Si el exoterismo (exos-exterior, ver a Dios fuera) o la religión es un
punto de vista que enfatiza la alteridad entre Dios (lo trascendente) y lo
humano, señalando siempre la diferencia entre ambos, es lógico que su manera de
entender el origen de la relación entre uno y otro sea una concepto que pone el
acento en la diferencia; éste es el concepto de creación en lenguaje religioso.
Con él se intenta decir que la existencia tiene una entidad diferente del
Misterio, tiene una autonomía y un valor en sí misma, si bien dependa de él.
Con este concepto, se resalta además
el valor y la realidad de la libertad. Bien sea la libertad de Dios al crear,
bien la libertad humana. Todas estas ideas están implícitas en el concepto de
creación. Las filosofías no religiosas, si bien pueden rechazar la idea de
creación, suelen aceptar explícita o implícitamente, esa idea del valor de la autonomía y la libertad humanas, que son
esenciales a este concepto.
Para la perspectiva exotérica el
interés está puesto en el comportamiento en esta vida, en el mundo histórico.
No hay mucho interés por las realidades “intermedias” entre Dios y la historia,
por el mundo arquetípico o el imaginal.
Ahora bien, cuando
el exoterismo o la religión se encierran en su punto de vista, caen en el
reduccionismo y la decadencia, entonces se exagera y se oponen a otros puntos
de vistas. La religión “degradada” se hace “sacralizada” asumiendo una
perspectiva exageradamente dualista, que considera lo profano separado de Dios.
Y cuando la filosofía no religiosa se degrada se hace reduccionista, negando
todo Misterio a la realidad. Ambas se opondrán entonces a toda visión
simbólica, que tenga en cuenta la realidad de los arquetipos o del llamado “mundo
imaginal”.

El esoterismo (esos-
interior, Dios en el interior) intenta enfatizar la unidad entre el Misterio,
Dios y el hombre. Desde ese punto de vista el esoterismo habla de emanación y
no de creación. El Misterio se iría manifestando en diversos grados o niveles
que mantendrían una unión con él. El mundo en el que mejor se expresa esa unión
sería un mundo “intermedio”, el mundo de los arquetipos o ideas o símbolos, el mundo imaginal, que actúa de intermediario
entre el Misterio y nosotros. Y es que el símbolo, no la razón o la emoción,
sería el instrumento fundamental para acceder al Misterio. Por ello, el
esoterismo defiende la existencia de ese mundo simbólico intermedio (Mundus
Imaginalis) necesario para poder pasar de nuestra realidad concreta al
Misterio, que está más allá de la razón y las imágenes. Sin él no podría darse
esa unión con el Misterio.
Ahora bien, cuando el esoterismo se degrada en gnosticismo
este mundo intermedio aparece como el único verdaderamente real frente al mundo
histórico y concreto en el que vivimos. El mundo intermedio controlaría en
realidad nuestro mundo, nuestra libertad sólo sería salir de la historia para
acceder a este mundo. La historia sería una forma de existencia degradada de la
que habría que salir y nuestra libertad como individuos sería negada. Este
mundo imaginal sería anterior y superior al histórico, del que nada tendría que
“tomar” o integrar.
Se rechazaría entonces la noción de creación pues nuestra realidad no sería fruto de la
libertad y el amor, sino simple un desarrollo gradual y necesario del principio
“supraexistencial” o Dios.

La mística, o la
dimensión monástica, de las tradiciones intenta integrar ambos puntos de vista.
Se entiende el Misterio como comunión, como relación, como trinidad o no
dualidad (unidad en la pluralidad). Se acepta pues la alteridad de la historia
y de Dios, si bien, siendo distintos no se considera que estén separados, son
las dos caras de una realidad común.
El Misterio es entendido como persona, no como individuo,
es decir, es libertad y amor, comunión, relación.
Se acepta la existencia del Mundo imaginal, del mundo
arquetípico, y se considera importante desarrollar esta dimensión simbólica,
pero la experiencia espiritual se considera una experiencia más allá de él, alcanzada en la dimensión personal más
profunda, allí donde somos amor, más
allá de los símbolos, las ideas o las emociones.
Para la mística este Mundus Imaginalis no está “antes” de
la historia sino después, es el “mundo futuro” (aunque ya esté presente) en el
sentido de que es el mundo que integra y
transciende la historia después de haber pasado por ella.
En el cristianismo este mundo sería el mundo de la “gracia
creada”, la creación llevada a su plenitud al estar en comunión con Dios, cuya
mejor representación es María, la llena de gracia. Es el mundo de la Santa
Sofía, de la Belleza, la Jerusalén “de arriba”, la meta a la que nos dirigimos.
Esto supone que, para la mística, si no vivimos en esta
vida está realidad, que se revelará en su plenitud al finalizar nuestra vida
actual, no podremos alcanzarla. Ya Evagrio Póntico decía: “el que no viva aquí
la vida eterna que se despida de la vida eterna”.

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Este Blog quiere ser un lugar de encuentro para todos aquellos que queremos ayudar a transformar la sociedad para convertirla en un lugar más fraterno, más libre, más justo y, a la vez, somos conscientes de que todo cambio social sólo es posible si hay un cambio personal e interno y no se olvida lo que nos enseña la Tradición Espiritual de la Humanidad, intentándo actualizarla creativamente en cada época.


Mi camino...

el camino que sigo es el camino de la mística del amor, no un amor sentimental, sino un amor inteligente o consciente (amor iluminado decían los antiguos) y solidario, que no olvida el sufrimiento y la injusticia.
Guiado de la mano de de la mística monástica cisterciense (la primera mística moderna del amor), el esoterismo cristiano, la mística de san juan de la cruz y el zen... y animado por ideales progresistas y solidarios os invito a caminar juntos hacia un mundo y unos hombres y mujeres nuevos.