"Tutti i miei pensier parlan d’amore (Todos mis pensamientos hablan de Amor)". Vita Nuova. Dante Alighieri.

jueves, 30 de abril de 2009

Reivindicando un Cambio Global: Pidamos todos políticas sociales, a ver si se animan también algunos conservadores … Ya lo piden hasta los Cardenales


Seguimos en plena crisis, que ya muchos dicen que es mucho más que un simple “accidente” temporal, es todo un síntoma de un sistema agotado o que va camino de estarlo.
En un interesante artículo (http://espiritualidadypolitica.blogspot.com/ ), Frei Betto dice “Si queremos sacar algún provecho de la actual crisis financiera debemos pensar en cómo cambiar el rumbo de la historia y no sólo cómo salvar empresas, bancos y países insolventes”.

Por eso considera que “el desafío consiste en construir un nuevo modelo económico y social que ponga las finanzas al servicio de un nuevo sistema democrático, fundado en la satisfacción de todos los derechos humanos: el trabajo decente, la soberanía alimentaria, el respeto al medio ambiente, la diversidad cultural, la economía social y solidaria y un nuevo concepto de riqueza”.

En definitiva que “no encontraremos salida si no nos damos cuenta de que nuevos valores deben ser rigurosamente asumidos, como volver moralmente inaceptable la pobreza absoluta, en especial bajo la forma de hambre y desnutrición. Es necesario construir una cultura política de compartir los bienes de la Tierra y de los frutos del trabajo humano, y pasar de la globocolonización a la globalización de la solidaridad.

Las Metas del Milenio, y en especial los siete objetivos básicos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, de 1995, deben servir de base a un pacto para una nueva civilización: 1) Escolaridad primaria universal. 2) Reducción inmediata del analfabetismo de adultos en un 50%. 3) Atención primaria de salud para todos. 4) Eliminación de la desnutrición grave y reducción de la moderada en un 50%. 5) Servicios de planificación familiar. 6) Agua potable al alcance de todos. 7) Créditos a bajo interés para empresas sociales
”.

Una interesante reflexión que quiere ser global, abarcando todos los aspectos de la realidad y no sólo los económicos, y aportando metas a corto plazo para caminar en esa dirección.

Y es que de lo que parece que no hay duda es que de esta crisis sólo se pude salir de un modo satisfactorio, desde el punto de vista de la dignidad humana, acentuando las políticas sociales y promoviendo cambios profundos en el sistema. Pero no en la línea que piden los neoliberales (p. e. Aznar o Aguirre) de poco gasto público, flexibilización del empleo (es decir, desprotección social) y más capitalismo de mercado duro (la causa última de esta crisis), sino en la línea de Obama y Zapatero, promoción del empleo público, protección social, y mayores controles sobre el capitalismo salvaje.

Son muchos los que reclaman que la crisis no sea sólo un saneamiento de empresas y bancos, que sea un cambio global hacia un sistema diferente, más humano, más solidario… Y aunque el Sr. Rajoy todavía no lo crea, las soluciones son socialistas no neoliberales.

Me alegra leer que el Cardenal de Sevilla, Carlos Amigo Vallejo alerta sobre los peligros de las soluciones neoliberales al decir: "aunque en el origen de la flexibilidad laboral pueden estar las exigencias actuales en la organización empresarial del trabajo y de lo competitivo, no deja de pensarse que esta flexibilización sea una estrategia, incluso política e ideológica, para unas determinadas y no siempre confesables finalidades".

Los sindicatos nos animan también a un primero de mayo reivindicativo, así lo hace la CGT por ejemplo.
Desde una visión espiritual progresista esta reivindicación no es sólo laboral, o político-económica, con lo importantes que son estas dimensiones. Es también una reivindicación que reclama cambiar nuestra visión global, nuestro paradigma cultural y nuestra propia realidad personal, afianzándonos en la intención de cambiar el corazón para hacerlo más humano y más solidario, más místico, en definitiva, es decir, más en comunión con Todo y con Todos, y, a la vez, más comprometido socialmente con la transformación de la sociedad.
Una nueva mística, más allá de confesionalismos, comprometida con, y sosteniendo, una transformación hacia una nueva sociedad socialista, democrática, pluralista, ecológica y transpersonal.

miércoles, 29 de abril de 2009

Cambiar nuestras erróneas ideas conservadoras y autoritarias, para cambiar la Sociedad.


Si queremos ayudar a que la sociedad se humanice, se haga más tolerante, pluralista y democrática, está claro que nosotros mismos debemos trabajar para ser personas tolerantes, pluralistas intentando alcanzar una adecuada visión de la realidad, y haciéndonos responsables de nuestra vida y de nuestra felicidad, ayudar a que los cercanos y toda la sociedad camine hacia una mayor felicidad.

La psicología puede ayudarnos en este proceso de humanizar y humanizarnos. Como ocurre en todo, la psicología no es un instrumento neutral, puede ser usada para manipularnos o para liberarnos, puede contribuir al progreso social o ser un instrumento de afianzamiento del control de las conciencias.

No se trata tanto de escuelas sino de cómo se utilizan los instrumentos que las diferentes escuelas psicoterapéuticas nos aportan. Escuelas tan enfrentadas como la psicodinámica o el conductismo pueden ayudar a liberarnos o ser caminos de manipulación y transmisión de ideas conservadoras, autoritarias o irracionales.

Afortunadamente la corriente humanista ha ido afianzándose e influyendo en prácticamente todas las corrientes, haciendo a todos más conscientes del respeto hacia el otro, de la necesidad de la no directividad, de la importancia de la relación y la comunicación, y revalorizando aspectos como las emociones, el cuerpo, el juego…

Para ir ayudando a adquirir una personalidad más tolerante, más progresista, más sana y eficaz, os dejo aquí las doce ideas erróneas que el creador de la terapia Racional- emotiva (Albert Ellis) cree condicionan nuestra conducta y nuestra felicidad. Se trata de ideas erróneas, irracionales y autoacusatorias que generan sentimientos negativos y enfermedades, y que debemos cambiar.

Podremos estar más cerca o más lejos de las teorías de Ellis, pero está claro que las ideas que selecciona son ideas erróneas que es bueno conocer para no caer en ellas y para fomentar unas relaciones y una sociedad mejor, más progresista y abierta. Y también está claro que en la medida que nuestra educación, de forma más o menos manifiesta, haya sido más conservadora, más autoritaria y más irracional estaremos más afectados por ellas.

12 Ideas Irracionales que condicionan nuestras emociones

1) La idea de que existe una tremenda necesidad en los adultos de ser amados por otros significativos en prácticamente cualquier actividad; en vez de concentrarse en su propio respeto personal, o buscando aprobación con fines prácticos, y en amar en vez de ser amados.

2) La idea de que ciertos actos son feos o perversos, por lo que los demás deben rechazar a las personas que los cometen; en vez de la idea de que ciertos actos son autodefensivos o antisociales, y que las personas que cometan estos actos se comportan de manera estúpida, ignorante o neurótica, y sería mejor que recibieran ayuda. Los comportamientos como estos no hacen que los sujetos que los actúan sean corruptos.


3) La idea de que es horrible cuando las cosas no son como nos gustaría que fueran; en vez de considerar la idea de que las cosas están muy mal y por tanto deberíamos cambiar o controlar las condiciones adversas de manera que puedan llegar a ser más satisfactorias; y si esto no es posible tendremos que ir aceptando que algunas cosas son así.

4) La idea de que la miseria humana está causada invariablemente por factores externos y se nos impone por gente y eventos extraños a nosotros; en vez de la idea de que la neurosis es causada en su mayoría por el punto de vista que tomamos con respecto a condiciones desafortunadas.

5) La idea de que si algo es o podría ser peligroso o aterrador, deberíamos estar tremendamente obsesionados y desaforados con ello; en vez de la idea de que debemos enfrentar de forma franca y directa lo peligroso; y si esto no es posible, aceptar lo inevitable.


6) La idea de que es más fácil eludir que enfrentar las dificultades de la vida y las responsabilidades personales; en vez de la idea de que eso que llamamos “dejarlo estar” o “dejarlo pasar” es usualmente mucho más duro a largo plazo.

7) La idea de que necesitamos de forma absoluta otra cosa más grande o más fuerte que nosotros en la que apoyarnos; en vez de la idea de que es mejor asumir los riesgos que contempla el pensar y actuar de forma menos dependiente.


8) La idea de que siempre debemos ser absolutamente competentes, inteligentes y ambiciosos en todos los aspectos; en vez de la idea de que podríamos haberlo hecho mejor más que necesitar hacerlo siempre bien y aceptarnos como criaturas bastante imperfectas, que tienen limitaciones y falibilidades humanas.

9) La idea de que si algo nos afectó considerablemente, permanecerá haciéndolo durante toda nuestra vida; en vez de la idea de que podemos aprender de nuestras experiencias pasadas sin estar extremadamente atados o preocupados por ellas.


10) La idea de que debemos tener un control preciso y perfecto sobre las cosas; en vez de la idea de que el mundo está lleno de probabilidades y cambios, y que aún así, debemos disfrutar de la vida a pesar de estos “inconvenientes”.

11) La idea de que la felicidad humana puede lograrse a través de la inercia y la inactividad; en vez de la idea de que tendemos a ser felices cuando estamos vitalmente inmersos en actividades dirigidas a la creatividad, o cuando nos embarcamos en proyectos más allá de nosotros o nos damos a los demás.


12) La idea de que no tenemos control sobre nuestras emociones y que no podemos evitar sentirnos alterados con respecto a las cosas de la vida; en vez de la idea de que poseemos un control real sobre nuestras emociones destructivas si escogemos trabajar en contra de la hipótesis masturbatoria, la cual usualmente fomentamos

martes, 28 de abril de 2009

Ante el 1º de Mayo y la crisis económica


COMUNICADO 1º DE MAYO 2009. Por los Movimientos MTC, HOAC, JOC.

Los movimientos especializados de Acción Católica para la evangelización del mundo obrero, MTC (Mujeres Trabajadoras Cristianas), HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica) y JOC (Juventud Obrera Cristiana), en esta celebración del 1º de mayo, día Internacional de la Clase Obrera, nos sentimos cercanos a tantos compañeros y compañeras de trabajo, junto con los cuales vivimos con angustia y preocupación este momento de incertidumbre laboral, acentuado por la crisis económica mundial.

“Hace unos meses sufrí en mis carnes la experiencia laboral más precaria que he vivido, y la verdad que he vivido unas cuantas. Esta vez no fue porque tuviera un contrato basura, ni porque me pagaran un sueldo de mileurista. Sencillamente dejaron de pagarme mi sueldo… en la empresa había compañeros a los que no se les debía 2 meses, como a mí, sino 3 y 4. Fue muy duro.” (Óscar)

En este contexto de crisis queremos denunciar la destrucción de miles de puestos de trabajo y cómo se está exigiendo por parte de las organizaciones empresariales una mayor flexibilización del mercado laboral: abaratamiento de despidos, mayor precarización de las condiciones laborales, etc; en definitiva, cargar con el mayor peso de la crisis a los trabajadores y trabajadoras, mientras se ayuda con suculentas inyecciones de dinero a los que sí son causantes de ella.

Una crisis producida por un sistema económico mundial injusto e insolidario, regido por el ciclo: consumir, producir, consumir, que tanta desigualdad y pobreza genera, especialmente en los más débiles. Esta crisis pone en cuestión la civilización montada sobre el macro-consumo, el derroche de recursos naturales, el capricho, las “modas”, la búsqueda desenfrenada del beneficio inmediato y a costa de lo que sea. Nunca ha sido más evidente la necesidad de un cambio radical que trastoque las reglas del sistema y el sistema mismo.

“Es necesario denunciar la existencia de unos mecanismos económicos, financieros y sociales, los cuales, aunque manejados por la voluntad de los hombres, funcionan de modo casi automático, haciendo más rígida las situaciones de riqueza de los unos y de pobreza de los otros”. (Juan Pablo II, en SRS, 16)

Llevamos años viendo cómo miles de trabajadores y trabajadoras son despedidos. Hay en nuestro país más de 3,6 millones de parados que se ven empujados hacia la pobreza y la exclusión. Cáritas denuncia que “en 2008 aumentaron un 54% el número medio de las demandas de ayudas económicas, centradas principalmente en ayudas para vivienda y alimentos”; y que “el 60% de quienes acuden son familias jóvenes, con dos o tres hijos en edad escolar, de los cuales la mitad son inmigrantes y la otra mitad españoles”.

Cifras no menos preocupantes tienen que ver con los ERE (Expedientes de Regulación de Empleo) que en España, en el 2008, crecieron un 163%. Así mismo, la desigualdad de género permanece en el mercado laboral, pues las mujeres perciben un salario 17,6% menor que los hombres y sufren el paro un 16,3% frente al 14,8% de los hombres.

Como trabajadores y trabajadoras cristianos, seguidores de Jesucristo, modelo de amor, caridad y esperanza, nos duele y preocupa esta situación. Nos sentimos interpelados por la realidad y llamados, desde el evangelio, a vivir más comprometidos. La esperanza cristiana es la que debe movernos a trabajar sin desmayo por un nuevo modelo de sociedad que sea más justo, más humano y más solidario.

Por eso, debemos romper la inercia social de no corresponsabilizarnos con nada porque no depende de nosotros. Todos tenemos responsabilidad de lo que pasa. Nuestra indiferencia también genera dolor y sufrimiento. Es el momento del compromiso: vivir nuestra vida priorizando nuestra solidaridad con los empobrecidos, poniendo nuestra economía a su servicio, compartiendo de nuestro salario con los que no lo tienen (y ya hay experiencias de ello en numerosos lugares del país), desarrollar un compromiso social y político con otros, para hacer posible una transformación de nuestra sociedad; replantearnos nuestros ahorros en la banca alternativa; indagar en el comercio justo; llevar una vida respetuosa con el medio ambiente, austera y no consumista; estar organizados y preocupados por nuestros vecinos y compañeros de trabajo, etc.

Así mismo, exigimos a los poderes políticos y financieros, la construcción de una política económica donde se coloque en el centro de las respuestas la vida de todas las personas, pues es urgente no sólo refundar la vida social y económica, sino nuestra propia humanidad.

Tenemos muchos motivos para participar, reivindicar y celebrar este 1º de Mayo día Internacional de la Clase Obrera.

Mujeres Trabajadoras Cristianas (MTC) - Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) - Juventud Obrera Cristiana (JOC)

o o o o o

LOS CRISTIANOS ANTE LA CRISIS ECONÓMICA, ¿QUÉ PODEMOS HACER?

Con este título, el Movimiento Profesionales Cristianos convocó una Foro de debate en Madrid el pasado día 20 de Abril. El ponente fue Pedro José Gómez Serrano, Profesor de Economía Internacional y Desarrollo de la Universidad Complutense y colaborador del Instituto Superior de Pastoral.

Diagnóstico

La crisis acabará, dijo, porque, “no hay mal que cien años dure…” y porque la economía se comporta cíclicamente y habrá una recuperación igual que ha habido una caída. Después de diez años de crecimiento sostenido. Además, en una época de globalización, nadie se libra, como estamos viendo, pero igual que el contagio es más fácil también lo es el reforzar la coordinación internacional, y así estamos viendo ya esfuerzos de cooperación que esperemos que continúen en el futuro. Con todo, toda crisis conlleva graves costes sociales, el paro de forma especial, cuyos efectos nefastos sobre las familias y los trabajadores se prolongarán a medio plazo, aún cuando se inicie la salida de la crisis.

En España la crisis tiene características peculiares, para bien y para mal. Aunque no hemos sido inmunes, hemos estado más protegidos de las hipotecas basura que otros países por los controles financieros existentes. Pero la crisis ha coincidido con la explosión de la burbuja inmobiliaria, que nos ha llevado a construir cinco veces más casas que la media de nuestro entorno. Además, otra debilidad es que somos poco competitivos: los nuevos socios comunitarios resultan más baratos que nosotros en cuanto trabajo poco cualificado; y, por otro lado, no estamos suficientemente adelantados en alta tecnología para rivalizar con los países más adelantados.

Pero tenemos también algunas de nuestras fortalezas: somos el cuarto país del mundo en recibir inversión directa, mantenemos un ahorro alto, tenemos algunas empresas punteras, (en energía eólica o solar, por ejemplo) y, aunque insuficiente, hemos aumentado bastante la inversión en I+D.

Posturas ante la crisis

La salida de la crisis será fruto de un esfuerzo conjunto; aunque el gobierno tiene importantes responsabilidades, no es el único agente o actor: viene a ser como el jinete que monta un caballo, que puede dirigirlo bien o mal, pero para ganar es preciso que el caballo de la economía -empresas, banca, fuerza de trabajo, etc.- esté en forma.

Para orientarnos en el debate ideológico y económico actual, hay que saber cuales son las propuestas que se apuntan desde cuatro corrientes de pensamiento: la neoliberal, la conservadora, la socialdemócrata y la alternativa.

El pensamiento neoliberal, dominante mucho tiempo - hoy menos - antepone la libertad a la igualdad, la iniciativa privada al estado, y propone no intervenir, en la fe de que el mercado se regulará a sí mismo; cree que la riqueza debe de ir a quien se la trabaja y en ese convencimiento olvida a los menos favorecidos.

La visión conservadora equilibra más la ecuación libertad-igualdad y no niega el papel del estado aunque cree que algunos de sus servicios los debe de ejecutar la iniciativa privada que gestiona mejor; propone ciertos recortes sociales, endurecer los controles económicos e intervenir los bancos, pero sólo de forma provisional, si fuera necesario.

La postura socialdemócrata defiende la intervención del estado para poner límites al mercado, propiciar la igualdad de oportunidades y mejorar el reparto de la riqueza; en tiempos de crisis, el estado debe de gastar más, aunque se endeude, para ser el motor de la recuperación, invirtiendo sobre todo en nuevas tecnologías, obra pública, medio ambiente y protección social, sectores que crean mucho empleo.

La postura alternativa, finalmente, la de los movimientos antiglobalización, por ejemplo, tiene un valor profético y de denuncia en su crítica al capitalismo, aunque la debilidad de los movimientos que la defienden la hacen más inviable; proponen nacionalizaciones, un apoyo decidido al tercer sector y a la protección del medio ambiente.

¿Qué podemos hacer?

Hecho el diagnóstico y situadas las posturas de unos y otros (lo que agradeció mucho un público poco experto en economía), quedaba la gran pregunta que nos convocaba y que centró el debate: ¿Qué podemos hacer? ¿Qué nos toca hacer a los cristianos desde la sensibilidad de Jesús, que ha de ser la nuestra?

Varias pistas: analizar la realidad con sus ojos, tratar de preguntarnos qué haría Él, cual sería su preocupación, nos ayudará a ver la realidad de otro modo. Luego, cabe actuar en tres niveles: en el nivel estructural, aunque las soluciones están en manos del gobierno, la banca y los agentes económicos, debemos de sumarnos al debate ciudadano sobre las salidas de la crisis, aportando nuestra visión en todos los foros posibles: no menospreciar el aparente poco valor de cada una de esas acciones que va creando opinión pública.

En el terreno comunitario, nos corresponde sobre todo acoger y acompañar a las víctimas de la crisis en todas las maneras posibles, sumándonos al esfuerzo, económico y humano de las instituciones y grupos que las atienden. La Iglesia no tiene los recursos ni la capacidad para resolver un problema de esta magnitud, pero sí puede, como Pedro ante el tullido que pedía limosna, ofrecerle lo que tenía: la curación en nombre de Jesús. Si no podemos aspirar a curar, como el apóstol, podemos ofrecer lo que tenemos, no sólo el dinero, también el apoyo para recupera la autoestima. Misericordia y profecía deben de ir de la mano: más allá de la ayuda inmediata, se trata de realizar gestos de curación que tengan un valor profético, porque avanzan un futuro de justicia. No hay profetismo sin rechazo de la injusticia y sin capacidad de despertar la esperanza. En este sentido, sobre el valor profético de los pequeños gestos, se recordó que tal vez Obama no sería presidente de EE.UU. si muchos años antes una valiente mujer negra no se hubiera negado a levantarse en un autobús ante un blanco, desencadenando un movimiento que llega hasta hoy.

Finalmente, en el terreno personal, nos corresponde de forma especial pensar dónde estamos poniendo nuestro dinero, preguntarnos qué ayuda nos corresponde aportar y ponerla en práctica

El zen, la contemplación y el compromiso solidario contra la crisis.

Acabo de regresar de un retiro zen (seshin) celebrado en Segovia, en el monasterio de san Juan de la Cruz, dirigido por el maestro zen cristiano Pedro Vidal.

Hace tiempo que me interesa el zen, aunque siempre me ha parecido un camino algo rígido y ritualista; evidentemente esto es una impresión que no se corresponde con el verdadero zen, sino con expresiones del mismo poco inculturadas en nuestra realidad occidental, que creen ser más fieles al zen por conservar formas más o menos japonesas de expresión, cuando ya en el mismo Japón han sido, en muchos casos, abandonadas por pertenecer a otra época.

El verdadero zen es flexible y humano, como lo es la Mente Original a la que consigue llevarnos a través de sencillos métodos que logran la unificación de nuestro cuerpo, imaginación, razón y espíritu.

Zen es una palabra japonesa que algunos traducen como “sentarse esperando la noticia (la Iluminación)”, es lo que en occidente hemos llamado meditación contemplativa. Por lo tanto, en el zen es fundamental el “zazen”, las sentadas de meditación en una postura correcta y cómoda, con una respiración abdominal, en actitud de concentración y atención amorosa. Esta meditación sentada debe combinarse con la meditación dinámica, caminando lenta y atentamente, el kin hin. Pedro Vidal, además, enseña una especie de sencillo yoga, el automasaje zen, que permite prestar al cuerpo toda la tención e importancia que tiene en el camino hacia la iluminación.

No sólo es cuestión de postura, es necesario meditar en el koan, una pregunta que carece de respuesta racional y que nos lleva de la meditación a la contemplación, un estado de atención amorosa, que puede conducir a la iluminación.

Y no menos importante es la relación de amistad y confianza entre el maestro o acompañante y el discípulo, algo fundamental y en gran medida el verdadero motor de todo el proceso, siempre que el maestro no se convierte en un obstáculo, intentando manipular al otro o conducirle a una experiencia que no es la del discípulo, sino la que él tuvo.

El objetivo primero de toda la metodología es llevar al buscador a la Iluminación, a experimentar la realidad desde la Mente Original y no desde la mente discriminativa, egoica. En la Iluminación, el yo no desaparece, pero no se experimenta como distinto y separado del resto de la realidad, el cuerpo no es ya el límite de la conciencia, y allí donde se pone la atención se experimenta como si fuera el propio cuerpo (la sala de meditación, la montaña sobre la que está construida, el universo entero). Sensación de asombro, felicidad, amor van unidas a la experiencia de la Iluminación.

La experiencia de la Iluminación nos lleva a salir de nuestra mente discriminativa y egoica y a vivir desde una actitud espontánea de amor consciente, equilibrado, que nos permite atender con discernimiento a las diferentes problemáticas de nuestra vida.

Un corazón solidario es el resultado del proceso, que nos lleva a darnos a los demás con sobriedad y equilibrio, pero de forma verdaderamente comprometida. En especial, a los más pobres, necesitados o excluidos, trabajando con lucidez por su liberación interna y externa, comprometiéndonos con los cercanos y también con toda la sociedad.

En esta periodo de crisis, que se sitúa en medio de un cambio de época global, es necesario actuar desde esta actitud de iluminación amorosa y solidaria si queremos acertar con el camino.

Trabajar para solucionar la crisis no es sólo promover medidas económicas y sociales que corrijan los desastres del capitalismo financiero neoliberal, o que promuevan un cambio de estructuras hacia formas más socialistas y solidarias.

Es fundamental un cambio de conciencia individual y colectivo, sin cambio interior no habrá cambio exterior y viceversa, por eso el zen hoy es una medida urgente contra la crisis, para suscitar un verdadero compromiso ciudadano con el cambio de sociedad.


viernes, 24 de abril de 2009

Reflexiones de Thomas Merton sobre el Amor y el compromiso político.

"...El amor es lo único que me permite seguir adelante.
El amor, cuando comienza, lleva un paso tan rápido que hay que sujetarse bien para no caer. Cualquier ritmo de celeridad es demasiado lento para el amor; en tanto que ninguna velocidad es excesiva para uno cuando se deja arrastrar por el amor. Tras ello sólo queda bogar de continuo sobre su corriente.Esto me abrasa. Estoy completamente agostado por el deseo, y sólo acierto a pensar en una cosa: permanecer en el fuego que me quema"...

"Una espiritualidad que predique la resignación bajo las brutalidades oficiales, la servil aquiescencia en fracaso y esterilidad, y la sumisión total a la injusticia organizada, es una espiritualidad que ha perdido interés por la santidad y sólo se preocupa por una falsa noción de orden"

Aprisionar la ética en el reino de la división, del bien y del mal, es condenarla a la esterilidad, y despojarla de su razón auténtica para existir, que es el amor"
Thomas Merton.
Monje cisterciense pacifista y promotor del diálogo interreligioso.

jueves, 23 de abril de 2009

La Causa de la Crisis es el propio Sistema. Una solución: el socialismo democrático y la mística progresista.

Crisis es una palabra griega que significa juicio, no tiene una implicación negativa, simplemente hacer referencia al momento en que algo debe ser analizado y valorado. Esto puede angustiar si nos hemos identificado con la situación que está en crisis, pero también puede suponer una liberación y una oportunidad para corregir los errores de juicio.

El drama de esta crisis es el drama del capitalismo, un sistema basado en el egoísmo y la depredación de los demás y del medio que nos rodea, a cambio de un crecimiento económico y un desarrollo tecnológico real pero mal repartido, que acentúa las contradicciones del Sistema. El capitalismo es el sistema propio de un estadio egocéntrico o personalista de la conciencia.

No se trata, por lo tanto, sólo de cambiar estructuras económicas, sociales o políticas (que también) sino de evolucionar hacia modelos culturales (paradigmas) y estadios de conciencia más solidarios y transpersonales. Lo uno sin lo otro no es posible.

Por eso, es necesario trabajar en un cambio de conciencia colectivo y personal, crecer en nuestra madurez interna hasta sentirnos en comunión con la humanidad, el cosmos y el fundamento de toda realidad, sin perder nuestra identidad (esto es la experiencia mística se dé en alguien religioso o no); y, por otra parte, comprometernos en transformar la realidad política y estructural que nos rodea.

La crisis pone de relieve, por un lado, la importancia de la mística progresista , es decir, de la mística que trabaja por transformar el interior de las personas sin olvidar la dimensión social y política, y, por otro lado, la importancia que tiene el movimiento socialista democrático, que representa ese socialismo humano, que sin olvidar la necesaria transformación del Sistema, no pierde los valores de diálogo, tolerancia, respeto que caracteriza al hombre y la mujer maduros y con una conciencia más allá del ego.

Que el hacer político del socialismo democrático se anime con esta dimensión mística, humanista y más allá de confesionalismos, permitirá ir trabajando poco a poco y, desde dentro del Sistema, por su sustitución sin que el Sistema termine por fagocitarnos, al contar con un anclaje interno sólido. Que lo urgente (paliar en la medida de lo posible los daños del capitalismo) no nos haga olvidar lo importante: caminar hacia un modelo más democrático y socialista, expresión de una conciencia y una cultura más transpersonal.

Frente al modelo neoliberal (egoico) que se resiste a cambiar sus viejas recetas (hoy nos enteramos de que el Fondo Monetario internacional sigue con las recetas neoliberales de siempre: abaratar despidos, precariedad en el empleo y las pensiones…), la única alternativa realista ( y un místico o un humanista que no es realista no es místico ni humanista) es la socialdemocracia, aunque una socialdemocracia que no olvide su vocación de transformación del Sistema, que debe finalmente conducir a su sustitución cuando la conciencia y las condiciones estructurales lo permitan.






miércoles, 22 de abril de 2009

Rouco y Aznar, maquillaje del discurso conservador y liberal.



Con esto de la crisis y su solución hemos vuelto a escuchar recientemente a personas relevantes que ofrecen soluciones a la misma, desde posicionamientos ideológicos , que son respetables como cualquier otra opinión, pero son criticables cuando se maquillan para parecer lo que no son.

En la reciente apertura de la Plenaria de la Conferencia Episcopal Española, Rouco se viste con la bandera de la democracia para defender una visión poco democrática (poco flexible y poco respetuosa con los que piensan distinto) de la sociedad y de la ética.

Parece ser, nos dice, que si no se sigue la moral tal como la enseña el magisterio eclesiástico las democracias son un simple juego de intereses. Es decir, las otras éticas y visiones, que también reclaman su lugar en la vida social, en realidad no tienen ningún valor, más allá del confundirnos para lograr unos intereses del tipo que sea. Es decir, carecen de valor ético.

No voy a entrar a valorar esta posición, que evidencia una incapacidad para abrirse a la diversidad y respetar profundamente a los demás, sino el pretender que esta posición es compatible con la democracia. Parece difícil que si no se admite el pluralismo y la necesidad de lograr consensos por medio del diálogo, confiando que entre todos alcanzamos visiones más adecuadas y justas, se pueda defender la democracia.

Sin compartir las ideas que subyacen en el discurso, creo que sería más sano defender claramente las ideas conservadoras y autoritarias presentándolas como tales y no haciéndolas pasar por defensoras de unos ideales que la Iglesia no práctica en grandes ámbitos de su estructura y a los que se opuso durante gran parte de su historia.

También Aznar recientemente nos dio sus recetas para salir de la crisis, parece ser que el problema se solucionaría “flexibilizando” el despido. Y lo bueno es que propone esta medida para promover la protección social de los trabajadores.

Son las viejas tesis liberales, los mercados necesitan mano de obra barata y poco protegida para funcionar bien, ya David Ricardo estudió esta necesidad del mercado y cómo dejado éste a sí mismo , los empresarios no tenían nada que temer porque los sueldos nunca serían demasiado altos y sus ganancias no peligrarían. Al menos no era hipócrita, decía crudamente la realidad tal como la veía.

El caso es que ahora, además, se presenta esta solución para ayudar a los trabajadores, se quiere hacer dentro de un programa de medidas que quieren parecer sociales, es por su/nuestro bien, según parece.

No hay más que echar un vistazo al mundo para ver a donde llevan estas recetas, es la política de siempre, que desde luego no nos va a hacer salir de la crisis, al menos de manera renovada.

Todos sabemos cómo los discursos de Aznar y de Rouco, se pueden complementar; para muchos se trataría de ser muy conservadores en la moral privada y muy liberales en lo económico. Esta sería la mejor receta para salir de la crisis. Es decir lo de siempre, desde que se creó el sistema capitalista.

Dejemos, por tanto, que “los que saben” las cosas trabajen y controlen la situación, la crisis se debe a los que defienden una visión social en la economía y son unos liberales en moral, es decir, son amorales. Moral católica conservadora y neoliberalismo nos darán la solución.

Y si no es así, al menos evitarán que se cambien las cosas de modo que el status de algunos peligre. Que al final, parecería que es de lo que se trata.

domingo, 19 de abril de 2009

Cambiar el Sistema para cambiar de Sistema. El Socialismo sigue siendo necesario, por eso debe continuar renovándose.

Leonardo Boff comentando las soluciones aportadas en la última cumbre del G-20, hacía ver cómo las propuestas parecían no darse cuenta de que la crisis no es algo accidental del sistema, sino algo estructural al mismo, como siempre ha dicho el marxismo.

No se trata por lo tanto de solucionar de manera coyuntural la crisis, que también, sino de empezar en serio a plantearse cómo ir a otro tipo de sistema económico y social. Y hacerlo de un modo racional y tolerante, desde la misma democracia.

No parece, por lo tanto, que el capitalismo sea la solución, aunque es evidente que dado que es el sistema imperante, se deba intentar el regularlo de manera que sus problemas intrínsecos se vean paliados, hasta vaya surgiendo otro modelo.

De ahí que para muchos hoy sea necesario un consenso occidental en torno a la socialdemocracia. Algunos creen que es el tiempo oportuno de ello, con la presencia de Obama en la Casa Blanca y con la caída del discurso neoliberal, incluso entre sus antiguos defensores.

Sin embargo, nadie duda de la crisis del actual discurso socialdemócrata, en especial, en Europa. La izquierda francesa, alemana e italiana se encuentran en una situación de descrédito y división.

Si la socialdemocracia olvida su impulso reformador y se contenta con mantener lo que hay, no es más que parte del sistema y no su transformador. Recuperar este espíritu alternativo, sin perder el realismo y el carácter democrático y tolerante es fundamental para responder a lo que importantes sectores de la sociedad reclaman: Un cambio hacia otro mundo más solidario, más democrático, más humano.

Entre las nuevas reivindicaciones de transformación de la sociedad hay que ir incluyendo toda una nueva sensibilidad hacia un modelo ecuménico y laico de mística, una espiritualidad laica y progresista que interesa y fundamenta los valores de muchos y muchas que buscan un mundo alternativo, es decir, de muchos de los que se sienten vinculados a la izquierda.

Si los partidos socialistas han ido abriéndose a la sensibilidad ecologista, feminista, pacifista… también sería bueno que estuvieran atentos a recoger las sensibilidades de muchas personas que viven en una búsqueda espiritual, más allá de confesionalismos excluyentes, expresada en vinculaciones a grupos de zen, de meditación, interreligiosos, cristianos progresistas o incluso cercanos al esoterismo más serio, y que son la expresión de un modo distinto de entender la realidad, una nueva conciencia, que se siente solidaria de toda la tradición progresista y quiere enriquecerla con las aportaciones de la mística, la psicología o la meditación.

Acercarse a estos planteamientos ayudaría a encontrar alianzas con los sectores más renovadores y profundos del actual momento de la cultura occidental. Sería un buen modo de enriquecer y renovar la propuesta de un nuevo socialismo, que aparecería para muchos con una mayor carga de profundidad y de cambio real, y aportaría a estos nuevos movimientos espirituales una plataforma de transformación y de incidencia social, que hiciese de nuevo significativa y accesible a todos la experiencia profundamente humanizadora de la mística.

sábado, 18 de abril de 2009

La cristianía: Por un cristianismo ecuménico


R. Panikkar distingue entre cristiandad, cristianismo y cristianía, entendiendo la primera como el aspecto social y político de la experiencia cristiana, el segundo como el aspecto ideológico-cultural y la última como el núcleo místico de la experiencia cristiana.

No se es cristiano por pertenecer a la cristiandad (nacionalcatolicismo) ni por creer en un conjunto de ideas o practicar un conjunto de ritos o actitudes morales conservadoras o liberales (catolicismo moderno tradicionalista o progresista). Cristiano es quien ha alcanzado la experiencia mística cristiana en un grado u en otro. Creo que el futuro del cristianismo y la cristiandad está en la mística, sin ella las otras dos dimensiones no son más que meras estructuras sin vida. Es más, se convierten en obstáculos para vivir la verdadera experiencia cristiana, experiencia que transciende el cristianismo y la cristiandad.

Una de las mayores preocupaciones de los representantes oficiales del cristianismo actual es mantener la identidad cristiana sin contaminar. Confunden la identidad y la identificación. Parten de una visión racionalista y dualista para la que la identidad se construye por el principio de no contradicción: la diferencia entre A y B, es que A es lo que no es B. Esto es la identificación de A. El predominio de esta forma de pensar indica que desgraciadamente la mística ha sido marginada de la dimensión oficial de la Iglesia.

La mística es no-dualista: A no puede ser A sin B, la identidad se construye mediante la comunión, la relación y no mediante la exclusión. Para un místico el cristiano no se puede definir por exclusión sino por comunión. En la medida que estoy más en comunión con todo y tod@s sin olvidar lo mío, mi identidad es más auténtica. Ser fiel a la identidad cristiana supone asumir la visión mística o no-dualista de la realidad y, por lo tanto, no excluir “partes” de la realidad en la que vivo. El cristianismo tal y como está hoy puede ser un obstáculo para la experiencia cristiana, necesita una profunda renovación transformándose en cristianía, en mística. Como decía Rahner el cristiano del futuro será un místico o no será.

El mundo actual está viviendo un cambio de época caracterizado por la globalización y especialmente por la mutua relación entre culturas y religiones diversas, que antes vivían aisladas. Ser cristiano hoy supone abrirse a esas religiones, culturas y tradiciones con las que convivimos y que ya somos. Dice Panikkar que él se considera cristiano, budista, hindú y secular. Al Afirmar esto está diciendo que ser cristiano hoy no excluye tener otras identidades, es más, esta pluralidad de identidades es lo que ocurre inevitablemente en nuestro mundo globalizado aunque algunos quieran olvidar, excluir o uniformizar la diversidad que nos habita a todos. Los occidentales cristianos, quieran o no, son cristianos y seculares. Los de otras partes del mundo son cristianos y no han dejado de pertenecer de un modo u otro a su antigua cultura o tradición. Un español es cristiano pero también hay en él algo de judío, musulmán, pagano, secular y cada vez en más ocasiones, también se ha insertado vitalmente en una tradición oriental. Ahora bien, no es lo mismo estudiar o dialogar que ser. Por eso Panikkar, aun conociendo y amando otras tradiciones, no se considera por ejemplo musulmán o jainista, ya que para él estas tradiciones han sido objeto de estudio no realidad vital que forma parte de su identidad. Nunca abarcaremos en nuestra identidad toda la diversidad de religiones o culturas existentes, pero el descubrir que varias de ellas nos constituyen nos ayudará a estar en comunión con todas ellas.

Es más, considero que los cristianos no podemos limitarnos a una sola religión o tradición, debemos conocer más de una” lengua” o religión; hoy toca ser políglotas espirituales, al margen de que consideremos que esa otra religión forma parte de nuestra identidad o no. Hay que superar el monolingüismo que nos encierra en nuestra visión y nos dificulta muchas veces amar a los otros y descubrirnos a nosotros mismos. Y es que todavía es posible que muchos no sepamos que ya tenemos un corazón budista o islámico. Os animaría a descubrirlo. A vivir el ecumenismo dentro de vosotros mismos.

Esto supone vivir nuestro cristianismo de otro modo, sin romper con la tradición sino manteniéndola viva mediante la evolución y la transmisión. Necesitamos nuevos paradigmas que mantengan la experiencia mística cristiana expresándola en el lenguaje actual y no se conviertan en un obstáculo para esa experiencia como ya lo es para muchos el actual modelo teológico y eclesial. Por eso, es bueno conocer las ideas de los nuevos teólogos que trabajan por un nuevo paradigma y que expresan no sólo su opinión subjetiva sino el fruto de un trabajo científico, que cuando es realizado con criterios metodológicos y epistemológicos adecuados, expresa la tradición viva de la Iglesia.
Es importante apoyar la labor de los nuevos teólogos, y entre ellos, por supuesto, destaco a R. Panikkar. Sin olvidar otras fuentes de pensamiento muy enriquecedoras como la psicología transpersonal, el pensamiento esotérico tradicional, etc….

El pensamiento teológico de R. Panikkar es un hito, nos da las pautas de un modo nuevo de vivir el cristianismo desde esta perspectiva ecuménica. Por eso creo que es bueno que nos alimentemos de una de las fuentes actuales de tradición viva que permite ir construyendo el futuro de la cristianía. Hoy me gustaría recordar su cristología que él llama cristofanía, que nos da las claves del nuevo paradigma en teología.

Si Cristo es la referencia central para todo cristiano, el nuevo modo de expresar la experiencia cristiana supondrá una nueva manifestación del rostro oculto de Cristo, una cristofanía. Panikkar ha elaborado un novenario o nueve puntos de una cristofanía para el tercer milenio, que nos pueden ayudar a expresar mejor nuestra experiencia de Cristo:

1) Cristo es el símbolo de los cristianos para toda la realidad.

-Cristo no se puede separar de los cristianos, de lo que piensan los cristianos sobre él.
-Para ellos Cristo es el símbolo que representa toda la realidad: La plenitud de la humanidad, de la divinidad y de la corporalidad y materialidad.

2) Los cristianos reconocen a Cristo en y a través de Jesús de Nazaret.

-Los cristianos reconocen a Cristo en Jesús de Nazaret.
-Jesús es Cristo. Pero Cristo no se agota en Jesús de Nazaret.

3) La identidad de Cristo no es su identificación.

-La Identificación es histórica.
-La identidad se descubre por medio de una relación interna, por el amor. Es el yo profundo.

4) El conocimiento de Cristo no es monopolio de los cristianos.

-Cristo es también desconocido para los cristianos, que conocen un aspecto y desconocen otros, otros conocen otros aspectos que también son parciales.
-Efecto “pars pro toto”.

5) La cristofanía es la superación de la cristología tribal.

-De una teología tribal se pasa siempre a un símbolo más universal y universalizable.
-Cristo, cuyo monopolio no es cristiano, podría ser un símbolo universal como lo fue el símbolo Dios. Esta sería la misión de un nuevo concilio ecuménico.

6) El Cristo protológico, escatológico e histórico son una misma realidad expandida en el tiempo y en el espacio.

-El Cristo anterior al tiempo, el histórico y el escatológico es una misma realidad. No puede ser dividido.
-Cristo es una realidad trinitaria. Cristología es el estudio de la Trinidad en el tiempo y en el espacio.
7) La Encarnación es también inculturación.

-El hombre no es accidentalmente un ser cultural, la cultura está en su naturaleza.
-Cristo se ha hecho un hombre concreto con una cultura concreta. No puede haber un cristianismo igual para toda cultura. La encarnación es un concepto cultural cuya expresión no tiene validez universal. Todo pensamiento o realidad tiene sentido solo en relación con, en un contexto.

8) La Iglesia se autodefine como el lugar donde se realiza la encarnación.

-La encarnación es el símbolo de la realización de la realidad creada y concreta.
-La Iglesia es donde se realiza la salvación. Donde hay salvación hay Iglesia.
-Los límites de la Iglesia visible no son los límites de la Iglesia.

9) Este lugar es el “mysterium conjuntionis” de las dimensiones de la realidad: la divina, la humana y la cósmica.

-El lugar de encuentro de todo aquello que choca cuando se encuentra es el misterio. La Iglesia es el misterio en estado de desarrollo, de fermentación y dolor, alegría y esperanza.

Mediante estos nueve puntos Panikkar nos permite tomar conciencia de la identidad cristiana y nos libera de identificar esta identidad con un modelo histórico determinado. Asumiendo el carácter plenamente tradicional de su enseñanza nos permite vivir el cristianismo de un modo totalmente nuevo mucho más adecuado a nuestra visión actual y a nuestra experiencia cristiana de hoy.

Ayudar a liberar al cristianismo de todo lo que impide que sea un mensaje de liberación y contemplación, una mística, creo que debe ser la misión de un grupo cristiano actual. Esto supondrá en muchos casos vivir nuestro cristianismo en mucha mayor profundidad y libertad que lo viven los que se limitan a decir amén al discurso oficial de la institución eclesial.

jueves, 16 de abril de 2009

Sobre la pluralidad eclesial en torno al aborto.

Son interesantes las reflexiones de la Iglesia de base de Madrid sobre el aborto. Aquí os copio el último comunicado, destaca especialmente la petición de que desaparezca la excomunión del Codigo de derecho Canónico.


A PROPÓSITO DEL ABORTO

Introducción:

El aborto o Interrupción Voluntaria del Embarazo en la actual legislación española es un delito penal, salvo en los tres supuestos que figuran en la Ley Orgánica 9/1985: el aborto terapéutico, el que es consecuencia de una violación (12 semanas) y el aborto eugenésico ( 22 semanas).

Ante el anuncio de una nueva ley que pretende revisar la actual legislación, ampliando los actuales supuestos, Iglesia de Base de Madrid se siente llamada a decir su palabra, como lo están haciendo otras instituciones del Estado y la jerarquía católica.


Tenemos que reconocer honestamente que no todas las comunidades de Iglesia de Base de Madrid mantenemos exactamente la misma postura en este tema y en todos sus detalles. Coincidimos, no obstante, en que las opiniones de la jerarquía sobre el aborto no representan la opinión de la totalidad de la comunidad católica. Y pensamos que el reconocimiento de la diversidad es algo positivo y necesario para el diálogo que se necesita para enfocar justamente este asunto.
Posicionamiento

1. El aborto es un fenómeno complejo con implicaciones personales, sociales, políticas y religiosas. Afectados por el mismo fenómeno, todos estos ámbitos están llamados a expresar públicamente su punto de vista, pero sin convertirlo en campo exclusivamente propio. Se debería respetar siempre la distinción entre los planos jurídico y ético, científico y religioso.

2. El aborto no es un tema exclusivamente cristiano. A la hora de regularlo debe primar la ética cívica, común a todos los ciudadanos y ciudadanas, sobre la moral religiosa, específica de cada creencia. Por esto, corresponde al Parlamento democrático, ámbito de la soberanía popular, legislar sobre este tema.

3. El aborto, tema de especial sensibilidad, debe entenderse dentro de las diversas situaciones que amenazan y amparan la vida desde su inicio hasta su final. La ciencia (en la que actualmente no hay unanimidad) y la ética social irán marcando el cuándo del comienzo de la vida, el cuidado de su calidad y el momento de su final.

4. Los cambios culturales y sociales (avances de la ciencia, desarrollo de los Derechos Humanos, nuevo estatus de la mujer en sociedad, etcétera) influyen esencialmente en la definición de las situaciones límite o supuestos del aborto. La situación actual exige una revisión de la legislación vigente para adaptarla a los nuevos contextos.

5. A La mujer le corresponde decidir la interrupción de su embarazo, contando siempre con garantías sanitarias, psicosociales y jurídicas adecuadas en los servicios públicos. Defendemos que ninguna mujer deba ser llevada a la cárcel por interrumpir su embarazo.

6. En el conflicto entre la objeción de conciencia de los sanitarios y la decisión de la mujer de interrumpir libremente su embarazo, exigimos de los poderes públicos la regulación necesaria de los servicios hospitalarios para la práctica digna y segura de este derecho.

7. Las cristianas y los cristianos, sin mayor conocimiento en este tema que el resto de los ciudadanos, defendemos la vida en todo su proceso (el principio, desarrollo y final) y consideramos las aportaciones de la ciencia como un logro importante, aunque nunca dogmático, de la inteligencia humana.

8. Nadie debería hacer bandera política ni religiosa de este tema tan profundamente humano y generalmente por nadie deseado. Como católicos, nos oponemos decididamente a la excomunión y exigimos que esa pena desaparezca del Código de Derecho Canónico.


Finalmente, consideramos fundamental la información y formación de todos los ciudadanos y ciudadanas sobre este tema, la educación sexual adecuada, el uso de anticonceptivos y técnicas de reproducción, la atención y seguridad sanitaria y el acompañamiento psicosocial.

Madrid, 6 de abril de 2009


Manifiesto por la laicidad

Aquí os dejo el manifiesto que elaboraron las redes cristianas el año pasado y que quizá no ha conocido la suficiente publicidad, pidiendo una nueva forma de relacionarse la Iglesia y el Estado, para que estas relaciones se normalicen.
Aquí está el link donde lo podéis encontrar si deseais firmarlo.

Redes Cristianas, desde su doble pertenencia a la comunidad cristiano-católica y a la sociedad civil, apuesta decididamente por la independencia, respeto y colaboración entre estos dos ámbitos y aboga por un Estado laico que supere el actual confesionalismo encubierto y por una Iglesia inspirada sólo por el Evangelio y no sometida a ningún tutelaje del Estado.

Consciente de que las actuales relaciones entre Iglesia/Estado en España, basadas en los Acuerdos del 1979, han sido el principal obstáculo a la separación entre ambos y que actualmente están generando un gran malestar en amplios sectores sean católicos o no, Redes Cristianas manifiesta claramente su postura e invita a sumarse a cuantas instituciones o personas quieran hacerlo.

El desarrollo progresivo de la laicidad debe ser considerado como un hecho positivo. Es la lenta maduración de la humanidad hacia una cultura del pluralismo, del respeto a la diferencia, es avanzar hacia la creación de aquellos espacios de liberdad que hacen posible el diálogo entre todas las ideologías filosóficas o religiosas, creyentes o no. Y, puesto que el único garante de este espacio público es el Estado, laicidad significa la autonomia del Estado respecto de cualquier magisterio religioso o cosmovisión filosófica que pretenda imponerse como la única verdadera.

Desde esta postura:

1.Denunciamos los Acuerdos de 1979 del Estado español con la Santa Sede -en vigor desde hace casi 30 años- y no proponemos su renovación porque, nacidos en situación de privilegio confesional católico, están afectando hoy día a una sociedad religiosamente plural y ampliamente secularizada y son causa de muchos de los conflictos que afectan a la convivencia ciudadana. Y, en consecuencia, exigimos que las entidades dependientes de la Iglesia y demás confesiones religiosas se acojan al derecho civil que regula la vida asociativa en el Estado.

2.Apostamos por una laicidad plena que reconozca la autonomía de lo político y civil respecto a lo religioso y camine hacia la separación definitiva de la Iglesia y el Estado, reconociendo la igualdad de derechos y deberes, sin privilegios ni ventajas eclesiásticas y garantizando el ejercicio de las libertades fundamentales para todos y todas. La Iglesia será libre sólo cuando esté clara y definitivamente desligada del Estado y se ponga decididamente al servicio de los pobres y excluidos de este mundo.

3.Abogamos por un “pacto por la laicidad” entre confesiones religiosas y el Estado, que de lugar a un “estatuto de laicidad” que regule la presencia y las actuaciones de los poderes políticos en las ceremonias religiosas y de las jerarquías religiosas en los actos políticos, suprimiendo los símbolos religiosos en el espacio público civil.

4.Exigimos que el funcionamiento democrático interno, la participación de las bases y la transparencia sean criterios a tener en cuenta por parte del Estado a la hora de establecer marcos de colaboración con las entidades sociales. Consecuentemente, denunciamos el clericalismo y la discriminación por razones de género y orientación sexual, aún presentes en la Iglesia católica y otras confesiones.

5.Defendemos una “laicidad escolar” que posibilite la formación integral de la persona, el aprendizaje, la socialización y la enculturación sin proselitismos ni adoctrinamientos, y que responda a principios de igualdad, libertad y formación crítica para todas las personas. Reconocemos el pluralismo religioso y cultural existente, y, en consecuencia, denunciamos la actual presencia de la religión confesional católica en el sistema educativo y en la escuela pública y concertada.

6.Apostamos por una sociedad secularizada y pluralista, organizada democráticamente desde la aconfesionalidad y sin permitir interferencias confesionales en el espacio político, ni privilegios que, desde los principios de justicia y equidad, causan agravios comparativos con el resto de las instituciones. Desde aquí denunciamos el actual sistema de financiación de la Iglesia católica por el Estado español.

7.Abogamos por mantener la autonomía de la ética en una sociedad laica en todos los ámbitos propios de una sociedad secular (en el tejido social, político, productivo, cultural, científico…), sin necesidad de acudir a motivaciones religiosas para legitimarla. Y, en consecuencia, denunciamos las presiones de la jerarquía católica para imponer su moral sobre la ética pública.

8.Defendemos la presencia de las confesiones religiosas en los medios de comunicación. Pero denunciamos a la Conferencia Episcopal Española por el intolerable abuso del derecho de la Libertad de Expresión que está haciendo la Cope. Exigimos a la Conferencia Episcopal Española el cambio radical en su línea editorial y al Gobierno mayor firmeza en la garantía del respeto a los derechos de los ciudadanos.

Urgimos, finalmente, al acutal gobierno del Estado como detentor y representante de la soberanía popular y a las jerarquías de las confesiones religiosas, especialmente a la de la Iglesia Católica, que asuman responsablemente el espíritu de la Constitución, la cual, en el Art. 16 párrafo 3, al afirmar que “ninguna confesión tendrá carácter estatal”, aboga por el establecimiento de aquel espacio laico y de diálogo al que hacemos referencia.

Redes Cristianas, septiembre 2008

miércoles, 15 de abril de 2009

La causa principal de la crisis que vive la Iglesia católica es la infidelidad al Vaticano II y el miedo ante las reformas que exigía a la Iglesia


Más de trescientos teólogos y teólogas y responsables de comunidades de base han emitido un comunicado ante la situación de la iglesia católica. Fue dado a conocer el 8 de abril del 2009 y creo que es interesante difundirlo.
Atención a lo que dice de San Bernardo y su parrhesía, libertad de palabra, que hoy le llevaría a la lista de teólogos "non gratos" a la Curia.


ANTE LA CRISIS ECLESIAL

“Somos conscientes de que este escrito es un procedimiento extraordinario, pero nos parece que también es extraordinaria la causa que lo motiva: la pérdida de credibilidad de la institución católica que, en buena parte, es justificada y que los medios de comunicación han convertido ya en oficial, está alcanzando cotas preocupantes. Este descrédito puede servir de excusa a muchos que no quieren creer, pero es también causa de dolor y desconcierto para muchos creyentes. A ellos nos dirigimos principalmente.

1.- La Iglesia fue definida desde antiguo como santa y pecadora, “casta prostituta”. Crisis graves no han faltado nunca en su historia, y la actual puede dolernos pero no sorprendernos. Toda crisis es siempre una oportunidad de crecimiento, si sabemos en estos momentos “no avergonzarnos del Evangelio” y amar a nuestra madre. Sabiendo que el amor a una madre enferma no consiste en negar o disimular su enfermedad sino en sufrir con ella y por ella. Si deseamos una Iglesia mejor no es para militar en el club de los mejores, sino porque el evangelio de Dios en Jesucristo se la merece.

2.- No hay aquí espacio para largos análisis, pero parece claro que la causa principal de la crisis es la infidelidad al Vaticano II y el miedo ante las reformas que exigía a la Iglesia. Ya durante el Concilio se hicieron durísimas críticas a la curia romana. Más tarde Pablo VI intentó poner en marcha una reforma de esa curia, que ésta misma bloqueó. Es muy fácil después convertir a un papa concreto en cabeza de turco de los fallos de la Curia. Por eso preferimos expresar desde aquí nuestra solidaridad con Benedicto XVI, a nivel personal y a pesar de las diferencias que puedan existir a niveles ideológicos: porque sabemos que los papas no son más que pobres hombres como todos nosotros, que no deben ser divinizados. Y que si algún error grave se cometió en todos los pontificados anteriores fue precisamente el dejar bloqueada esa urgente reforma del entorno papal.

3.- Una de las consecuencias de ese bloqueo es el injusto poder de la curia romana sobre el colegio episcopal, que deriva en una serie de nombramientos de obispos al margen de las iglesias locales, y que busca no los pastores que cada iglesia necesita, sino peones fieles que defiendan los intereses del poder central y no los del pueblo de Dios. Ello tiene dos consecuencias cada vez más perceptibles: una es la doble actitud de mano tendida hacia posturas lindantes con la extrema derecha autoritaria (aunque sean infieles al evangelio e incluso ateas), y de golpes inmisericordes contra todas las posturas afines a la libertad evangélica, a la fraternidad cristiana y a la igualdad entre todos los hijos e hijas de Dios, tan clamorosamente negada hoy. Otra consecuencia es la incapacidad para escuchar, que hace que la institución esté cometiendo ridículos mayores que los del caso Galileo (pues éste, aunque tenía razón en su intuición sobre el movimiento de los astros, no la tenía en sus argumentos; mientras que hoy la ciencia parece suministrar datos que la Curia prefiere desconocer: por ejemplo en problemas referentes al inicio y al fin de la vida). La proclamada síntesis entre fe y razón se ve así puesta en entredicho.

4.- Pero más allá de los diagnósticos, quisiéramos ayudar a actitudes de fe animosa y paciente para estas horas negras del catolicismo romano. Dios es más grande que la institución eclesial, y la alegría que brota del Evangelio capacita hasta para cargar con esos pesos muertos. No vamos a romper con la Iglesia, ni aunque hayamos de soportar las iras de parte de su jerarquía.
Pero tememos la lección que nos dejó la historia: las dos veces en que el clamor por una reforma de la Iglesia fue universal y desoído por Roma, están relacionadas con las dos grandes rupturas del cristianismo: la de Focio y la de Lutero. Ello no significa que la ruptura fuese legítima: sólo queremos decir que no pueden tensarse las cuerdas demasiado. Tampoco vamos a romper, porque la Iglesia a la que amamos es mucho más que la curia romana: sabemos bien que apenas hay infiernos en esta tierra donde no destaque la presencia callada de misioneros, o de cristianos que dan al mundo el verdadero rostro de la Iglesia.
5.- Durante gran parte de su historia, la Iglesia fue una plataforma de palabra libre. Hoy nadie creerá que un santo tan amable como Antonio de Padua pudiera predicar públicamente que mientras Cristo había dicho “apacienta mis ovejas”, los obispos de su época se dedicaban a ordeñarlas o trasquilarlas. Ni que el místico san Bernardo escribiera al papa que no parecía sucesor de Pedro sino de Constantino, para seguir peguntando: “¿hacían eso san Pedro o San Pablo? Pero ya ves cómo se pone a hervir el celo de los eclesiásticos para defender su dignidad”. Y terminar diciendo: “se indignan contra mí y me mandan cerrar la boca diciendo que un monje no tiene por qué juzgar a los obispos. Más preferiría cerrar los ojos para no ver lo que veo”… Precisamente comentando este tipo de palabras, escribía en 1962 el papa actual (en un artículo titulado “libertad de espíritu y obediencia”): “¿es señal de que han mejorado los tiempos si los teólogos de hoy no se atreven a hablar de esa forma? ¿O es una señal de que ha disminuido el amor, que se ha vuelto apático y ya no se atreve a correr el riesgo del dolor por la amada y para ella?”.

Así quisiéramos hablar: no nos sentimos superiores, pues conocemos bien, en nosotros mismos, cuál es la hondura del pecado humano. La Escritura, hablando de los grandes profetas, enseña que su destino no es el protagonismo sino la incomprensión; y ante eso nos obligan las palabras del apóstol Pablo: “si nos ultrajan bendeciremos, si nos persiguen aguantaremos, si nos difaman rogaremos”. Pero nos sentimos llamados a gritar porque también hay allí una imprecación impresionante que tememos tenga aplicación a nuestro momento actual: “¡por vuestra causa es blasfemado el nombre de Dios entre las gentes!”.

“Fijos los ojos en Jesús, autor y consumador de la fe” sabemos que podemos superar estos momentos duros sin perder la paciencia ni el buen humor ni el amor hacia todos, incluidos aquellos cuyo gobierno pastoral nos sentimos obligados a criticar. Este es el testimonio que quisiéramos dar con estas líneas".

La República y lo mejor de nuestra Tradición


Hoy es un buen día para recordar a esa España diferente a la que ha sido “oficial” durante tanto tiempo, la España más democrática, pluralista y solidaria, que ha intentado hacer evolucionar la sociedad hacia un modelo más participativo, más solidario y más respetuoso con la dignidad de las personas, por encima de intereses de poderes, instituciones, y élites diversas.

Hace 78 años, el 14 de Abril de 1931, esa España intentó crear un ámbito político, social, económico y cultural nuevo, más abierto y avanzado. Construido sobre un amplio consenso y una voluntad cada vez más fuerte de caminar hacia modelos sociales donde todos tuvieran su oportunidad de vivir y de colaborar en el bienestar de todos.

Desgraciadamente el retraso en el que las élites sociales habían mantenido al país impidió que el proyecto se consolidase, encontrando la oposición de fuertes instituciones que han asumido un protagonismo excesivo y agobiante en nuestra historia: Ejército, Iglesia, Aristocracia…

Afortunadamente hoy las cosas son diferentes, ha habido un cambio indudable en la situación que describía, aunque aún tenemos que seguir profundizando en la reciente vía democrática y todavía el autoritarismo, la intolerancia, el miedo sigan intentando hacer mella en la vía emprendida.

Y es que además de la España de la Inquisición, de la expulsión de judíos y moriscos, de los estatutos de limpieza de sangre, del “vivan las caenas”, del “que inventen otros”… Hay también una tradición de tolerancia en nuestro país que viene de la misma época medieval, cuando sabios y místicos de las diversas culturas y religiones se comunicaban e intentaban hacer avanzar las sociedades hacia formas más humanas. Una España ecuménica antecesora de una España plural, laica y democrática.

Nuestra tradición humanista y mística fue perseguida y marginada, incluso se intentó ocultar y hacer olvidar, pero su espíritu siguió alimentando siempre una corriente de libertad y solidaridad que el 14 de abril del 31 salió sin miedo a la luz del sol para ser luego aplastada, y que hoy, de nuevo, se va consolidando pese a las críticas, tensiones y malestar que desde los ámbitos más reaccionarios se intenta, sin éxito, producir.

Celebrar la proclamación de la II República es tomar conciencia de toda esa corriente de nuestra tradición, no olvidar esa memoria de buscadores, místicos y humanistas de nuestro país y comprometernos a que esa corriente continúe creciendo, ayudando a que nuestra sociedad sea más madura, más democrática, más humana, más plural y, por qué no, más mística sin confesionalismos excluyentes. Y es que sin profundidad esa corriente será de nuevo barrida, no de forma violenta quizá, sino vanalizando y manipulando su mensaje al servicio de un sistema que todo lo convierte en superficial, salvo el sacrosanto mercado.
Que nadie crea que se trata de exaltar a una parte excluyendo al resto (eso tan traido de las dos Españas), se trata de recuperar la conexión con aquellos que han intentado evitar modelos excluyentes, creando ámbitos en que cupieramos todos. No todo es lo mismo, ni todas las opciones son iguales, no es lo mismo una opción que excluye a una opción que es inclusiva, ésta es la tradición que celebramos, la que buscó un país en que todos cupieramos y no hubiera injusticias, siendo aniquilada repetidas veces por ello.

Por eso, para no caer en actitudes intolerantes debemos, sin prisa, con realismo y respeto, ir caminando para crecer y revitalizar esa España plural y abierta que el proyecto republicano representó, que encarna lo mejor de nuestra tradición y que nos abre el camino a un futuro que tenga menos conexiones con esos aspectos más tristes del pasado.

domingo, 12 de abril de 2009

Más allá de la Iluminación: La Experiencia de la Resurrección


Hoy celebramos el día más importante de la liturgia cristiana, el día en el que se actualiza de manera simbólica la experiencia cristiana fundamental, la resurrección de Cristo, nuestra propia resurrección. Hablamos, por lo tanto, de la experiencia mística cristiana fundamental, es decir, sobre la que se construye todo el edificio de la religiosidad cristiana. Sin ella, nada de lo demás tiene sentido, y todo queda relativizado a su lado, es el objetivo último de todo cristiano. Es una experiencia para vivir aquí y ahora.


Hoy me gustaría hablar de algunas experiencias personales cercanas a las experiencias místicas. No creo que nadie pueda saber si es un místico o no. En todo caso, puede saber que ha tenido experiencias cercanas a las místicas y ha experimentado cambios. Pero la experiencia mística es inaprehensible por definición. Quien busque seguridad en estos temas está claro que todavía no es un místico. Además forma parte de la lucidez de la experiencia el reconocer las limitaciones de todo conocimiento y de toda vivencia, incluida la experiencia mística.


Creo que la primera experiencia cercana a lo que describen los místicos la comencé a vivir al año o dos años de ingresar en el monasterio, fue una experiencia de presencia de Dios, una presencia sentida casi físicamente en el cuerpo e incontrolada aunque tranquila. Es decir no es que yo forzara que estuviera. Simplemente estaba allí. En todo momento.


En la oración y meditación, la experiencia normalmente sentida en torno al corazón también se producía en torno a la cabeza y luego fue uniendo cabeza y corazón. No era muy consciente de esta sensación, fue poco a poco que fui tomando consciencia de esa presencia. Tampoco me hacía muchos problemas, simplemente estaba allí, era muy sencillo y natural.


La nueva experiencia tampoco se produjo de manera inmediata, sino de forma gradual y no podría decir exactamente cuando comenzó, sí recuerdo cuando tomé conciencia de ella, fue en un retiro de meditación. Durante la meditación fui consciente de que no es que estuviera habitado, sino que era Dios el que vivía a través de mí, es decir, yo era simplemente la experiencia que Dios tenía a través de mí. Mi vida era Dios haciendo la experiencia humana. Yo era yo mismo igual que siempre y también era él haciendo la experiencia de la vida humana. Esta fue la experiencia fundamental, en torno a ella fui siendo consciente, aunque menos, de que todo era también Dios, Dios haciendo la experiencia del timbre de la puerta, del paisaje, y por supuesto del otro. Para mí, está fue una experiencia cercana a la iluminación, tal y como lo leía y oía a otros. Sin embargo, creo que hay más.


Como cristiano diría que hay que ir más allá de la iluminación a la experiencia de la Resurrección, la experiencia de volver a lo más concreto, lo más material, lo puramente humano y descubrir el misterio inefable que tiene en sí mismo, “la resurrección de la carne”. No sé muy bien cómo expresarlo pero tiene que ver con la humanización plena, con no contentarse con estar viviendo las dimensiones más elevadas o espirituales de la realidad, sino acercarse y descubrir el valor que lo roto, lo feo, lo pobre… tienen en sí mismos. El valor de toda la realidad, al margen de Dios mismo, no por estar en comunión con él, sino en sí misma. Y esto sin abandonar las otras experiencias que corresponden a otros modos de manifestarse la realidad.


Esta experiencia, que considero la más plena, la puede tener un ateo perfectamente. Yo diría que es la experiencia de humanizarnos en plenitud, valorar lo humano en sí y no por su dependencia de lo divino. El efecto que produce esta experiencia es sentirse plenamente humano y por lo tanto, incompleto, limitado pero no resignado. Supone sentirse en solidaridad con tod@s y, por tanto, con ánimos para ir construyendo un mundo mejor, pero sin protagonismos, poco a poco, en los propios ambientes cercanos y también colaborando con los proyectos de transformación de toda la sociedad. No supone en absoluto excluir las dimensiones espirituales, es descubrir el valor de lo secular, la sacralidad de lo secular en sí mismo. No desaparece ninguna de las otras experiencias sólo se relativizan y se sienten más plenamente en lo más humano, pequeño y pobre.


Al final, la experiencia mística misma queda relativizada, pero la vida queda valorada al máximo (teniendo en cuenta que la perfección no existe) y el sentimiento de colaboración y comunión con los demás y el deseo de participación en proyectos transformadores, sin tener grandes pretensiones pero sin renunciar a los grandes ideales, es el dominante. Se produce una aceptación total de la realidad sin embellecerla con espiritualismos y una vitalidad para transformar las cosas en una dirección más fraternal y humanizadora.


He celebrado estos oficios de Semana Santa con un grupo de antiguos transeúntes, en una casa de acogida, en la que viví durante una año y con la que sigo vinculado como colaborador. La experiencia fundamental es de pobreza, de limitación, de precariedad, de fealdad… si uno puede descubrir el misterio que oculta el dolor, la pobreza, el sufrimiento, el absurdo, sintiendo la común humanidad incluso con aquellos que nos pueden repugnar (y esto es natural) en un cierto nivel, creo que está teniendo la experiencia de la resurrección, de la valoración total de la Vida y del ser humano, sin grandilocuencias, desde la consciencia de la incapacidad para hacer grandes cosas pero con el ánimo para continuar participando en la transformación del mundo y del hombre.


Algunos cuando se habla de política o de actividades solidarias creen que esto pertenece a niveles “inferiores” de la experiencia mística. Una vez que se alcanza la iluminación se descubriría que no es necesario hacer estas cosas, vienen a decir. Es verdad, que podemos hacerlas desde el ego, pero también creo que no hay iluminación si no hay compromiso y amor al mundo y al hombre expresado en compromisos humanos, que siempre tienen una dimensión social y política. Si no nos humaniza y simplifica, la iluminación es un engaño refinado. Hay que ir más allá de la iluminanción a la resurrección, reencontrarse con la carne, con la humanidad desde el nuevo lugar alcanzado en la iluminación.


sábado, 11 de abril de 2009

Más allá del Dualismo y del Monismo, la Mística del Amor, Política o Cosmoteándrica.

Hoy es Sábado Santo un día de serenidad y reflexión en espera de celebrar esta noche la Resurrección de Jesús, la exaltación de la vida comprometida en la liberación de toda fuerza de muerte y opresión, vivida en comunidades fraternas y solidarias.

La Resurrección es el símbolo de la experiencia cristiana, una experiencia mística que no se limita al ámbito interno y subjetivo, ni sólo a lo supramental o suprarracional, sino que incluye las dimensiones de encuentro verdadero con el cuerpo, las emociones y la integración y manifestación de esta experiencia en la dimensión social, interpersonal y política. En este sentido, es una experiencia integral, ya que es una experiencia que reconcilia y pone en relación todas las dimensiones de la realidad humana, cósmica y divina, por eso, Panikkar la llama cosmoteándrica.

A todos los que nos interesa, o intentamos vivir, un camino místico nos es conocida la idea de que la mística nos lleva a superar las visiones dualistas de la realidad, aquellas que contraponen unos elementos de la realidad a otros, y que de una u otra forma, rechazan y excluyen partes de la realidad. Esta visión dualista está muy unida a la visión egoica, esa visión de mundo que nace de la creencia en nuestra identidad separada del resto de la realidad y en combate con ella. Todos los que apostamos por la mística creemos que este dualismo lleva inevitablemente a la confrontación: la mente contra el cuerpo, el espíritu contra la materia, lo masculino contra lo femenino… Por eso, sólo superando esta visión dualista podemos vivir una verdadera actitud de diálogo y reconciliación con nosotros mismos, con los demás y con el resto de la realidad. La mística sería el camino para superar el dualismo.

Creo que el peligro que más acecha a los místicos es el del monismo, el pretender que la realidad se puede reducir a un único principio, del que el resto son meras expresiones. Este principio generalmente es el espíritu, la conciencia, lo divino. En el fondo, el monismo es un rechazo a vivir la limitación de lo concreto e individual, y muchas veces de la misma materia. Tiene mucho de rechazo de la realidad e incluso de lo humano. Esta mística siempre lleva, de una forma u otra, al descompromiso con la transformación de la historia y de la sociedad. Tiene mucho de escapismo. Y por lo tanto, no es la experiencia mística verdadera.

En toda experiencia mística se da una aparente o real paradoja, la experiencia de plenitud y de limitación, el asombro ante lo infinito y ante lo más pequeño y limitado, la integración interna aceptando la imposibilidad de integrarlo todo, es decir, aceptando nuestra división interna estructural. Es una experiencia que tiene que ver con la reconciliación de diversas realidades que son diferentes y, a la vez, con alcanzar una realidad que se constituye mediante la relación de todas ellas y está más allá de todas ellas. La experiencia mística es una experiencia de salida más allá de todo y de integración de todo sin que pierda nada su propia realidad. Es una experiencia de unión en la pluralidad, no de monismo. Por eso, es una experiencia pluralista, que nace de una visión que cree que la realidad es estructuralmente plural y, a la vez, está en comunión superando, sin eliminar, ese pluralismo.

En esta experiencia no está excluida la aceptación de la limitación y de la ignorancia, por ello, siempre va unida a un trabajo de transformación y de progreso para mejorar la sociedad, los seres humanos y a uno mismo. Es siempre una experiencia que tiene una dimensión política. Va unida a un gran realismo y un sentido práctico acentuado, el propio que tiene alguien que acepta lo prosaico de la vida en toda su realidad, siendo fascinado por su misterio. El místico tiene siempre los pies en la tierra y no idealiza ni la misma experiencia mística, aunque sea un idealista y no un conservador.

El tipo de experiencia mística pluralista no creo que encuentre un buen símbolo de expresión en la forma de una experiencia de conocimiento, de Gnosis, dado que el conocimiento supramental es un conocimiento que unifica, que fusiona al conocedor y a lo conocido pero no expresa bien esa separación que también existe en la experiencia.

Es más adecuado expresar esta experiencia como Amor, ya que en la experiencia del amor hay fusión y separación a la vez, no evoca la idea sólo de lo mental sino también de lo emocional y carnal, es un símbolo más completo, aunque por supuesto ninguno es adecuado.

Lo que no hay que confundir es esta experiencia de Amor con la experiencia emocional de tipo devocional, donde no hay experiencia mística sino mera emoción religiosa. La mística del amor no es la mística afectiva occidental ni tampoco es igual a numerosas manifestaciones de la Bakhti hindú, también identificada en gran medida con lo puramente devocional y no con lo místico.

En Occidente, ya los cistercienses, los primeros occidentales que reflexionaron por escrito sobre la teología mística, se encargaron de señalar que la mística del Amor no es la mística emocional. "Amor ipse intellectus est", decían, es decir, el Amor al que se refieren es una forma de conocimiento, el conocimiento más pleno, aún siendo siempre limitado, pero un conocimiento que se expresa mejor denominándolo amor.

En cualquier caso, digamos lo que digamos la experiencia va más allá y toda expresión es incompleta, y sin embargo, es necesario hablar, al menos para ayudar a distinguir posibles equívocos y también para animarnos en el camino.

Feliz Pascua a Tod@S!.

viernes, 10 de abril de 2009

La Necesaria Laicidad. Un camino hacia la mística.


Con esto de la laicidad me parece que a la jerarquía eclesiástica le está pasando lo que le pasó con la libertad religiosa, condenada y combatida por los Papas modernos, hasta que el Concilio Vaticano II la admitió y entonces se empezó a defender, e incluso se pasó a denunciar a quienes supuestamente o realmente la atacaban, es decir, a los que hacían lo mismo que los jerarcas católicos antes del Concilio.

A veces, uno se pregunta si estas conversiones son fruto de una autentica convicción o cambios estratégicos de una institución que ha querido (y conseguido en muchos casos) controlar la sociedad desde la Edad Media. Quiero creer que en muchos ha sido una verdadera apertura metal. En cualquier caso, no estaría de más que los católicos valoráramos a los movimientos que lograron implantar esa libertad religiosa, y estos no son otros que los movimientos de defensa de la laicidad.

Sin laicidad no habría sido posible la defendida libertad religiosa. Fueron los defensores de la laicidad los que, valorando la dignidad del ser humano por encima del abuso de Iglesia y Estados, defendieron la necesidad de una libertad de conciencia y de voluntad, sobre la base de la dimensión racional de todos los seres humanos. Sin esta fundamentación laica no tiene sentido la defensa de la libertad religiosa.

La laicidad es la clave de la convivencia presente y futura, sin ella no puede haber libertad religiosa ni democracia. Es la dimensión que nos une a todos, pues podemos tener muchas ideologías y creencias diversas, pertenecer a géneros y culturas diferentes, pero todos somos seres humanos racionales y libres, y ahí nos podemos encontrar todos. Me parece bastante difícil defender la libertad religiosa y no defender el laicismo.
Hoy además la laicidad es clave para convivir en un mundo plural en donde la alternativa es o la lucha de civilizaciones que defendía Bush y Hungtinton, o la Alianza de civilizaciones de Obama y Zapatero.

Si la laicidad es un valor debe ser promovido activamente por los Estados y por las mismas Iglesias. Sin embargo, cuando esto ocurre saltan las alarmas eclesiásticas y se sienten atacados. Cabe preguntarse si realmente creen en la libertad religiosa, o si por libertad religiosa se entiende libertad para que el control de la institución eclesiástica en la sociedad sea cada vez mayor.

No hablo de abstracciones, en nuestro país el exceso y los privilegios de la jerarquía católica, aliada con la derecha más reaccionaria (a la derecha incluso de Rajoy, al que se critica desde la emisora episcopal), están a la orden del día. En Madrid, por ejemplo, el dinero público se destina con excesiva generosidad a los centros concertados religiosos, mientras los colegios públicos son escasos y faltos de medios. Y ahora nos enteramos que el alcalde le proporciona de forma ventajosa al arzobispado un parque en el centro de la ciudad para construir un complejo de edificios, que ya ha sido denominado como “minivaticano”, despojando a la ciudad de uno de sus espacios verdes. Las protestas vecinales, que parecen mayoritarias y las de los grupos ecologistas y ciudadanos por ahora no han sido escuchadas.

Como creyente, defensor de la libertad religiosa, soy partidario de la promoción de la laicidad. Ambas van indefectiblemente unidas, si somos coherentes y no meros estrategas de los intereses de una institución.

En España hoy hay una situación anómala, la Iglesia sigue teniendo un tratamiento completamente diferenciado al resto de instituciones religiosas, y no sólo porque sea la confesión mayoritaria, sino porque trata al Estado de igual a igual, firmando tratados internacionales con él.

La mejor manera de defender la religión es defender la democracia de todos y no crear bunkers para sentirse seguros e intocables. El miedo es lo contrario de la fe y hay mucho de miedo en estas actitudes defensivas. Los propios creyentes deberíamos denunciar toda situación de privilegio y habría que comenzar por denunciar los acuerdos entre la Iglesia y el Estado, como propone la Iglesia de Base de Madrid (existe en redes cristianas un manifiesto que os animo a firmar).

La defensa de la laicidad es, además, la mejor manera de luchar contra el llamado “laicismo agresivo” que también puede darse. Éste desde luego no se puede combatir desde posturas antilaicas, más o menos maquilladas.

El laicismo hoy va unido al pluralismo, a la defensa de la convivencia plural en nuestro país y en el mundo. Entronca con nuestra mejor tradición de convivencia intercultural y pasa por desmontar mitos como que la esencia de España es ser católica o monárquica.

Hoy la laicidad nos lleva a descubrir el patrimonio de místicos de diversas religiones que convivieron y dialogaron en nuestro país, en los momentos en que la mística tuvo mayor presencia en este suelo. Esa sí es una verdadera esencia de lo español, que además sirvió de referente en Europa entera.

Por eso, la defensa de una laicidad democrática es el mejor camino para desarrollarnos como país de místicos progresistas, es decir, para que lo religioso sea significativo y eficaz en nuestro mundo hoy, impulsor de tolerancia y convivencia y no de luchas y confrontaciones como en el pasado y aún en la actualidad. Sin verdadera laicidad no habrá mística. Y todo verdadero místico será tolerante y generador de diálogo y convivencia. Hoy esto es lo que se logra con la laicidad.




jueves, 9 de abril de 2009

Acerca de la Liturgia Católica y su Renovación

Estos días de Semana Santa vamos a asistir de una forma u otra a diversas celebraciones litúrgicas y devocionales católicas. Para muchos son sólo expresiones culturales populares, para otros momentos de fiesta o experiencias estéticas, y para otros momentos de vivencia de su fe o de la fe en general.

Creo que ya es hora de que nos vayamos planteando en serio los valores que esta liturgia transmite y los estragos que ha producido en mucha gente. Recientemente recuerdo leer en un Blog a una persona que recordaba el horror que le producían, de pequeño y sin ser muy consciente de ello, las ceremonias de estos días: La exaltación de la muerte, de lo tétrico, de la sangre, las canciones de su pueblo: ¡Perdona a tu pueblo Señor, no estés eternamente enojado! … y por supuesto, la culpa: ¡Vosotros le matasteis!... bramaba el cura a los niños y niñas.
Ahora, claro, se declaraba ateo. De ese Dios, un hombre o una mujer sanos sólo pueden declararse ateos.

También recordaréis el chiste del japonés desconocedor del cristianismo al que le llevaron a una Iglesia llena de imágenes barrocas, con su patetismo y dolorismo, para hacerle una especie de catequesis. Primero le enseñan una imagen de la Virgen, llena de cuchillos, lágrimas y sangre, y le dicen: Ésta es la madre de Jesús… El hombre la mira en silencio. A continuación le muestran un “extraño” ser extraterreste: un ojo metido en un triángulo rodeado de rayos. “Este es el Padre de Jesús”. El tipo lo mira en silencio. Por último, lo llevan ante un crucificado y le dicen: Este es Jesús, que terminó dando su vida en en una cruz… y le dicen “A ti que te dice esto”. El japonés concluye: ¡Qué no me extraña… CON ESA FAMILIA!...

Los mensajes que podemos encontrar en la liturgia de estos días nos presentan a Jesús como un esclavo sumiso a la voluntad de un Dios Tirano, sediento de sangre y castigador de toda insumisión, al que se ofrece como víctima inmolada. Parece ser que esto es un acto de amor, según nos dicen. Por supuesto, no es de extrañar el aplauso generalizado de los diversos tiranos, opresores y explotadores a esta víctima que asume la tiranía sin rebelarse. Es una estupenda fuente de descompromiso e insolidaridad. Es lógico el rechazo de cualquier persona que ama mínimamente a la humanidad y a sí mismo.

No fue eso Jesús, claro, fue más bien todo lo contrario, un hombre que quiso crear una comunidad fraterna desde su experiencia de un Dios, amigo del hombre, y contrario a toda explotación o injusticia. Fue por su vida inconformista y por la carga transformadora, que ésta tenía para la sociedad de la época, que los poderes religiosos y laicos lo eliminaron.

Algunos dirán que, en cualquier caso, es necesario un espacio simbólico y que estos ritos permiten vivir esa dimensión simbólica. Creo que aquí lo que se esconde es una visión ritualista de lo simbólico. Como si este ámbito estuviera desconectado del resto de la vida, e incluso fuera superior a ésta. La visión de Jesús y de los primeros cristianos, era muy distinta, la liturgia era la propia vida cuando se vivía entregada a los demás y a lo mejor de uno mismo. El símbolo nacía y remitía a la propia vida, no era una realidad separada y superior. El símbolo sólo era un medio para vivir la mística de la vida y no una manera de alejarse de la vida a un ámbito protegido y “sacral”. El sábado para el hombre y no el hombre para el Sábado.

Otros dirán que estos ritos son así y la Iglesia no los puede cambiar. Es la visión legalista de los ritos. Es litúrgico lo que una autoridad reconocida dice que lo es, Y se acabó. Es la mejor manera de impedir que el rito sea simbólico de verdad, es decir, que exprese el misterio que la propia vida lleva, algo que es incontrolado por nada ni nadie, autoridades religiosas incluidas. El símbolo nos debe abrir a esa dimensión incontrolada de la realidad a la que podemos entregarnos con confianza. El legalismo es querer controlar incluso eso. Es la actitud antisimbólica por excelencia.

Como propuesta para evitar el descompromiso, el ritualismo y el legalismo, que tanto combatió Jesús, os animaría a investigar y crear vuestra propia liturgia, que exprese vuestra vida y sea una vía de crecimiento en solidaridad, confianza y alegría de vivir. Estos son los valores que Jesús vivió y quiso que viviéramos, por lo que nuestra liturgia será auténtica. Y es que, siguiendo la más ortodoxa teología, toda liturgia es auténtica si expresa de verdad la vida cristiana. Una liturgia así, es expresión de verdadera vida cristiana. La liturgia que todos conocemos ¿Aún lo es?.

Si os interesa el tema de la renovación del lenguaje y los símbolos cristianos os animo a leer a Torres Queiruga, un conocido teólogo gallego que ha ofrecido caminos para renovar nuestras formas símbolicas. También Martinez Lozano habla de esto, en algunas de sus obras. Y por ahí, hay muchas comunidades que intentan ir renovándose, ¿Os acordáis de San Carlos Borromeo, la parroquia de entrevías?. Si estáis en Madrid quizá podáis acercaros. También tiene una intención renovadora Guadalupe. Y si no, vosotros mismos y en comunidad de amigos, veréis la fuerza que adquieren los símbolos que empleéis, cuando son verdaderamente vuestros y expresan y remiten a la vida.

miércoles, 8 de abril de 2009

La Situación Política, el Nuevo Gobierno y la Crisis desde la perspectiva de una espiritualidad progresista.


La espiritualidad progresista no entiende la búsqueda espiritual como un camino puramente interno, individual y sin consecuencias en la realidad social e histórica. Al contrario, es un camino que lleva a la comunión con los demás y con toda la realidad, verificándose su verdad si produce cambios reales en esos ámbitos.

La mística progresista no es algo nuevo, es la experiencia mística integral o, como diría Bergson, el “misticismo completo”; en este misticismo la “experiencia mística revela…la Realidad Última como Amor… el ser humano que ha tenido esa experiencia no puede detenerse en el éxtasis… siente la necesidad de amar él también… su amor será no tanto contemplación cuanto acción”.
“Entonces creer significa… vivir a todo ser humano como un hermano y vivir la historia humana como el advenimiento del Reino del Padre y la realización de la fraternidad”.

Todo movimiento místico completo o integral supone, por lo tanto, una búsqueda de transformación social en dirección a una mayor democracia y a un mayor socialismo, y también por eso es frecuente que choque con los poderes constituidos, siempre tendentes al conservadurismo.

Ahora bien, esta búsqueda de transformación social no hace olvidar la importancia del trabajo interno, por eso, estos movimientos siempre dan mucha importancia a la educación integral, a la concienciación social, como vía fundamental para conseguir verdaderos cambios en profundidad. Ojalá que este Blog sirva para esta labor de comunicación y aprendizaje mutuos.

España es un país de místicos, hay en lo español algo de oriental que le hace sensible a la búsqueda espiritual contemplativa, y un componente occidental, que le mueve a la transformación activa de la sociedad. Y, sin embargo, nuestra historia moderna es un continuo sucederse de derrotas de esa España más idealista, más abierta, más pluralista y más espiritual.

En estos años de democracia parece que de nuevo esa España plural e idealista (sin perder nada de realismo) está consiguiendo poco a poco transformar nuestra sociedad, tan castigada por el autoritarismo, la falta de libertad, la pobreza masiva y la ignorancia de otras épocas.

Naturalmente es un camino lento y hay mucho por hacer pero es indudable que ha habido una transformación muy grande. Transformación en gran parte debida al proyecto del Psoe que ha recibido el apoyo de ese parte de la sociedad más respetuosa y más solidaria.

Hay que caminar poco a poco, pero aún queda un largo camino para construir ese mundo más fraternal. Hoy la crisis nos revela las contradicciones del sistema capitalista imperante, el neoconservadurismo y el neoliberalismo triunfantes, van a tener que reconocer su carácter ideológico, como lo tuvo que hacer antes el comunismo burocrático.

Parece que el camino es ir transformando el sistema para ir poco a poco acercándonos a un sistema de democracia más directa y de socialismo más democrático.

La tragedia de esta crisis puede ser también una vía para introducir reformas en el sistema, de forma tranquila y dialogante, pero con un sentido social fuerte. Creo que el nuevo Gobierno socialista puede ayudar a profundizar en ese proyecto social, ir dando los pasos para ,poco a poco, transformar las cosas y la sociedad.

Otros cambios que pienso nos podrían acercar al objetivo de otro modelo económico, político, social y cultural es el ir haciendo evolucionar la democracia española, todavía demasiado vinculada al pasado franquista, representado en la figura de la monarquía (reconociendo la labor encomiable de actual monarca, en colaborar con la democracia) y en el excesivo peso social de la jerarquía eclesiástica.

Sin acciones radicales, creo que hay que ir pensando ya en vivir en una sociedad más democrática, más laica, y en España este modelo de sociedad se identifica con el proyecto republicano. Quizá en otros momentos la sociedad no estaba preparada para vivirlo pero creo que ahora es indudable que lo está. Pienso que un consenso lo más amplio posible sobre este modelo eliminaría las tensiones y confrontaciones que aún hoy sufrimos con poderes y grupos sociales vinculados a pasadas formas de ver las cosas y que aún tienen demasiado poder.

Hola, Bienvenid@s.


Este Blog quiere ser un lugar de encuentro para todos aquellos que queremos ayudar a transformar la sociedad para convertirla en un lugar más fraterno, más libre, más justo y, a la vez, somos conscientes de que todo cambio social sólo es posible si hay un cambio personal e interno y no se olvida lo que nos enseña la Tradición Espiritual de la Humanidad, intentándo actualizarla creativamente en cada época.


Mi camino...

el camino que sigo es el camino de la mística del amor, no un amor sentimental, sino un amor inteligente o consciente (amor iluminado decían los antiguos) y solidario, que no olvida el sufrimiento y la injusticia.
Guiado de la mano de de la mística monástica cisterciense (la primera mística moderna del amor), el esoterismo cristiano, la mística de san juan de la cruz y el zen... y animado por ideales progresistas y solidarios os invito a caminar juntos hacia un mundo y unos hombres y mujeres nuevos.