"Tutti i miei pensier parlan d’amore (Todos mis pensamientos hablan de Amor)". Vita Nuova. Dante Alighieri.

martes, 7 de abril de 2009

La Espiritualidad Cisterciense: Una espiritualidad progresista, que fue atacada y absorbida por los poderes religiosos y seculares conservadores.


La primera entrada al Blog quiero dedicarla a presentar un tesoro de nuestra cultura occidental bastante olvidado, cuando no, mal interpretado o reducido a ser una mínima expresión de lo que fue. Me refiero a la espiritualidad monástica cisterciense, una espiritualidad que marcó el siglo XII europeo occidental y cuyos herederos aún hoy están presentes en nuestro mundo (en nuestro país hay numerosos monasterios cistercienses), si bien, en situación de automarginación y falta de vitalidad.

Toda mística auténtica es siempre una corriente progresista que transforma la sociedad y la realidad, humanizándolas y haciéndolas más fraternas. Así fue el cristianismo de los orígenes y también el primitivo movimiento monástico cristiano, nacido en Egipto, allá por finales del siglo III.

Son movimientos que aúnan la experiencia mística con la protesta contra las estructuras y prácticas opresoras tanto religiosas como sociales, dando lugar al nacimiento de comunidades fraternales que ayudan a transformar sociedades enteras.

Una mística es progresista cuando, no se limita a buscar simplemente una experiencia de iluminación individual, sino que busca la transformación y mejora sociales como elemento ineludible de toda verdadera experiencia espiritual. Es una mística política.

Con el paso del tiempo los caminos místicos, que inicialmente son caminos de progreso, se van convirtiendo en movimientos conservadores, rígidos, que buscan más la defensa de sus propios intereses institucionales que la experiencia y la renovación social que toda mística supone. De ahí la necesidad de reformas y de renovaciones que ayudan a evitar estas falsificaciones de la verdadera mística.

En Occidente, entre los siglos XI y XII se vivió una de estas reformas promovidas por movimientos místicos progresistas. La orden cisterciense o los Templarios fueron frutos de estos movimientos. Movimientos espirituales que buscaron transformar la autoritaria sociedad feudal reclamando un cambio de las estructuras sociales y eclesiásticas, sin olvidar la transformación personal e interna. A ellos se enfrentaron esos poderes que veían peligrar su status y terminaron venciéndoles, con la caída de los templarios en el siglo XIV, dando lugar a un modelo cultural y social, en cual la mística desparece o se convierte en una fuerza conservadora al servicio de los intereses de jerarquías religiosas o esotéricas, que la utilizan según sus objetivos, muy ajenos a los fines de la mística.

Denunciar esa destrucción de la mística occidental llevada a cabo por los poderes laicos y religiosos es una de las misiones que intentaré desarrollar en el Blog, así como dar a conocer esas raíces olvidadas de nuestra cultura, que pueden ayudarnos a transformar la realidad actual y a encontrar, en nuestra propio ámbito cultural, fuentes espirituales que nos permitan vivir hoy un camino místico progresista, y dialogar con otras tradiciones no occidentales, haciéndoles ver la existencia de “otro Occidente” olvidado y cercano a su manera de ver las cosas.

La Mística Cisterciense: Una espiritualidad integral.

La gran aportación de la mística cisterciense es su carácter progresista, es decir, no limitado a la experiencia interna sino integral, abarcando las dimensiones sociales y políticas.

Este carácter integral se refleja especialmente en los claustros cuadrados (simbolo de perfección) de los monasterios, que representan los ámbitos que debe trabajar el monje cisterciense, y que hoy nos sirven de guía a cualquiera que quiera trabajar el camino místico de modo integral.

El cuadrado cisterciense se compone de cuatro pandas o lados del claustro, que se ocupan de otras cuatro dimensiones:

- Panda del refectorio: Dimensión corporal.
- Panda del capítulo: Dimensión racional.
- Panda de la Iglesia: Dimensión espiritual.
- Panda de la entrada: Dimensión social.

La mística cisterciense es una mística política más que puramente contemplativa, conduce a una transformación de la persona y de la historia mediante una praxis política y social, no porque se excluya ninguno de las otras dimensiones, sino basándose en la experiencia de que es en la dimensión social donde se han de vivir todas ellas para que la mística no se quede en una vivencia mental, sutilmente narcisista, y para que sea una experiencia que exprese verdaderamente la visión relacional, pluralista que la sustenta: la experiencia del Amor.
La enseñanza para los místicos progresistas de hoy es la necesitad también, aquí y ahora, de ocuparnos de todas estas dimensiones en nuestro camino místico personal.

Para finalizar, se me ocurren algunas sugerencias, a modo de ejemplo, para “trabajar” las diversas dimensiones, como enseña el estudio de los claustros cistercienses, que hacen ver la utilidad de conocer esta espiritualidad que nos ofrece una estupenda guía para caminar en nuestra propia vía espiritual:

- Iniciarse en las diferentes disciplinas que trabajan el cuerpo: Tai Chi, bioenergética, yoga, medicinas alternativas… (dimensión corporal)

- Estudio y formación en todas las disciplinas que tengan enfoque de tipo progresista: psicoanálisis, psicología humanista, ecología, feminismo, marxismo, psicología transpersonal, Teología de la liberación y ecuménica… (dimensión racional)

- Prácticas de contemplación con perspectiva transpersonal: Zen, Vipassana, Oración centrante, meditación vedantina… (dimensión espiritual)

- Compromiso con movimientos que trabajen en la dirección de la liberación de los oprimidos y en la construcción de un mundo más humano y justo: feminismo, ecologismo, ecumenismo, socialismo… (dimensión social).

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Este Blog quiere ser un lugar de encuentro para todos aquellos que queremos ayudar a transformar la sociedad para convertirla en un lugar más fraterno, más libre, más justo y, a la vez, somos conscientes de que todo cambio social sólo es posible si hay un cambio personal e interno y no se olvida lo que nos enseña la Tradición Espiritual de la Humanidad, intentándo actualizarla creativamente en cada época.


Mi camino...

el camino que sigo es el camino de la mística del amor, no un amor sentimental, sino un amor inteligente o consciente (amor iluminado decían los antiguos) y solidario, que no olvida el sufrimiento y la injusticia.
Guiado de la mano de de la mística monástica cisterciense (la primera mística moderna del amor), el esoterismo cristiano, la mística de san juan de la cruz y el zen... y animado por ideales progresistas y solidarios os invito a caminar juntos hacia un mundo y unos hombres y mujeres nuevos.