"Tutti i miei pensier parlan d’amore (Todos mis pensamientos hablan de Amor)". Vita Nuova. Dante Alighieri.

martes, 28 de abril de 2009

El zen, la contemplación y el compromiso solidario contra la crisis.

Acabo de regresar de un retiro zen (seshin) celebrado en Segovia, en el monasterio de san Juan de la Cruz, dirigido por el maestro zen cristiano Pedro Vidal.

Hace tiempo que me interesa el zen, aunque siempre me ha parecido un camino algo rígido y ritualista; evidentemente esto es una impresión que no se corresponde con el verdadero zen, sino con expresiones del mismo poco inculturadas en nuestra realidad occidental, que creen ser más fieles al zen por conservar formas más o menos japonesas de expresión, cuando ya en el mismo Japón han sido, en muchos casos, abandonadas por pertenecer a otra época.

El verdadero zen es flexible y humano, como lo es la Mente Original a la que consigue llevarnos a través de sencillos métodos que logran la unificación de nuestro cuerpo, imaginación, razón y espíritu.

Zen es una palabra japonesa que algunos traducen como “sentarse esperando la noticia (la Iluminación)”, es lo que en occidente hemos llamado meditación contemplativa. Por lo tanto, en el zen es fundamental el “zazen”, las sentadas de meditación en una postura correcta y cómoda, con una respiración abdominal, en actitud de concentración y atención amorosa. Esta meditación sentada debe combinarse con la meditación dinámica, caminando lenta y atentamente, el kin hin. Pedro Vidal, además, enseña una especie de sencillo yoga, el automasaje zen, que permite prestar al cuerpo toda la tención e importancia que tiene en el camino hacia la iluminación.

No sólo es cuestión de postura, es necesario meditar en el koan, una pregunta que carece de respuesta racional y que nos lleva de la meditación a la contemplación, un estado de atención amorosa, que puede conducir a la iluminación.

Y no menos importante es la relación de amistad y confianza entre el maestro o acompañante y el discípulo, algo fundamental y en gran medida el verdadero motor de todo el proceso, siempre que el maestro no se convierte en un obstáculo, intentando manipular al otro o conducirle a una experiencia que no es la del discípulo, sino la que él tuvo.

El objetivo primero de toda la metodología es llevar al buscador a la Iluminación, a experimentar la realidad desde la Mente Original y no desde la mente discriminativa, egoica. En la Iluminación, el yo no desaparece, pero no se experimenta como distinto y separado del resto de la realidad, el cuerpo no es ya el límite de la conciencia, y allí donde se pone la atención se experimenta como si fuera el propio cuerpo (la sala de meditación, la montaña sobre la que está construida, el universo entero). Sensación de asombro, felicidad, amor van unidas a la experiencia de la Iluminación.

La experiencia de la Iluminación nos lleva a salir de nuestra mente discriminativa y egoica y a vivir desde una actitud espontánea de amor consciente, equilibrado, que nos permite atender con discernimiento a las diferentes problemáticas de nuestra vida.

Un corazón solidario es el resultado del proceso, que nos lleva a darnos a los demás con sobriedad y equilibrio, pero de forma verdaderamente comprometida. En especial, a los más pobres, necesitados o excluidos, trabajando con lucidez por su liberación interna y externa, comprometiéndonos con los cercanos y también con toda la sociedad.

En esta periodo de crisis, que se sitúa en medio de un cambio de época global, es necesario actuar desde esta actitud de iluminación amorosa y solidaria si queremos acertar con el camino.

Trabajar para solucionar la crisis no es sólo promover medidas económicas y sociales que corrijan los desastres del capitalismo financiero neoliberal, o que promuevan un cambio de estructuras hacia formas más socialistas y solidarias.

Es fundamental un cambio de conciencia individual y colectivo, sin cambio interior no habrá cambio exterior y viceversa, por eso el zen hoy es una medida urgente contra la crisis, para suscitar un verdadero compromiso ciudadano con el cambio de sociedad.


1 comentario:

  1. Estoy totalmente de acuerdo con todo lo que comentas y explicas. Mi Camino es este también. Vivir en plena Conciencia -al menos irlo intentando y realizandolo- ir despertando a la lucidez de estar presente,en ese estadio en que la Sabiduria y el Amor florecen espontaneos como aspectos intrínsecos de nuestra Naturaleza Primordial.
    ASÍ, ESTA VIDA, brilla como SAGRADA y se convierte en significativa.

    Carmen de Barcelona.

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Este Blog quiere ser un lugar de encuentro para todos aquellos que queremos ayudar a transformar la sociedad para convertirla en un lugar más fraterno, más libre, más justo y, a la vez, somos conscientes de que todo cambio social sólo es posible si hay un cambio personal e interno y no se olvida lo que nos enseña la Tradición Espiritual de la Humanidad, intentándo actualizarla creativamente en cada época.


Mi camino...

el camino que sigo es el camino de la mística del amor, no un amor sentimental, sino un amor inteligente o consciente (amor iluminado decían los antiguos) y solidario, que no olvida el sufrimiento y la injusticia.
Guiado de la mano de de la mística monástica cisterciense (la primera mística moderna del amor), el esoterismo cristiano, la mística de san juan de la cruz y el zen... y animado por ideales progresistas y solidarios os invito a caminar juntos hacia un mundo y unos hombres y mujeres nuevos.