La espiritualidad progresista no entiende la búsqueda espiritual como un camino puramente interno, individual y sin consecuencias en la realidad social e histórica. Al contrario, es un camino que lleva a la comunión con los demás y con toda la realidad, verificándose su verdad si produce cambios reales en esos ámbitos.
La mística progresista no es algo nuevo, es la experiencia mística integral o, como diría Bergson, el “misticismo completo”; en este misticismo la “experiencia mística revela…la Realidad Última como Amor… el ser humano que ha tenido esa experiencia no puede detenerse en el éxtasis… siente la necesidad de amar él también… su amor será no tanto contemplación cuanto acción”.
“Entonces creer significa… vivir a todo ser humano como un hermano y vivir la historia humana como el advenimiento del Reino del Padre y la realización de la fraternidad”.
Todo movimiento místico completo o integral supone, por lo tanto, una búsqueda de transformación social en dirección a una mayor democracia y a un mayor socialismo, y también por eso es frecuente que choque con los poderes constituidos, siempre tendentes al conservadurismo.
Ahora bien, esta búsqueda de transformación social no hace olvidar la importancia del trabajo interno, por eso, estos movimientos siempre dan mucha importancia a la educación integral, a la concienciación social, como vía fundamental para conseguir verdaderos cambios en profundidad. Ojalá que este Blog sirva para esta labor de comunicación y aprendizaje mutuos.
España es un país de místicos, hay en lo español algo de oriental que le hace sensible a la búsqueda espiritual contemplativa, y un componente occidental, que le mueve a la transformación activa de la sociedad. Y, sin embargo, nuestra historia moderna es un continuo sucederse de derrotas de esa España más idealista, más abierta, más pluralista y más espiritual.
En estos años de democracia parece que de nuevo esa España plural e idealista (sin perder nada de realismo) está consiguiendo poco a poco transformar nuestra sociedad, tan castigada por el autoritarismo, la falta de libertad, la pobreza masiva y la ignorancia de otras épocas.
Naturalmente es un camino lento y hay mucho por hacer pero es indudable que ha habido una transformación muy grande. Transformación en gran parte debida al proyecto del Psoe que ha recibido el apoyo de ese parte de la sociedad más respetuosa y más solidaria.
Hay que caminar poco a poco, pero aún queda un largo camino para construir ese mundo más fraternal. Hoy la crisis nos revela las contradicciones del sistema capitalista imperante, el neoconservadurismo y el neoliberalismo triunfantes, van a tener que reconocer su carácter ideológico, como lo tuvo que hacer antes el comunismo burocrático.
Parece que el camino es ir transformando el sistema para ir poco a poco acercándonos a un sistema de democracia más directa y de socialismo más democrático.
La tragedia de esta crisis puede ser también una vía para introducir reformas en el sistema, de forma tranquila y dialogante, pero con un sentido social fuerte. Creo que el nuevo Gobierno socialista puede ayudar a profundizar en ese proyecto social, ir dando los pasos para ,poco a poco, transformar las cosas y la sociedad.
Otros cambios que pienso nos podrían acercar al objetivo de otro modelo económico, político, social y cultural es el ir haciendo evolucionar la democracia española, todavía demasiado vinculada al pasado franquista, representado en la figura de la monarquía (reconociendo la labor encomiable de actual monarca, en colaborar con la democracia) y en el excesivo peso social de la jerarquía eclesiástica.
Sin acciones radicales, creo que hay que ir pensando ya en vivir en una sociedad más democrática, más laica, y en España este modelo de sociedad se identifica con el proyecto republicano. Quizá en otros momentos la sociedad no estaba preparada para vivirlo pero creo que ahora es indudable que lo está. Pienso que un consenso lo más amplio posible sobre este modelo eliminaría las tensiones y confrontaciones que aún hoy sufrimos con poderes y grupos sociales vinculados a pasadas formas de ver las cosas y que aún tienen demasiado poder.
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