"Tutti i miei pensier parlan d’amore (Todos mis pensamientos hablan de Amor)". Vita Nuova. Dante Alighieri.

domingo, 26 de julio de 2009

Dos fragmentos de Thomas Merton para este Domingo.


Creo que este Domingo es bueno recordar a Merton. En estos fragmentos, expone con claridad y belleza el sentido de una vida de compromiso cristiano hoy en día y la experiencia de comunión a la que nos lleva la espiritualidad; experiencia que es el objetivo de toda opción monástica, sea ésta institucional o no.


DEL PREFACIO A LA EDICIÓN JAPONESA DE LA MONTAÑA

DE LOS SIETE CÍRCULOS (1963)

Es mi intención hacer de mi vida entera un rechazo y una protesta contra los
crímenes y las injusticias de la guerra y de la tiranía política que amenazan
con destruir a toda la raza humana y al mundo entero.
A través de mi vida monástica y de mis votos digo

NO

a todos los campos de concentración,
a los bombardeos aéreos,
a los juicios políticos que son una pantomima,
a los asesinatos judiciales,
a las injusticias raciales,
a las tiranías económicas,
y a todo el aparato socioeconómico que no parece encaminarse sino a la
destrucción global a pesar de su hermosa palabrería en favor de la paz.
Hago de mi silencio monástico una protesta contra las mentiras de los
políticos,
de los propagandistas y de los agitadores,
y cuando hablo es para negar que mi fe y mi iglesia puedan estar jamás
seriamente alineadas junto a esas fuerzas de injusticia y destrucción.
Pero es cierto, a pesar de ello, que la fe en la que creo también la invocan
muchas personas que creen en la guerra, que creen en la injusticia racial, que
justifican como legítimas muchas formas de tiranía.
Mi vida debe, pues, ser una protesta, ante todo, contra ellas.
Si digo que NO a todas esas fuerzas seculares, también digo



a todo lo que es bueno en el mundo y en el hombre. Digo SÍ a todo lo que es
hermoso en la naturaleza, y para que éste sea el sí de una libertad y no de
sometimiento, debo negarme a poseer cosa alguna en el mundo puramente
como mía propia.
Digo SÏ a todos los hombres y mujeres que son mis hermanos y hermanas en
el mundo, pero para que este sí sea un asentimiento de liberación y no de
subyugación, debo vivir de modo tal que ninguno de ellos me pertenezca ni
yo pertenezca a alguno de ellos.
Porque quiero ser más que un mero amigo de todos ellos me convierto, para
todos, en un extraño.



DEL DIARIO DE ASIA (1968)

El nivel más profundo de comunicación no es la comunicación, sino la
comunión.
Sin palabras.
Más allá de las palabras y más allá del lenguaje y más allá del concepto.
No es que descubramos una nueva unidad.
Descubrimos una unidad antigua.
Mis queridos hermanos, nosotros ya somos uno.
Pero imaginamos que no es así.
Y lo que hemos de recuperar es nuestra unidad original.
Lo que hemos de ser, es lo que somos.

jueves, 23 de julio de 2009

Ecumenismo y catolicismo como alternativa a la Globalización tecnocrática y neoliberal.


Como señala Benedicto XVI en su última encíclica la Globalización tecnocrática y puramente capitalista no es la solución a la terrible situación de violencia, desigualdad e injusticia de nuestro mundo. Esto es algo que en algunos medios de la derecha, a veces, llamada cristiana, se olvida o se minimiza. Me parece, sin embargo, fundamental para el compromiso cristiano un compromiso con la justicia y en especial con los pobres y marginados.


No es posible ser discípulo del maestro de Nazaret, que vino a anunciar la liberación a los pobres y no sentirse apremiado por la situación del llamado tercer y cuarto mundo, cada día con menos esperanza de solución.


No creo, sin embargo, que la solución esté en propuestas puramente laicistas, en cambios meramente políticos o estructurales (aún siendo estos necesarios) sin preocuparse por la dimensión espiritual que constituye al ser humano. Esto se le olvida a cierta izquierda, que cree que todos los males están en las religiones, vistas como meros estadios infantiles de la conciencia. La propuesta de un mundo hiperracional, puramente materialista o sensualista, que rechace todo aquello que va más allá de la mente racionalista, nunca llevará a un mundo solidario, ya que éste sólo puede ser expresión de una conciencia más allá del ego, más allá de racionalismo excluyente.

Como señala muy bien Ken Wilber, la reforma que necesitamos es una reforma integral, no sólo estructural, nuestra consciencia debe ir más allá de su identificación egoica, y por lo tanto es necesaria la espiritualidad para lograr un mundo más humano y más justo.


Está claro que la espiritualidad vivida al modo fundamentalista es otra forma de narcisismo egoico, por eso Wilber habla de no identificar religión y espiritualidad; la religión ha sido un modo de expresar la espiritualidad propio de un nivel de conciencia poco desarrollado, debe ser un medio para ir más allá, a niveles de conciencia transpersonales o espirituales. Hay que ir más allá de las religiones a la espiritualidad de las mismas.

Siendo cierta esta idea, creo que hay que matizarla para evitar caer en un narcisismo espiritual, en el que yo elijo dentro de las diferentes “ofertas religiosas” aquello que me “gusta”, sin entregarme a ellas, sin “conversión”.

La espiritualidad es, precisamente, la entrega más allá de mí mismo a Otro, a Dios. La espiritualidad no narcisista es siempre una revelación gratuita, algo que no puedo manipular sino Alguien a quien me entrego. Las religiones no son sólo vehículo de la espiritualidad, son vehículo de la Revelación, de un acontecimiento espiritual único en cada vía, no intercambiable (no hay una espiritualidad “universal”, cada vía tiene algo único que sólo descubro cuando me entrego a ella, lo cual no excluye una serie de elementos y experiencias comunes que nos permiten dialogar y aprender unos de otros, sin perder nuestro compromiso con una vía a la que nos entregamos).
Sólo puedo ser ecuménico si me comprometo de verdad con la vía que sigo, si me convierto. Un católico ecuménico, es ante todo católico, está en comunión con la Iglesia y en relación personal con Jesús. Lo cual no quiere decir que no busque la reforma de aquello que considera negativo en la institución católica actual, o que no luche contra el fundamentalismo o el descompromiso. Precisamente ése es su modo de comprometerse con la Iglesia y con Jesús.


El ecumenismo debería ser hoy el camino que promoviera esa alternativa al actual sistema, un movimiento que reconoce el valor de la espiritualidad en la vida humana (combatiendo el laicismo excluyente) y la necesidad de colaborar entre las religiones (ecumenismo interreligioso) para lograr un mundo justo y en paz, un mundo diferente al horror que hoy se está viviendo en muchos lugares del mundo. Y también un movimiento que reconoce la necesidad de la colaboración de las diversas religiones y espiritualidades con aquel mundo secular y laico, que no excluya lo espiritual, precisamente en esa tarea de justicia y humanización que une a todos los seres humanos de buen corazón (macroecumenismo).


Hans Küng es uno de los promotores de la necesidad de esta alternativa ecuménica, que ha expresado muy bien con una de sus más conocidas frases:


"No habrá paz mundial sin paz entre las religiones, no habrá paz entre las religiones sin diálogo entre las religiones".

jueves, 16 de julio de 2009

Política y Espiritualidad según Panikkar.


Os dejo aquí un fragmento de un interesante artículo, cuyo autor desconozco, que comenta de modo muy acertado la visión que Panikkar tiene de las relaciones de la política y la espiritualidad, y que apunta a un modo nuevo de hacer y concebir la política cada día más urgente y más necesario, y sin embargo, parece que más ausente.


El contexto mayor de la política es para Raimón Panikkar esa situación civilizatoria producida por la tecnocracia.

Desde este punto de partida se comprende que su empeño se centre primero en mostrar que necesitamos una política que sea capaz de influir, mejor, de contra-decir la inteligencia misma de dicha civilización. Pues en juego está todo, y no únicamente un sector de la realidad.

Política entonces que vaya a las raíces mismas de lo que nos pone en peligro y que no se entiende como tímido intento de arreglar algo ni como el arte de lo posible sino como fuerza espiritual que sana y cura el estado general de las cosas todas. O sea que el empeño de Raimón Panikkar parte de una concepción de la política que libera a ésta del reduccionismo que le suelen imponer las concepciones al uso de los "profesionales" de la política cuando ven en ella una actividad que se limita a arreglar y a administrar los asuntos públicos "terrenales".

Esta visión amplia e integral de la política supone naturalmente la superación del dualismo con el que se acostumbra a separar los órdenes de lo religioso y lo político.

Así que, en segundo lugar, destacaría por eso que la concepción de Raimón Panikkar de la política le lleva a defender la tesis de que ante la pregunta de qué política necesitamos hoy en el contexto de la civilización tecnocrática, hay que responder diciendo que una política que, superando ese dualismo entre religión y política, sea consciente de que "los problemas temporales son también religiosos. Las consideraciones sobre el fin del hombre son también políticas. Lo político no puede existir separado de la religión. No hay un acto religioso que no sea también, y simultáneamente, político. Todos los grandes problemas humanos de hoy en día son de naturaleza política y, al mismo tiempo, religiosa: hambre, justicia, estilo de vida, cultura paneconómica, capitalismo, socialismo …"

En tiempos como los que corren, muy sensibles a los fundamentalismos, podría ser que una tesis semejante se preste a ser malinterpretada o que espíritus "seculares" la desacrediten como una posición fundamentalista. Por ello no es nada superfluo aclarar aquí que esta tesis de Raimón Panikkar nada tiene de fundamentalismo, pero sí mucho de fundante y fundamental.

Pues no se defiende con ella confundir ni identificar los órdenes de la política y de la religión, sancionando además así la mutua instrumentalización de ambas, sino que se trata de hacer ver que son órdenes orgánicamente relativos y que se necesitan tanto para
realizar en plenitud su orden específico como para realizar la plenitud del fin que ordena
todos los órdenes. Estamos, pues, no ante una posición fundamentalista sino ante una visión fundante y fundamental que nos abre los ojos a lo que realmente no debiéramos perder de vista en nuestra acción política.

Desde esta relación orgánica entre lo político y lo religioso propone Raimón Panikkar –
sería el tercer aspecto – una política con espiritualidad; una política con principios rectores y cargada de simbología pacífica o, si se prefiere esta otra variante, una política que sea consciente de que su genuinidad le viene de su articulación como instrumento para lograr la paz en el hombre, en el mundo, en el cosmos.

Esta política es – sería un cuarto aspecto a destacar – una política que se concretiza en su orden, más proprio – si cabe la expresión – en una política del bien común. Su forma de concretizar no es, por tanto, seguir la cartilla del programa de algún partido sino ser vehículo para realizar la "idea", el "símbolo" del bien común, entendido en el sentido preciso de "realización de la plenitud humana dentro de la vida social".

Pero justamente por no reducir el bien común a un asunto de justicia económica y social la política, en la visión que nos propone Raimón Panikkar, se expresa – éste sería el quinto y último aspecto que subrayaría aquí – como una actividad envolvente que tiene ciertamente su lugar en la polis, pero que no olvida que es parte integral del fin último que debe finalizar orientar todos los fines "políticos" del hombre en la tierra, a saber, la salvación.

De modo que la política es (o debería ser) siempre una actividad transpolítica, una actividad por la que pasamos porque peregrinamos hacia la paz como condición para alcanzar la perfección humana en armonía con los demás y la naturaleza toda. La política sería, en suma, parte de nuestro proprio camino de perfección. Y sería en ella y por ella que, dicho en términos de espiritualidad franciscana, nos vamos convirtiendo en instrumentos de paz.

jueves, 9 de julio de 2009

Caritas in veritate. Una encíclica contra los excesos del neoliberalismo.


Aunque algunos miembros neoliberales de la jerarquía católica española, y de la política, se empeñen en negar que la encíclica del Papa pega un palo al mercado y al capitalismo salvaje, lo cierto es que la encíclica critica la política de desregularización de los mercados y la opción por el capitalismo sin mayor referente que el puro beneficio, reclamando una política de intervención en la economía, de protección social y un modelo de globalización diferente al actual, alzando su voz al lado de los países pobres y de los excluidos. El malestar en los sectores más ultras del catolicismo es manifiesto, en vez de citar lo que dice la encíclica hacen sus interpretaciones lo más edulcoradas posibles, traicionando el espíritu de la misma.


Benedicto XVI ha sabido ver que “fuera de los pobres no hay salvación”, como dice Jon Sobrino, y los frutos que vendrán a la Iglesia (y las persecuciones de los poderosos), por ser la voz de los sin voz, serán abundantes y garantía de fidelidad a Jesús.


Extraigo algunas muestras:


“Quien ama con caridad a los demás, es ante todo justo con ellos. No basta decir que la justicia no es extraña a la caridad, que no es una vía alternativa o paralela a la caridad: la justicia es «inseparable de la caridad»,[1] intrínseca a ella. La justicia es la primera vía de la caridad o, como dijo Pablo VI, su «medida mínima»,[2] parte integrante de ese amor «con obras y según la verdad» (1 Jn 3,18), al que nos exhorta el apóstol Juan. Por un lado, la caridad exige la justicia, el reconocimiento y el respeto de los legítimos derechos de las personas y los pueblos. Se ocupa de la construcción de la «ciudad del hombre» según el derecho y la justicia”…


“La riqueza mundial crece en términos absolutos, pero aumentan también las desigualdades. En los países ricos, nuevas categorías sociales se empobrecen y nacen nuevas pobrezas. En las zonas más pobres, algunos grupos gozan de un tipo de superdesarrollo derrochador y consumista, que contrasta de modo inaceptable con situaciones persistentes de miseria deshumanizadora. Se sigue produciendo «el escándalo de las disparidades hirientes».[56]”…


“Hoy, aprendiendo también la lección que proviene de la crisis económica actual, en la que los poderes públicos del Estado se ven llamados directamente a corregir errores y disfunciones, parece más realista una renovada valoración de su papel y de su poder, que han de ser sabiamente reexaminados y revalorizados, de modo que sean capaces de afrontar los desafíos del mundo actual, incluso con nuevas modalidades de ejercerlos. Con un papel mejor ponderado de los poderes públicos, es previsible que se fortalezcan las nuevas formas de participación en la política nacional e internacional que tienen lugar a través de la actuación de las organizaciones de la sociedad civil; en este sentido, es de desear que haya mayor atención y participación en la res publica por parte de los ciudadanos”...


las políticas de balance, con los recortes al gasto social, con frecuencia promovidos también por las instituciones financieras internacionales, pueden dejar a los ciudadanos impotentes ante riesgos antiguos y nuevos”…


“El hambre no depende tanto de la escasez material, cuanto de la insuficiencia de recursos sociales, el más importante de los cuales es de tipo institucional. Es decir, falta un sistema de instituciones económicas capaces, tanto de asegurar que se tenga acceso al agua y a la comida de manera regular y adecuada desde el punto de vista nutricional, como de afrontar las exigencias relacionadas con las necesidades primarias y con las emergencias de crisis alimentarias reales, provocadas por causas naturales o por la irresponsabilidad política nacional e internacional”...


“La dignidad de la persona y las exigencias de la justicia requieren, sobre todo hoy, que las opciones económicas no hagan aumentar de manera excesiva y moralmente inaceptable las desigualdades”…


Reducir el nivel de tutela de los derechos de los trabajadores y renunciar a mecanismos de redistribución del rédito con el fin de que el país adquiera mayor competitividad internacional, impiden consolidar un desarrollo duradero. Por tanto, se han de valorar cuidadosamente las consecuencias que tienen sobre las personas las tendencias actuales hacia una economía de corto, a veces brevísimo plazo”.


“si el mercado se rige únicamente por el principio de la equivalencia del valor de los bienes que se intercambian, no llega a producir la cohesión social que necesita para su buen funcionamiento. Sin formas internas de solidaridad y de confianza recíproca, el mercado no puede cumplir plenamente su propia función económica. Hoy, precisamente esta confianza ha fallado, y esta pérdida de confianza es algo realmente grave.


Pablo VI subraya oportunamente en la Populorum progressio que el sistema económico mismo se habría aventajado con la práctica generalizada de la justicia, pues los primeros beneficiarios del desarrollo de los países pobres hubieran sido los países ricos”…


mercado único de nuestros días no elimina el papel de los estados, más bien obliga a los gobiernos a una colaboración recíproca más estrecha. La sabiduría y la prudencia aconsejan no proclamar apresuradamente la desaparición del Estado. Con relación a la solución de la crisis actual, su papel parece destinado a crecer, recuperando muchas competencias”…

martes, 7 de julio de 2009

Varios obispos católicos piden el regreso de la democracia a Honduras.



Mensaje del obispo Don Demetrio Valentini

Saludo a los queridos hermanos y hermanas de Honduras, que están viviendo momentos muy importantes para el futuro democrático de su país y desean el retorno inmediato de la legalidad, con la garantía del respeto a los derechos humanos de todas las personas, el cese inmediato de toda violencia y la paz en todo el país.



Quiero manifestar mi solidaridad a todos los que quieren una Honduras democrática, libre de las consecuencias de golpes en contra del orden constitucional, deseando que, al mismo tiempo, estén firmes y unidos, y eviten a toda costa que la situación desemboque en violencia, que puede llevar a sacrificar inútilmente vidas humanas.



Que Dios ilumine sus pasos, y que todo el pueblo de Honduras pueda volver, cuanto antes, a vivir en la justicia y en la paz.



Con mis plegarias,
Don Demétrio ValentiniObispo de Jales y Presidente de Caritas Brasil
http://www.alainet.org/active/31460



Mensaje del obispo Pedro Casaldáliga.



Con espíritu fraterno y en la pasión por Nuestra América, libre y unida, queremos expresar nuestra total solidaridad al pueblo de Honduras en esta hora de tensiones y violencia. Que se respete la democracia que es respetar la voluntad del pueblo. Que el Dios de la paz proteja a ese pueblo querido y sufrido.




Un abrazo de solidaridad y de esperanza,




Don Pedro CasaldáligaObispo retirado de São Felix de Araguaia, Brasil

lunes, 6 de julio de 2009

El Papa pide al G8 que ayude a los paises pobres y anuncia una próxima encíclica de carácter social (caritas in veritate)

No siempre podemos alegrarnos de que la jerarquía católica adopte posturas de clara crítica al modelo económico actual, por eso os ofrezco esta información que me llena de alegría y que refleja el compromiso de muchos católicos y católicas por la tranformación de este capitalismo salvaje que sufrimos (y cuya perversidad algunos siguen sin percibir).

Son las palabras de un digno sucesor de Pedro, el pobre pescador de Palestina discípulo del maestro de Nazaret, que vino a traer la liberación a los pobres y a proclamar el amor del Padre por ellos.

Escrito por Siempre Fiel Domingo, 05 de Julio de 2009 06:00 http://www.mexicosiemprefiel.com/index.php?



Benedicto XVI demandó hoy al llamado Grupo de los Ocho (G8), que se reunirán en Italia, reforzar el multilateralismo sin descuidar asuntos cruciales como la paz mundial, la seguridad y el desarme, e instó a los países industrializados a tomar en cuenta la ayuda al desarrollo de las naciones más pobres.

El Papa exigió que en la cumbre de ese bloque de naciones prevista para la semana próxima se contemplen los valores éticos de las medidas concebidas como eventual solución a la actual crisis económica mundial.En carta dirigida al primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, actual presidente del G8, el Sumo Pontífice insta a los países industrializados a tomar en cuenta la ayuda al desarrollo de las naciones más pobres.



En su misiva -al presidente Silvio Berlusconi, pues el G8 se reúne bajo la presidencia italiana-, el Papa apunta, entre las múltiples problemáticas de un mundo altamente interconectado e interdependiente, “la crisis económico-financiera” y “los cambios climáticos”: “no pueden dejar de impulsar hacia un sabio discernimiento y nuevos proyectos para ‘convertir’ el modelo de desarrollo global, haciéndolo capaz de promover de forma eficaz un desarrollo humano integral, inspirado en los valores de la solidaridad humana y de la caridad en la verdad”.

“Algunos de estos temas se afrontan también en mi tercera Encíclica Caritas in veritate –confirma Benedicto XVI-, que precisamente se presentará a la prensa en los próximos días”.
El documento, que será presentado el martes, «aborda de nuevo los temas sociales de la «Populorum progressio» de Pablo VI en 1967 e intenta profundizar en algunos aspectos del desarrollo integral en nuestra época a la luz de la caridad en la verdad».



La primera encíclica social de Benedicto XVI ha levantado gran expectación pues la crisis financiera mundial ha sacado a la luz la tremenda falta de fundamentos éticos en el sistema económico. El mundo sufre hoy las consecuencias de un sistema en que, junto a estafadores privados, hay grandes instituciones que viven de la estafa.

La mentira, poder del mal

El Papa descenderá a detalles en todos los aspectos del mercado, la propiedad, los beneficios, los sueldos, el trabajo y el desequilibrio internacional, analizándolos desde una óptica ética y teológica.



El punto de partida lo adelantó el pasado domingo. En la clausura del Año Paulino, Benedicto XVI afirmó que «el poder del mal es la mentira, mientras que el poder de la fe, el poder de Dios es la verdad. Mirando a Jesucristo descubrimos que la verdad y la caridad son inseparables».



Siguiendo el hilo de su primera encíclica «Dios es amor», el Papa añadió que «en Dios, la verdad y la caridad son indivisiblemente una sola cosa: esto es precisamente la esencia de Dios. Por eso, para los cristianos, verdad y caridad van juntas. La caridad es la prueba de la verdad. Siempre se nos medirá según este baremo: que la verdad se haga caridad y que la caridad nos haga veraces».



Retraso de la encíclica por la crisis



Pero la nueva encíclica es también un análisis de la realidad actual. El 17 de marzo, durante el vuelo hacia Camerún, el Papa anunciaba que el documento «se ha retrasado un poco, pues estaba casi lista para publicar cuando surgió la crisis financiera y tuvimos que volver a trabajar en el texto para darle respuestas adecuadas». En febrero, Benedicto XVI comentó que «en estos temas económicos es necesario aportar razonamientos serios y competentes». aunque la raíz de los problemas sea siempre la misma: el egoísmo y la avaricia que provienen del pecado original.



En conjunto, el Santo Padre pide al G8 que tenga presentes las exigencias concretas humanas y familiares, como es el caso de la creación de puestos de trabajo para todos para abrir las puertas a una vida digna y a la educación de los hijos. Urge asimismo “un sistema comercial internacional equitativo, poniendo por obra –y si es necesario yendo más allá- las decisiones tomadas en Doha en 2001 a favor del desarrollo”, además del impulso de “toda energía creativa” para “cumplir los compromisos asumidos en la Cumbre de la ONU del Milenio sobre la eliminación de la pobreza extrema para el año 2015”.

Para el éxito de los resultados del intenso trabajo que espera al G8, el Papa propone esta clave: “La medida de la eficacia técnica de las disposiciones que haya que adoptar para salir de la crisis coincide con la medida de su valor ético”.

Naturalmente, siguiendo al Santo Padre, la legitimación ética de los compromisos políticos del G8 exigirá que se cotejen con la opinión y las necesidades de toda la comunidad internacional. Por eso indica la importancia de “reforzar el multilateralismo” y aplaude que el próximo G8 esté ampliado a otras regiones del mundo.

“Sin embargo, en el momento de las negociaciones y de las decisiones concretas y operativas, hay que considerar atentamente a todas las instancias -advierte-, no sólo las de los países más importantes o con un éxito económico más marcado”.

“¡Que se escuche entonces la voz de África y de los países menos desarrollados económicamente! Que se busquen modos eficaces para vincular las decisiones de los distintos agrupamientos de países, incluido el G8, a la Asamblea de las Naciones Unidas, donde cada nación, cualquiera que sea su peso político y económico, puede expresarse legítimamente en una situación de igualdad con las demás”.

jueves, 2 de julio de 2009

El Monacato: La espiritualidad más allá de las religiones, más necesaria que nunca


El ser humano es un ser fracturado, se siente dividido, insatisfecho, falto de sentido y busca salir de este sufrimiento, del sinsentido, de su sensación de desarmonía, de su estado de “caída” diría la patrística cristiana.


Lo monástico es precisamente esa dimensión, que todo ser humano tiene, que lleva a buscar el centro, el sentido, la integración y armonía. Monje es aquel que convierte esta búsqueda en el objetivo fundamental de su vida. Esté en una institución monástica oficial o no, casado o célibe.


El monacato es la dimensión espiritual de las religiones, la espiritualidad, el camino y la praxis que nos llevan a alcanzar la experiencia mística que dio origen a la religión en cuestión.


Se ha tendido a identificar religión y espiritualidad, religión y monacato, pero es bueno diferenciar el instrumento de transmisión (religión) del contenido transmitido (espiritualidad).


Hoy la espiritualidad es consciente de su carácter autónomo, que no opuesto, respecto de la religión. La espiritualidad es la meta, la experiencia de unión mística, la religión puede ser un camino, no el único.


El descubrir la autonomía de la espiritualidad no supone caer en el subjetivismo de crearme mi propia vía, de forma sincrética. La espiritualidad siempre es un don, algo recibido, transmitido, algo gratuito, que no es fruto del ego, los hindúes dicen que es aparusheya, de origen no humano.


Seguir el camino espiritual supone abrirse a una transmisión, a la recepción de esa experiencia de la mano de una comunidad, de una cadena de transmisión. Necesitamos ser iniciados en la espiritualidad, no podemos alcanzar la experiencia simplemente leyendo libros y pensando sobre ellos.


De ahí la necesidad de comunidades iniciáticas, que transmitan la experiencia espiritual. Éstas son las comunidades monásticas, lleven este nombre o no. El monacato es anterior a la religión.


Esto se ve muy bien en la creación del budismo, pero también en el nacimiento del cristianismo.


Cristo no funda una religión, funda una comunidad espiritual, monástica, en el sentido que hemos definido antes lo monástico.


La espiritualidad cristiana, el monacato cristiano, no se ha transmitido sólo a través de la religión, también existe una espiritualidad cristiana transmitida a través de instituciones esotéricas (por ejemplo la masonería o el martinismo) e incluso un humanismo laico que es también instrumento de transmisión de la espiritualidad cristiana (pensemos en místicas cristianas que no pertenecían a ninguna confesión como Simone Weil y Etty Hillesum).


Esto no supone, en absoluto, negar la validez y necesidad del ámbito religioso, simplemente supone no absolutizarlo, reconociendo legitimidad a las otras vías.


El monacato cristiano hoy debe tomar conciencia de esta diferencia entre religión y espiritualidad (cosa bastante difícil en las instituciones monásticas cristianas actuales que se consideran instituciones religiosas ante todo- salvo la comunidad de Taizé, una comunidad monástica ecuménica no adscrita a un confesión determinada pero amiga de todas las confesiones, aunque todavía no diferencia claramente lo religioso y lo espiritual-), debe apoyar la vigencia de las religiones mediante la promoción de la reforma en las mismas de todo aquello que aleja de la espiritualidad y exalta lo puramente institucional, debe redescubrir el carácter espiritual del esoterismo y del humanismo laico, combatiendo el laicismo excluyente y anticristiano, colaborando así a que el ser humano pueda centrarse en la búsqueda de esa salida al sufrimiento que sólo la experiencia espiritual puede darle en plenitud.


Todo ello, sin olvidar el compromiso por la transformación social, por la justicia, por los pobres.


Toda una tarea que, creo, sólo un movimiento espiritual integral, como el monaquismo, está en condiciones de realizar.




Hola, Bienvenid@s.


Este Blog quiere ser un lugar de encuentro para todos aquellos que queremos ayudar a transformar la sociedad para convertirla en un lugar más fraterno, más libre, más justo y, a la vez, somos conscientes de que todo cambio social sólo es posible si hay un cambio personal e interno y no se olvida lo que nos enseña la Tradición Espiritual de la Humanidad, intentándo actualizarla creativamente en cada época.


Mi camino...

el camino que sigo es el camino de la mística del amor, no un amor sentimental, sino un amor inteligente o consciente (amor iluminado decían los antiguos) y solidario, que no olvida el sufrimiento y la injusticia.
Guiado de la mano de de la mística monástica cisterciense (la primera mística moderna del amor), el esoterismo cristiano, la mística de san juan de la cruz y el zen... y animado por ideales progresistas y solidarios os invito a caminar juntos hacia un mundo y unos hombres y mujeres nuevos.