Son las palabras de un digno sucesor de Pedro, el pobre pescador de Palestina discípulo del maestro de Nazaret, que vino a traer la liberación a los pobres y a proclamar el amor del Padre por ellos.
Escrito por Siempre Fiel Domingo, 05 de Julio de 2009 06:00 http://www.mexicosiemprefiel.com/index.php?
Benedicto XVI demandó hoy al llamado Grupo de los Ocho (G8), que se reunirán en Italia, reforzar el multilateralismo sin descuidar asuntos cruciales como la paz mundial, la seguridad y el desarme, e instó a los países industrializados a tomar en cuenta la ayuda al desarrollo de las naciones más pobres.
El Papa exigió que en la cumbre de ese bloque de naciones prevista para la semana próxima se contemplen los valores éticos de las medidas concebidas como eventual solución a la actual crisis económica mundial.En carta dirigida al primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, actual presidente del G8, el Sumo Pontífice insta a los países industrializados a tomar en cuenta la ayuda al desarrollo de las naciones más pobres.
En su misiva -al presidente Silvio Berlusconi, pues el G8 se reúne bajo la presidencia italiana-, el Papa apunta, entre las múltiples problemáticas de un mundo altamente interconectado e interdependiente, “la crisis económico-financiera” y “los cambios climáticos”: “no pueden dejar de impulsar hacia un sabio discernimiento y nuevos proyectos para ‘convertir’ el modelo de desarrollo global, haciéndolo capaz de promover de forma eficaz un desarrollo humano integral, inspirado en los valores de la solidaridad humana y de la caridad en la verdad”.
“Algunos de estos temas se afrontan también en mi tercera Encíclica Caritas in veritate –confirma Benedicto XVI-, que precisamente se presentará a la prensa en los próximos días”.
El documento, que será presentado el martes, «aborda de nuevo los temas sociales de la «Populorum progressio» de Pablo VI en 1967 e intenta profundizar en algunos aspectos del desarrollo integral en nuestra época a la luz de la caridad en la verdad».
La primera encíclica social de Benedicto XVI ha levantado gran expectación pues la crisis financiera mundial ha sacado a la luz la tremenda falta de fundamentos éticos en el sistema económico. El mundo sufre hoy las consecuencias de un sistema en que, junto a estafadores privados, hay grandes instituciones que viven de la estafa.
La mentira, poder del mal
El Papa descenderá a detalles en todos los aspectos del mercado, la propiedad, los beneficios, los sueldos, el trabajo y el desequilibrio internacional, analizándolos desde una óptica ética y teológica.
El punto de partida lo adelantó el pasado domingo. En la clausura del Año Paulino, Benedicto XVI afirmó que «el poder del mal es la mentira, mientras que el poder de la fe, el poder de Dios es la verdad. Mirando a Jesucristo descubrimos que la verdad y la caridad son inseparables».
Siguiendo el hilo de su primera encíclica «Dios es amor», el Papa añadió que «en Dios, la verdad y la caridad son indivisiblemente una sola cosa: esto es precisamente la esencia de Dios. Por eso, para los cristianos, verdad y caridad van juntas. La caridad es la prueba de la verdad. Siempre se nos medirá según este baremo: que la verdad se haga caridad y que la caridad nos haga veraces».
Retraso de la encíclica por la crisis
Pero la nueva encíclica es también un análisis de la realidad actual. El 17 de marzo, durante el vuelo hacia Camerún, el Papa anunciaba que el documento «se ha retrasado un poco, pues estaba casi lista para publicar cuando surgió la crisis financiera y tuvimos que volver a trabajar en el texto para darle respuestas adecuadas». En febrero, Benedicto XVI comentó que «en estos temas económicos es necesario aportar razonamientos serios y competentes». aunque la raíz de los problemas sea siempre la misma: el egoísmo y la avaricia que provienen del pecado original.
En conjunto, el Santo Padre pide al G8 que tenga presentes las exigencias concretas humanas y familiares, como es el caso de la creación de puestos de trabajo para todos para abrir las puertas a una vida digna y a la educación de los hijos. Urge asimismo “un sistema comercial internacional equitativo, poniendo por obra –y si es necesario yendo más allá- las decisiones tomadas en Doha en 2001 a favor del desarrollo”, además del impulso de “toda energía creativa” para “cumplir los compromisos asumidos en la Cumbre de la ONU del Milenio sobre la eliminación de la pobreza extrema para el año 2015”.
Para el éxito de los resultados del intenso trabajo que espera al G8, el Papa propone esta clave: “La medida de la eficacia técnica de las disposiciones que haya que adoptar para salir de la crisis coincide con la medida de su valor ético”.
Naturalmente, siguiendo al Santo Padre, la legitimación ética de los compromisos políticos del G8 exigirá que se cotejen con la opinión y las necesidades de toda la comunidad internacional. Por eso indica la importancia de “reforzar el multilateralismo” y aplaude que el próximo G8 esté ampliado a otras regiones del mundo.
“Sin embargo, en el momento de las negociaciones y de las decisiones concretas y operativas, hay que considerar atentamente a todas las instancias -advierte-, no sólo las de los países más importantes o con un éxito económico más marcado”.
“¡Que se escuche entonces la voz de África y de los países menos desarrollados económicamente! Que se busquen modos eficaces para vincular las decisiones de los distintos agrupamientos de países, incluido el G8, a la Asamblea de las Naciones Unidas, donde cada nación, cualquiera que sea su peso político y económico, puede expresarse legítimamente en una situación de igualdad con las demás”.
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