Creo que este Domingo es bueno recordar a Merton. En estos fragmentos, expone con claridad y belleza el sentido de una vida de compromiso cristiano hoy en día y la experiencia de comunión a la que nos lleva la espiritualidad; experiencia que es el objetivo de toda opción monástica, sea ésta institucional o no.
DEL PREFACIO A LA EDICIÓN JAPONESA DE LA MONTAÑA
DE LOS SIETE CÍRCULOS (1963)
Es mi intención hacer de mi vida entera un rechazo y una protesta contra los
crímenes y las injusticias de la guerra y de la tiranía política que amenazan
con destruir a toda la raza humana y al mundo entero.
A través de mi vida monástica y de mis votos digo
NO
a todos los campos de concentración,
a los bombardeos aéreos,
a los juicios políticos que son una pantomima,
a los asesinatos judiciales,
a las injusticias raciales,
a las tiranías económicas,
y a todo el aparato socioeconómico que no parece encaminarse sino a la
destrucción global a pesar de su hermosa palabrería en favor de la paz.
Hago de mi silencio monástico una protesta contra las mentiras de los
políticos,
de los propagandistas y de los agitadores,
y cuando hablo es para negar que mi fe y mi iglesia puedan estar jamás
seriamente alineadas junto a esas fuerzas de injusticia y destrucción.
Pero es cierto, a pesar de ello, que la fe en la que creo también la invocan
muchas personas que creen en la guerra, que creen en la injusticia racial, que
justifican como legítimas muchas formas de tiranía.
Mi vida debe, pues, ser una protesta, ante todo, contra ellas.
Si digo que NO a todas esas fuerzas seculares, también digo
SÍ
a todo lo que es bueno en el mundo y en el hombre. Digo SÍ a todo lo que es
hermoso en la naturaleza, y para que éste sea el sí de una libertad y no de
sometimiento, debo negarme a poseer cosa alguna en el mundo puramente
como mía propia.
Digo SÏ a todos los hombres y mujeres que son mis hermanos y hermanas en
el mundo, pero para que este sí sea un asentimiento de liberación y no de
subyugación, debo vivir de modo tal que ninguno de ellos me pertenezca ni
yo pertenezca a alguno de ellos.
Porque quiero ser más que un mero amigo de todos ellos me convierto, para
todos, en un extraño.
DEL DIARIO DE ASIA (1968)
El nivel más profundo de comunicación no es la comunicación, sino la
comunión.
Sin palabras.
Más allá de las palabras y más allá del lenguaje y más allá del concepto.
No es que descubramos una nueva unidad.
Descubrimos una unidad antigua.
Mis queridos hermanos, nosotros ya somos uno.
Pero imaginamos que no es así.
Y lo que hemos de recuperar es nuestra unidad original.
Lo que hemos de ser, es lo que somos.
DEL PREFACIO A LA EDICIÓN JAPONESA DE LA MONTAÑA
DE LOS SIETE CÍRCULOS (1963)
Es mi intención hacer de mi vida entera un rechazo y una protesta contra los
crímenes y las injusticias de la guerra y de la tiranía política que amenazan
con destruir a toda la raza humana y al mundo entero.
A través de mi vida monástica y de mis votos digo
NO
a todos los campos de concentración,
a los bombardeos aéreos,
a los juicios políticos que son una pantomima,
a los asesinatos judiciales,
a las injusticias raciales,
a las tiranías económicas,
y a todo el aparato socioeconómico que no parece encaminarse sino a la
destrucción global a pesar de su hermosa palabrería en favor de la paz.
Hago de mi silencio monástico una protesta contra las mentiras de los
políticos,
de los propagandistas y de los agitadores,
y cuando hablo es para negar que mi fe y mi iglesia puedan estar jamás
seriamente alineadas junto a esas fuerzas de injusticia y destrucción.
Pero es cierto, a pesar de ello, que la fe en la que creo también la invocan
muchas personas que creen en la guerra, que creen en la injusticia racial, que
justifican como legítimas muchas formas de tiranía.
Mi vida debe, pues, ser una protesta, ante todo, contra ellas.
Si digo que NO a todas esas fuerzas seculares, también digo
SÍ
a todo lo que es bueno en el mundo y en el hombre. Digo SÍ a todo lo que es
hermoso en la naturaleza, y para que éste sea el sí de una libertad y no de
sometimiento, debo negarme a poseer cosa alguna en el mundo puramente
como mía propia.
Digo SÏ a todos los hombres y mujeres que son mis hermanos y hermanas en
el mundo, pero para que este sí sea un asentimiento de liberación y no de
subyugación, debo vivir de modo tal que ninguno de ellos me pertenezca ni
yo pertenezca a alguno de ellos.
Porque quiero ser más que un mero amigo de todos ellos me convierto, para
todos, en un extraño.
DEL DIARIO DE ASIA (1968)
El nivel más profundo de comunicación no es la comunicación, sino la
comunión.
Sin palabras.
Más allá de las palabras y más allá del lenguaje y más allá del concepto.
No es que descubramos una nueva unidad.
Descubrimos una unidad antigua.
Mis queridos hermanos, nosotros ya somos uno.
Pero imaginamos que no es así.
Y lo que hemos de recuperar es nuestra unidad original.
Lo que hemos de ser, es lo que somos.
La vivencia en la separatividad es la raíz de nuestros males, sanamos cuando recuperamos esa "unidad original" que menciona Merton. Sus pronunciamientos acerca de los acontecimientos que presenció fueron valiente y oportunos, gracias por traerlos hoy, siempre es un buen momento para recordarlos.
ResponderEliminarSeguimos compartiendo, con afecto.
Qué bonto reportaje, en realidad esas teorías modernizantes nutren de mucho egoísmo, sin ver que mañana yo o nosotros podríamos estar en peores condiciones; así que caso emblemático de Honduras donde mucha poblaciòn a través de los medios de desinformación aun no valoran que el irrespeto a la autonomía de los pueblos es galopante y atropellador, y que la doctrina social de la Iglesia, no concibe el irrespto a los derechos humanos, creados por dios a su imagen y semajanza... Un abrazo fraterno!
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