Apuntes para una espiritualidad eclesial reinocéntrica».
1. Forma parte de una conciencia cristiana madura a la altura de los tiempos actuales la negación consciente y explícita del eclesiocentrismo y de cualquier elemento que lo plasma en la Iglesia.
2. Hay que poner a la Iglesia explícitamente por debajo de la Causa de Jesús y a su servicio. Lo contrario es una herejía, al menos implícita, o por connivencia.
3. Hay que «relativizar» la Iglesia, sí, es decir: hay que mantenerla en su categoría propia de relativa y relacional. En algunos aspectos hay también que «desabsolutizarla», es decir: hay que desconstruir positivamente la absolutización que de ella se hizo. Hay que evitar el «relativismo»; pero, hay que evitar mucho más el contemporizar con las muchas absolutizaciones eclesiocéntricas que todavían niegan el absoluto del Reino. Es un deber cristiano y eclesial el devolver la Iglesia a su ser relativo y relacional al Reino.
4. Tenemos derecho a vivir esta hora de la Humanidad y de nuestras propias vidas de acuerdo a nuestras convicciones de fe, sin dejarnos hipotecar la libertad y nuestra responsabilidad histórica. Somos Iglesia, y reclamamos que se nos deje serlo. «Que se nos deje ser esta Iglesia que queremos ser», dentro del pluralismo del que da cuenta desde sus inicios el Nuevo Testamento. La Iglesia no es sólo nuestra Madre, sino nuestra Hija: la hacemos, la somos, la configuramos. La Iglesia es también lo que nosotros somos, y no queremos pecar de omisión histórica. Esta Iglesia Hija nuestra existe, y sobrevivirá para el futuro histórico y escatológico. Debemos estar abiertos al diálogo y al discernimiento, pero cerrados al atropello y a la claudicación.
5. Si no lo hemos hecho ya, debemos trasladar el ancla más profunda de nuestra identidad, desde la Iglesia hacia el Reino. Sentirnos mucho más constructores del Reino, luchadores de la Causa de Jesús... que miembros de la institución eclesiástica. En teoría no hay contraposición entre ambas dimensiones, pero la hay con demasiada frecuencia en la práctica. La pertenencia al Reino y a la Iglesia, aunque son perfectamente compatibles, no son sin embargo equiparables: una está más en el nivel profundo de nuestra relación con el absoluto, y otra está más en el nivel de sus mediaciones.
6. El mayor servicio que se puede hacer al Papa es no mitificarle, y pedir con urgencia una profunda reforma del papado. El mayor favor que se puede hacer a la Iglesia es no secundar el eclesiocentrismo, y luchar denodadamente contra todas sus deficiencias [12] (GS 43), hoy clamorosamente señaladas por tantos sectores cristianos. El peor servicio que podemos hacer a la comunidad cristiana es abdicar de nuestro derecho a ser cristianos de otra manera, permanecer callados u omisos, sin crear «opinión pública en la Iglesia», y permitir que ésta quede atenazada por una teología conservadora que se crea depositaria única de la verdad. Una pertenencia eclesial madura incluye hoy el compromiso en los movimientos de reforma de la Iglesia.
7. Dado el gran componente eclesiocéntrico que hoy todavía arrastramos la mayor parte de los cristianos, es necesario una sobredosis de esfuerzo para deponer el miedo generalizado que se ha instalado en buena parte de la Iglesia, para levantar nuestra autoestima, la confianza en la dimensión crítico-profética de la vocación cristiana, y la seguridad de que aunque se sufra la incomprensión de quienes siguen siendo deudores del eclesiocentrismo, la lucha por la Causa del Reino sigue siendo el valor supremo por el que merece la pena vivir y hasta morir, como seguidores de Jesús. Aunque haya que vivir la libertad a la intemperie.
José María Vigil es un sacerdote claretiano nacido en España que ahora vive y trabaja en Centroaméríca. Obtuvo la licenciatura en teología en la Universidad Pontificia de Salamanca y la de Santo Tomás en Roma y obtuvo la licentiatura en Psicología, en especialidad Cliníca, en las Universidades de Salamanca, Madrid y Managua. Es secretario ejecutivo de CICLA, Conferencia Internacional Claretiana Latinoamericana y autor de varios libros y artículos, muchos de los cuales aparecen en el internet. Se pueden localizar en http://www.servicioskoinonia.org. Le puede mandar correo-electrónico:
Vamos una Iglesia totalmente distinta a la actual donde la figura del Papa es eje central incluso -a veces- por encima de Cristo.
ResponderEliminarCuando estudiaba Magisterio tuve un profesor de Religión que decia que amaba mucho a su puta madre Iglesia. Que era madre pero que también era puta porque había tomado el camino equivocado.
La lectura del post me lo ha recordado.
Creo que aunque dijese lo de "puta" este profe seguía atrapado con esa proyección incosnciente que supone lo de que la iglesia es nuestra madre. Hay muchos religiosos, clerigos y laicos que están atrapdos de forma inconsciente por esa proyección maternal que les impide vivir de manera madura, tranquila y libre la vinculación eclesial. El actual modelo es anacrónico y absurdo. Alucino que un monarca absoluto se permita hablar de democracia y de derechos humanos, etc... Estamos en un tránsito de las religiones a más allé de las religiones,. a la espiritualidad laica y ecuménica, comprometida con la liberación social y personal.
ResponderEliminarUn saludo.