Naturalmente éste es un día para reivindicar de manera especial los derechos de los trabajadores, demandar políticas sociales y hacer ver la fuerza que el movimiento obrero posee y la importancia que su existencia tiene para toda la sociedad.
Creo también que es un buen día para recordar a tod@s l@s que han hecho posible que podamos celebrar este día, aquellos que rompiendo con la tradicional educación de obediencia y sumisión ante los poderosos y denunciando las estructuras de injusticia que el sistema genera, abrieron caminos para que la situación de much@s haya mejorado de una forma sustancial.
Si no fuera por ell@s los derechos y la dignidad humana estarían aún en una situación peor de la que se encuentra. Creo que no olvidar esto nos puede ayudar a ver que se puede esconder detrás de las críticas contra los sindicatos por parte de los medios de comunicación más cercanos a la derecha política, económica o cultural.
Y especialmente importante es que recordemos esto los que queremos también cultivar la dimensión interna, crecer como seres humanos en todas las dimensiones que lo humano posee, incluidas aquellas más íntimas e inefables.
Pienso que ya va siendo hora de que se rompa la separación entre comprometidos socialmente y comprometidos espiritualmente. No puede reducirse la experiencia de desarrollo y madurez humana sólo a los aspectos más íntimos, aquellos más alejados del compromiso social. Demasiado tiempo ha habido personas que sólo han buscado la verdad o a Dios sin preocuparse demasiado de sus semejantes, e incluso, viviendo aprovechándose de ellos. Es muy habitual en los ámbitos espiritualistas religiosos o de new age despreciar la política como algo del ego, algo inferior.
Una experiencia de madurez humana que no nos lleve al compromiso con los demás y con el cambio de la sociedad es una experiencia falsa. Así de simple. Sólo hay que ver la actitud de compromiso con los demás de los maestros espirituales, y como cristiano, cito en especial a Jesús como ejemplo.
Ahora bien, el compromiso exige madurar humanamente, si no, es una acción que no lleva a cambios reales y que no se sostiene. ¡Cuántos se han quemado en el compromiso! Todos los que han perseverando en la lucha por cambiar la sociedad son personas que han trabajado su interior, que han cultivado espacios de silencio, de reflexión y meditación. En todos ellos se puede reconocer la experiencia mística, ese sentirse en comunión con todo y tod@s. Se haya expresado esto de un modo religioso o no.
Unir ambas dimensiones debería ser una meta de ambos mundos, buscadores del cambio personal y del cambio político deben ser maestros y discípulos unos de otros. No se trata ahora de olvidar ninguno de ambos aspectos, ambos son necesarios, es el tiempo de la integración más que de la renuncia a algún aspecto de la realidad. Una búsqueda espiritual integral y un compromiso político integral.
Por eso, creo que, aunque para algunos resulte paradójico y contradictorio, hoy es el momento de que gente que ha pertenecido a ámbitos aparentemente separados, puedan descubrir lo cerca que están unos de otros.
Silencio y diálogo, compromiso y contemplación no pueden ya entenderse de modo contrapuesto. Debemos superar nuestros recelos mutuos. El enemigo de ambos es la injusticia, la falta de solidaridad, la unidimensionalidad, la deshumanización, el Sistema, en definitiva, que sabe muy bien exagerar las diferencias para lograr enfrentamientos que debiliten a quienes le pueden plantear cambios radicales.
Recordando la biblia podríamos hablar de que necesitamos ser mujeres y hombres ambidiestros, es decir, que manejen sus dos manos, la de la acción y la de la interiorización. O en términos más laicos, diríamos que es necesario el compromiso y la humanización, la revolución política y cultural, la nueva sociedad y el hombre nuevo.
Que estos hombres y mujeres trabajador@s que lucharon por humanizar la sociedad y su realidad vital, sean un ejemplo del camino a seguir.
Feliz día del trabajo, alegre, dialogante y combativo.
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