(La palabra corazón remite a la fuente misma del ser, al núcleo de la intimidad de cada persona. )
Hoy es día de celebrar al Sagrado Corazón de Jesús, y esa celebración debería estar colmada de silencio atento, de disponernos a contemplar la intimidad primordial del Señor.
Desde ese silencio y esa contemplación descubrimos algo que vá más allá de lo abstracto de una declamación y supera con infinitas creces sentimientos pasajeros y sensiblería: ese núcleo de su ser es Amor puro, y se expresa en el salir al encuentro.
Aquí hay que detenerse para volver a redescubrir la iniciativa de Dios, su primacía perenne en buscarnos a cualquier costo, inclusive pagando el precio de nuestro rescate con su propia vida.
Pues la Palabra nos vá marcando un sendero en donde vamos descubriendo que hay una pérdida y que a pesar de ello, no es el final y no hay resignación.
Y de un modo inmediato, que no admite demoras, se sale en búsqueda de lo que se ha perdido pues es algo extremadamente valioso para el Buscador, que es capaz de afrontar todo riesgo para recobrar lo que se ha extraviado.
Cuando sucede el reencuentro, aflora incontenible la alegría.
Se ha perdido una oveja, y el pastor se adentra en el desierto -aún arriesgando a las otras ovejas- con tal de recuperar a la que se ha perdido, y la lleva en sus hombros.
Surge la alegría que como tal, se comparte con otros. La alegría tiene un color específicamente comunitario, jamás es individual.
Si buscamos un motivo de fiesta, una ocasión de celebrar que tenga un color muy pero muy personal -más aún que el propio cumpleaños- éste es el día.
A pesar de nuestras miserias, a pesar de la distancia que hayamos puesto de casa, a pesar de vernos dignos de múltiples castigos, a pesar de creernos justificadamente muy pequeños, ese Corazón Sagrado nos habla con inefable ternura de que a sus ojos somos valiosísimos.
Y que está dispuesto a hacer lo indecible cuando nos perdemos, con tal de propiciar nuestro regreso.
El regreso de los perdidos, cercanos y lejanos, debería ser para nosotros motivo de celebración y gratitud: Dios se nos ha revelado no como un Juez rígido de rostro severo, sino como Padre y Madre que nos ama hasta las últimas consecuencias, y que Él mismo nos lleva en sus hombros cuando nos perdemos y nos caemos.
Es la mejor de las Noticias)
Paz y Bien
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ResponderEliminarMuchas gracias, hermano, por tu generosidad al reproducir estas pequeñas líneas que quise compartir desde lo vivido a diario.
ResponderEliminarY gracias también por tu blog, este trabajo paciente y constante de promover y dar a conocer lo que muchos ansiamos y soñamos, un mundo nuevo y distinto, justo, fraterno y solidario desde un un alma renovada por el Espíritu, que no se cierre en sí misma y salga al encuentro del prójimo/próximo, sin importar su origen, su condición social o religiosa.
Estamos en ese camino que el Maestro nos ha señalado.
Un fraterno saludo en Cristo y María
Paz y Bien
Ricardo
Me gusta mucho tu reflexión y tu experiencia, gracias a ti por compartirla.
ResponderEliminarun abrazo, bendiciones.