"Tutti i miei pensier parlan d’amore (Todos mis pensamientos hablan de Amor)". Vita Nuova. Dante Alighieri.

viernes, 16 de abril de 2010

Las etapas del Camino en el zen y en la mística cristiana



El maestro zen del siglo IX, Tozan, autor de un conocido texto el Hokyo zanmai, resumió en cinco etapas los pasos hacia la iluminación. También en el cristianismo tenemos mapas que nos explican el camino que vamos recorriendo por la vía espiritual. Es conocida la división tradicional en tres etapas: la vía purgativa, la vía iluminativa y la vía unitiva del Camino.

Pedro Vidal, un maestro zen cristiano, conocedor de la mística carmelitana habla de siete etapas, añadiendo una etapa 0, o previa.

San Bernardo habló de cuatro grados del Amor que había que ir recorriendo para madurar en nuestra experiencia humana y espiritual.

Estos diversos mapas, en apariencia diferentes, en realidad reflejan un camino muy similar desde perspectivas diferentes (el zen habla sólo de los efectos de la experiencia en el hombre y el cristianismo fija su atención en la acción de Dios) o estableciendo más o menos subdivisiones en cada etapa.

Voy a intentar hacer una síntesis que nos pueda ayudar y animar a recorrer el camino que los maestros nos proponen:

Etapa Previa: Para San Bernardo antes de iniciar el camino espiritual debe el hombre amarse a sí mismo, este amor le lleva al amor a los demás, el amor social. Es la base de todo el camino previo. Es un amor inmaduro y egoísta en cierto sentido, pero necesario para crecer en el amor. Este es el primer grado del amor de San Bernardo.

Vía Purgativa

(Predomina la lucha contra los vicios o logismoi: demonios-pensamientos erróneos). Toda esta etapa corresponde la segundo grado del amor de Bernado, el amor a Dios por nosotros mismo, le amamos porque sentimos que lo necesitamos, que por nosotros solos no encontramos fuerza ni sentido en la vida.

Etapa I de Tozan, cuando ya se toma en consideración la importancia de lo transcendente y se ocupa más tiempo en la búsqueda de la espiritualidad con diversas prácticas.

Esta etapa I de Tozan se correspondería con las etapas 0 y 1 de Pedro Vidal, en la etapa 0, pasamos del tener al ser todavía con mucha dificultad, en la etapa 1, tenemos que continuar en el camino luchando contra nuestra inconstancia, nuestra impaciencia, nuestra desconfianza y nuestro miedo.

Etapa II de Tozan, corresponde al siguiente paso del camino, ir más allá de razonamientos y conceptos a la búsqueda espiritual de la experiencia. Para Pedro Vidal es la etapa 2 una etapa de crisis, ya no nos produce placer sentimental la búsqueda, necesitamos cultivar mucho la Fe y la Esperanza. Correspondería a la Noche de los Sentidos de san Juan de la Cruz o a la Gran Muerte del Zen. Sólo pasando por esta crisis y yendo más allá de la mente podemos pasar a la siguiente etapa.

Vía Iluminativa

Es la etapa en que las virtudes van implantándose en nuestra actuación, encontramos satisfacción en practicarlas, tenemos ya diversas experiencias de iluminación o de contemplación (oración de quietud, de recogimiento, de unión o éxtasis). Corresponde la Tercer grado del amor de san Bernardo: el Amor a Dios por él mismo, gratuito, sin buscar nada a cambio.

Corresponde a la etapa III de Tozan, después de la muerte al mundo de los sentidos, renacemos al mundo espiritual. Es la experiencia de unión con todo, de gran paz, de desapego por el mundo físico. Creemos ya haber alcanzado la meta del camino. Ha de venir a etapa IV, en la que se produce una crisis y una caída de esta situación, que si perdura lleva a la enfermedad zen, el quietismo, el espiritualismo desencarnado. La etapa IV nos hace perder esa supuesta “elevación” y nos hace ver el narcisismo espiritual que nos provocaba, llevándonos de nuevo a atender la realidad concreta sin separarla ni fusionarla de la espiritual.

Para Pedro Vidal, la vía iluminativa correspondería a la etapas 3, 4 y 5 del camino. La etapa 3 es la etapa del enamoramiento, con las primeras experiencias espirituales, la etapa 4 corresponde al noviazgo, cuando ya la persona responde activamente a la experiencia, puede suponer experiencias de éxtasis o salida de sí. La etapa 5 es la crisis, o el desposorio espiritual, cuando viene la Noche del Espíritu de san Juan de la Cruz, cuando entramos en total oscuridad y desierto y la misma experiencia espiritual desaparece aparentemente. Superada esta segunda muerte, llegamos a la etapa final.

Vía Unitiva

Corresponde al cuarto grado del Amor de Bernardo, cuando amamos la hombre desde Dios, es decir, no separamos la realidad concreta de la espiritual, es más, es lo más pequeño, lo que menos llama la atención, lo más pobre y limitado el lugar de preferencia para la experiencia, es lo que se llama la pobreza fecunda en la espiritualidad cisterciense. Volvemos a ser pequeños y frágiles, ignorando incluso las experiencias pero siendo una bendición anónima para los demás y para el mundo, sin que seamos conscientes y sin tener porque llamar la atención.

La V etapa de Tozan, descrita así “uno finalmente se da cuenta que es posible integrar ambos mundos y que es posible experimentar plenamente tanto lo trascendental como el mundo físico. Uno es capaz de “ser en el mundo, pero no de ser de él". En otras palabras, uno desarrolla un gran corazón de compasión por todos los seres sensibles”.

Corresponde a la etapa 6 y 7 de Pedro Vidal, la etapa 6 es el matrimonio espiritual, la unión de Dios y el ser Humano vivida en la vida cotidiana, no se separa la realidad de Dios, lleva a la última etapa, dar la mano a otros, en especial, los más pobres y necesitados. El último “koan” que propone Pedro es ¿Señor, qué quieres que haga?.

El camino culmina, no en la iluminación sino en la comunión con Dios, el hombre y el cosmos vivida en la vida cotidiana de cada uno, a la que llevamos comunión y liberación, mucha veces sin ser conscientes, pero siendo siempre responsables y comprometidos con Dios y con toda la realidad desde nuestra pequeñez.

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Mi camino...

el camino que sigo es el camino de la mística del amor, no un amor sentimental, sino un amor inteligente o consciente (amor iluminado decían los antiguos) y solidario, que no olvida el sufrimiento y la injusticia.
Guiado de la mano de de la mística monástica cisterciense (la primera mística moderna del amor), el esoterismo cristiano, la mística de san juan de la cruz y el zen... y animado por ideales progresistas y solidarios os invito a caminar juntos hacia un mundo y unos hombres y mujeres nuevos.