Ayer estuve en el preestreno de la película francesa “Dioses y Hombres” sobre los monjes cisterciense asesinados en Argelia en la época en que el país vivió uno de sus peores momentos históricos envuelto una verdadera guerra civil entre el gobierno y los grupos islamistas radicales.
A diario morían personas, en especial, ciudadanos y ciudadanas argelinos, pero también ciudadanos extranjeros, generando una gran alarma entre ellos.
En esta situación los monjes cistercienses (trapenses) de Nuestra Señora de Atlas comienzan a tomar conciencia de que pueden ser objeto de una agresión por parte de algún grupo violento. Saben que sus vecinos los quieren y respetan pero temen que algún extremista pueda venir al pueblo con malas intenciones. Desgraciadamente sus previsiones se cumplieron.
Uno de los mensajes más bellos de la película es que hace ver cómo la comunidad vive totalmente integrada con la población de Tibherine; quieren y cuidan (y se dejan querer) de sus vecinos, participando de sus fiestas y de sus vidas. Además posee un dispensario de medicinas (uno de los hermanos es médico) y da trabajo a personas del pueblo, por lo que el pueblo se siente muy agradecido a los monjes, que trabajan como todos ellos y llevan una vida muy sencilla de trabajadores y hombres piadosos, muy alejada de pompas clericales al uso en otros ámbitos.
Tras conocer de cerca el asesinato de varios extranjeros, los hermanos se alarman y comienzan en pensar en dejar el pueblo y volver a Francia. Sufren la llegada de los terroristas al monasterio, atienden en el dispensario a alguno de ellos como a cualquier herido que llega a su casa y comienzan a ser sospechosos para el ejército. La situación comienza a volverse muy tensa.
Tras un periodo de oración y reflexión comunitaria y personal, la comunidad decide continuar al lado de sus vecinos, no pueden abandonar al pueblo de Argelia con el que se sienten comprometidos. Saben que corren un riesgo pero no hay ningún deseo de muerte sino un deseo de continuar con su vida de trabajo, oración y solidaridad con sus amigos y hermanos del islam. Ellos son unos más del pueblo.
Finalmente la comunidad será secuestrada y morirán trágicamente en circunstancias desconocidas (aún no se sabe quienes mataron a los monjes, e incluso se insinúa una posible responsabilidad del ejército argelino y los servicios secretos franceses) como tantos argelinos y argelinas.
La película refleja con gran honestidad y sin triunfalismos la realidad de una pequeña comunidad cisterciense, se ha captado muy bien el ambiente de sencillez, a veces vulgaridad, junto con los momentos de gran belleza y simbolismo, que se respira en estas comunidades de trabajadores orantes que son los monasterios cistercienses.
Sobre todo, no se ha intentado presentar al islam como un enemigo del cristianismo y de los monjes, lo cual sería traicionar la memoria de la comunidad, en especial de Christian, el prior, que siendo adolescente fue salvado por un musulmán y siempre sintió un gran amor y respeto por el islam y por el pueblo argelino. Así lo expresa en su testamento, que además es un desafío contra los que le tachaban de idealista por ver el islam con ojos de amigo y hermano, es decir, un desafío contra ciertos cristianos fundamentalistas que nunca le comprendieron y que quizá intentarán presentar su muerte como una tesis para reforzar sus ideas islamófobas.
(queridos hermanos de Tibherine, aquí estamos para impedirlo. Inch allah.)
Os recomiendo que si os es posible acudáis a ver la peli. Creo que merece la pena.
Para nosotros será un verdadero placer ir a verla en cuanto la hagan en nuestra ciudad. Los comentarios son muy buenos. Además una história de esas características ha de ser conocida y reconocida.
ResponderEliminarSerá un verdadero lujo.
Gracias por informar.
¡Hola!
ResponderEliminarYo ya la vi anoche también. Me encantó y por muchos motivos: como dices, ¡refleja (en lo que yo vivo y comparto desde afuera) tan bien lo que es la realidad de una pequeña comunidad cisterciense, la sencillez, "sin triunfalismos", y también toda la grandeza concreta del proceso que vivió esta comunidad!
Lo que es grande, no necesita adornarse: tal como es, deslumbra. Hacer algo más, sería estropearlo.
Doy las gracias a Dios por este director tan bueno y a estos actorazos; a que hubiera supervivientes que nos han podido transmitir lo que realmente ocurrió de primera mano, y también a que haya aparecido esta película en un momento tan complicado como el actual, tan difícil para la convivencia pacífica.
En el corazón de Dios cabemos todos, no nos pide "el carnet" de nuestra religión para dejarnos entrar y habitar en Él.
Besicos para mis hermanos de Madrid y un abrazo para todos.
Claro que la veremos José Antonio. Tendremos que esperar que llegue aquí a Argentina, aunque sea en DvD. Este tipo de películas hacen mucho bien. Muestran sobre la fe mas que mil palabras.
ResponderEliminarte mando un abrazo fraterno invocando a Cristo!
Muchas gracias hermanos por compartir vuestros deseos de ver la peli y me alegra Isabel que ya la hayas podido ver porque sé que habras disfrutado mucho con ella.
ResponderEliminarun abrazo fuerte.