"Tutti i miei pensier parlan d’amore (Todos mis pensamientos hablan de Amor)". Vita Nuova. Dante Alighieri.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Otra Navidad es posible y necesaria, por Alonso Hernández, Comunidades cristianas de Base de Murcia.



Relacionar la venida de Jesucristo a la Tierra con este consumismo vacío y alienante es una afrenta para los que nada tienen y, cuando menos, una tremenda tergiversación del verdadero sentido de la Navidad. Recordemos que los primeros que recibieron el anuncio del nacimiento de Jesús fueron los pastores, una clase social de las más humildes de la época.


Este hecho, que recordamos como un acontecimiento bucólico, es determinante para entender el mesianismo de Jesús: una opción preferencial por los pobres, por los que sufren. Hay un pasaje del evangelio que pone claramente de manifiesto esta gran novedad que trajo Jesús: cuando Juan el Bautista, desde la cárcel, manda unos emisarios a Jesús para preguntarle si era él el que tenía que venir o tenían que esperar a otro, Jesús responde “Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven, y los inválidos andan; los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen; los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el evangelio. ¡Y dichoso el que no se
escandalice de mí! (Mt 11, 2-11).


El signo de que el Reino de Dios ha llegado es que la salvación ha llegado a los pobres, término que engloba a los desesperanzados, a los desheredados de la Tierra. Si Jesús naciese hoy entre nosotros, los privilegiados en conocer la primicia de este acontecimiento podrían ser perfectamente los inmigrantes que deambulan por nuestras calles, duermen a la intemperie y no tienen qué comer.

La sensación agridulce que muchos cristianos padecen en estas fechas cuando experimentan la contradicción entre lo que saben que celebran y la forma de celebrarlo hace necesario que los cristianos tomemos parte y aclaremos qué es lo que queremos conmemorar.


¿Qué celebramos en Navidad los cristianos? Celebramos que Dios, todo poderoso en el amor, el infinito, el Dios invisible, se ha encarnado, se ha hecho uno como nosotros en la persona de Jesús de Nazaret, y lo ha hecho por amor, porque nos tiene en sus sueños, en su proyecto para la humanidad. Además, lo ha hecho en una muchacha pobre de una aldea perdida en los suburbios del Imperio


¿nos planteamos por qué los primeros en verlo han sido los desterrados, los excluidos y los que nada cuentan? La razón es que nace preferentemente para ellos, para los que nada tienen. Y esto es necesario gritarlo bien alto, porque si la marea de turrones, langostinos y consumo desmedido de estos días desvirtúa este mensaje que Jesús nos trae habremos eliminado toda la esperanza que para nosotros representa el Jesús niño.

Todos los tiempos litúrgicos son una llamada a la conversión, a la apertura, a la escucha, al seguimiento, a la austeridad, a la justicia y a la solidaridad. Disfrutemos de los sentimientos que nos despierta la Navidad, sin olvidar que tiene vocación de permanencia, que no es fiesta de un solo día.

Es verdadera Navidad si sabemos perdonar; si vivimos la esperanza cristiana; si amamos sin esperar nada a cambio, especialmente al más necesitado; si trabajamos por la justicia entre los hombres para que no hay excluidos de los bienes de la Tierra; si tenemos deseo de vivir y comunicarnos con los demás; si los sufrimientos los asumimos con amor y esperanza; si somos perseguidos por causa de la fidelidad al evangelio; si nos alegramos de ser hijos de Dios.


Alfonso Hernández Martín escribe en representación de
las Comunidades Cristianas de Base de la Región de
Murcia.

1 comentario:

  1. Desde Al Este de Epem, te deseo a ti y a quienes te rodean Felices Navidades, así como que el año que está a punto de iniciarse aleje del Planeta Tierra y los seres humanos que en él habitamos, la codicia, el egoísmo y la insolidaridad.

    Un abrazo
    Sofi

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Este Blog quiere ser un lugar de encuentro para todos aquellos que queremos ayudar a transformar la sociedad para convertirla en un lugar más fraterno, más libre, más justo y, a la vez, somos conscientes de que todo cambio social sólo es posible si hay un cambio personal e interno y no se olvida lo que nos enseña la Tradición Espiritual de la Humanidad, intentándo actualizarla creativamente en cada época.


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