"Tutti i miei pensier parlan d’amore (Todos mis pensamientos hablan de Amor)". Vita Nuova. Dante Alighieri.

sábado, 16 de octubre de 2010

A una cristiana divorciada, por José Arregui





NO te conozco, pero tu rostro sufriente es el de muchas, y con eso me basta. También a Jesús le bastaría, pero él además conoce tu rostro y tu nombre, y si tú se lo permites, posará dulcemente sus labios en tu frente, y le contarás tus penas. Tú le harás feliz y él aliviará tus penas. Nada sé de ti sino el dolor de un amor frustrado (¿a quién le importan las razones?) y el doble dolor de no poder comulgar porque compartes tu vida con otro compañero; el Derecho Canónico te llama adúltera, y te prohibe acercarte a la mesa de Jesús.


Así de inhumano puede ser el Derecho Canónico cuando pone cualquier ley por encima de la carne que goza y sufre; cuanto más sagrada se considere, más perversa es la ley. Así de inhumana puede ser la Iglesia cuando alza los cánones por encima de las personas con sus penas y su dicha.


Yo te aseguro, amiga, que Jesús te besa en la frente y te dice: "¿Cómo puedes dudar en venir a recibirme, amiga mía, si soy yo quien siempre está deseando recibirte? ¿Por qué vacilas en compartir mi pan, si lo que más me gustó siempre fue comer con gente tachada de pecadora por leyes hipócritas, y por ello fui yo también condenado? Un día me sentí especialmente seguro del Dios de la vida, y me brotó del alma una sentencia redonda que los canonistas puntillosos jamás han entendido: El sábado es para el ser humano y no el ser humano para el sábado (Mc 2,27) (decir el sábado era para nosotros, los judíos, como decir la ley más sagrada e inviolable, ¡imagínate!).


Creo que, vagamente, tenía tu rostro ante mí cuando pronuncié esa máxima rotunda y feliz. Y fueron historias como la tuya las que inspiraron al profeta Isaías aquel oráculo divino que siempre llevé grabado en las entrañas: Misericordia quiero y no sacrificios (Mt 9,13). Yo no quise decir otra cosa en las parábolas de mis días más inspirados. No hagas caso, pues, de normas inhumanas, déjate llevar libremente adonde el corazón te guíe. Invítame, por favor, a tu mesa, y saborearemos juntos el pan y el vino santos de Dios".

Así te habla Jesús, amiga. Así hablaba a todas las personas heridas: Venid a mí, todas las que estáis fatigadas y agobiadas, y yo os aliviaré (Mt 11,18). Claro que no faltará quien te recuerde, con mejor o peor intención, que Jesús prohibió a un hombre separarse de su mujer e irse con otra, y a una mujer separarse del marido e irse con otro: Lo que Dios unió, que no lo separe el hombre (Mc 10,9).

Sí, es probable que Jesús hablara así, y no dejará de recordártelo cualquier canonista severo, y puede que algún clérigo sin entrañas te niegue ostensiblemente la comunión, cuando te acerques a la mesa de Jesús, hambrienta del cuerpo de Dios. No te aflijas por ello, no se lo tomes a mal, y busca en paz a alguien -serán innumerables- que te dé la comunión tan gustosamente como te la daría Jesús, porque él nunca se la negó a nadie, a nadie se negó, eso sí que no. Es más, el pan y el vino que compartes en casa con tu compañero, consagrados por vuestro amor, ya son para ti el mismo Jesús.

Y si te encuentras de frente con el clérigo o el teólogo inflexible, dile sin acritud y con firmeza: "Amigo, Jesús te ordenó solemnemente que, si te abofetean en una mejilla, presentes la otra (Mt 5,39). ¿Acaso lo cumples? Y si no lo cumples, ¿cómo es que vas a comulgar? Jesús te ordenó que, cuando un hermano tenga algo contra ti, no te acerques al altar sin haberte reconciliado primero (Mt 5,23-24). Yo tengo algo contra ti, porque tú me señalas con el dedo y me niegas la comunión y me hieres el alma. ¿Cómo te atreves a presentar tu ofrenda en el altar y a tomar el pan consagrado? ¿Te parece acaso que esos mandatos de Jesús son menos importantes que la indisolubilidad del matrimonio? Recuerda, amigo: Misericordia quiero, y no sacrificios. Y recuerda que el sábado se hizo para el ser humano y no el ser humano para el sábado.


Y comprende que si Jesús quiso que marido y mujer no rompieran, no fue para cumplir ningún mandato divino, menos aún para aumentar dolores en el mundo, sino en todo caso para ahorrarlos. Yo creo que Jesús nunca quiso salvar el amor en abstracto -¿tú quieres acaso defender los derechos del amor abstracto, del amor en general, o del amor por decreto? Un amor así yo no me lo puedo ni imaginar, ni puedo concebir que le guste a Dios-. Yo creo que a Jesús le interesaba solamente el amor de carne y nombre propio. Y creo que el dolor y la dicha fueron siempre su razón y su criterio".

Amiga, no te garantizo que con estos argumentos vayas a persuadir al canonista o al clérigo. Entonces, puedes decirles que si Jesús insistió en que la pareja -en aquel tiempo no había todavía "matrimonio canónico"- no se ha de romper, fue ante todo para que la parte más débil -entonces ciertamente la mujer- no se quedara tirada en el camino, pues aún no existían ni las calles. O puedes simplemente refrescarles la memoria, recordarles la historia, ante la que no resiste ninguna norma absoluta.


Puedes decirle, por ejemplo, que ya en los orígenes San Pablo y San Mateo, ellos al menos, admitieron excepciones para la supuesta "indisolubilidad" impuesta por Jesús: Pablo en el caso de parejas mixtas que no pueden vivir en paz (1 Cor 7,15), Mateo en el caso de "unión ilegítima" (Mt 19,9). Si ellos se permitieron esas excepciones -sobre cuyo alcance concreto no cesan de discutir los expertos-, ¿por qué nosotros no podremos permitirnos hoy las nuestras? Siguiendo su mismo lenguaje, ¿hay alguna unión más ilegítima que aquella en que el amor ya no existe y que no permite vivir en paz? Ésa es la pregunta decisiva, más allá de todos los cánones sagrados. Ése es el criterio evangélico, y por haberlo olvidado -y para salvar el cánon de la indisolubilidad-, nos hemos enredado en disquisiciones sobre la "nulidad" y en complejos procesos eclesiásticos cuyo desenlace depende directamente de las habilidades del abogado, las recomendaciones que uno tenga y los dineros que pueda uno gastar.

No, amiga. Es más sencillo. Dios nos llama a vivir en paz. Cuida el amor cuanto puedas, y cuando lleguen borrascas, procura salvarlo por tantas razones. Si amas y vives en paz con tu compañero o tu compañera, aun en medio de los conflictos cotidianos, eres sacramento de Dios. Pero si en tu primera pareja, por lo que fuera, han desaparecido el amor y la paz, habéis dejado de ser sacramento de Dios. Y si, en el incierto camino de la vida, has encontrado un nuevo compañero (o compañera, no lo sé), y se van curando tus heridas, y vuelves a amar y reencuentras la paz compartiendo el cuerpo y la vida, entonces eres de nuevo, sois de nuevo sacramento de Dios, aunque el Derecho Canónico te diga lo contrario.

Comulga en paz, amiga. Mastica despacio el pan en tu boca. Saborea a Jesús, a Dios, saborea la vida.

8 comentarios:

  1. Gracias por esta entrada, no conocía el artículo, hará mucho bien a personas que sufren por esta causa.

    ResponderEliminar
  2. gracias, a ti, efectivamente es fuente de muchos sufrimientos y de muchas faltas de humanidad en nuestra iglesia.

    bendiciones.

    ResponderEliminar
  3. Buscar la cuadratura del circulo, como lo hace Jose Arregui, es maravilloso, pero yo como divorciado, acusado de perverso, excomulgado, y condenado al fuego eterno, no puedo tener, palabras, de amistad para sacerdotes, que siguen siendo cómplices, de una Iglesia católica, que no solo traiciona a Cristo, sino que vive, pisoteando al pueblo y lo que es peor, no solo no se arrepiente, sino que insiste en decir que están en la verdad del Espíritu de Dios.
    No se puede seguir, apoyando con nuestra presencia a esta Iglesia, no se puede decir a las pobres, mujeres, divorciadas, que sigan hiendo a Misa y a comulgar, esto es una estafa, un engaño y Jose Arregui, debe hablar con verdad y predicar que esta Iglesia debe de terminar y eso solo puede hacerse, hablando claro y obrando en consonancia, no siendo unos hipocritas como vosotros tu incluido Jose Antonio, y perdona mis duras palabras, pero haz examen de conciencia, no se puede estar con Dios y con el diablo y eso es lo que estáis haciendo cuando estáis en una Iglesia, que rechaza a sus hijos, la traición a Cristo de estos dictadores, no se combate, con palabras y tónterias como las que acaba de decir Arregui, yo como divorciado, me siento avergonzado de sus palabras, tengo mucha mas dignidad que la que se presupone, para ir a Misa o comulgar, con ruedas de molino, ofrecidas por un sacerdote, que me ve o nos ve como pecadores !Faltaria mas ! Jose Antonio...despierta.
    Un fuerte abrazo

    ResponderEliminar
  4. Hola Miguel Angel:

    Puedo conprender tus duras palabras fruto del dolor, si bien no está justificado que insultes ni a Arregui ni a mi, la próxima vez tendré que borrarlas porque en este blog no se permite insultar a nadie. Identificar la Iglesia con la opinión mayoritaria de la jerarquía es un error, la Iglesia la formamos muchos laicos y laicas con opiniones diversas en temas morales, si bien unidos en la referencia a Cristo y al Evangelio.
    Por razones pastorales muchos sacerdotes dan la comunión a muchos divorciados y divorciadas, no hay ninguna hipocresía en ellos sino un ejercicio de la misión encomendada por Jesús, extender el Reino poniendo la persona por encima de la Ley.
    Como ves se hace mucho con palabras y con acciones, más de lo que crees (muchas divorciadas te podrían hablar del apoyo económico y vital recibido dentro de la Iglesia frente a pastores rígidos e inhumanos).
    Respeto tu decisión de no formar parte de la Iglesia, si bien creo que identificas la Iglesia con la jerarquía y te olvidas de todos los que en la Iglesia vivimos y actuamos de otra manera.La iglesia no sólo es la jerarquía y ni siquiera es la Iglesia actual, es la Iglesia de todos los tiempos y de todos los lugares.También la Iglesia de lso que han entregado syu vida`por los más débiles y necesitados ¿Es Vicente Ferrer un hipócrita? ¿Lo es Ellacuria y los mártires latinoamericanos? ¡Lo es Jon Sobrino? Y tantos y tantas...
    Esa Iglesia es la que amo, sabiendo también que en ella hay muchas cosas criticables.
    Satanizar a la Iglesia es no ver ni conocer lo que es la Iglesia real, además de ser otra forma de fundamentalismo.

    ResponderEliminar
  5. Vicente Ferrer como yo, somos valientes, querido Jose Antonio, no nos consideramos, dentro de una Iglesia, en la que mandan, señores que traicionan el Evangelio de Cristo.
    Si los fieles fueran los que mandan en la Iglesia y seguirían traicionando a Cristo, yo me seguiría borrando de ella.
    No se puede decir, que Iglesia somos todos, cuando tu y todos los que nombras, no tenéis voto, para poder cambiar algo en ella.
    Yo también te respeto y por supuesto no te insulto, cuando hablo de hipocresía, hipócrita es aquel que dice una cosa y hace otra, no se puede decir que perteneces a una Iglesia que pisotea a los seres humanos, pero que tu, no lo haces, es lo mismo que pertenecer a una sociedad que apoya las armas y quiere, que todos tengan una y decir que son pacifistas.
    Siento que me amenaces, pero yo nunca borraría tus pensamientos.
    Un abrazo aun dentro de nuestras ideas encontradas. Jose Antonio.

    ResponderEliminar
  6. Querido Miguel Angel:

    No hay ninguna amenaza, las diferencias de pensamiento son bienvenidas, los insultos no y llamar a alguien hipócrita para mí al menos es poco amistoso, siempre has sido bienvenido aún opinando cosas diferentes a las mías, yo nunca te llamaría hipócrita y pido la misma cortesía.Dices que no me llamas hipócrita pero si lees tu primer comentario verás que lo haces, si bien en tu aclaración parece que intentas no hacerlo, te digo que no me parece que sea una explicación muy clara esa que das de ser miembro de una asociación de armas y decir que se es pacifista. Admito que critiques mi postura, en cualquier caso.

    Todo se puede expresar pero siempre desde el respeto y el cuidado propio y al otro.

    Vicente Ferrer, era miembro de la iglesia católica, no se salió de ella, como Monseñor Romero o monseñor Proaño y tantos otros. El voto no es la única manera de cambiar las cosas dentro de una institución.Y la Iglesia es más que su burocracia interna, al menos para los que somos católicos.

    La verdad es que creo que has hecho comentarios mucho más amistosos y acertados en otras ocasiones que en esta.

    ResponderEliminar
  7. Pido perdón si te he molestado.
    Pero Vicente Ferrer, no es considerado católico, por la Iglesia oficial, pues nadie ampara su fundación y mucho menos ha tenido representación en su funeral del Papa,(No ha recibido, la bendición de Su Santidad) ningún obispo, ha aplaudido ni acepta sus hechos, si eso es seguir en la Iglesia....pues estoy equivocado.
    Admito, que intentes desde dentro cambiarla, pero, eso me parece no solo difícil, sino imposible, puedo estar equivocado, pero los hechos, me dan la razón, durante dos mil años, ha habido, personas y grupos que lo han intentado, pero han sido machados, excomulgados, separados, encarcelados, quemados en la hoguera y hoy en día silenciados, apartados y sus libros y escritos censurados.
    Si eso, no demuestra que tengo razón , perdona Jose Antonio, es que soy duro de mollera.
    Un abrazo en Cristo, pero no con esos dictadores, tu puedes seguir con ellos....yo no.

    ResponderEliminar
  8. Te agradezco tus palabras pues sí me sentí maltratado, respeto tu visión y tus opciones,

    un abrazo fraterno

    ResponderEliminar

Hola, Bienvenid@s.


Este Blog quiere ser un lugar de encuentro para todos aquellos que queremos ayudar a transformar la sociedad para convertirla en un lugar más fraterno, más libre, más justo y, a la vez, somos conscientes de que todo cambio social sólo es posible si hay un cambio personal e interno y no se olvida lo que nos enseña la Tradición Espiritual de la Humanidad, intentándo actualizarla creativamente en cada época.


Mi camino...

el camino que sigo es el camino de la mística del amor, no un amor sentimental, sino un amor inteligente o consciente (amor iluminado decían los antiguos) y solidario, que no olvida el sufrimiento y la injusticia.
Guiado de la mano de de la mística monástica cisterciense (la primera mística moderna del amor), el esoterismo cristiano, la mística de san juan de la cruz y el zen... y animado por ideales progresistas y solidarios os invito a caminar juntos hacia un mundo y unos hombres y mujeres nuevos.