"Tutti i miei pensier parlan d’amore (Todos mis pensamientos hablan de Amor)". Vita Nuova. Dante Alighieri.

lunes, 8 de marzo de 2010

TOMAR CONCIENCIA DE NUESTRA MARGINACIÓN



COL·LECTIU DE DONES EN L'ESGLÉSIA, dones.esglesia@terra.es
BARCELONA.

Tomado de http://eclesalia.blogia.com/2010/030801-enviadas.php



ECLESALIA, 08/03/10.- Nosotras, mujeres creyentes, quisiéramos que la Iglesia siguiese el ejemplo de Jesús en el reconocimiento de la mujer en todos los ámbitos de su vida. Hoy, en el siglo XXI, queremos decir y hacer lo que Él nos enseñó.

Las primeras palabras que las mujeres oyeron después de la resurrección de Jesús fueron: “Id a decir…” (Mc.16,7)

También nosotras, con esta fuerza de enviadas a proclamar su Palabra.

M A N I F E S T A M O S
I – Que hace veinticuatro años que nuestro COL·LECTIU trabaja por la paridad inspiradas en el Evangelio, que nos reconoce a todas y a todos hijas e hijos de Dios. El conocimiento de la historia evidencia un balance que pone de relieve algunas realidades crueles por parte de la jerarquía eclesiástica respecto a las mujeres.

II – Que pedimos que el celibato religioso sea voluntario, entre otras razones más profundas, por no tener que pasar por la vergüenza de las acusaciones de pederastia.

III – Que las mujeres, hoy, estamos en la Iglesia: transmitiendo la fe a través de la catequesis; la mayoría, como mujeres, nos responsabilizamos de las personas más débiles y desvalidas, desde la acogida que se hace a través de Cáritas y otras instituciones; trabajamos también en distintos campos, entre ellos el de la salud, que fue una preocupación prioritaria de Jesús…

IV – Que continuaremos caminando, siguiendo a Cristo, amando a todas las hermanas y hermanos de la humanidad. Pero si la actitud de una gran parte de la jerarquía de la Iglesia Católica, no reconoce en la práctica que Dios creó al ser humano mujer-hombre en igualdad de derechos (Gal. 3,28), quizá llegue un día, no muy lejano, en que las mujeres tendremos que dejar de prestar TODOS LOS SERVICIOS a esta Iglesia nuestra.

V – Entendiendo que todos nuestros trabajos forman parte del Ministerio de la Iglesia, ¿por qué no son reconocidos como tales?

Por todo esto, las mujeres católicas,

- queremos ser fieles al envío de Jesús, celebrando con gozo nuestra fe, nuestro hacer y nuestras palabras de respuesta a la Ruah,

- tenemos el deber de no permitir que esta situación continue y desde aquí animamos a todas las mujeres católicas a tomar conciencia de lo que representa esta marginación.

Para las mujeres no hay “siete” sacramentos, sino “seis”.

2 comentarios:

  1. Me gustaría apoyar esta iniciativa con unas palabras de S. Teresa de Lisieux, doctora de la Iglesia:

    “Todavía hoy sigo sin comprender por qué en Italia se excomulga tan fácilmente a las mujeres. A cada paso nos decían: «¡No entréis aquí... No entréis allá, que quedaréis excomulgadas...!» ¡Pobres mujeres! ¡Qué despreciadas son...! Sin embargo, ellas aman a Dios en número mucho mayor que los hombres, y durante la pasión de Nuestro Señor las mujeres tuvieron más valor que los apóstoles, pues desafiaron los insultos de los soldados y se atrevieron en enjugar la Faz adorable de Jesús... Seguramente por eso él permite que el desprecio sea su lote en la tierra, ya que lo escogió también para sí mismo... En el cielo demostrará claramente que sus pensamientos no son los de los hombres, pues entonces los últimos serán los primeros...”

    Saludo

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  2. Estupenda Teresa, muy bueno recordarla en este día de la mujer trabajadora.

    gracias.

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Este Blog quiere ser un lugar de encuentro para todos aquellos que queremos ayudar a transformar la sociedad para convertirla en un lugar más fraterno, más libre, más justo y, a la vez, somos conscientes de que todo cambio social sólo es posible si hay un cambio personal e interno y no se olvida lo que nos enseña la Tradición Espiritual de la Humanidad, intentándo actualizarla creativamente en cada época.


Mi camino...

el camino que sigo es el camino de la mística del amor, no un amor sentimental, sino un amor inteligente o consciente (amor iluminado decían los antiguos) y solidario, que no olvida el sufrimiento y la injusticia.
Guiado de la mano de de la mística monástica cisterciense (la primera mística moderna del amor), el esoterismo cristiano, la mística de san juan de la cruz y el zen... y animado por ideales progresistas y solidarios os invito a caminar juntos hacia un mundo y unos hombres y mujeres nuevos.