"Tutti i miei pensier parlan d’amore (Todos mis pensamientos hablan de Amor)". Vita Nuova. Dante Alighieri.

lunes, 29 de marzo de 2010

Psicología Transpersonal: Hacia una sanación psicológica integral




Dentro de la psicología, el ámbito de la psicoterapia es tremendamente amplio y complejo. Existen incontables enfoques y metodologías que orientan el abordaje terapéutico de manera distinta, obedeciendo a diferentes concepciones sobre el ser humano, su mundo interno, la sociedad que lo contiene y la influencia que ésta ejerce sobre su psiquismo, etc.

En la década del ’70 surgió con fuerza un movimiento al interior de la psicología que abogaba por una nueva visión de hombre que contrastaba con las ideas propias de la ciencia materialista de Occidente. Era la psicología transpersonal, corriente de pensamiento que buscaba integrar la variable espiritual a la comprensión de los fenómenos psicológicos y humanos en general.

Históricamente, este movimiento responde al encuentro de la psicología humanista (nacida en EEUU de la mano de las contribuciones tempranas de autores tan importantes como Abraham Maslow, Viktor Frankl, Carl Rogers y otros) con las tradiciones místicas de Oriente. De este encuentro nace la visión transpersonal, puente que intenta conectar el conocimiento científico occidental con la sabiduría espiritual de Oriente y los pueblos originarios.

Como parte de este nuevo desarrollo surge una nueva manera de concebir la psicoterapia. El trabajo terapéutico que se venía haciendo hasta ese entonces estaba dominado principalmente por el psicoanálisis y la terapia conductual. La psicoterapia humanista iba ganando fuerza, instalándose como una alternativa viable a estos dos enfoques imperantes, pero de manera todavía incipiente. Con la llegada de la “psicoterapia transpersonal”, un aire de polémica inundó la escena psicoterapéutica, avivando el candor de los debates que ya venían desarrollándose desde hacía varias décadas al interior de la disciplina.

El modo en que se concibe el trabajo terapéutico desde este nuevo enfoque se aparta sustancialmente de lo que hasta ese momento se consideraba como “científicamente aceptable”. Como veremos a continuación, este nuevo modo de entender al ser humano y la sanación psicológica conlleva una transformación en el modo de hacer terapia, así como la apertura a nuevas posibilidades de desarrollo por parte de nuestros pacientes.

La psicoterapia transpersonal se caracteriza por focalizar su trabajo en dos dimensiones. Estas dos dimensiones son consustanciales al ser humano, son parte de su naturaleza innata, pero generalmente no se las considera de manera unificada.

En primer lugar, la psicoterapia transpersonal opera sobre la “dimensión psicológica” del paciente. En términos muy generales, esta dimensión refiere a los aspectos mentales y emocionales de la persona, lo que incluye su experiencia subjetiva acerca de sí mismo y de los otros, el contenido emocional de dichas experiencias, las valoraciones que hace respecto de su pasado, presente y futuro, sus ideas, teorías y otros marcos de referencia internos, etc.

Podemos decir que ésta es la dimensión en la que trabajan las distintas corrientes psicoterapéuticas occidentales. Si bien cada enfoque privilegia ciertos fenómenos psíquicos por sobre otros al momento de abordar un proceso terapéutico, todos operan dentro de la misma dimensión psicológica-individual-(inter)subjetiva.

En segundo lugar, la psicoterapia transpersonal opera también sobre la “dimensión espiritual” del paciente. Esta segunda dimensión del ser humano tiene que ver con los aspectos trascendentes de la existencia, o lo que algunos llaman los estados “superiores” o “trans-personales” de la conciencia humana.

La noción de que existen realidades más allá de la realidad física, material y concreta a la que estamos acostumbrados proviene de las más diversas tradiciones espirituales de Oriente y Occidente. Enseñanzas como el budismo, el taoísmo, el hinduismo, el sufismo, el cristianismo místico, el chamanismo, etc., han señalado durante miles de años la existencia de realidades más allá de las apariencias físicas; reinos en los cuales los limites que percibimos a través de nuestros sentidos se disuelven para develar una Totalidad unificada e inteligente.

Ambas dimensiones se unifican en la psicoterapia transpersonal, en tanto que al tiempo que se trabaja sobre los complejos psicológicos, traumas, negaciones, heridas emocionales, relaciones interpersonales dañinas, aprendizajes y condicionamientos infantiles, etc. del paciente, también se pone atención a las posibilidades de trascendencia de la persona que viene a la consulta. Con esto quiero decir que el terapeuta transpersonal no sólo se limita a ayudar al paciente en la “resolución” de sus problemas personales e interpersonales, sino que además facilita un espacio en el cual la persona puede acceder a estados de mayor integración, más allá de su personalidad condicionada.

En otras palabras, y para aclarar lo ya dicho, la psicoterapia transpersonal se orienta a permitir que la persona alcance, en primer lugar, un nivel óptimo de integración personal o psicológica (lo que comúnmente podríamos denominar “salud mental”, “bienestar” o “plenitud”), para así abrir la posibilidad de acceder a niveles superiores o “trans-personales” (más allá de la persona, del ego, del individuo) de integración. En estos niveles transpersonales, el ser humano integra su identidad individual con la identidad del Cosmos, trascendiendo las barreras que lo aprisionan en un limitado concepto de un sí mismo confinado en la experiencia de ser sólo su carne y sus huesos.

Para poder acceder a estos estados de mayor integración, los psicoterapeutas transpersonales se valen de diversas herramientas. Éstas provienen tanto de la psicoterapia tradicional (occidental) como de las tradiciones espirituales. Las primeras aportan modelos para desenredar la madeja de los complejos psicológicos que configuran y sostienen nuestro “ego”, mientras que las últimas nos entregan claves para explorar lo que yace más allá de las fronteras de nuestro sí mismo encarnado y mortal. En este sentido, un terapeuta transpersonal puede usar metodologías propias de la psicoterapia gestáltica, de la psicología analítica junguiana, de la psicoterapia centrada en la persona e incluso del psicoanálisis, integrándolas en sesión con diversas formas de meditación, ejercicios de respiración, recitación de invocaciones y mantras, sanación energética (p. ej. Reiki, Energía Crística, etc.), curaciones chamánicas, uso ritual de medicinas enteogénicas, etc.

Cuando el terapeuta tiene la suficiente experticia como para integrar de manera coherente estas diferentes herramientas de trabajo terapéutico, los resultados son francamente sorprendentes. Los pacientes experimentan mejoras en todo nivel, accediendo a oportunidades de expansión que no se encuentran disponibles en otros enfoques terapéuticos, dada su limitada perspectiva que les impide ver más allá de la dimensión psicológica-personal. La terapia transpersonal es, en este sentido, “psico-espiritual”, y por lo mismo abre la posibilidad a una sanación más integral y completa del ser humano en su totalidad. Frances Vaughan ha señalado que la visión que tengamos respecto del ser humano limitará siempre las posibilidades de desarrollo del mismo… por eso, mientras más amplia, comprehensiva e integral sea nuestra perspectiva como terapeutas, mayores serán los horizontes de expansión de nuestros pacientes.

En conclusión, la psicoterapia transpersonal representa un importante avance respecto de otros enfoques terapéuticos en lo que respecta al modo en que concibe al ser humano y sus potencialidades de desarrollo. Al ver “más allá” de las miopes concepciones dualistas y materialistas de la psicología occidental e integrar la sabiduría propia de las tradiciones espirituales, este nuevo enfoque ofrece una respuesta más profunda y resolutiva a las problemáticas humanas. Nos permite ver que nuestra vida no se limita sólo a esta “cápsula de piel” (Alan Watts) que nos contiene y que existen otras dimensiones susceptibles de ser vivenciadas de manera directa, ampliando nuestro espectro de experiencias disponibles y aumentando las posibilidades de alcanzar un estado de bienestar y de plenitud más duradero y estable.

2 comentarios:

  1. La psicología transpersonal tiene planteamientos muy brillantes a nível teórico. En la práctica...
    es otro asunto. Estimo que primero hay que conseguir el necesario equilibrio anímico para proseguir con el crecimiento espiritual...Y para lo primero otros planteamientos que tienen muy presente al cuerpo y la energía que lo interpenetra soy bastante eficaces en la práctica.
    José Antonio Sha

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  2. Hola José Antonio:

    Creo que estoy totalmente de acuerdo contigo, conozco la eficacia de las terapias corporales, he conocido en especial el análisis bioenergético y me parece que aportan mucho a nivel práctico. Seguramente lo mejor es ir combinando lo mejor de cada estilo terapeútico y ahí también la terapia transpersonal puede ser una fuente.

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Guiado de la mano de de la mística monástica cisterciense (la primera mística moderna del amor), el esoterismo cristiano, la mística de san juan de la cruz y el zen... y animado por ideales progresistas y solidarios os invito a caminar juntos hacia un mundo y unos hombres y mujeres nuevos.