• ¿No es el pensamiento algo esencial
para sobrevivir en este mundo?
Tu mente es un instrumento, una herramienta.
Está ahí para ser usada en una tarea específica,
y cuando completas esa tarea, la dejas descansar.
Yo diría que, tal como es, entre el 80 y el 90 por ciento del pensamiento
de la mayoría de la gente es inútil y repetitivo y, teniendo en cuenta
su naturaleza disfuncional y a menudo negativa,
buena parte de él también es dañino.
Observa tu mente y te darás cuenta de que esto es verdad.
El parloteo mental produce un serio desgaste de tu energía vital.
El pensamiento compulsivo es, en realidad, una adicción.
¿Cuál es la característica de la adicción? Simplemente ésta:
sientes que ya no tienes la opción de dejarla. Parece más fuerte que tú.
También te da una falsa sensación de placer,
placer que inevitablemente se convierte en dolor.
• ¿Por qué somos adictos al pensamiento?
Porque estáis identificados con él, lo que significa que deriváis vuestro
sentido de identidad del contenido y de la actividad de vuestra mente.
Porque creéis que si dejaseis de pensar, dejaríais de ser.
A medida que uno crece, va formándose una imagen mental de sí mismo
basada en su condicionamiento personal y cultural. A ese yo fantasma
lo llamamos ego. El ego es tu actividad mental y sólo puede funcionar
mediante el pensamiento constante. El término ego tiene distinto significado
según se trate de una persona u otra, pero cuando lo uso aquí me refiero
al falso yo, creado por una identificación inconsciente con la mente.
Para el ego, el momento presente apenas existe.
Sólo considera importantes el pasado y el futuro.
Esta inversión total de la verdad explica por qué,
la mente es tan disfuncional.
Siempre está tratando de mantener el pasado vivo, porque, ¿quién sería sin él?
Y se proyecta constantemente hacia el futuro para asegurarse la supervivencia
y buscar en él una sensación de liberación o satisfacción.
Incluso cuando parece que el ego está en el presente, no ve el presente:
lo percibe equivocadamente porque lo mira con los ojos del pasado.
O reduce el presente a ser un medio para un fin,
un fin que siempre reside en el futuro proyectado por la mente.
Observa tu mente y comprobarás que funciona así.
El momento presente contiene la clave de la liberación,
pero no puedes encontrar el momento presente mientras seas tu mente.
• No quiero perder mi capacidad de análisis y discriminación.
No me importaría aprender a pensar con más claridad,
de manera más enfocada, pero no quiero perder mi mente.
El don del pensamiento es lo más precioso que tenemos.
Sin él sólo seríamos otra especie animal.
sentido de identidad del contenido y de la actividad de vuestra mente.
Porque creéis que si dejaseis de pensar, dejaríais de ser.
A medida que uno crece, va formándose una imagen mental de sí mismo
basada en su condicionamiento personal y cultural. A ese yo fantasma
lo llamamos ego. El ego es tu actividad mental y sólo puede funcionar
mediante el pensamiento constante. El término ego tiene distinto significado
según se trate de una persona u otra, pero cuando lo uso aquí me refiero
al falso yo, creado por una identificación inconsciente con la mente.
Para el ego, el momento presente apenas existe.
Sólo considera importantes el pasado y el futuro.
Esta inversión total de la verdad explica por qué,
Siempre está tratando de mantener el pasado vivo, porque, ¿quién sería sin él?
Y se proyecta constantemente hacia el futuro para asegurarse la supervivencia
y buscar en él una sensación de liberación o satisfacción.
Incluso cuando parece que el ego está en el presente, no ve el presente:
lo percibe equivocadamente porque lo mira con los ojos del pasado.
O reduce el presente a ser un medio para un fin,
un fin que siempre reside en el futuro proyectado por la mente.
Observa tu mente y comprobarás que funciona así.
El momento presente contiene la clave de la liberación,
pero no puedes encontrar el momento presente mientras seas tu mente.
•
No me importaría aprender a pensar con más claridad,
de manera más enfocada, pero no quiero perder mi mente.
El don del pensamiento es lo más precioso que tenemos.
Sin él sólo seríamos otra especie animal.
El predominio de la mente sólo es una etapa más en la evolución de la
conciencia. Ahora tenemos que pasar urgentemente a la etapa siguiente;
si no lo hacemos, la mente, que se ha convertido en un monstruo, nos destruirá.
Lo explicaré detalladamente más adelante.
Pensamiento y conciencia no son sinónimos.
El pensamiento sólo es un aspecto menor de la conciencia.
El pensamiento no puede existir sin conciencia,
pero la conciencia no necesita del pensamiento.
Iluminación significa elevarse por encima del pensamiento, no volver a
caer a un nivel por debajo del pensamiento, el nivel del animal o la planta.
En el estado de iluminación sigues usando la mente cuando la necesitas,
pero de un modo mucho más enfocado y eficaz que antes. La empleas
principalmente con fines prácticos, pero eres libre del diálogo interior involuntario,
y vives en la quietud interior. Cuando empleas la mente, y en particular cuando
necesitas dar una solución creativa a algo, vas oscilando cada pocos minutos
entre la mente y la quietud, entre la mente y la no-mente.
La no-mente es conciencia sin pensamiento. Sólo la no-mente permite
pensar creativamente, porque da al pensamiento un poder real.
El pensamiento por sí solo, desconectado del vasto campo de la conciencia,
se convierte rápidamente en algo estéril, insano, destructivo.
La mente es esencialmente una máquina de supervivencia.
Atacar y defenderse de otras mentes, recoger, almacenar y analizar información…;
esos son sus puntos fuertes, pero no es nada creativa.
Todos los verdaderos artistas, lo sepan o no,
crean desde un lugar de no-mente, desde la quietud interna.
Entonces la mente da forma al impulso creativo o intuición.
Incluso los grandes científicos han explicado que sus descubrimientos creativos
les vinieron en momentos de quietud mental. Una encuesta realizada entre los
matemáticos más eminentes de Norteamérica, incluido Einstein, para descubrir
sus métodos de trabajo, arrojó un resultado sorprendente:Yo diría que la razón por la que la mayoría de los científicos no son
creativos no es que no sepan pensar, sino que no saben dejar de pensar.
La mente y el pensamiento no se han empleado para crear y sustentar
el milagro de nuestro cuerpo y de la vida en la Tierra.
Existe y está operando una inteligencia mucho mayor que la mente.
¿Cómo puede una única célula humana, que tiene una milésima de pulgada
de diámetro, contener instrucciones dentro de su ADN que llenarían mil libros
de seiscientas páginas cada uno?
Cuanto más aprendemos del funcionamiento corporal,
más nos damos cuenta de lo vasta que es la inteligencia que opera
dentro de él y de lo poco que sabemos.
Cuando la mente vuelve a conectar con esa inteligencia,
se convierte en la herramienta más maravillosa.
Entonces está al servicio de algo mayor que sí misma.
conciencia. Ahora tenemos que pasar urgentemente a la etapa siguiente;
si no lo hacemos, la mente, que se ha convertido en un monstruo, nos destruirá.
Lo explicaré detalladamente más adelante.
Pensamiento y conciencia no son sinónimos.
El pensamiento sólo es un aspecto menor de la conciencia.
El pensamiento no puede existir sin conciencia,
pero la conciencia no necesita del pensamiento.
Iluminación significa elevarse por encima del pensamiento, no volver a
caer a un nivel por debajo del pensamiento, el nivel del animal o la planta.
En el estado de iluminación sigues usando la mente cuando la necesitas,
pero de un modo mucho más enfocado y eficaz que antes. La empleas
principalmente con fines prácticos, pero eres libre del diálogo interior involuntario,
y vives en la quietud interior. Cuando empleas la mente, y en particular cuando
necesitas dar una solución creativa a algo, vas oscilando cada pocos minutos
entre la mente y la quietud, entre la mente y la no-mente.
La no-mente es conciencia sin pensamiento. Sólo la no-mente permite
pensar creativamente, porque da al pensamiento un poder real.
El pensamiento por sí solo, desconectado del vasto campo de la conciencia,
se convierte rápidamente en algo estéril, insano, destructivo.
La mente es esencialmente una máquina de supervivencia.
Atacar y defenderse de otras mentes, recoger, almacenar y analizar información…;
esos son sus puntos fuertes, pero no es nada creativa.
Todos los verdaderos artistas, lo sepan o no,
crean desde un lugar de no-mente, desde la quietud interna.
Entonces la mente da forma al impulso creativo o intuición.
Incluso los grandes científicos han explicado que sus descubrimientos creativos
les vinieron en momentos de quietud mental. Una encuesta realizada entre los
matemáticos más eminentes de Norteamérica, incluido Einstein, para descubrir
sus métodos de trabajo, arrojó un resultado sorprendente:
creativos no es que no sepan pensar, sino que no saben dejar de pensar.
La mente y el pensamiento no se han empleado para crear y sustentar
el milagro de nuestro cuerpo y de la vida en la Tierra.
Existe y está operando una inteligencia mucho mayor que la mente.
¿Cómo puede una única célula humana, que tiene una milésima de pulgada
de diámetro, contener instrucciones dentro de su ADN que llenarían mil libros
de seiscientas páginas cada uno?
Cuanto más aprendemos del funcionamiento corporal,
más nos damos cuenta de lo vasta que es la inteligencia que opera
dentro de él y de lo poco que sabemos.
Cuando la mente vuelve a conectar con esa inteligencia,
se convierte en la herramienta más maravillosa.
Entonces está al servicio de algo mayor que sí misma.
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