Tomado de http://sabiduriasufi.blogspot.com/
Los sufíes son llamados muchas veces "los locos de amor", porque proceden – y cuando hablo de la verdad hablo de Allah – como un enamorado loco, que deja todo por su amor y que incluso corre el peligro de morir por su amor.
Este camino es transitado por los locos de amor por la verdad, que no transan con nada que no sea la verdad y que rechazan en su corazón lo que no tenga el sabor o el perfume de la verdad, de acuerdo a lo que cada uno de nosotros pueda percibir. Nadie más que el enamorado puede saber de lo que estamos hablando, o como dice Rumi: es una enfermedad y agrega Maulana que cuando uno quiere definirlo es como un burro que se va empantanando en un lodazal.
Este amor produce inquietud, dolor, temor. Aquellos que están en búsqueda del amor, en busca de Allah , no buscan el paraíso ni le temen al infierno, buscan el amor. El amor está más allá de todos los paraísos y de todos los infiernos. Rabbia el Adawiya (as) decía "quememos todos los paraísos y aneguemos todos los infiernos". No sabemos que es la verdad ni lo que nos mueve hacia ella, no sabemos definirla, no sabemos que es, pero estamos enamorados de la verdad.
En este camino de Tariká, se deben cumplir algunas condiciones mínimas: se debe tener un guía humano, un preceptor, un mentor, alguien que esté también locamente enamorado de la verdad y que por Gracia de Allah, sepa algo inexplicable, difícil de transmitir y que sus guiados no saben.
Este guía espiritual debe estar ligado a la religión del Profeta Muhammad (saws) y a su din y debe haber recibido permiso de otro maestro que lo haya religado a una sílsila que se remonte al Profeta, y que por ello, tenga permiso para guiar.
En todos los casos, se parte de la Shariá, la gran puerta de entrada, porque así como el guía debe estar ligado a la religión del Profeta, los derviches también deben estar ligados a la misma religión. La Misericordia de Allah es tan grande e insondable que no excluye los demás caminos, no excluye ni a los cristianos, ni a los judíos, ni a los budistas, no excluye a nadie que tenga ese secreto amor por la verdad. En realidad, ningún ser humano está excluido de la Misericordia de Allah.
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