"Tutti i miei pensier parlan d’amore (Todos mis pensamientos hablan de Amor)". Vita Nuova. Dante Alighieri.

sábado, 24 de octubre de 2009

La mística y el esoterismo, fuentes del nuevo paradigma ecuménico







Desde muchos ámbitos se habla de que estamos viviendo un cambio de época, que está naciendo una nueva conciencia en la humanidad. Pero no todos los que defienden o intuyen esta realidad lo hacen desde las mismas perspectivas, hay mucha confusión en nuestro mundo y para algunos estas ideas son un caldo de cultivo para generar más desorden, sobre todo en el ámbito espiritual y social.


No estoy de acuerdo con aquellos que creen que vamos hacia una sociedad puramente racionalista y científica (si es que todavía hay gente que cree esto) ni con los que creen que el futuro será el de una sociedad ecléctica, fluida, en la que todo se mezcle en una confusión carente de referencias y de sentido.


Pienso que vamos a un nuevo orden, a una nueva manera de vivir, más flexible en muchos aspectos pero con referencias y valores, referencias nuevas proporcionadas por un modo nuevo de vivir la espiritualidad, y valores nacidos y orientados hacia la experiencia espiritual como único modo de alcanzar una sociedad justa y libre.



Creo que uno de los signos más significativos de esa nueva conciencia es la actual sensibilidad ecuménica. Esta sensibilidad es fruto, por un lado, de un renacer del interés por la espiritualidad, pero por otro, de un rechazo del dogmatismo y el exclusivismo de las religiones tradicionales.



Pienso que el ecumenismo es una formidable “vía” para conseguir ese orden nuevo y más humano, siempre que no lo ahoguemos (por el rechazo de laicistas radicales o fundamentalistas) ni lo convirtamos en un “caballo de Troya” que destruya las tradiciones espirituales, al mezclarlas de modo subjetivo y arbitrario.



Para evitar esto, creo que el ecumenismo debería alimentarse de dos fuerzas espirituales que lo nutran de espiritualidad equilibrada: el esoterismo y la mística.



Por esoterismo no entiendo la confusión que hoy encontramos bajo ese nombre, sino el movimiento espiritual que se articula en las diversas organizaciones que perviven en cada tradición y que se consideran herederas de la Tradición Primordial, la tradición anterior a la “caída”, es decir, a la ruptura con la naturaleza profunda o espiritual de hombre, tras el desarrollo de la conciencia racionalista y egoica. Fruto de esa “caída” es el desarrollo de un cuerpo doctrinal, simbólico, normativo dirigido al hombre racional, que constituye lo que hoy llamamos la religión o exoterismo. El esoterismo trata de ir más allá de la religión, del Exoterismo, a la experiencia espiritual anterior a esa división.


Este esoterismo tradicional es una enseñanza que va más allá de las particularidades de cada Tradición, abriendo al hombre a la experiencia espiritual que está más allá de razonamientos, conceptos o sentimientos. El esoterismo es el encargado de descubrir al hombre “caído” la riqueza espiritual que esconde el cosmos y la propia humanidad, llevándole más allá de la propia realidad formal y material, a una realidad inefable, suprarracional y suprapersonal, que ninguna religión puede monopolizar.



Sin esoterismo, el ecumenismo es un puro discurso cuando no una estrategia con fines interesados. Pero un ecumenismo puramente esotérico puede ser un verdadero peligro para las religiones, haciendo creer a algunos que todas las religiones son iguales y llevándoles a promover un sincretismo subjetivo, a la carta, que en realidad no nace de la apertura a una experiencia más allá del ego, sino de la incapacidad de salir del propio ego y entregarse a lo que nos supera.



Por eso, el esoterismo debe estar matizado por lo que los cristianos llamamos mística y que en otros pueblos es la dimensión monástica, el monacato. La experiencia monástica vive la experiencia esotérica en su propia tradición actual, presente, concreta, “exotérica”, posterior a la caída en el ego.


No huye del mundo de la limitación sino que vive lo transcendente en lo limitado, descubriendo el carácter inefable también de lo concreto e individual, manifestación única e irrepetible de lo transcendente. El monacato o la mística integra y transciende la división entre esoterismo y exoterismo.



Para el místico, su tradición es única, aporta una experiencia colectiva única, que ninguna otra puede aportar, y a la vez, sabe que hay una realidad que supera y fundamenta a todas las tradiciones. El místico sabe que no debe quedar atrapado en el mundo de las cosas concretas ni en el mundo transcendente, debe vivir la transcendencia en el tiempo y el tiempo en la eternidad. Por eso, el místico une respetando la pluralidad, se interesa por lo concreto, por lo material, por la transformación de la historia y del mundo, por las pequeñas cosas cotidianas, viendo la transcendencia que ellas manifiestan de un modo único e insustituible.


Ser capaces de vivir esta mentalidad pluralista y transcendente creo que es la única manera de construir un ecumenismo que fundamente un mundo plural y fraterno a la vez. Un ecumenismo que respete cada tradición y a l vez, sepa que hay una realidad que las supera y las fundamenta.



Los cristianos, para ello, necesitamos recuperar la dimensión esotérica y mística de nuestra tradición. Quizá esto asuste a algunos cristianos que desconocen la existencia de un esoterismo cristiano legítimo y ortodoxo, representado hoy por ciertos ámbitos vinculados a la masonería tradicional y cristiana o al martinismo. Y posiblemente también desconcierte a ciertos esoteristas que absolutizan la visión guenoniana, que considera a la mística algo “inferior” al esoterismo. Pero creo, que sólo dando a conocer, en especial a los cristianos, la importancia de estas fuentes de espiritualidad y la adecuada relación entre ellas (es decir, que la mística o monacato es más integral y completo que el esoterismo, como muy bien estaba reflejado en la Edad Media con la “supeditación” de la orden del temple al monacato cisterciense, sin perder la autonomía mutua) es posible ayudar a construir esa nueva sociedad y cultura que hoy presienten muchos, mediante la colaboración de aquellos que se sitúan en ambos ámbitos: el monástico-místico y el esotérico.

viernes, 23 de octubre de 2009

La Necesaria Reforma Institucional del Catolicismo y del modo de ejercer el Primado Petrino.






Fragmentos de un artículo de Juan Antonio Estrada "COMUNIÓN Y COLEGIALIDAD EN LA IGLESIA EN UNA ÉPOCA DE TENSIONES Y GLOBALIZACIÓN".





Primado y colegialidad en un nuevo contexto



La globalización favorece hoy la aceptación del primado, ya que una Iglesia mundial hace más necesario garantizar la unidad. El pluralismo es enriquecedor y también conflictivo.

Esto explica la mayor predisposición de algunas iglesias no católicas para asumir el primado papal, reconociendo la validez de la teología católica que siempre ha reivindicado la necesidad de encontrar un equilibrio entre la autonomía de las iglesias particulares y el gobierno central de la Iglesia, garante de la comunión. Pero esta nueva situación, aparentemente favorable al catolicismo, ha agudizado los problemas con el papado.

Pablo VI captó la paradoja de que el ministerio petrino de unidad, que hace necesario el primado, se ha convertido hoy en el gran obstáculo para la unificación de las Iglesias. El modelo generado por la reforma gregoriana, y consolidado en Trento y en el Vaticano I, no es viable a comienzos del tercer milenio. Hay que cambiarlo para que sirva a la Iglesia, en lugar de erosionar su credibilidad.

Los cambios que producidos en el postconcilio no han sido eficaces en este sentido: se han creado estructuras sinodales, pero éstas no son permanentes ni toman decisiones (son sólo consultivas), ni son autónomas (están controladas por las congregaciones romanas). La misma internacionalidad de la Iglesia es muy limitada: incluso sínodos continentales, como el de África, se han tenido en Roma y bajo el control de la Curia, en lugar de dejar espacios a la libertad y creatividad de las respectivas iglesias.

Más que la figura de un primado, dentro de la comunión de obispos, se ha desarrollado la idea del papa como un obispo universal de la Iglesia católica. A esto ha contribuido el título de “vicario de Cristo”, que desplazó en el segundo milenio al de “sucesor de Pedro”, pasando así de una estructura eclesial sinodal, episcopal y de comunión a una monarquía absoluta del vicario de Cristo Rey.

El papado tiene dificultades para aparecer como una autoridad moral universal al verse cada vez más identificado con las corrientes más conservadoras y las instancias más tradicionales de la Iglesia. La diferente sensibilidad con que se tratan los conflictos generados por teólogos, obispos e instancias conservadoras o progresistas redunda en un desprestigio moral del papado como institución. De ahí la proliferación de movimientos contestatarios que hubieran sido impensables hace unas décadas, o la huida de muchos cristianos que no protestan, pero que emigran en silencio y reducen a un mínimo su pertenencia a la Iglesia.

Reformas institucionales en favor del pueblo de Dios

Esta falta de reforma institucional limita muchas aportaciones y novedades posconciliares.
La potenciación del laicado, la reforma de los ministerios, la impulsión de una iglesia comunitaria y la emancipación de la mujer en la Iglesia tropiezan con una estructura institucional que limita mucho el cambio.

La teología más crítica no pretende una eclesiología carismática al margen de lo institucional. Al contrario, el problema es que se quiere un cambio espiritual y moral, sin abordar el problema de las instituciones. Es decir, paradójicamente, se entiende la Iglesia desde una visión espiritual, mística e invisible, típica de las eclesiologías protestantes, sin querer abordar la necesaria transformación institucional.

Se olvida que la gracia presupone la naturaleza, y que una cosa es el primado, el episcopado o el sacerdocio ministerial, como instituciones irrenunciables de la Iglesia, y otra la configuración organizativa que han adoptado en el segundo milenio.

La estrategia inmovilista insiste en cambiar los aspectos morales y espirituales de la Iglesia, dejando intactas las instituciones. Tradicionalmente, los grupos más progresistas
defendían el carisma contra la institución. Hoy habría que insistir en la transformación institucional contra los que sólo postulan un cambio espiritual, dejando intacto el actual statu quo eclesial.

No ha habido una reforma que tradujera al campo de la organización lo que se ha vivido a nivel conciliar. Este problema ha sido decisivo en la época del postconcilio. Se ha impuesto la “minoría tradicional conciliar”, que ha copado los cargos eclesiásticos.

Hoy el catolicismo está lastrado por una institucionalización que ya no corresponde ni
a las necesidades actuales, ni a las exigencias ecuménicas, ni a la sensibilidad de los fieles. Tampoco cuenta con el consenso global de la teología. Abundan más las corrientes que impugnan el modelo vigente y proponen cambios desde un conocimiento renovado de la Escritura y de la Tradición.

La Iglesia es gobernada por una gerontocracia de mentalidad conservadora, cuando los cambios socioculturales se suceden hoy con gran rapidez e intensidad. En un contexto de cambios profundos, es necesaria una reestructuración de los ministerios y un mayor protagonismo de los laicos y las comunidades a la hora de seleccionar, formar y orientar las tareas de los ministros.

La gran tarea de catolicismo en el tercer milenio es la de llevar adelante la actualización que buscaba el Concilio y abordar la reforma institucional, insistentemente pedida en Trento y el Vaticano II, siempre con la oposición global de la curia romana y de los grupos más tradicionalistas del catolicismo.

Lutero, un místico.




Comentario al Padrenuestro realizado por Lutero.






El Padre Nuestro




Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.Venga a nosotros tu reino.Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo.El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy; y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores; y no nos dejes caer en la tentación, más líbranos del mal, porque tuyo es el reino y el poder y la gloria por los siglos de los siglos. Amén.



El introito



Padre nuestro que estás en los cielos.



¿Qué significa esto?



Con esta invocación quiere Dios atraernos para que creamos, que es nuestro verdadero Padre y nosotros sus verdaderos hijos, de modo que con valor y plena confianza le supliquemos, como hijos amados a su amoroso padre.




La primera petición



Santificado sea tu nombre.



¿Qué significa esto?



El nombre de Dios ya es santo en sí mismo; pero en esta petición rogamos que también entre nosotros sea santificado.¿Cómo sucede esto?Se santifica el nombre de Dios cuando la Palabra divina es enseñada con pureza y rectitud y nosotros vivimos santamente como hijos de Dios, conforme a ella.¡Haz que esto sea así, amado Padre celestial!Pero quien no enseña, ni vive conforme a la Palabra de Dios, deshonra entre nosotros el nombre de Dios.¡Guárdanos de ello, Padre celestial!




La segunda petición



Venga a nosotros tu reino.



¿Qué significa esto?



El reino de Dios viene en verdad por sí solo, sin necesidad de nuestra oración.Pero en esta petición rogamos que también venga a nosotros.¿Cómo sucede esto?El reino de Dios viene a nosotros cuando el Padre celestial nos da su Espíritu Santo, para que, por su gracia, creamos en su santa Palabra y llevemos una vida piadosa en este mundo temporalmente y en el otro eternamente.



La tercera petición



Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo.



¿Qué significa esto?



La buena y misericordiosa voluntad de Dios se hace en verdad sin necesidad de nuestra oración; pero en esta petición rogamos que también se haga entre nosotros.¿Cómo sucede esto?La voluntad de Dios se hace entre nosotros cuando Dios desbarata y estorba todo mal propósito y toda mala voluntad que nos impiden santificar el nombre de Dios y son obstáculo a la venida de su reino: la voluntad del diablo, del mundo y de nuestro yo.Mas se hace la voluntad de Dios cuando El nos fortalece y nos mantiene firmes en su Palabra y en la fe hasta el fin de nuestros días.Esta es su buena y misericordiosa voluntad.



La cuarta petición



El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.



¿Qué significa esto?



Dios da diariamente el pan, también sin necesidad de nuestra súplica, aun a todos los malos; pero en esta petición rogamos que El nos haga reconocer esto para que recibamos nuestro pan cotidiano con gratitud.¿En qué consiste el pan cotidiano?Consiste en todo aquello que se necesita como alimento y para satisfacción de las necesidades de esta vida, esto es: comida, bebida, vestido, calzado, casa, hogar, tierras, animales, dinero, bienes; piadoso cónyuge, hijos piadosos, piadosos trabajadores y superiores, autoridades piadosas y fieles; buen gobierno, buena conducta, honra, buenos amigos, vecinos serviciales y cosas semejantes a éstas.




La quinta petición



Y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdona



mos a nuestros deudores.



¿Qué significa esto?



En esta petición rogamos al Padre celestial que no tome en cuenta nuestros pecados ni por causa de ellos nos niegue lo que pedimos.Pues no somos dignos de recibir nada de lo que imploramos, ni tampoco lo merecemos.Pero quiera Dios dárnoslo todo por su gracia, ya que nosotros en verdad pecamos a diario y sólo merecemos el castigo.Así, perdonaremos también nosotros de corazón, y con agrado haremos bien a todos los que contra nosotros pecaron.



La sexta petición



Y no nos dejes caer en la tentación.



¿Qué significa esto?



Dios, en verdad, no tienta a nadie; pero con esta petición le rogamos que nos guarde y mantenga, a fin de que el diablo, el mundo y nuestro yo no nos engañen y seduzcan, llevándonos a una fe errónea, a la desesperación y a otros grandes vicios y vergüenzas.Y cuando fuésemos tentados a ello, que al fin alcancemos y retengamos la victoria.




La séptima petición



Mas líbranos del mal.



¿Qué significa esto?



En esta petición, que es compendio de todas, rogamos que el Padre celestial nos libre de todo mal de cuerpo y alma, del perjuicio de nuestros bienes y honra, y que cuando llegue nuestra última hora nos conceda un fin bienaventurado y, por su gracia, nos lleve de este valle de lágrimas al cielo, a morar con El.



Porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria por los siglos de los siglos. Amén.



¿Qué significa "Amén"?



Significa que debo estar seguro, de que el Padre celestial acepta mis súplicas y las atiende; pues El mismo nos ha ordenado orar así y ha prometido atendernos.Amén, amén, quiere decir: Sí, sí, que así sea.

jueves, 22 de octubre de 2009

¡Puertas abiertas a los tradicionalistas! por Antonio Duato




21-Octubre-2009 Antonio Duato


Parece que Benedicto XVI prepara una constitución sobre las facilidades que se van a dar a los anglicanos que quieran integrarse en la Iglesia Católica Romana, no sólo individualmente sino en grupos, incluso diócesis enteras.

Se prevé la ordenación de casados, sacerdotes ya o seminaristas, la institución de diócesis personales y el reconocimiento del rito anglicano en la liturgia. Como dice Sandro Magister: “Puertas abiertas a los tradicionalistas”. Su portal Chiesa recoge la noticia con gran documentación y alborozo. En breve estará el texto de todo en español. Allí nos remitimos para más información.


Creo que esta decisión, que se presentará como un dechado de apertura ecuménica, es de las decisiones más graves y aclaratorias de hacia dónde quiere llevar el papa a la Iglesia. A ser el cobijo de todos los conservadores del mundo, los que desean un cristianismo más medieval, los intransigentes frente a cualquier debilitamiento de la ideología patriarcal de género y de la organización vertical del poder incluso sobre las conciencias sin margen a la autonomía y la libertad de expresión en la comunidad cristiana y en la sociedad.


Perece ser que el mismo arzobispo de Canterbury, primado de la iglesia anglicana, está de acuerdo y no se opone a la medida. Como tampoco se opuso a que el cardenal católico Kasper, como representante del papa, interviniese en la última Conferencia de Lambeth, anunciando prácticamente esta medida por los muchos anglicanos ultraconservadores que llamaban a sus puertas de la Iglesia Católica por la apertura de la anglicana en cuestiones principalmente relacionadas con el sexo.


Para él, será una útil sangría el liberarse de fanáticos de la derecha que no aceptan ni aquello a lo que han llegado a ponerse de acuerdo ya la inmensa mayoría de las iglesias anglicanas: la aceptación de mujeres para el oficio de sacerdotes y obispos. Piénsese que en su misma catedral, cuando celebra el oficio una mujer, hay que prever que otro ministro varón distribuya también la comunión, formándose dos filas de “comulgantes”, pues muchos se niegan a recibir la comunión de una mujer.

El problema que tiene el arzobispo Rowan Williams está más bien en cómo defender el criterio de la mayoría pero sin excomulgar a las minorías anglicanas que presionan por el progreso. Porque, resuelto por mayoría el no discriminar a las mujeres de los oficios eclesiales, gran parte de las iglesias episcopalianas de Estados Unidos (adheridas a la comunión anglicana) cree que la diferencia por motivo de sexo hay que extenderla a la orientación sexual de las personas. Por eso quieren que en sus iglesias se celebren también religiosamente (lo correspondiente a nuestro sacramento) los matrimonios homosexuales y se acepten para los distintos oficios eclesiásticos a gays, lesbianas y transexuales, siempre que las condiciones de fe y valores comunitarios lo recomienden. Esto ya no ha sido aceptado como doctrina oficial por la mayoría de las Iglesias anglicanas, en donde el primado es un “primus inter pares” que preside los Consejos democráticos de Lambeth cada diez años, verdadero órgano rector.

Pero Rowan ha propuesto un camino para salida del conflicto en un Comunicado del 27 de Julio de 2009: las dos vías de ser anglicano. La primera es la Alianza o Covenant: El aceptar el cuerpo común de doctrinas y prácticas que acepta la mayoría. La segunda es la Comunión fundamental: progresar en fidelidad a lo fundamental respecto a la antigua tradición, por exigencias sinceras de fidelidad evangélica a los valores humanos tal como hoy se descubren y no como los ha visto la tradición. Los que así obran, incluidas muchas iglesias episcopalianos que no han aceptado el criterio de la mayoría, no son excomulgados: siguen perteneciendo a la “comunión anglicana” mientras no quieran imponer sucriterio a los demás. En la historia se irá viendo qué es lo auténticamente cristiano. ¿Quién podría hoy imponerlo con autoridad excomulgando a los demás?


Esta actitud primacial del Rowan la expuso en un documento interesantísimo,
COMUNIÓN, ALIANZA Y NUESTRO FUTURO ANGLICANO, que no renuncio a explicar y comentar bien, sacando su punta. Es una lección de gobierno pastoral de una gran comunidad cristiana, con sentido de responsabilidad y fidelidad a los valores tradicionales, pero con conciencia de que la verdadera comunión cristiana está por encima de cualquier autoridad. Pertenece al Espíritu y nadie la puede definir ahora.

Cuando el papa Juan Pablo II en la encíclica “
Ut Unum sint” (nº 95) hablaba de que había que encontrar nuevas maneras de ejercer el papado, creo que pensaba más en actitudes como las de Rowan que en las de Ratzinger. Sólo si este apertura a la ultraderecha (lefebvrianos antes y anglicanos conservadores ahora) fuera acompañada de las mismas medidas con las comunidades cristianas progresistas (las que ya existen ahora y las que se formarían si obispos decididos y responsables se decidieran a ordenar sacerdotes a personas casadas, hombres y mujeres y variar normas de derecho canónico por exigencias del bien de la comunidad cristiana), se podría decir que se inaugura un nuevo tipo de ejercicio ecuménico y pluralista del papado romano.

martes, 20 de octubre de 2009

Un paso más respecto al Vaticano II




Con una visión mediadora y tratando de situarnos en el presente, siempre hemos hablado de la necesidad de un nuevo proceso conciliar, en camino hacia un nuevo Concilio (que sea de verdad un Concilio nuevo); con unos tiempos, actores, metodología e instrumentos renovados y actualizados. No se propone rediscutir el Vaticano II. Ni de hacer, necesariamente, un Vaticano III. Si, en cambio, de vivir el “aquí y ahora” eclesial y social, trabajando, de manera continua,la conciliaridad de la Iglesia y conociendo su historia, en continuidad con el último Concilio. (ver UMBRALES, Nº 142) http://www.chasque.net/umbrales/rev142/15_22.htm Tampoco se trata de analizar y discutir cual es el “verdadero” espíritu del Concilio Vaticano II, para oponerlo a otras interpretaciones. Esto, como se verá, tiene sus riesgos.

Un ejemplo son las declaraciones del Obispo R. Walker Nickless de Sioux City. Este obispo, en una carta pastoral sobre la renovación de la Iglesia, denuncia “falsas interpretaciones” del Concilio Vaticano II; y pide a los católicos "recuperar y fortalecer nuestra comprensión del depósito de la fe." El obispo fue antes sacerdote de la Arquidiócesis de Denver, y vicario general de Mons. Charles Chaput.
Quien quiera ver el texto completo en inglés, puede ir al enlace http://www.catholicculture.org/news/headlines/index.cfm?storyid=4335

Su argumentación se basa en la pregunta: “¿Por qué la aplicación del Concilio, en gran parte de la Iglesia, hasta ahora ha sido tan difícil?” y su respuesta es “Bueno, todo depende de la correcta interpretación del Concilio, o - como diríamos hoy - de su correcta hermenéutica, de la correcta clave de su interpretación y aplicación”. “Los problemas en su aplicación surgieron del hecho de que dos hermenéuticas contrarias se encontraron cara a cara y peleaban entre sí”.

El obispo mismo, aunque hable de problema en la existencia de dos interpretaciones, se adhiere a una de ellas: “Una ha causado confusión, la otra, en silencio, pero cada vez más visible, ha dado y está dando sus frutos”.

De las dos hermeneúticas que señala, a una la llama de la ruptura y la otra de la reforma “Por un lado, hay una interpretación que podría llamar "hermenéutica de la discontinuidad y la ruptura", a menudo -dice- ha contado con la simpatía de los medios de comunicación, y también una tendencia de la teología moderna. Por otro lado, está la "hermenéutica de la reforma", de la renovación en la continuidad del único sujeto - la Iglesia -, que el Señor nos ha dado. Ella es un sujeto que crece en el tiempo y se desarrolla, pero permaneciendo siempre el mismo, único sujeto del pueblo de Dios en camino”.

Su discurso tiene que ver también con la afirmación de que no puede haber una Iglesia pre-conciliar y una post-conciliar, porque, esto contravendría-según él- a la idea de que hay dvisión entre la Iglesia y su fe antes y después del Concilio.

Dejando ahora a un lado las legítimas posiciones de este obispo concreto y sus creencias acerca de la Iglesia y de la continuidad de la fe, interesa resaltar la necesidad de situarse en un nuevo paradigma, que no tiene por que centrarnos en interpretaciones “verdaderas” indiscutibles, que nos enfrenten; sino en la búsqueda de un interés común, un camino compartido, orientado hacia la gran Misión de la Iglesia, que supone continuidad con los grandes retos que se planteaban en el Vaticano II; y, al mismo tiempo, supone cambio, porque no se detiene en ellos, ni siquiera en el abordaje que en ese momento se pudo hacer. Actualiza otros y, sobre todo, la metodología de trabajo. Pues han pasado casi 50 años de este último gran Concilio; y las sociedades han experimentado cambios vertiginosos, acompañados de nuevos retos y descubrimientos, así como cambios científicos y tecnológicos, que nos exigen nuevos análisis y reformulaciones, y nuevos enfoques de la evangelización.

La fe, para ser expresada, necesita mediaciones. La fe puede ser eterna, pero las mediaciones a través de las que se expresa: lenguajes, mitos y ritos, son temporales y relativos. Los dogmas, al igual que los mitos, pueden ser reformulados, para cumplir su función positiva en contextos y sociedades cambiantes. No digamos, si ni siquiera habláramos de “verdades de fe”, sino de aspectos éticos, disciplinares, liturgicos y de constitución eclesiástica, al servicio de la pastoral y del diálogo Iglesia-Sociedad.


Publicado por Emi en 9:04

La Iglesias cristianas fueron y deben ser democráticas





Por Juan Subercaseaux








Sintetizando parte de reciente ponencia de José Comblin, denominada: “La Iglesia y los carismas según s. Pablo”, dictada en Sao Paulo en marzo de 2009, creo que se puede afirmar que en su origen las iglesias cristianas fueron- y por ello hoy en día deben ser- democráticas.En el inicio, los discípulos de Jesús no creían necesario dar un nombre a su reunión. Eran judíos, miembros del pueblo elegido de Israel.


Dentro de Israel ellos eran los seguidores del camino de Jesús. Esperaban el reino de Dios anunciado por Jesús. El reino no vino. Apareció más distante que lo previsto. El concepto de reino de Dios fue transferido para el día en que se realizaría realmente el fin de este mundo y el advenimiento del nuevo, esperado como gran milagro de Dios. Aparecía un tiempo intermediario. Los discípulos no podían esperar simplemente ese día bastante distante. Vivían en la tierra, la vida terrestre continuaba. Fue necesario darse un nombre sobre todo cuando entraron paganos convertidos y los discípulos se apartaron de la ortodoxia judaica.


De acuerdo a las cartas auténticas de Pablo : (Romanos, 1 y 2 Corintios, 1 Tesalonicenses, Filipenses y Filemón) escritas más o menos 20 años después de la muerte de Jesús, Pablo dio a sus comunidades un nombre que era común a todas y expresaba la unidad entre todas. Pablo adoptó el nombre de “ekklesía”. Era genial, porque esa palabra era muy significativa.



La palabra “ekklesía” tenía un solo significado. Era la asamblea del pueblo reunido, del “demos”, para gobernar la ciudad. No tenía otro significado. Tomando esa palabra Pablo sabía muy bien lo que hacía. No escogió ningún nombre religioso. Había asociaciones religiosas de diversos tipos en aquel tiempo en las ciudades griegas. Pero Pablo sabía que no venía a establecer en la ciudad una religión, un culto. La religión, el culto no interesaban. Para Pablo el culto de los discípulos de Jesús era su vida. Pablo venía para llamar a todos para formar un pueblo. Las comunidades de una ciudad representaban un pueblo, el pueblo de Dios en esa ciudad. Eran el verdadero pueblo, formando el verdadero “demos” aunque fuesen todavía una minoría insignificante. Pero Pablo miraba lejos con una fe invencible. Allí estaba el pueblo, en esa asamblea de los discípulos que era la asamblea del pueblo.



Las comunidades eran un pueblo que formaba “ekklesía”, esto es se gobernaban a sí mismos, sin jefes, sin personas que mandaban. Era la verdadera realización del ideal griego de ciudad. Los discípulos formaban entre ellos una auténtica “democracia” realizando el ideal nunca alcanzado por los griegos que admitían la esclavitud y la división de clases.



La verdadera traducción de “ekklesía” debía ser “democracia”. En cada ciudad los discípulos de Jesús forman una democracia. Sin embargo no hubo traducciones: en latín tomaron la palabra griega que perdió su sentido: “ecclesia”, lo que en castellano fue transformado en “iglesia”. La palabra “iglesia” no significa nada, no dice nada. Se transformó en el nombre de una institución.


Quien está en la Iglesia católica puede percibir hasta qué punto nos alejamos de los orígenes cristianos. Hoy quien considera que la Iglesia es y debe ser una democracia, será condenado como hereje. Estamos exactamente en el extremo opuesto de las comunidades cristianas primitivas.



En la “democracia” cristiana todos eran iguales, todos podían hablar, todos podían intervenir en las decisiones tomadas por la asamblea. Era realmente el advenimiento de la libertad, el núcleo de un nuevo pueblo, de una nueva humanidad. Las comunidades no se reunían para hacer un culto, para practicar una religión, sino para convivir unos con los otros en la fraternidad de un pueblo de iguales. Vivir juntos era la razón de esas reuniones. Había naturalmente una comida en común porque vivir juntos es comer juntos.



Lo que más se aproxima a la “ekklesía” de los orígenes, fueron las llamadas comunidades eclesiales de base, una realización de la cual no se tenía más noticia desde la edad media aunque fuese realizada en ciertas iglesias reformadas, sobretodo en los Estados Unidos.



Santiago, Octubre 2009

lunes, 19 de octubre de 2009

¿El individualismo todavía tiene futuro? Por Leonardo Boff


Tomado de http://www.atrio.org/?p=1897


En Estados Unidos hay una crisis más profunda que la económico-financiera. Es la crisis del estilo de sociedad que se formó desde que fuera constituida por los «padres fundadores». Es una sociedad profundamente individualista, consecuencia directa del tipo de capitalismo que fue implantado allí. La exaltación del individualismo adquirió forma de credo en un monumento delante del majestuoso Rockfeller Center en Nueva York, en el cual se puede leer el acto de fe de John D. Rockfeller Jr: «Creo en el supremo valor del individuo y en su derecho a la vida, a la libertad y a perseguir su felicidad».


En un fino análisis contenido en su clásico libro La democracia en América (1835), el magistrado francés Charles de Tocqueville (1805-1859) señaló al individualismo como la marca registrada de la nueva sociedad naciente. El individualismo se mantuvo triunfante, pero tuvo que aceptar límites debido a la conquista de los derechos sociales de los trabajadores y especialmente al surgimiento del socialismo, que contraponía otro credo, el de los valores sociales. Pero con el derrocamiento del socialismo estatal, el individualismo volvió a tener vía libre bajo el presidente Reagan hasta el punto de imponerse en todo el mundo en forma de neoliberalismo político.

Contra Barack Obama, que intenta un proyecto con claras connotaciones sociales, como salud para todos los estadounidenses y medidas colectivas para limitar la emisión de gases de efecto invernadero, el individualismo resurge con furor. Le acusan de socialista y de comunista y, en un facebook de internet, hasta no se excluye su eventual asesinato si llegara a suprimir los planes individuales de salud. Y eso que su plan de salud no es tan radical, pues, tributario todavía del individualismo tradicional, excluye de él a todos los millones de emigrantes.


La palabra «nosotros» es una de las más desprestigiadas de la sociedad estadounidense. Lo denuncia el respetado columnista del New York Times, Thomas L. Friedman en un excelente artículo: «Nuestros líderes, hasta el presidente, no consiguen pronunciar la palabra ‘nosotros’ sin que les produzca risa. No hay más ‘nosotros’ en la política estadounidense, en una época en que ‘nosotros’ tenemos enormes problemas -la recesión, el sistema de salud, los cambios climáticos y las guerras en Irak y en Afganistán- con los que sólo vamos poder lidiar si la palabra ‘nosotros’ tiene una connotación colectiva» (JB 01/10/09).


Sucede que, por falta de un contrato social mundial, Estados Unidos se presenta como la potencia dominante, que prácticamente decide los destinos de la humanidad. Su arraigado individualismo proyectado al mundo se muestra absolutamente inadecuado para señalar un rumbo al ‘nosotros’ humano. Ese individualismo no tiene ya futuro.

Se hace cada vez más urgente un gobierno global que sustituya el unilateralismo monocéntrico. O desplazamos el eje del ‘yo’ (mi economía, mi fuerza militar, mi futuro) hacia ‘nosotros’ (nuestro sistema de producción nuestra política y nuestro futuro común) o difícilmente evitaremos una tragedia, no sólo individual sino colectiva. Independientemente de ser socialistas o no, lo social y lo planetario deben orientar el destino común de la humanidad.


Pero ¿por qué ese individualismo tan arraigado? Porque está fundado en un dato real del proceso evolutivo y antropogénico, pero asumido de forma reduccionista. Los cosmólogos nos aseguran que hay dos tendencias en todos los seres, especialmente en los seres vivos: la de auto-afirmación (yo) y la de integración en un todo mayor (nosotros). Por la autoafirmación cada ser defiende su existencia, si no, desaparece. Pero por otro lado, nunca está sólo, está siempre enredado en un tejido de relaciones que lo integra y le facilita la supervivencia.


Las dos tendencias coexisten, juntas construyen cada ser y sustentan la biodiversidad. Excluyendo una de ellas surgen patologías. El ‘yo’ sin el ‘nosotros’ lleva al individualismo y al capitalismo como su expresión económica. El ‘nosotros’ sin el ‘yo’ desemboca en el socialismo estatal y en el colectivismo económico. El equilibrio entre el ‘yo’ y el ‘nosotros’ se encuentra en la democracia participativa que articula ambos polos. Ella acoge al individuo (yo) y lo ve siempre insertado en una sociedad mayor (nosotros) como ciudadano.Hoy necesitamos una hiperdemocracia que valore cada ser y a cada persona y garantice la sostenibilidad de lo colectivo que es la geosociedad naciente.


Leonardo Boff es autor de Convivencia, respeto y tolerancia, Sal Terrae, 2007.

[Traducción de mjg]

domingo, 18 de octubre de 2009

La experiencia cristiana es una experiencia que acentúa lo relacional



Todas las tradiciones consideran que la experiencia más plena que debe alcanzar el ser humano es la experiencia espiritual, la experiencia que se da al salir de la mente egoica y racional y ver la realidad desde una dimensión transpersonal o adual.

Pero cada tradición, compartiendo una serie de elementos comunes, que permiten el diálogo y la ayuda mutua, vive esa experiencia de manera diferente, poniendo énfasis en un aspecto o en otro. Esto puede crear confusión, de forma que algunos maestros no reconocen que las “otras experiencias” sean experiencias espirituales plenas, sin darse cuenta de que son simplemente diferentes por ser vividas en otra tradición y en otro contexto. Así algunos budistas e hindúes no reconocen en la mística cristiana la experiencia espiritual plena, como a veces lo cristianos confunden la mística hindú o budista con el panteísmo o el monismo.

Para el budismo la realidad plena es sunyata (vacío), no tiene una identidad separada que podamos “agarrar” con nuestros conceptos o sentimientos. Está más allá.


Para el hinduismo la realidad última es Brahman, el absoluto incondicionado . Todas las cosas separadas son ilusorias porque todo es Brahman. Todo es Conciencia, dicen los modernos advaitas.


Para el cristianismo la realidad última es Trinidad, es decir, Relación. Unidad y pluralidad indisolublemente unidas sin confundirse pero sin separarse. En el cristianismo, por ello, el camino para salir del ego es el abrirse a la relación con el Otro y los otros. Es una vía que enfatiza siempre la dimensión amorosa, un amor que no es sentimental, es un amor iluminado, consciente, que discierne la realidad.


En el cristianismo, por ello, la vía para ir más allá del ego no se limita a la meditación, siendo esta muy importante (oración del corazón, oración centrante, jaculatorias, oración de quietud o contemplativa occidental…).


La meditación debe también complementarse con otros elementos que ayudan a evitar que la meditación sea algo puramente subjetivo, individual y a la larga, alienante. Son otras dimensiones que el cristiano debe vivir para ir más allá de su centramiento egoico, abriéndose al otro mediante la relación. ¿Cuáles podríamos citar?


- La comunidad: la vida de una comunidad con la que entra en relación y alimenta su experiencia ayuda mucho a salir del subjetivismo. La comunidad tiene su tradición, sus normas, sus estructuras, su vida… todo ello obligará a abrirse a los demás y a la alteridad.


- Las Escrituras: En ellas están las experiencias colectivas de laTradición, en ellas entramos en contacto con Cristo mismo manifestado a través de múltiples personas y acontecimientos de la historia, que son una guía y un estímulo para el propio camino. Guía de fe y de vida cristiana nos dice la teología.


- La Liturgia: La celebración de la fe es también un descentramiento de la propia subjetividad, un abrirse a los demás y al Otro. De ahí la importancia de hacer de la liturgia algo participativo, vivo, no ritualista, sino humano y espiritual a la vez.

- El Servicio o compromiso con los demás, en especial con los más pobres, los más alejados, los más marginados, los más excluidos, aquellos donde el ego no encuentra valores o “misterio”, para romper sus esquemas y “abrirle” para ser un canal de amor y fraternidad.

jueves, 15 de octubre de 2009

El nuevo rostro del cristianismo, según Enrique Miret Magdalena.


Del Libro El Nuevo Rostro de Dios. E. Miret Magdalena.


Jesús el Humano es el Liberador... inició... la liberación de todo lo humano, que nosotros debemos continuar:



  1. Por una liberación económico-social y política que ponga las cosas en su sitio, para que todos tengan derecho al pan material y espiritual.


  2. Por una liberación de la inflación de leyes y normas que la propia Iglesia ha fabricado, y que se ahn convertido muchas veces en impedimento para nuestro libre desarrollo humano y religioso, para dar paso a la nueva era de la conciencia.


  3. Por una liberacción del helenismo que domina nuestro lenguaje religioso, abriéndonos a nuevas formas culturales de entender el mensaje del Evangelio; permitiendo el libre desarrollo de teologías africanas, hindúes, budistas, latinoamericanas,etc... y basando toda reflexión religiosa en la experiencia y no en elucubraciones abstractas.


  4. Por una revalorización de la materia y de sus posibilidades, como encarnación de la idea y no como cárcel a la que el espíritu se ve sometido. Todo maniqueísmo es anticristiano.


  5. Por una aceptación de todos los mensajes religiosos que han demostrado a través del tiempo su valor religioso para los hombres. Este será el verdadero pluralismo.


  6. Por un respeto a la diferente manera de concebir lo religioso cada ser humano, que siempre será irrepetible.


  7. Por un acercamiento a todos los hombres sin discriminación alguna por motivo religioso, ya que todos, incluso los no creyentes, tienen algún mensaje que darnos...

...nuestra actitud más profunda debe ser una actitud cosmo-céntrica porque todo es relación... debemos unirnos a todo lo que nos rodea, sentirnos uno con todas las cosas y así recibiremos la fuerza positiva que ellas tienen... ¿Es esto religión? Creo que sí, pero de una manera bien distinta a la que enseña la mayoría de los que dicen ser religiosos... Esta es mi manera de ver el futuro de la religión: no se perderá, pero adquirirá unos tintes muy diferentes de los que siempre ha tenido.





AUTORIA DE LA TRAMA DE CORRUPCIÓN, por Benjamín Forcano.




En ocasiones, para los que no andan muy versados en el lenguaje de la política oficial, conviene echar mano de la gramática para aclarar el sentido de las palabras. Decía Rajoy - y no han cejado de repetirlo cuantos le obedecen – “esta no es una trama del PP, sino contra el PP”.


La trama de corrupción es del PP (del, genitivo, que indica ser propiedad suya, en cuanto se genera y desarrolla en personas pertenecientes a esa agrupación política, que siguen su ideología social y política y se organizan para conseguir un mismo fin y causa) y no contra el PP (contra, adversativa, en oposición y fuera de él).


La tela sociopolítica de esta trama está tejida con la actuación de ciudadanos afiliados al PP y se los halla en diversos escalones de organismos y administraciones municipales y autonómicas suyas. Estos ciudadanos tienen nombre y apellido y han sido nombrados para esos cargos por autoridades de ese Partido y según sus normas internas.


El PP como tal, no es sujeto moral individual de nada, no existe y no se le puede reclamar directamente por haber aceptado sobornos, favores, prebendas, contratos, adjudicaciones, etc. y ser citado y juzgado en los tribunales. Ese es un sujeto abstracto, genérico, para designar a una agrupación, pero no se lo puede identificar con la actuación y responsabilidad moral de sus afiliados. Los inscritos en el PP obran por cuenta propia, y deben responder individualmente por el cumplimiento o incumplimiento del programa y reglamento del PP.


El Partido Popular nunca será demandado para que , como sujeto individual, depositario de derechos y deberes, responda de responsabilidades ante los tribunales. En ese sentido, -¡vaya chuminada!- la trama es del PP, en cuanto alcanza a sujetos concretos que pertenecen a él y han sido admitidos a él.


Proclamar entonces que la trama de corrupción es contra el PP y no del PP, que todo es mentira, presumir de transparencia y rechazar todas las acusaciones como simple conspiración urdida por la falsedad y el odio, es salirse hacia arriba, hacia un PP estratosférico, inexistente, vacío, sin arraigo en los millones de ciudadanos que lo componen. Nadie se ocuparía de él.Ha habido empresas y empresarios –el Sr. Francisco Correa, al parecer, a la cabeza de todos- que han recibido de socios y seguidores del PP , sin concurso ni publicidad, concesión de suelos, contratos, viviendas, hospitales, laboratorios, oficinas, videos, pabellones, visita del Papa, premios de Fórmula 1, actos electorales del PP, servicios de limpieza, stands en las ferias, etc. y, a su vez, ellos han recompensado este trato de favor con dádivas, regalos, viajes, dinero, mucho dinero, a esos miembros del PP.


Estos socios y seguidores del PP, presuntamente culpables, aparecen en los “medios” con nombre y apellido y no es difícil, para quien se lo proponga, componer enseguida un listado: Alberto López Viejo, Luis de Miguel, Arturo González Panero, Guillermo Ortega, Martín Vasco, Alfonso Bosch, Alvaro Pérez, Pablo Crespo, Serafín Castellano, Javier Nombela, Sigfrido Herraez, José Luis Pérez Raez, Esteban González Pons, Guillermo Paniste, Luis Bárcenas, etc. encontrándose entre ellos alcaldes, consejeros, diputados, parlamentarios.


La trama invita a analizar la reacción-respuesta que ha dado y orquestado el PP : “Nadie jamás financió al PP, nunca el PP ha recibido un euro de nadie”, “Podemos presumir de transparencia”, “Podemos caminar orgullosos, con la cabeza bien alta”, “Esta es una campaña clarísima contra el PP, una campaña múltiple de acoso y desprestigio”, “Pretenden con ello tapar el paro y la recesión y encubrir con basura las propuestas del PP”, “Quieren evitar una alternativa al peor gobierno de la democracia”, “El PP destituye a quien haya que hacerlo, y no lo hace el PSOE que no admite responsabilidades políticas”, “El ministro de Justicia y el Juez Garzón deben dimitir por haber concertado una caza conspirativa”, “El presidente del gobierno, de no imponerles dimisión , se convierte en responsable y avalista de sus cacerías ”...Indicios, pruebas y testimonios dan base más que suficiente para concluir que la trama de corrupción es una trama de gente del PP y contra gente del PP.


Nadie se ha inventado lo que esos presuntos corruptos han hecho. Las instituciones de nuestra democracia, con sus responsables correspondientes, han abierto procesos y están tratando de verificar y fijar responsabilidades.


Tenemos, pues, como cosa primera, objetiva y verificable, lo que son los hechos , los actores y las reacciones sobre la trama de corrupción.Puede ahora uno hacerse estas reflexiones: ¿Qué significa la confusión propalada de que el PP nunca ha recibido una financiación de nadie? ¿Qué el intento sistemático de no darse por enterados, de negar los hechos, presentarlos como bulo y conspiración y defenderse atacando a destiempo y sin argumentos al PSOE, a los “medios”? ¿Acaso da a entender esta estrategia que el PP preferiría implantar en un Estado de Derecho la práctica del ocultamiento y de la impunidad y darla como buena?


Tiene ahora la palabra el pueblo. Pero, con un tremendo temor y una previsible e incomprensible respuesta: una buena parte seguirá, pese a todo, defendiendo al PP en estos hechos. La opción por uno u otro partido, obceca con frecuencia a sus seguidores y no dudan en sobreponer el sentimiento a la razón, el prejuicio a la verdad. La dependencia, cuando es emocional, ciega y hace defender lo contrario a la verdad. Habrá que seguir, pues, exorcizando esta lacra deplorable de nuestro maniqueísmo político, hasta lograr defender lo que es justo, noble y veraz por encima de tentaciones partidistas.


Benjamín Forcano

Una visión del proyecto restauracionista del actual papado.




La modernidad católica de Benedicto XVI


Autor: F. Mallimaci


Publicado en: Le Monde Diplomatique.



…La visión del mundo de Benedicto XVI es pesimista. Considera a la sociedad en decadencia, dominada por el relativismo, amenazada por "fundamentalismos religiosos" (cristianos e islámicos) y mercados desbocados. Europa, cuna de la civilización y del cristianismo según su postura, debería salir de su letargo y volver a ocupar un espacio central en la globalización. El nuevo Papa hace una cerrada defensa de la razón y coincide -desde otra óptica- con algunos sociólogos y antropólogos que insisten en que vivimos en un momento histórico de incertidumbre, de angustia, de "residuos humanos", de soledad individual donde se licuan los sólidos sociales de la era industrial y se crea una modernidad líquida del no lugar, lo efímero y lo instantáneo. Pero si para estos pensadores se trata de una nueva etapa de la modernidad, la del cosmopolitismo en una sociedad del riesgo, Benedicto XVI estima que se vive una crisis cultural profunda que afecta a la verdad y en especial a la familia, única e indisoluble. Tarde o temprano cambiará el aire de la época y en ese momento -o desde ahora- la Iglesia Católica deberá ofrecerse como garantía de certezas en el largo plazo.


A este análisis de la coyuntura se suma otro, sobre la propia catolicidad. Benedicto XVI considera los "excesos" del Concilio Vaticano II desde los años '60 como la causa de un catolicismo débil, sin rumbo frente a "otros cultos y sectas activos" y que toma distancias doctrinales de la normativa romana.


La razón y la fe

El actual papado continúa rechazando la idea de que la Iglesia y lo religioso ocupen en la sociedad sólo el espacio privado. Insiste en "defender sus derechos institucionales" y los derechos personales, asimilando por ejemplo el derecho a la libertad y educación religiosa. La defensa de "la verdad" lo lleva a una lucha encarnizada contra lo que llama "dictadura del relativismo y del hedonismo". Frente a aquellos que buscan entrelazar la modernidad y el cristianismo, que proclaman "una Iglesia que escuche antes de hablar", que cambie normas y formas, Benedicto XVI asume una integralidad que proclama "restituir la ciudadanía plena a la fe cristiana"…

Benedicto XVI trata así de mostrar en Europa una Iglesia de la razón, una "auténtica" modernidad de origen cristiano católico que se opone a otras racionalidades posmodernas y "relativistas" y "premodernas" y fanáticas; a todo tipo de fanatismo, religioso o laico, occidental u oriental.

Meses más tarde volverá con este planteo ante 171 embajadores del cuerpo diplomático ante el Vaticano. Es necesario "un auténtico humanismo integral" que evite -repitiendo la misma frase que en Ratisbona- la actual "autolimitación moderna de la razón". La condena del fanatismo del Islam se acompaña de la condena a la guerra que lleva adelante la actual administración de Estados Unidos. Poco le importa a este Papa si esto supone "borrar" siglos de historia cristiana de condena a aquellos que invocaron la razón o la ciencia (Galileo, Marx, Sartre); pasar por alto los horrores de la Inquisición, las "guerras justas" o "guerras santas" en nombre del catolicismo contra "herejes", "liberales", "judíos", "comunistas" o "subversivos"...

Crítica a la cultura

El objetivo es afirmar una identidad que renueve elementos considerados como esenciales de un sagrado propio -el latín, el gregoriano, el celibato- y mostrarlos hoy como verdades inamovibles, como un "cemento católico" tradicional y al mismo tiempo cautivante e innovador que tranquiliza en la sociedad de riesgo a los decisores y militantes en busca de certezas totales e integrales. La mayor parte de los que perseveran hoy en los seminarios de Europa, Estados Unidos, América Latina, Asia y África provienen de esa matriz de reafirmación identitaria y encuentran fuerte apoyo en el actual papado. Pero no se trata de una "restauración", de una fuga hacia un momento glorioso del pasado, sino de rehacer nuevos lazos con el Estado y la sociedad civil en el largo plazo…


Entre sus principales preocupaciones están, por un lado, la valorización de la familia desde una concepción androcéntrica, donde la mujer sólo es concebida como esposa y madre: "Efectivamente, como se constata en la actualidad, los fieles se encuentran inmersos en una cultura que tiende a borrar el sentido del pecado" (...) "el Sínodo ha recomendado también destacar la misión singular de la mujer en la familia y en la sociedad, una misión que debe ser defendida, salvaguardada y promovida. Ser esposa y madre es una realidad imprescindible que nunca debe ser menospreciada".

El espacio de celebración de lo sagrado debe reservarse sólo para aquellos que cumplan con el disciplinamiento interno. Se busca una Iglesia para pocos, para virtuosos no contaminados; por eso se denuncia a los divorciados, "una verdadera plaga en el contexto social actual, que afecta de manera creciente incluso a los ambientes católicos" …


Dueños de la única verdad


En suma, el "fortalecimiento identitario" de Benedicto XVI busca "encantar" a un grupo de virtuosos con un "sagrado eterno", desde una propuesta de una "verdadera modernidad católica" que denuncia al "actual relativismo" producido "por visiones fundamentalistas y secularizantes".
Por supuesto, esta visión se contrapone con la de los ciudadanos que buscan ampliar sus derechos sociales; que reivindican tomar decisiones sobre sus cuerpos, parejas, cantidad de hijos y libertades individuales. También es resistida por aquellos que desean vivir en sociedades donde se respete lo religioso pero haya una separación y autonomía entre el poder eclesial y el poder político y el Estado.

Pero para este Papa parece más importante ganar poder institucional que la pérdida o disolución de sus fieles. Un momento de crisis de representación partidaria como el actual se presta para el juego de utilización religiosa de lo partidario y partidaria de lo religioso. El discurso sobre los pobres y la injusticia mundial no se abandona, pero se subordina a la hegemonía moral y a la lucha contra el aborto y la pluralidad religiosa. Se trata de una apuesta de modernidad católica que necesita deslegitimar o subordinar a los otros grupos religiosos, presentándose como la sola verdad capaz de dialogar con Dios y la Razón y por lo tanto de tener una potente voz pública junto a partidos y Estados que, en épocas de desencanto, hagan suyas las propuestas en defensa de la familia, del mérito, del orden y, por supuesto, de la propia institución.

Para llevar adelante ese proyecto hacen falta el silencio, la censura, el descrédito y el alejamiento de quienes disienten de las "verdades" reveladas desde lo institucional. La reciente sanción aplicada al sacerdote jesuita Jon Sobrino de El Salvador (el único sobreviviente de la matanza de sacerdotes comprometidos con su pueblo años atrás) es un ejemplo de que los conflictos internos se resuelven con imposición autoritaria y sin posibilidad de defensa.


En suma, Benedicto XVI pretende que una pretendida Europa cristiana sea el modelo único para la humanidad. Este propósito demuestra su lejanía cultural, social y simbólica con otras expresiones católicas, especialmente de Asia, Africa y América Latina. Este último caso es particularmente chocante, ya que las mayorías se identifican como cristianas pero al mismo tiempo rescatan sus diversas culturas indias, afros y mestizas -además de orientales- mientras viven situaciones de miseria y explotación "que claman al Cielo".


Lo que genera desconcierto y rechazo, tanto dentro como fuera del catolicismo (algo evidente durante la visita del Papa a Brasil), es que se pretenda llevar esa lógica de certezas y "verdades inmutables" al conjunto del complejo, globalizado y heterogéneo mundo católico, donde muchas de las normas doctrinales son ignoradas tanto por los especialistas en lo religioso como por los creyentes. Los pobres aparecen más como objeto que como sujetos de la Iglesia.

Esta propuesta de modernidad católica conservadora para recrear el convento (en San Pablo Benedicto XVI se alojó y habló desde el convento de los benedictinos), va camino de convertirse también en invitación al gueto católico y en desprecio a la democracia. En las sociedades pluralistas modernas, al contrario de lo que pregona este Papa, los individuos tienden cada vez más a querer comprender por sí mismos y no por imposición de la autoridad; las instituciones expresan a un conjunto de intereses y creencias y la conciencia individual así forjada pretende tomar decisiones sobre el cuerpo y el espíritu.



FORO SOCIAL MUNDIAL. ÉTICA Y ESPIRITUALIDAD





JOSÉ SÁNCHEZ LUQUE
Miércoles 14 de octubre de 2009

Desde hace unas décadas muchos movimientos y asociaciones de carácter liberador y progresistas se dan cita periódicamente en el llamado Foro Social Mundial. Dicho foro es un espacio abierto de encuentro para intensificar la reflexión, realizar un debate democrático de ideas, elaborar propuestas y alternativas, intercambiar experiencias que se opongan al neoliberalismo y al dominio del mundo por cualquier forma de imperialismo. Con un empeño global: la construcción de una sociedad planetaria donde se salvaguarden los derechos humanos y los derechos de la madre Tierra.

Siguiendo estas directrices más de 1.200 personas nos hemos reunido en Sevilla en el pasado puente del Pilar para celebrar el Foro Social Temático Español 2009, con el lema: Espiritualidades y éticas para otro mundo mejor posible. La organización ha sido modélica. Los 49 colectivo sociales convocantes: pacifistas, ecologistas, humanitarios, feministas, religiosos, educativos,. etc. han sabido organizar tanto las ponencias como los 170 talleres de debate de manera ejemplar. Imposible trasladarle a ustedes en pocas líneas lo que allí hemos vivido: el ambiente de cordialidad, de estímulo, de solidaridad mundial, de compromiso global, de contemplación silenciosa y estimulante, usando textos sagrados de todas las religiones y espiritualidades del planeta., pues como decía el místico sufí Rumi ya en el siglo XI, “las lámparas son distintas pero la llama de todas ellas es la misma”.


Desde la conferencia inaugural, impartida por el profesor y teólogo de la liberación Fracois Hoiutar de la universidad de Lovaina y conocedor de la miseria en 120 países del planeta, se nos describió el inmenso dolor de la humanidad y la llamada a globalizar el amor hacia los que sufren. El sueño es el camino del cambio. La utopía está siempre un paso más cerca cuando caminamos hacia ella.


La profesora Adela Cortina, catedrática de Ética en la universidad de Valencia, nos invitó a buscar la ética del corazón que nos lleve a cultivar la capacidad de sentir y la compasión, porque “todo es del color del dolor con que se mira”. Hemos de aprender a vivir y dejar de vegetar.


La profesora francesa Agnes Bertrannd nos habló de “La liberación de la conciencia frente a la dominación del mercado”. Disertó sobre el funcionamiento de la OMC (Organización mundial del comercio). Definió este organismo como diabólico y satánico, mentiroso y causante de un acoso moral a los países empobrecidos de la tierra. Nos pervierte el criterio de la verdad y nos priva del sentido crítico; manipula nuestras conciencias, haciéndonos creer que sus deseos deben ser los nuestros. Ante estas mentiras disfrazadas estamos llamados a crear un humus para que la justicia progrese y avance en el planeta, a buscar alternativas al sistema., a entender, escuchar y resistir.


En el mismo sentido se manifestó el profético senegalés profesor y economista Bulli Cabunda, componente destacado en varios foros de pensamiento y compromiso en Centro Europa y África., que nos animó a estudiar las causas, a resistir contra los totalitarismos y a la defensa del panhumanismo.

Fue emocionante la mesa redonda sobre el tema “El otro mundo mejor visto por los excluidos, empobrecidos y perdedores” en la que actuaron inmigrantes de Andalucía Acoge, los sin techo del Centro amigo de Cáritas de Sevilla, la Violencia de género de la Fundación Anabella y la Asociación de mujeres Gitanas “Llamada al desafío”.. El último acto del evento fue la gran manifestación del día 12 “Por la madre tierra y contra la mercantilización de la vida”.


El Comité Organizador del Foro ha redactado un iluminador documento titulado “Declaración de Sevilla. Poder transformador del amor” del que les transcribo lo siguiente: “La humanidad y la Vida en el planeta están en peligro a causa del actual sistema capitalista deshumanizador y depredador, por el individualismo y la sacralización del mercado que alimenta los valores del egoísmo, avaricia, vanidad y envidia que impregnan a todas las sociedades del mundo. La mercantilización de todos los aspectos de la vida lleva a la humanidad a sufrir hambre, miseria, enfermedad, paro, migraciones masivas, violencia y muerte. El cambio climático, consecuencia de la forma de vivir en el actual sistema pone en peligro la supervivencia de la Vida en la Tierra. El gobierno del mundo se detenta desde un poder nebuloso, oculto, ilegitimo y dictatorial que tan sólo defiende sus propios intereses privados, los de una minúscula parte de la humanidad… Necesitamos grandes cambios en los códigos morales que den al dinero su verdadero valor El amor al dinero como único absoluto tiene que ser reconocido como una morbosidad repugnante, como una enfermedad mental. Necesitamos una profunda revolución ética y espiritual… Desde el actual sistema depredador que agota todos los recursos de la naturaleza no hay posibilidad de futuro. Ni para la Tierra ni para la humanidad… El sistema capitalista tiene que morir para permitir el renacer de la verdadera sociedad democrática, del saber integrar y universal, la llegada del reino del amor y la solidaridad…, salvaguardando la biodiversidad, la libertad, la felicidad y la seguridad de toda la humanidad” Y termino con un lúcida frase de nuestro García Lorca “para que desaparezca el hambre hace falta una revolución espiritual”.

Madrid: Manifestación “Rebélate contra la Pobreza"
Viernes 16 de Octubre, 18:00 horas. De Cibeles a Sol. Organiza: Alianza Española contra la Pobreza

martes, 13 de octubre de 2009

La Hipatia de Amenábar, una mística laica.


El domingo fui con un amigo a ver Ágora la película de Amenábar. El cine estaba a rebosar, de hecho, adquirimos las dos últimas butacas libres en la sala, en la fila 2, demasiado cerca de la pantalla para mi gusto.


He de decir que me gustó la peli, aunque en algún momento me sentí cansado, pienso que por eso de tener el cuello excesivamente doblado. Pero, bueno, lo importante es la Huella, que me dejó, y que no me ha sido fácil descifrar hasta hace poco.


Algunos acusan a Amenábar de criticar al cristianismo, otros le elogian por hacer una denuncia de los crímenes de la religión y la última crítica, la más rocambolesca que he leido, elogia a Amenábar por criticar el fundamentalismo pero le acusa de caer en un integrismo laicista que pretende negar la dimensión religiosa del ser humano.


Para mí, al menos, no ha sido fácil descifrar a la Hipatia que Amenábar presenta. Ahora pienso que es una mística laica, una nueva manera de vivir esa dimensión espiritual, que de alguna manera está presente en todos, pero que ha sido vivida de modo inconsciente hasta que la modernidad la ha manifestado en la vida de muchos y muchas hoy.


En Ágora, Hipatia es una mujer fiel a su propio ser, por encima de caminos trillados, tradiciones religiosas o laicas. Eso no quiere decir que sea un ser autista y aislado. Al contrario, conoce las tradiciones paganas, la filosofía y la ciencia, que es su propia tradición, y la religión cristiana en auge. Tiene una identidad clara, no es cristiana, es una filósofa pagana. Pero no se queda apegada a una identidad construida desde el exterior, ni siquiera a su propia tradición (cuestionará a la propia filosofía y a la ciencia ptolemaica).


El mundo en ruinas en el que vive Hipatia es ideal para ver lo esencial, y al final lo esencial es el propio ser, la fidelidad a él. Las tradiciones nos ayudan, son imprescindibles, seguramente, pero hay un momento en que hay que ir más allá de ellas, hasta vivir apoyándonos sólo en nuestro propio corazón, en comunión con los demás, ayudando a los otros y compartiendo el destino con ello; pero si nunca damos el paso de confiar a ciegas en nuestro corazón, en nuestra experiencia, nunca llegaremos a probar la miel que las tradiciones laicas o religiosas señalan, ni seremos lo que estamos llamados a ser.


Creo que Hipatia representa una dimensión antropológica de todo ser humano, religioso o laico, la dimensión de autenticidad, de fidelidad al propio ser, de libertad que es el paso necesario que hay que dar, sin más ayuda que el propio corazón, para, apoyándonos en ellas, ir más allá de cualquier cultura o religión siempre limitadas, a la dimención del ser, de la contemplación, de la vida.


La Hipatia de Amenábar puede aportar una enseñanza para cualquier buscador espiritual y ser una referencia para la espiritualidad laica o religiosa actual.





Para una despenalización de la eutanasia en situaciones extremas y conflictivas



Aquí os dejo un interesante texto elaborado por el Instituto Borja de Bioética, un colectivo de inspiración cristiana, acerca de la posible despenalización de la eutanasia bajo determinadas circunstancias.




1)Negativa a la legalización de la eutanasia: Nuestra reflexión sobre la eutanasia no nos lleva a pedir su legalización indiscriminadamente, sino una posible despenalización en determinados supuestos que representen una inevitable tensión conflictiva entre valores equiparables a la vida misma y que pongan en evidencia la posibilidad o la necesidad de no prolongarla innecesariamente.



2)Despenalización: La despenalización de la eutanasia, una vez llegada su concreción en la norma jurídica, debería exigir la concurrencia de unos requisitos imprescindibles, sin los cuales sería una acción que en una u otra medida debería ser penalizada.


Estos REQUISITOS a nuestro entender, serían:

a) Enfermedad que conducirá próximamente a la muerte: Un primer parámetro que permite plantear la posibilidad de la eutanasia es la existencia de la enfermedad que conducirá próximamente a la muerte. Se trata de aquellas situaciones patológicas irreversibles de las que podemos prever un desenlace fatal en un plazo razonablemente corto. Ciertamente la ciencia médica tendrá siempre mucho que decir para precisar este concepto y es por ello que los profesionales de la medicina serán siempre interlocutores válidos y necesarios de cualquier revisión de las condiciones legales que permitan despenalizar la eutanasia.

b) Sufrimiento insoportable: Un segundo parámetro es el sufrimiento insoportable. Somos conscientes que la medida del sufrimiento tiene siempre una connotación subjetiva, a pesar de que creemos que hay elementos objetivos (p.e. el fracaso de los cuidados paliativos o su inaccesibilidad), que pueden ayudar a evaluar cuando un sufrimiento supera lo que el enfermo es capaz de soportar.

c) Consentimiento explícito del enfermo: Un tercer parámetro sería la manifestación expresa de la voluntad del enfermo que acepta la eutanasia como única opción digna para liberarse del sufrimiento. Se trata de garantizar que se actúa siempre conforme a la voluntad del enfermo, también cuando ya no puede expresar explícitamente esta voluntad, si lo ha hecho con anterioridad mediante una previsión o manifestación anticipada depositada en manos de quién pueda dar razón, sea el propio centro o el profesional, familiares, personas próximas o registro legal de voluntades anticipadas.

La exigencia de este requisito excluye las situaciones en que el enfermo, eventual sujeto de eutanasia, no pueda expresar explícita ni implícitamente su voluntad, ni lo haya hecho con anterioridad.


Destacaríamos, entre otras, las difíciles situaciones de pacientes con graves alteraciones del nivel de conciencia y de niños o recién nacidos con patologías muy graves incompatibles con una mínima calidad de vida. Las decisiones sobre su tratamiento y asistencia recaerán sobre aquellos que tienen la responsabilidad o tutela legal, quienes, con el asesoramiento médico y legal adecuados, procurarán velar siempre por su máximo bienestar y garantizar una praxis conforme al espíritu y a las supuestas intenciones del enfermo. Sin embargo, en ninguno de estos casos se podrá aplicar una eutanasia en los términos que hemos descrito, ya que faltaría el elemento de la voluntariedad.

En todos ellos, la decisión de poner fin a la vida del paciente requeriría un debate más amplio, ya que pueden converger factores de muy diversa naturaleza, y sería necesario buscar soluciones que deberían pasar por una formulación legal que permitiera el planteamiento del caso concreto, para valorar y para decidir en consenso con la familia, el equipo terapéutico y la autoridad judicial.

d) Intervención médica en la práctica de la eutanasia: entendemos que debe ser siempre un médico u otro profesional sanitario bajo su dirección quien que lleve a cabo la práctica eutanásica, discerniendo los mecanismos adecuados a fin de garantizar la ausencia de dolor y sufrimiento en el enfermo. El asesoramiento sanitario, en sentido amplio e interdisciplinario, será un requisito previo a la decisión. La composición de los equipos interdisciplinarios deberá garantizar la presencia de sanitarios de todos los colectivos (médico, enfermero, psicólogo clínico, trabajador social), así como la ayuda espiritual pertinente, si así lo manifiesta el interesado.

e) Revisión ética y notificación legal: Toda práctica eutanásica deberá contar previamente con el visto bueno de un Comité de Ética Asistencial y, con posterioridad a su realización, deberá ser notificada a la autoridad pertinente a fin de que sea posible comprobar el cumplimiento de los requisitos exigidos y ejercer las acciones oportunas en caso contrario.


*************


Desearíamos que este documento contribuyera a profundizar en la reflexión sobre la eutanasia, reflexión que se hace presente reiteradamente en el debate público y que requiere de un enfoque multidisciplinar desde el rigor y la debida atención a todos los agentes implicados.

El verdadero sentido de la eucaristía.


TOMAD, COMED Y VIVID EL AMOR (fragmento de un folleto de Jesús Burgaleta, profesor de liturgia)


Tomado de

http://www.redescristianas.net/2007/05/03/haced-esto-en-memoria-mia-folleto-de-jesus-burgaleta-en-alandar-resumen-de-manuel-gonzalez/

En el último atardecer de la vida de Jesús, Jerusalén se tiñó de azul. El Nazareno lo tenía todo previsto y se dispuso a celebrar la cena de despedida. Se despedía de la vida. Se sentaron en torno a la mesa unas 25 personas, todos aquellos varones y mujeres que le habían seguido de cerca. En la sala de reunión se respiraba una atmósfera de amor, confianza y tristeza. Y se pusieron a comer juntos. Como en toda comida judía, el pan les dio ocasión a Jesús para bendecir a Dios. Así lo narran las tradiciones: “El Señor Jesús, la noche en que iban a entregarlo, cogió un pan, dio gracias, lo partió y dijo: Esto es mi Cuerpo que se entrega por vosotros. Haced lo mismo en memoria mía”. Comieron todos del pan y compartieron la cena. Hablaron de algunas cosas. Se callaron otras, aquellas que se referían al futuro inmediato de Jesús. Al finalizar la Cena, Jesús tomó su propia copa y se puso a bendecir a Dios por todos los acontecimientos de su vida.

Los discípulos nunca habían escuchado una alabanza como aquella. Y de su misma copa les dio de beber a todos, mientras les decía: “Esta copa es la nueva alianza sellada con mi Sangre; cada vez que bebáis, haced lo mismo en memoria mía”.


Al día siguiente asesinaron a Jesús. Los discípulos se quedaron en blanco. El camino se desdibujó y comenzaron a separarse y a huir. Sin embargo, el Espíritu de Jesús seguía presente, vivo, incitante, ardía en ellos como una llama. Todas las noches amanecía en el corazón de los discípulos una luz llena de vida y amor. Nunca supieron bien cómo fue; pero el recuerdo actuante del mandato “haced esto en memoria mía” los fue reuniendo poco a poco.

Muy pronto comenzaron a hacer lo que tantas veces habían hecho con Jesús: sentarse a comer juntos. No era una novedad, era lo que siempre habían hecho. Se reunían en casas particulares. Alguien, mujer u hombre, preparaba y presidía el encuentro en un plano de igualdad. Nadie podía sentirse más importante o por encima de los demás. En las largas sobremesas el miedo y la esperanza fueron dialogando e intentando comprender aquello que Jesús les dijo en la última cena: “Haced esto en memoria mía.”

“¿Qué hizo Jesús?”, se preguntaban… Hacer el bien, estar atento a las necesidades de los demás, en especial de los que les había tocado pasarlo peor, rebelarse contra los que creaban opresión y ponían cargas pesadas. A esta conclusión llegó Pedro, después de darle muchas vueltas: pasó haciendo el bien, curando a los oprimidos, y predicando un modelo de sociedad alternativa radicalmente distinta a la que estaban viviendo. Encima de la mesa, junto al pan, el vino y demás alimento, tenían escritas aquellas palabras de Jesús: “No he venido a ser servido, sino a servir”.

Recordaban cómo Lucas había narrado el mismo relato de la cena: “Mientras cenaban surgió (entre los discípulos) una disputa sobre cuál de ellos debía ser considerado el más grande. Jesús les dijo: los reyes de las naciones las dominan y los que ejercen el poder se hacen llamar bienhechores. Pero vosotros, nada de eso; al contrario, el más grande de entre vosotros iguálese al más joven, y el que dirige al que sirve. Vamos a ver, ¿quién es más grande, el que está a la mesa o el que sirve? El que está a la mesa, ¿verdad? Pues yo estoy entre vosotros como quien sirve”.

Los discípulos fueron descubriendo que Jesús, en la cena, celebró lo que había estado viviendo y lo que estaba dispuesto a vivir: su ser entregado. Fueron cayendo en la cuenta de que quien no entraba por la dinámica del servicio al hermano no tenía parte con Él. Las largas noches de las comunidades primitivas fueron el laboratorio de muchas historias sobre Jesús. Se contaban aquellas historias maravillosas en las que Jesús acogía a los marginados, violaba la ley de lo puro y de lo impuro, proclamando la dignidad de la persona por encima de toda prohibición ritual. Recordaban como comía con los leprosos, los paganos, los publícanos, los pecadores, las prostitutas, las adúlteras, los niños, las mujeres. Se contaban el enfrentamiento radical de Jesús con la estructura sacerdotal, con la influencia inmisericorde de los letrados, con el amargo poder de los fariseos y la corrupción de Herodes…

Con cada historia. nueva crecía la admiración por Jesús. Ese Jesús que no se quedó inmovilizado ante la estructura del mal del mundo, sino que se enfrentó a ella -al príncipe de este mundo, al demonio, a Jerusalén-, y dio la cara ante todo aquéllo que impedía que la gente levantara la cabeza. Jesús luchó hasta el final contra la injusticia que posee y para liberar a los “poseídos” por la injusticia. Aquellas reuniones estaban llenas de historias sobre Jesús.

A las comunidades primitivas no se les escapó tampoco el dato de que la Cena de despedida se celebró la noche en que iban a entregarlo. Lo entregaban todos aquellos hombres e instituciones que estaban en contra del designio de Dios y de la dignidad del hombre. Y fue aquella noche cuando, como testamento, Jesús les dijo intensamente: «Haced lo mismo que yo, sed cuerpo entregado y sangre derramada por amor”.

¡Ya estaba claro! “Haced esto en memoria mía” era hacer lo que él hizo en aquella cena y era, sobre todo, hacer aquellas cosas que él durante su vida había dicho y había hecho Recordaban las palabras que dijo mientras partía y repartía el pan y también aquellas otras:

“Si yendo a presentar tu ofrenda al altar, te acuerdas allí de que tu hermano tiene algo contra ti (más aún si tú tienes algo contra él), deja tu ofrenda ante el altar y ve primero a reconciliarte con tu hermano; vuelve entonces y presenta tu ofrenda” .

“¡Si comprendieras lo que significa corazón quiero y no sacrificios!”

“Si uno posee bienes de este mundo y, viendo que su hermano pasa necesidad, le cierra sus entrañas, ¿cómo va a estar en el amor de Dios?”

“Hijos, no amemos con palabras y de boquilla, sino con obras y de verdad”.

“En esto os conocerán, en que os queréis los unos a los otros”.

“Porque tuve hambre y me dísteis de comer, tuve sed y me dísteis de beber, fui extranjero y me recogísteis, estuve desnudo y me vestísteis, enfermo y me visitásteis, estuve en la cárcel y fuísteis a verme”.

“Lo que hacéis a uno de éstos, conmigo lo hacéis”.

“Ha llegado la hora que los que den culto a Dios lo harán en espíritu y en verdad”…

Recordaban que el que atiende al que está herido y abandonado en la cuneta, hace lo que Jesús; que el que sale en defensa del desvalido, hace lo que Jesús; que el que ayuda al más pequeño, hace lo que Jesús; que el que da de comer al hambriento, hace lo que Jesús. Fueron descubriendo que Jesús no estaba en el pan, ni en el vino, sino en los que viven junto a cada uno de nosotros. Y que comer el pan y el vino era comprometerse a vivir con los otros como lo hizo Jesús. Descubrieron que Jesús mandó no hacer un rito, celebrar un sacrificio, sino vivir como Él, hacer lo que Él, ser fiel al designio de Dios.

A pesar de contarse tantas historias no todos entendieron qué era “haced esto en memoria mía”. Así los cristianos de Corinto intentaron pasarse de listos y Pablo tuvo que salir al paso de tamaña osadía. A estos cristianos se les ocurrió confundir a Jesús con el fundador de una religión cualquiera y a la reunión de la comunidad con un culto ritual más, y se dijeron con toda la cara del mundo: “Hacemos lo mismo que Jesús, porque repetimos minuciosamente lo que Él hizo en su cena de despedida”. Y celebraron sin vivir lo mismo que Jesús vivió en lo que hizo. Hacían la cena sin amor, sin compartir, sin respeto mutuo, sin cortesía, abochornando a los pobres, sin vivir la comunidad. Pablo, valiente, les escribió enseguida: “Eso que hacéis, aunque os lo parezca, no es la cena del Señor”, no es hacer lo que Él hizo. Se quedaron muy extrañados ante lo que Pablo afirmaba.

Ellos hacían lo mismo que Jesús hizo y dijo en la cena. Pero Pablo insistió: lo que Jesús mandó repetir y Él enseñó a la comunidad no fue un rito, sino un proyecto de vida. Ese estilo de vida que se revela en el gesto de Jesús. Les dijo: ¿de qué sirve vuestra reunión si uno no vive el amor? Si es así: “vuestras reuniones causan más daño que provecho”. Es la hora de que “se examine cada uno» y cada comunidad “antes de comer el pan y de beber la copa”. No sea que nos atrevamos a celebrar la comunión sin vivir en comunión y a hacer lo mismo que Jesús sin vivir en el amor, porque “el que come y bebe sin apreciar el cuerpo, se come y se bebe su propia sentencia”.

No a todos les era posible estar en estos encuentros comunitarios. Por eso, se guardaba un poco del pan que habían comido, y lo llevaban a aquéllos que estaban más lejos, impedidos, en la cárcel, etc., para que así también ellos se sintiesen en comunión con los reunidos y dispuestos a asumir como ellos ese “haced esto en memoria mía”, que no era otra cosas que asumir el mismo proyecto de vida que Jesús con los símbolos del pan y vino que en su última comida tenida con ellos, con sus palabras y con su vida, les había dejado.

A estos primeros cristianos les llamaban ateos. Porque no tenían templos, no tenían sacerdotes y no tenían cultos como las demás religiones.

En nuestros días estamos asistiendo, guste o no, a la multiplicación por el mundo entero de pequeños grupos que, liberados de normas, leyes y cánones, han puesto su mirada en el Jesús que se nos presenta en los Evangelios, y que celebran la Eucaristía como creen se hacía en los primeros tiempos, con el convencimientos de que es la comunidad, los reunidos en nombre de Jesús, y no el ministro ordenado, quien celebra la Eucaristía. Dejemos actuar al Espíritu.

Hola, Bienvenid@s.


Este Blog quiere ser un lugar de encuentro para todos aquellos que queremos ayudar a transformar la sociedad para convertirla en un lugar más fraterno, más libre, más justo y, a la vez, somos conscientes de que todo cambio social sólo es posible si hay un cambio personal e interno y no se olvida lo que nos enseña la Tradición Espiritual de la Humanidad, intentándo actualizarla creativamente en cada época.


Mi camino...

el camino que sigo es el camino de la mística del amor, no un amor sentimental, sino un amor inteligente o consciente (amor iluminado decían los antiguos) y solidario, que no olvida el sufrimiento y la injusticia.
Guiado de la mano de de la mística monástica cisterciense (la primera mística moderna del amor), el esoterismo cristiano, la mística de san juan de la cruz y el zen... y animado por ideales progresistas y solidarios os invito a caminar juntos hacia un mundo y unos hombres y mujeres nuevos.