Tomado de http://www.comayala.es/
1. Cuando San Pablo escribe a la comunidad de Corinto, está preocupado por el buen orden en la asamblea o reunión, pero ¿en qué consiste el buen orden?, ¿es la ejecución del rito según las rúbricas o, más bien, la transmisión de una tradición viva que procede del Señor? …
9. Pablo ha recibido una tradición que procede del Señor: "la noche en que fue entregado, tomó pan, y después de dar gracias, lo partió y dijo: Este es mi cuerpo que se da por vosotros; haced esto en memoria mía. Asimismo tomó la copa después de cenar diciendo: Esta copa es la nueva alianza en mi sangre. Cuantas veces la bebiereis, hacedlo en memoria mía. Pues cada vez que coméis este pan y bebéis esta copa, anunciáis la muerte del Señor hasta que vuelva" (11,23-26). Hasta que vuelva ¿cuándo?, ¿al final de la historia? No, ahora ya. Es el otro aspecto del misterio pascual de Jesús. Se va, pero vuelve: "Dentro de poco el mundo ya no me verá, pero vosotros sí me veréis" (Jn 14,19). Pablo lo vive en su propio cuerpo: "Llevamos siempre en nuestros cuerpos por todas partes el morir de Jesús, a fin de que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo" (2 Co 4,10).
1. Cuando San Pablo escribe a la comunidad de Corinto, está preocupado por el buen orden en la asamblea o reunión, pero ¿en qué consiste el buen orden?, ¿es la ejecución del rito según las rúbricas o, más bien, la transmisión de una tradición viva que procede del Señor? …
9. Pablo ha recibido una tradición que procede del Señor: "la noche en que fue entregado, tomó pan, y después de dar gracias, lo partió y dijo: Este es mi cuerpo que se da por vosotros; haced esto en memoria mía. Asimismo tomó la copa después de cenar diciendo: Esta copa es la nueva alianza en mi sangre. Cuantas veces la bebiereis, hacedlo en memoria mía. Pues cada vez que coméis este pan y bebéis esta copa, anunciáis la muerte del Señor hasta que vuelva" (11,23-26). Hasta que vuelva ¿cuándo?, ¿al final de la historia? No, ahora ya. Es el otro aspecto del misterio pascual de Jesús. Se va, pero vuelve: "Dentro de poco el mundo ya no me verá, pero vosotros sí me veréis" (Jn 14,19). Pablo lo vive en su propio cuerpo: "Llevamos siempre en nuestros cuerpos por todas partes el morir de Jesús, a fin de que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo" (2 Co 4,10).
10. Es fundamental discernir el cuerpo del Señor, es decir, su presencia: "Quien coma el pan y beba la copa del Señor indignamente, será reo del cuerpo y de la sangre del Señor. Examínese, pues, cada cual...pues quien come y bebe sin discernir el cuerpo, come y bebe su propio castigo. Por eso hay entre vosotros muchos enfermos y muchos débiles, y mueren no pocos" (1 Co 11,27-30).
11. Pero ¿cómo discernir el cuerpo de Cristo? En primer lugar, "nadie puede decir: ¡Jesús es Señor! sino en el espíritu santo" (12,3). Esto supuesto, dice Pablo:"Vosotros sois el cuerpo de Cristo, y sus miembros cada uno por su parte" (12,27). Cristo actúa a través de cada miembro de la comunidad: "Hay diversidad de carismas, pero el espíritu es el mismo, diversidad de servicios, pero el Señor es el mismo, diversidad de operaciones, pero es el mismo Dios que obra todo en todos" (12,4), "del mismo modo que el cuerpo es uno, aunque tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, no obstante su pluralidad, no forman más que un solo cuerpo, así también Cristo" (12,12). En la Didajé, obra escrita en Siria en la segunda mitad del siglo I, se compara el pan partido, que antes estaba disperso, y la comunidad reunida: "Como este pan partido estaba disperso sobre los montes y reunido se hizo uno, así sea reunida tu Iglesia de los confines de la tierra en tu reino" (n.9).
12. La eucaristía es la reunión de la comunidad. No es un mero cumplimiento legal, es una experiencia de gracia. Se cumple el Evangelio: No sólo guardarás el sábado (Dt 5,12-15), sino que serás alimentado con el pan de vida (Jn 6,35-51), que alimenta a la comunidad. En cierto modo, no es la comunidad quien guarda el sábado, es el sábado quien guarda a la comunidad. Entre las diversas formas de presencia de Cristo en la Iglesia, dice el Concilio, se presencia en la eucaristía constituye presencia especial (SC 7). La comunidad es "el cuerpo de Cristo". No es una reunión parcial, sino total. En ella acudimos "a la enseñanza de los apóstoles, a la comunión, a la fracción del pan y a las oraciones", a las "señales", a la "comunicación de bienes" (Hch 2,42-47). En ella está la función de "atar y desatar" (Mt 18,18).
13. El carisma más importante es el amor fraterno: "Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, ...nada soy. Aunque repartiera todos mis bienes, y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, nada me aprovecha. El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no se jacta, no se engríe, es decoroso, no busca su interés, no se irrita, no toma en cuenta el mal, no se alegra de la injusticia, se alegra con la verdad. Todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor no acaba nunca" (1 Co 13,18).
14. En conclusión, "cuando os reunís, cada cual puede tener un salmo, una instrucción, una revelación, un discurso en lenguas, una interpretación, pero que todo sea para edificación" (14,26), "Dios no es un Dios de confusión sino de paz", "hágase todo con decoro y orden" (14,33.40). Una observación: las referencias a la sumisión de la mujer, al velo (11,3-5), al silencio de las mujeres en las asambleas (14,34) parecen interpolaciones posteriores, realizadas (además) por adversarios de Pablo. El mensaje de Pablo es éste: "Ya no hay judío ni griego, ni esclavo ni libre, ni hombre ni mujer" (Ga 3,28).
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