"Tutti i miei pensier parlan d’amore (Todos mis pensamientos hablan de Amor)". Vita Nuova. Dante Alighieri.

miércoles, 10 de febrero de 2010

El Monacato hoy debe estar en la frontera, fragmento de un artículo de Rosa Mª. Piquer, monja cisterciense.

Tomado de http://www.sem-web.org/ponencias/cabeceras/POCAST.html


El lugar más apropiado para encontrar al Dios del Reino es el mismo lugar de Jesús: en la frontera y en la basura —como reza el títulode una obra de D.Sölle: Dios en la basura.

Estos son los lugares teológicos donde se hace presente el Dios del Reino. García Paredes defiende que el lugar apropiado para el monacato cristiano y para la vida religiosa son las periferias, las fronteras y los desiertos. Las periferias, aquellos lugares donde no hay poder sino impotencia; las fronteras, es decir, aquellos lugares donde se requiere una creatividad y se corren unos riesgos, que sólo puede asumir quien está ligero de equipaje; y los desiertos, es decir, aquellos lugares donde no hay nadie para construir el Reino.

En su pasión por el Reino de Dios y por el Dios del Reino, el monacato cristiano debe construir sus monasterios en estos lugares y con este estilo evangélico que es el estilo de Jesús.

Al final de nuestra vida, no se nos preguntará si en nuestros claustros o iglesias
hemos gritado o cantado muchas veces y con gran fervor: ¡Señor, Señor! sino mas bien si hemos dado de comer al hambriento, o de beber al sediento, o hemos vestido al desnudo, o visitamos al enfermo y al encarcelado. Y todas estas carencias constituyen la basura de nuestra sociedad, allí donde la presencia de Jesús es más patente y viva, pues él toma el rostro de todos los marginados de la historia.

Hoy se habla mucho de refundación. Necesitamos siempre un modelo que imitar. Nuestros modelos son Benito, Jerónimo, Roberto, Alberico, Esteban, Bernardo y tantos otros que supieron en su tiempo ser fieles de un modo creativo y estuvieron en la perifera, la frontera y el desierto. Pero sus nuevos lugares y estilos, en el transcurrir de los siglos pueden ser los lugares de siempre, porque el tiempo convierte las nuevas formas en viejas. La carga del pasado, de la propia tradición, siempre la llevaremos con nosotros. Los fundadores no hablaron de fronteras ni de periferias, pero estuvieron siempre atentos a leer en clave evangélica los signos de su tiempo e intentaronresponder a sus retos.

La necesaria refundación debe consistir siempre en regresar al frescor del evangelio, despojándose de viejas estructuras y de formas caducas. El Evangelio es siempre nuevo y si intentamos vivirlo con radicalidad nos situará en la periferia, la frontera y el desierto para ser pequeñas semillas de Evangelio en medio de un mundo que lo necesita urgentemente y que lo está pidiendo a gritos.

Quiero acabar esta exposición con un texto de Ernesto Sabato, el conocido físico, filósofo y escritor argentino, que constituye su testamento espiritual dirigido a los jóvenes:

No quiero morirme sin decirles estas palabras.

Tengo fe en ustedes. (…)

No podemos hundirnos en la depresión, porque es, de alguna manera, un
lujo que no pueden darse los padres de los chiquitos que se mueren de
hambre. Y no es posible que nos encerremos cada vez con más seguridades
en nuestros hogares.

Tenemos que abrirnos al mundo. No considerar que el desastre está
fuera, sino que arde como una fogata en el propio comedor de nuestras
casas. Es la vida y nuestra tierra que están en peligro.

La vida del mundo hay que tomarla como la tarea propia y salir a
defenderla. Es nuestra misión. (…)

Cuando nos hagamos responsables del dolor del otro, nuestro
compromiso nos dará un sentido que nos colocará por encima de la fatalidad
de la historia.(…) Cada vez que hemos estado a punto de sucumbir en la
historia nos hemos salvado por la parte más desvalida de la humanidad.
Tengamos en consideración entonces las palabras de María Zambrano: “No
se pasa de lo posible a lo real sino de lo imposible a lo verdadero”. Muchas
utopías han sido futuras realidades.(…)

Les propongo entonces, con la gravedad de las palabras finales de la
vida, que nos abracemos en un compromiso: salgamos a los espacios
abiertos, arriesguémonos por el otro, esperemos, con quien extiende sus
brazos, que la nueva ola de la historia nos levante. Quizá ya lo está haciendo,
de un modo silencioso y subterráneo, como los brotes que laten bajo las
tierras del invierno.(…)

Sólo quienes sean capaces de encarnar la utopía serán aptos para el
combate decisivo, el de recuperar cuanto de humanidad hayamos perdido.

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Este Blog quiere ser un lugar de encuentro para todos aquellos que queremos ayudar a transformar la sociedad para convertirla en un lugar más fraterno, más libre, más justo y, a la vez, somos conscientes de que todo cambio social sólo es posible si hay un cambio personal e interno y no se olvida lo que nos enseña la Tradición Espiritual de la Humanidad, intentándo actualizarla creativamente en cada época.


Mi camino...

el camino que sigo es el camino de la mística del amor, no un amor sentimental, sino un amor inteligente o consciente (amor iluminado decían los antiguos) y solidario, que no olvida el sufrimiento y la injusticia.
Guiado de la mano de de la mística monástica cisterciense (la primera mística moderna del amor), el esoterismo cristiano, la mística de san juan de la cruz y el zen... y animado por ideales progresistas y solidarios os invito a caminar juntos hacia un mundo y unos hombres y mujeres nuevos.