"Tutti i miei pensier parlan d’amore (Todos mis pensamientos hablan de Amor)". Vita Nuova. Dante Alighieri.

miércoles, 2 de marzo de 2011

La oración como encuentro conmigo mismo y con Dios, por Anselm Grün OSB


Tomado de http://www.palabraselegidas.com/textos/la_oracion_encuentro.htm


"Para encontrar a Dios, deberé primero encontrarme a mí mismo. Deberé estar primero conmigo. Y normalmente, no lo hago. Pues si me observo, descubriré que mis pensamientos van vienen, que estoy en cualquier otro lugar con mis pensamientos, menos conmigo. No tengo contacto conmigo, los pensamientos me sacan de mí y me llevan a otra parte. No soy yo quien piensa, sino que algo piensa en mí, los pensamientos se independizan, recubren mi yo propiamente dicho.

El primer acto de esta oración es que entro en contacto, por primera vez, conmigo mismo. Es lo que nos enseñaron los Padres de la Iglesia y los primeros monjes. Por ejemplo, Cipriano de Cartago decía: '¿Cómo puedes pedirle a Dios que te escuche si tu no te escuchas a ti mismo? Quieres que Dios piense en ti, y ni tú piensas en ti...'

Si tú mismo no estás contigo, ¿cómo quieres que Dios esté contigo? Si no habito en mi casa, Dios tampoco podría encontrarme si viniera a mí.

Escucharme significa escuchar mi verdadera esencia, entrar en contacto conmigo, pero también quiere decir escuchar mis sentimientos y necesidades, escuchar lo que se mueve en mí.

La oración no es una huida piadosa de mí mismo, es, antes que nada, un encuentro sincero y despiadado. Así, dice Evagrio Póntico: 'Quieres conocer a Dios; conócete primero a ti mismo.' No se trata de hacer psicología de la fe, sino de una premisa necesaria de la oración.

Si huyo con palabras o sentimientos piadosos, la oración no me conducirá a Dios, sino que me llevará por vastas zonas de mi fantasía. Debo primero escuchar sinceramente lo que hay dentro de mí.

En el encuentro con Dios debo encontrarme a mí mismo. En este sentido, no podemos decir qué sucede primero: si el encuentro con nosotros mismos como premisa para el encuentro con Dios o el encuentro con Dios como premisa para el encuentro con nosotros mismos. Ambos se condicionan mutuamente y se profundizan entre sí".
Anselm Grün.

6 comentarios:

  1. Muy bueno, muy breve y muy verdadero.

    Pablo

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  2. Hola Pablo:

    Me alegra mucho que te haya gustado.

    un abrazo.

    José Antonio.

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  3. eso ponía en el templo de Delfos:Hombre conócete a ti mismo y conocerás el universo y a los dioses.
    Si estamos hechos a "imagen " de Dios eso está muy claro.
    Un abrazo.

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  4. Efectivamente miguel Angel, gracias or recordarlo.

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  5. No hay duda que quien no es capaz de conocerse a sí miemo, finito y temporal, lo tendrá difícil para asimilar lo que del Infinito y Eterno procede; pero Dios también es omnipotente y, llegado el momento, no le niego que Él salga a mi encuentro y lo consiga.

    "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame.
    Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí, ése la salvará. Pues, ¿de qué le sirve al hombre haber ganado el mundo entero." (Lucas 9, 22-25)

    "Para que ellos busquen a Dios, aunque sea a tientas, y puedan encontrarlo. Porque en realidad, él no está lejos de cada uno de nosotros.
    En efecto, en él vivimos, nos movemos y existimos" (Hechos 17:27-28).

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  6. Gracias Betulo por añadir esta reflexión que complementa el artículo, las dos cosas son necesarias, la gracia y el esfuerzo personal, como decía S. Agustín: Dios que te creó sin ti, no te salvara sin ti.

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Guiado de la mano de de la mística monástica cisterciense (la primera mística moderna del amor), el esoterismo cristiano, la mística de san juan de la cruz y el zen... y animado por ideales progresistas y solidarios os invito a caminar juntos hacia un mundo y unos hombres y mujeres nuevos.