"Tutti i miei pensier parlan d’amore (Todos mis pensamientos hablan de Amor)". Vita Nuova. Dante Alighieri.

martes, 7 de junio de 2011

Hacia una Espiritualidad Relacional y No-dualista.


Si algo caracteriza a nuestro tiempo es la nueva conciencia de ser red-comunión-interconexión-unidad.

La ciencia nos va diciendo cada vez con mas claridad que la capacidad para relacionarse parece ser la esencia primordial del cosmos y lo que hizo posible el proceso evolutivo. Nos va descubriendo que lo que caracteriza la realidad son estructuras de relación y relatividad, procesos de transformación y cambios abiertos.

En este nuevo modelo un ser no entra en relación con otro sino que se encuentra de por sí en relación. Nos urge experimentar y saber vivir la pan-relacionalidad y religación con todo.

Ya todos sabemos que todo está interconectado: la globalidad es interacción. Quizá como nunca se va tomando, lenta pero imparablemente, conciencia de que formamos parte de un todo. La realidad se va revelando como un manto inconsútil, sin fracturas.

También es verdad que mayoritariamente aún seguimos fascinados por el individualismo ciego, pero esta conciencia atomizada va caminando hacia su desaparición y de ello tenemos que alegrarnos.

Este tiempo pide de nosotros una espiritualidad de la conexión, de la búsqueda de la experiencia de la Unicidad; de tender puentes entre culturas, razas, sexos, creencias religiosas, ideologías; de romper fronteras desde la no-violencia; de crear nexos que inter-actúan. Necesitamos salir de nuestros pequeños círculos para crear vínculos con tantos grupos y organizaciones sociales, movimientos que buscan otra globalización, la globalización de la solidaridad, de la interconexión responsable.

Una nueva espiritualidad relacional se va abriendo paso, que toma conciencia de la interdependencia y responsabilidad de todos con todo. Eso va a exigir de nosotros –los que estamos en el primer mundo– una espiritualidad del saber decrecer, renunciar, soltar, bajar… Y esto no nos resulta fácil ni a las personas ni a las instituciones.

El nuevo mundo que emerge pide también de nosotros una nueva espiritualidad de las relaciones: ha llegado la hora de renunciar a las relaciones dualistas y jerarquizadas patriarcalmente; renunciar a las relaciones de dominación-sumisión, para vivir relaciones caracterizadas por una radical igualdad e inclusividad, como reflejo del Dios Relación (Trinidad) en el que creemos o, como dice bellamente O’Murchu, el “Dios capacidad para la relación”. Eso hará posible que las comunidades cristianas irradien a la sociedad relaciones “correctas de justicia, amor, paz y liberación”. Relaciones capaces de dar vida.

Nos urge también practicar la meditación, el silencio cultivar la experiencia mística que nos llevará a sentir y gustar la Unidad profunda que somos.

Entonces, igual que le pasó a Jesús de Nazaret, experimentaremos que el Dios Madre-Padre y cada uno de nosotros somos una misma cosa, que somos aliento suyo, imagen y semejanza, y por ello somos también uno con toda la humanidad; que todo otro es carne de nuestra carne y hueso de nuestros huesos y que cuando nos cerramos al hermano nos cerramos a nuestra propia carne.
Entonces seremos nexos de unión que construye auténtica fraternidad, sororidad con todo lo existente.

Sintiéndonos uno con la realidad veremos nuestro planeta de una manera nueva: no como materia prima para explotar o de la que aprovecharnos, sino como realidad de la que formamos parte, como vida para cuidar, realidad viviente a respetar.

Una espiritualidad ecológica brotará espontáneamente fruto de la iluminación de nuestra conciencia. Descubriremos experiencialmente –como dice bellamente Leonardo Boff– que “el Plantea Tierra es nuestra casa común, la única que tenemos para vivir por eso es importante cuidarla, hacerla habitable para todos, conservarla en su generosidad y preservarla en su totalidad y esplendor.

De ahí nacerá un ethos mundial compartido por todos, capaz de unir a los seres humanos más allá de sus diferencia culturas, sintiéndonos de hecho como hijos e hijas de la Tierra que aman y respetan como a su propia Madre Entonces descubriremos, como Juan de la Cruz y Francisco de Asís, que todas las formas de vida son manifestación de la Vida única, subyacente en todo: contemplaremos a Dios en todo y todo en Dios.

Emma Martínez Ocaña

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Este Blog quiere ser un lugar de encuentro para todos aquellos que queremos ayudar a transformar la sociedad para convertirla en un lugar más fraterno, más libre, más justo y, a la vez, somos conscientes de que todo cambio social sólo es posible si hay un cambio personal e interno y no se olvida lo que nos enseña la Tradición Espiritual de la Humanidad, intentándo actualizarla creativamente en cada época.


Mi camino...

el camino que sigo es el camino de la mística del amor, no un amor sentimental, sino un amor inteligente o consciente (amor iluminado decían los antiguos) y solidario, que no olvida el sufrimiento y la injusticia.
Guiado de la mano de de la mística monástica cisterciense (la primera mística moderna del amor), el esoterismo cristiano, la mística de san juan de la cruz y el zen... y animado por ideales progresistas y solidarios os invito a caminar juntos hacia un mundo y unos hombres y mujeres nuevos.