"Tutti i miei pensier parlan d’amore (Todos mis pensamientos hablan de Amor)". Vita Nuova. Dante Alighieri.

domingo, 27 de diciembre de 2009

Muere Edward Schillebeeckx, teólogo en la frontera, por Juan J. Tamayo




Nacido en 1914, fue una de las personalidades más influyentes en la renovación del cristianismo durante la segunda mitad del siglo XX.

El 23 de diciembre murió, a los 95 años, Edward Schillebeeckx, el teólogo católico más prestigioso del siglo XX, junto con Karl Rahner, y una de las personalidades más influyentes en la renovación del cristianismo durante toda la segunda mitad del siglo pasado. Ha sido protagonista en los momentos más importantes de la historia reciente de la teología, de la vida de la Iglesia holandesa y de la Iglesia católica.


Nació en 1914 en Amberes, metrópoli de la Bélgica flamenca en el seno de una familia muy religiosa de 14 hermanos. Hasta los 18 años estudió en un colegio de jesuitas, donde recibió una rigurosa formación basada en los clásicos. A los 19 años ingresó en la Orden de los Dominicos. ¿Qué es lo que le atrajo de la Orden dominicana por optar por ella como estilo de vida? Él mismo responde: la apertura al mundo, la dedicación al estudio, el trabajo de investigación y la teología centrada en la predicación. Y a fe que él mismo hizo realidad estas cuatro características en su vida religiosa, en su actividad intelectual y en su manera de estar en el mundo.

Tras el noviciado, estudió filosofía en Gante y teología en Lovaina con una orientación tomista clásica, que él renovaría durante los primeros años de docencia. Después de la Segunda Guerra Mundial fue a Francia para hacer el doctorado en Le Salchoir y estudiar en la Sorbona. En Salchoir se encontró con dos de los más prestigiosos teólogos dominicos: Marie-Dominique Chenu (1895-1990), sancionado entonces por el Santo Oficio, e Yves-Marie Mª Congar (1904-1995), igualmente sancionado en la década de los cincuenta del siglo pasado. En La Sorbona siguió las enseñanzas de los filósofos Le Senne, Lavelle, Wahl y Gilson.

De vuelta a Lovaina en 1947, inició su carrera docente en teología dogmática con el objetivo de renovar el pensamiento tomista, anclado en la más cerrada neoescolástica, y de abrirlo a las nuevas corrientes filosóficas. Los escritos de este periodo, que alcanza hasta principios de los sesenta, se caracterizan por el método histórico frente al dogmatismo de manual, entonces imperante, y por el perspectivismo gnoseológico, que buscaba una síntesis entre la fenomenología y el tomismo.

Teólogo de confianza del episcopado holandés, entonces progresista, fue su asesor en el Concilio Vaticano II y uno de los principales inspiradores -e incluso redactores- de sus documentos renovadores, especialmente en lo referente a la eclesiología y al diálogo de la Iglesia con el mundo. Es proverbial a este respecto su afirmación "Fuera del mundo no hay salvación", que contrasta con el aforismo excluyente "Fuera de la Iglesia no hay salvación". Para mantener el espíritu conciliar y desarrollar una teología en sintonía con los cambios profundos promovidos por el Vaticano II creó en 1965, junto con Congar, Rahner, Metz, Küng y otros teólogos progresistas la Revista Internacional de Teología Concilium, que todavía sigue editándose en ocho idiomas.

Fue asimismo uno de los principales redactores del polémico Catecismo holandés, que presentaba los grandes temas del cristianismo, -incluso los más conflictivos, como la doctrina del pecado original- con un estilo vibrante, un lenguaje moderno y en actitud de diálogo con las nuevas corrientes culturales.

A lo largo de su extenso magisterio teológico y de su amplia obra ha sido procesado tres veces por la Congregación de la Fe (antiguo Santo Oficio): en 1968, a propósito de algunos ensayos teológicos centrados en la secularización y el cristianismo; en 1979, por su libro Jesús. La historia de un Viviente, la mejor cristología del siglo XX; y en 1984 por su libro El ministerio eclesial, donde justificaba la presidencia de la eucaristía por parte de un ministro extraordinario no ordenado. De los tres salió ileso e incluso airoso. En las respectivas sesiones del juicio celebradas en el Vaticano logró desmontar las afirmaciones de sus inquisidores con brillante, argumental finura.

Schillebeeckx ha muerto y la sensación que tenemos los teólogos y las teólogas que nos movemos en su línea de hermenéutica crítica es de orfandad, sólo superada con la lectura de sus obras que seguirán iluminando el itinerario del cristianismo del siglo XXI por la senda del diálogo con las culturas de nuestro tiempo y del compromiso ético por la justicia, con el evangelio de Jesús de Nazaret como referente.

Socialismo del Futuro, por Pedro Serrano.





Más que determinar exhaustivamente las peculiaridades del Socialismo del siglo XXI, exponemos algunas notas como aportes al debate de la izquierda mundial, para perfilar mejor las condiciones que ha de tener el socialismo. Entre esas notas, señalamos algunas:

-Todas las sociedades del planeta con sus estructuras políticas, económicas, sociales, culturales y religiosas, incluso con sus líderes y cuadros dirigentes, han de estar al servicio de la persona humana.

-Desarrollo, a todos los niveles, de los valores de: justicia, igualdad, libertad, solidaridad, subsidiariedad, participación, democracia, cooperativismo, socialización, pacificación y bien común. Para ello, la libertad de pensamiento, de reunión y de asociación, así como los derechos humanos generales y específicos, deben ampararse adecuadamente. Enfrentemos al individualismo egoísta con el personalismo social.

-Compatibilizar la ciudadanía mundial con la nacional, superando toda segregación, racismo, marginación y discriminación, así como todo machismo contra la mujer, supeditándolo todo a la desaparición de las clases sociales. Debe ampararse la libertad de migración, con iguales derechos y deberes que los nativos, pues la condición de ser persona debe prevalecer sobre el nacimiento, la raza y la cultura. Al mismo tiempo, los Estados fuertes deben colaborar solidariamente a la promoción de los Estados en vías de desarrollo evitando la corrupción de las oligarquías de los países pobres, para que nadie tenga que emigrar impulsado por la pobreza.

-Democracia y participación real de las mayorías ciudadanas en todos los asuntos importantes del Estado, y no sólo en el periodo de elecciones de sus líderes, tanto a nivel nacional como regional y local, también en las organizaciones populares. Es necesario que las estructuras y los partidos políticos se organicen verdaderamente de forma democrática. Democracia popular y no democracia burguesa.

-Asumir la responsabilidad por el medio ambiente y la biodiversidad. Nos va en ello el futuro del planeta y la existencia de las generaciones futuras. Debemos controlar, entre otras, la contaminación de la tierra, mar y aire, el calentamiento del clima, el deterioro de la capa del ozono, la desertización de los parajes fértiles y los deshielos de los polos. En esta línea, el desarrollo de las energías alternativas más ecológicas que vayan sustituyendo a las energías convencionales del petróleo, el carbón, el gas y la nuclear son imprescindible; sin olvidar la conservación de las diversas especies de la flora y la fauna, muchas en peligro de extinción.

-Evitemos el consumo excesivo y el derroche irresponsable que se practica en el mundo desarrollado, mientras en el mundo subdesarrollado impera el hambre, la miseria y la pobreza. Los medios y recursos de que dispone la humanidad son limitados; limitado, equitativo y justo ha de ser el desarrollo económico.

-Reforma de la empresa (agrícola, minera, industrial, comercial, financiera y de servicios), transformando la idolatría de la clase dominante hacia el acaparamiento del beneficio, en el ideal solidario del bien de todos y el reparto justo. Ha de darse primacía al trabajador sobre el capital. Hay que establecer para todos, mujeres y varones, un puesto de trabajo digno, igualitario y estable, un salario justo, una jornada laboral adecuada, un descanso y ocio suficientes, unas condiciones de trabajo humanas. Para ello, los sindicatos han de recuperar su capacidad revolucionaria. Hay que acabar con la explotación del hombre sobre el hombre; hay que terminar con el escándalo de las diferencias retributivas excesivas entre empleados y directivos. Terminemos con el predominio del poder financiero sobre el desarrollo de los pueblos y el bien común.

-El socialismo futuro, ha de superar eficazmente a nivel mundial y nacional al capitalismo, por ser éste intrínsecamente perverso. El socialismo, pues, frente a la propiedad privada de medios de producción que favorece a una minoría en contra de la mayoría, establecerá la propiedad comunitaria; frente a la empresa privada dominada por los capitalistas contra los trabajadores, promocionará la empresa cooperativa; frente a la máxima ganancia por la que se exacerba una sociedad dividida en clases sociales, instituirá el justo reparto del beneficio; frente a la competencia desleal donde se manifiesta la explotación que ejercen los poderosos en contra de los humilde, organizará el servicio socializado; frente al mercado libre como medio de abuso de los fuertes contra los débiles, animará un mercado solidario; frente a la industrialización hegemonizada por las oligarquías, promocionará la industrialización participada por la clase trabajadora; por último, frente a los avances tecnológicos que vienen a dar más poder a los ricos contra los pobres, en el socialismo, esos avances científicos y técnicos se pondrán a disposición de las clases populares.

-Habrá que hacer un cambio radical. En la economía social de mercado, el más fuerte se impone sobre el más débil, la multinacional sobre la pequeña empresa, el empresario sobre el trabajador, el primer mundo sobre el tercer mundo. En la economía equitativa del socialismo, habrá que transformar el sistema dominante, en instrumento de servicio para bien de todos, especialmente de los más empobrecidos. El dinero, la riqueza y el capital han de estar al servicio del ser humano considero personal y comunitariamente. Si en el capitalismo neoliberal globalizado los Estados están bajo el poder de las corporaciones y multinacionales, en el socialismo solidario planetario el capital ha someterse al Estado, y éste ha de ponerse al servicio del pueblo. El nuevo socialismo, tratará de implementar las diversas alternativas que presentan los múltiples colectivos integrados en el Foro Social Mundial y organizaciones afines.

-Levantemos una nueva economía socialista sustituyendo a la economía capitalista, que propicie y amplíe la capacidad del desarrollo humano. Frente a la acumulación de bienes en propiedad de minorías, potenciemos la distribución justa entre las mayorías, favoreciendo solidariamente a los más necesitados. Construyamos una propiedad de producción comunitaria, compatible con la libre iniciativa, que favorezca a las mayorías. Asimismo, habrá que socializar los sectores claves de la sociedad, controlados por el Estado y con la participación de los ciudadanos a través de las organizaciones populares adecuadas. Para ello, es evidente que el Estado ha de establecer un sistema de impuestos progresivos, con la participación y control de las organizaciones populares que representan a los diferentes sectores del pueblo.

-Organizar un uso adecuado y justo, tanto a nivel planetario como a los niveles nacionales, de las materias primas, la tierra, el agua, los recursos marinos, los alimentos y la agricultura, así como de los adelantos tecnológicos. La reforma agrícola sigue siendo aspiración del campesinado mundial, especialmente entre las naciones en vías de desarrollo.

-Importancia universal y vital para todos los habitantes de la Tierra, tiene la socialización de la educación, la salud, la alimentación y los servicios públicos a nivel general, compatible con una moderada iniciativa privada en el marco de una legislación adecuada y justa. Para ello, será tan beneficiosa una modélica organización, así como una cualificada formación de los profesores y técnicos seguida de reciclajes periódicos de los mismos.

-Asumir la importancia de lo que se ha venido en llamar ‘I+D+i’, en las sociedades del conocimiento, es decir, la influencia beneficiosa de la ciencia, la tecnología y la industrialización en la progresiva humanización de los pueblos, para ello hay que evitar el monopolio de los grupos de poder y de las naciones desarrolladas.

-Afirmar el laicismo del Estado y de las sociedades, separando religión y política. Al mismo tiempo que se amparará la libertad y diversidad de creencias (así como de culturas e ideologías), se deberá evitar la imposición de las cúpulas religiosas fundamentalistas y/o burocráticas sobre el bien común y los respectivos gobiernos de los pueblos.

-Para la construcción del socialismo planetario sobre la base de los socialismos nacionales, es necesario instituir democráticamente, de abajo a arriba, una autoridad mundial, así como autoridades regionales y nacionales, que estén cimentadas sobre la base de la justicia y el derecho, acabando con el dominio del imperio, el abuso de las grandes potencias y la hegemonía de las oligarquías. Ello favorecerá un mundo de paz, donde los conflictos no se resolverán por la vía armada y la guerra, sino por medio del diálogo, la negociación y la diplomacia con la mediación de las instituciones y personas adecuadas.

-Las múltiples organizaciones políticas, sindicales, solidarias, ecologistas, humanistas, indigenistas, campesinas, feministas, religiosas y otras más, como agentes históricos que convergen en la utopía socialista como alternativa al capitalismo, han de ir superando sus diferencias caminando hacia la unidad de acción que potencie la acumulación de fuerzas para constituir la nueva izquierda, y así, dar el vuelco histórico de liberación que esperan los pueblos del planeta. En esta estrategia unitaria, la izquierda consecuente tratará de atraer a otras fuerzas políticas y sociales que se encuentran atrapadas en un parlamentarismo democrático-formal que las incapacita para la transformación social.

Frente a la globalización neoliberal del capital, construyamos la globalización solidaria del socialismo.

El Camino Neocatecumenal cumple 8 de los 10 criterios de toda secta según el Consejo Europeo, por Catolicas por el Derecho a decidir.


Camino Neocatecumenal cumple 8 de los 10 criterios característicos de toda secta
definidos por el consejo Europeo.


El Consejo Europeo definió los 10 criterios característicos de toda secta perniciosa
de las cuales el Camino Neocatecumenal cumple 8.

# exigencias financieras desorbitantes.
# ruptura con el entorno de origen.
# desestabilización mental.
# reclutamiento de niños.
# marañas judiciales.
# discurso antisocial.
# ocultamiento económico.
# infiltración en los circuitos de poder.



Una lectura cabal de estos criterios y de los que señalan los especialistas sobre
sectas nos llevaría a las siguientes conclusiones personales:


# Control de ambiente: cuando a la mente humana sólo se le permite recibir ciertos
mensajes, tarde o temprano empezará a dudar. La manipulación del pensamiento
lo ejerce la CN llamándolo 'conversión'. La comunidad ejerce una gran presión
sobre sus miembros y los somete a una disciplina de hierro; de hecho, los kikos
usan únicamente símbolos (cruz, atril, imágenes, canciones...) firmados por su líder
espiritual.


# Manipulación mística: el fin justifica los medios y Nadie es quién para juzgar a
Dios. A los miembros del CN se les promete la salvación final por aceptar el Camino
como único estilo de vida. Se les inculca que forman parte de una élite privilegiada
en la iglesia ‘verdadera’.


# Demanda de pureza: en el mundo, el bien y el mal están en eterna lucha, y
Todos debemos elegir un bando. Ellos han sido elegidos para ser 'sal y luz' de la
Iglesia en el mundo. La sociedad malvada teme su Verdad y los persigue como hizo
con Cristo.


# Culto a la confesión: exponer la intimidad a los del grupo, sin perdón o
absolución, produce liberación no exenta de extorsión. Los hermanos del CN se
sienten liberados-realizados cuando revelan su sentir basándose en que ‘Dios los
quiere como son’, pero descubren intimidades y hechos escondidos que pueden
volverse contra ellos si abandonan el Camino.


# Ciencia sagrada: la doctrina del grupo es la Verdad, y la duda es rebeldía
maligna. Kiko, Carmen, Mario y sus catequistas tienen autoridad reinante... tanta,
que incluso los sacerdotes católicos deberían convertirse y formar parte del
Camino.

# Carga del lenguaje: uso de clichés para sobresimplificar la realidad y evitar el
pensamiento crítico. A menudo, imperceptiblemente, los del CN toman otro
lenguaje, una jerga especial que les hace destacar y distinguirse de los no
iniciados; la visión maniquea del mundo (nosotros contra ellos) se adereza con
términos como ‘basura, lucernario, reditio, shemà, la elección...’


# Doctrina de la renuncia personal: las experiencias y necesidades personales son
reescritas para adaptarse a la mentalidad grupal. El catecúmeno ha de seguir unos
pasos o ritos para llegar al final del Camino, a la ‘renovación del bautismo’;
asimismo, existen ciertas libertades, forzadas por familiares o hermanos amigos,
para acudir a reuniones, seminarios o itinerancias misioneras.



# Dispensación de la existencia: en el grupo están los verdaderos creyentes y no
formar parte del grupo es darle la espalda a Dios. Este enemigo externo cataliza los
propios miedos y ansiedades sectarias. Los del CN crean una actitud de segregación
o demonización de quienes no están en el Camino, pues todos los no-miembros
sufrirán siempre y estarán condenados, y especialmente los desertores (recordad
las palabras de su gurú: 'si nos abandonas caerá sobre tí la Sangre de Cristo').


'De Preserving Power and Privilege', elaborado por la asociación católica progresista
americana Catholics for a Free Choice (CFFC), donde señala a este tipo de grupos
(Neocatecumenales, legionarios, opusdeístas...)


# Son organizaciones laicas católicas que intentan infiltrarse en las estructuras de
poder existentes para ejercer presión en los que toman las decisiones y otras
gentes influyentes
." En el CN, el proselitismo pasa por la infiltración directa o
indirecta en las familias (endogamia comunitaria) y en el conocimiento absoluto de
las debilidades de sus integrantes (confesiones comunales) para poder influir en la
toma de decisiones favorables a sus intereses.

# Raramente son transparentes: muchas de ellas trabajan bajo la cobertura de
diferentes organizaciones, fundaciones y compañías, y las actividades no están
necesariamente planificadas de una manea democrática." En el CN existe una
organización feudo-teocrática: el administrador de los diezmos y donaciones de
cada grupo de comunidades no tiene que dar cuentas ante sus propios seguidores,
pues es 'Dios y los gerifaltes del Camino' quienes guían sus justos pasos.


# Con frecuencia estas organizaciones laicas se ven a sí mismas como la respuesta
moderna a una Iglesia que pierde poder
. Su respuesta radica en una vuelta a lo
que ellos consideran como un catolicismo puro, incorrupto, y sin concesiones al
cambio social. En el CN se habla de una 'rebautización', de 'recristianización
catecumenal' y se distinguen tres grandes grupos de creyentes: (1) SAL o gente
sabia del Camino, (2) LO SALADO o conocedores llamados por Dios a conocer la
Buena Nueva,y (3) los JUDAS o aquellos que no apoy_an al Camino (o dicho de
otro modo, la inmensa mayoría de Nosotros).

La salud reproductiva y los temas sobre sexualidad son importantes en su agenda.
Central en su pensamiento es el concepto de que la familia está basada en el
matrimonio monógamo heterosexual y que el papel esencial de la mujer es traer
nuevas vidas. En el CN se permite el 'divorcio' del miembro de la pareja que no sea
catecúmeno y llaman 'abrirse a la vida' a la necesidad imperiosa de toda mujer a la
multiprocreación; lógicamente, son censurables la homosexualidad, el aborto
terapéutico o el uso de cualquier método anticonceptivo."

sábado, 26 de diciembre de 2009

La familia de Nazaret y nuestra vida en familia, por fray Marcos


Comentario al Evangelio de la Fiesta de la Sagrada Familia (Lc. 2,41-42)


Hoy podría resultar interesante un contexto histórico, por eso vamos a hacer un pequeño análisis de lo que era la familia en tiempo de Jesús. Solo así estaremos en condiciones de comprender lo que nos dice el evangelio.



En aquel tiempo no existía la familia nuclear, formada por el padre la madre y los hijos. En su lugar los estudios sociológicos se encuentran con el clan familiar, o la familia patriarcal. El control absoluto pertenecía al varón más anciano. Todos los demás miembros: hijos, hermanos, tíos, primos, esclavos, etc. formaban una unidad sociológica. Este modelo ha persistido en toda el área mediterránea durante miles de años. En algunas regiones aún se conserva.



Cuando un miembro varón se casaba, la esposa entraba a formar parte de la nueva familia, olvidándose de la suya propia. La ceremonia principal de la boda consistía en conducir a la novia de casa de su padre a la casa del novio (aquí “casa” tiene el significado de clan). Cuando se casaba una mujer, se despedía de su casa y se integraba en la del marido.



Todos los miembros de la familia, formaban una unidad de producción y de consumo. Pero la riqueza básica del clan era el honor. Sus miembros estaban obligados a mantenerlo por encima de todo. La vergüenza de un miembro era la vergüenza de toda la familia. Por eso el deber primero de todos y de cada uno, era mantener el estatus social limpio de toda sospecha.



No era sólo una cuestión social, sino también económica. Las relaciones económicas eran inconcebibles al margen de la honorabilidad y el prestigio familiar. Era vital para el clan que ningún miembro se desmandara y malograra el bienestar de toda la familia. Esto no quiere decir que no tuvieran los esposos relaciones especiales entre ellos y con los hijos. Incluso podían tener su casa propia, pero nunca gozaban de independencia.



Esta perspectiva nos permite comprender mejor algunos episodios de los evangelios. El que acabamos de leer es un ejemplo. Desde la idea de una familia formada por José, María y Jesús, es incomprensible que se volvieran de Jerusalén sin darse cuenta de que faltaba Jesús. Si todo el clan (de treinta a cincuenta personas) sube a Jerusalén, como familia, los varones estarían juntos, las mujeres lo mismo y los jóvenes andarían por su lado, sin preocuparse demasiado los unos de los otros, porque la seguridad la daba el grupo.



Otros pasajes también se explican mejor desde esta perspectiva:



“Al enterarse ‘los suyos’ se pusieron en comino para echarle mano, pues decían que había perdido el juicio”. (Mc 3, 20-21)



Lo que pretendía su familia era impedir que siguiera por el camino que había emprendido. Trataban de evitar una catástrofe, para él y para todo el clan.



El tiempo les dio la razón. Un poco más adelante…



“Una mujer dice a Jesús: tu madre y tus hermanos están fuera y te buscan. Jesús contestó: Y ¿quiénes son mi madre y mis hermanos?

(Mc 3, 31-34)

Este episodio lo recogen también Mt 12, 46-50 y Lc 8,19-21.



De una manera clara se nos está diciendo que para llevar a cabo su obra, Jesús tuvo que romper con su clan, lo cual no supone para nada que rompiera con sus padres.



En Juan sus hermanos le piden que suba a Jerusalén y se manifieste al mundo. Dice el evangelio:



“Sus hermanos hablaban así, porque ni siquiera ellos creían en él”.

(Jn 7,2-8)



Hay otro aspecto que también se explica mejor desde este contexto. La costumbre de casarse muy jóvenes (las mujeres a los 12 -13 años y los hombres a los 13-14). Era vital adelantar la boda, porque la esperanza de vida era de unos treinta y tantos años y a los cuarenta eran ya ancianos. En el ambiente que tenían que vivir, no era tan grave la inexperiencia de los recién casados, porque seguían bajo la tutela del clan. También la responsabilidad de criar y educar a los hijos era tarea colectiva, sobre todo de las mujeres.



Jesús no se sometió a ese control porque le hubiera impedido desarrollar su misión. Fijaros el ridículo que hacemos cuando en nombre de Jesús, predicamos una obediencia ciega, es decir, irracional, a personas o instituciones. Cuando creemos que el signo de una gran espiritualidad, es someter la voluntad a otra persona, dejamos de ser nosotros mismos. La explicación que acabo de dar, pretende armonizar la responsabilidad de Jesús con su misión y el cariño entrañable que tuvo que sentir, sobre todo por su madre.



El relato evangélico que acabamos de leer, está escrito ochenta años después de los hechos; por lo tanto no tiene garantías de historicidad. Sin embargo, es muy rico en enseñanzas teológicas. No hay nada de sobrenatural ni de extraordinario, en lo narrado. Se trata de un episodio que revela un Jesús que empieza a tomar contacto con la realidad desde su propia perspectiva. Justo a los doce años empezaban a ser personas, a tomar sus propias decisiones y a ser responsables de sus propios actos.



Sentado en medio de los doctores. Los doctores no tienen ningún inconveniente en admitirle en el “foro de debate”. Tiene ya su propio criterio y lo manifiesta. Se sitúa al mismo nivel que ellos como maestro de lo que de verdad le va a interesar en su vida: su Padre.



Sus padres no entienden nada. Se está fraguando la ruptura que después manifiestan todos los evangelistas. Lucas está preparando lo que va a significar toda la vida pública, adelantando una postura que no es de niño, sino de persona responsable y autónoma.



No es difícil imaginar que sus padres no lo comprendieran. La verdad es que fue, para casi todos los que le conocieron incomprensible la calidad humana del que se llamaría a sí mismo hijo de hombre.



Sigue el texto diciendo: siguió bajo su autoridad, pero ya ha dejado claro que su misión va más allá de los intereses de su clan.



La última referencia es también un aldabonazo a nuestro empeño en hacerle Dios antes de tiempo. Dice el texto que Jesús crecía en estatura en sabiduría y en gracia ante Dios y los hombres



Debemos buscar la ejemplaridad de la familia de Nazaret donde realmente está, huyendo de toda idealización que lo único que consigue es meternos en un ambiente irreal que no conduce a ninguna parte.



Sus relaciones, aunque se hayan desarrollado en un marco familiar distinto del nuestro, pueden servirnos como ejemplo a nosotros, en nuestro propio modelo de familia. Lo importante no es la clase de institución familiar en que vivimos, sino los valores humanos que desarrollamos, cualquiera que sea el modelo donde tenemos que vivirlos.



Jesús predicó lo que vivió. Si predicó el amor, es decir, la entrega, el servicio, la solicitud por el otro, quiere decir que primero lo vivió él. El marco familiar es el primer campo de entrenamiento para todo ser humano. Todo ser humano nace como proyecto que tiene que ir desarrollándose a lo largo de toda la vida con la ayuda de los demás.



Debemos tener mucho cuidado de no sacralizar ninguna institución. Las instituciones son instrumentos que tienen que estar siempre al servicio de la persona humana. Ella es el valor supremo.



Las instituciones ni son santas ni sagradas. Con demasiada frecuencia se abusa de las instituciones para conseguir fines ajenos al bien del hombre. Entonces tenemos la obligación de defendernos de ellas. Claro que no son las instituciones las que tienen la culpa. Son algunos seres humanos que se aprovechan de ellas para conseguir sus propios intereses a costa de los demás.



No se trata de echar por la borda una institución por el hecho de que me exija esfuerzo. Todo lo que me ayude a crecer en mi verdadero ser, me exigirá esfuerzo. Pero nunca puedo permitir que la institución me exija nada que me deteriore como ser humano; ni siquiera cuando me reporte ventajas o seguridades egoístas.



La familia sigue siendo hoy el marco privilegiado para el desarrollo de la persona humana, pero no sólo durante los años de la niñez o juventud, sino durante todas las etapas de nuestra vida. El ser humano sólo puede crecer en humanidad a través de sus relaciones con los demás. La familia es el marco insustituible para esas relaciones profundamente humanas.



Sea como hijo, como hermano, como pareja, como padre o madre, como abuelo. En cada una de esas situaciones, la calidad de la relación nos irá acercando a la plenitud humana si todo encuentro con el otro lo aprovechamos para desplegar nuestra capacidad de amar.



Los lazos de sangre o de amor natural debían ser puntos de apoyo para aprender a salir de nosotros mismos e ir a los demás con nuestra capacidad de entrega y servicio. Las relaciones familiares tenían que enseñarnos a dejar nuestro individualismo y egoísmo. Si en la familia superamos la tentación del egoísmo amplificado, aprenderemos a tratar a todos con la misma humanidad.



En ninguna parte del Nuevo Testamento se propone un modelo de familia, sencillamente porque no se cuestiona el modelo de familia existente en aquel tiempo. Debemos tener esto muy en cuenta cuando en nombre del evangelio queremos imponer un modelo determinado de familia.



La predicación de Jesús no va encaminada nunca a defender las instituciones, sino a las personas que la forman. En cualquier modelo de familia lo importante es el amor, que Jesús predicó y que debemos desarrollar en cualquier circunstancia que la vida nos plantee.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

27-D, movilización en defensa de la familia cristiana: No todos los cristianos pensamos y vivimos como el grupo que se manifestará, por A. Garrido.



Tomado de http://eclesalia.blogia.com/2007/122801-familias.php


ANTONIO GARRIDO Y MAITE DORRONSORO, Laicos de la Sagrada Familia de Burdeos
MADRID.

ECLESALIA
, 28/12/07.- Observamos con cierto estupor como a lo largo de estos días se nos ha venido convocando, a través de las parroquias, obispados y diversos medios de comunicación, para concentrarnos y manifestarnos “en favor de la familia cristiana”. Ya se había hecho con anterioridad, y esta reiteración aún nos preocupa más, si cabe, pues no teníamos conciencia de que estuviésemos en peligro. Es más, no sabemos muy bien de qué o de quién debemos defendernos y, con cierto desconcierto, nos hemos planteado: ¿quién nos ataca?

Somos un matrimonio próximo a cumplir 30 años de vida en común, creyentes cristianos y miembros activos de nuestra Iglesia desde muy jóvenes; de hecho nos conocimos en grupos parroquiales en los que ambos nos formábamos en la fe e intentábamos desarrollarla. Nada ni nadie, si exceptuamos nuestras propias limitaciones, impidió, ni tan siquiera entorpeció, para que desarrolláramos nuestra vida, personal y de pareja en ninguna de sus facetas; nuestra militancia cristiana fue perfectamente aceptada y compatible con otros grupos sociales y políticos con los que compartimos anhelos de cambio social en nuestra España de los años 70 y en la transición, aportando a todo ello nuestra visión social cristiana tal y como el Concilio Vaticano II nos había impulsado. Hemos educado a nuestros hijos de la mejor manera que nosotros considerábamos, sin que nadie nos impusiese nada y acudiendo a colegios de ideario religioso cristiano que, además, estaban subvencionados por el gobierno de turno. Ellos han podido elegir libremente sus referencias vitales y lo han hecho en la fe cristiana, continuando, como nosotros, una militancia activa en la Iglesia.

En definitiva, hemos sido libres para declarar y vivir nuestra creencia cristiana y para actuar en la sociedad según la misma; por lo tanto, insistimos ¿dónde está el problema?

A nosotros nadie nos los ha creado. No lo crean nuestros vecinos, Adolfo y Sergio, que son homosexuales e intentan construir una pareja con todas sus dificultades y con toda su ilusión, pues tienen derecho a ello; no son enfermos que, como si fuesen los leprosos de antaño, deban ser excluidos. Compartimos con ellos el amor y la fidelidad que desean vivir y los proyectos comunes por una sociedad más justa y tolerante, que a nosotros nos mueven desde el evangelio; el cual, por cierto, no establece normas para la confección de una familia o de una determinada organización social, que esto es cambiante a lo largo de los tiempos y los lugares, sino unos valores. Y entre ellos está la tolerancia y no está la exclusión.

Tampoco nos los crea Lola, nuestra amiga que, una vez conseguido el divorcio, sigue tirando del carro para que se mantenga la familia que constituyen sus hijos y ella. Nosotros la apoyamos para ayudar a que siga adelante, confiando en el cariño de las personas y en la bondad de la convivencia.

Tampoco lo hace multitud de parejas que no son creyentes y con las que trabajamos día a día en diversas tareas de nuestro ámbito. Ellas entienden su compromiso matrimonial desde otras perspectivas y se esfuerzan, lo mismo que nosotros, por madurar juntos y educar a sus hijos en los valores éticos en los que creen y que son ampliamente compartidos por nosotros. A estas parejas les agradecemos, además, su coherencia y el profundo respeto que sienten por nuestra creencia y que manifiestan, entre otras cosas, al no hacer la pantomima social de casarse por la iglesia o de introducir a sus hijos en unos sacramentos que no tienen entronque con su vida.

Y por supuesto, no nos crea ningún problema que se tengan distintos puntos de vista sobre un tema tan profunda y maravillosamente humano, y por lo tanto sujeto a tantos avatares sociales, históricos y culturales, como es el de la sexualidad. La importancia está en que todos, desde sus particulares creencias o increencias, aportemos experiencias de relaciones psicológicamente maduras y gratificantes; no se trata de moralizar, sino de caminar hacia relaciones interpersonales maduras y, en lo posible, estables, pero siempre atentos a los problemas y situaciones de cada persona.

En donde sí puede estar el problema de todo esto es en el tratar de imponer una sola visión sobre el tipo de pareja y de familia que hay que hacer, sobre el tipo de sociedad que se debe construir, excluyendo, por malas e inmorales, otros tipos de visión del mundo y de la sociedad. Y esto no es de recibo; el Evangelio no es un recetario sobre como construir la sociedad, sino la adopción de un estilo personal de vida con unos valores para ofrecer libremente y compartir en la sociedad que nos ha tocado vivir, que no es mala en sí, pues está preñada de vida y de esperanzas, de personas con grandezas y miserias que buscan, se pierden y, a veces, van encontrando. “Y vio Dios que todo era bueno”.

Defender a la familia, ¿no tendrá más que ver con trabajar para eliminar las pésimas condiciones de trabajo de tantas parejas, los bajos salarios, la imposibilidad de hacer frente a una hipoteca sin trabajar los dos miembros de la pareja en jornadas interminables, de no poder congeniar aceptablemente el trabajo y la paternidad o maternidad? En definitiva, con mejorar las condiciones vitales de tantas familias que padecen incomunicación, falta de estímulo, pobreza y un largo etcétera de situaciones que limitan su capacidad normal de funcionamiento. Luego, eso sí, decimos alegremente que se desmoronan las familias como si de un azar caprichoso se tratase o de la acción de un determinado gobierno.

¿Cuántos de los que se manifiestan por las familias son responsables, en base a su posición social o laboral, del mantenimiento de esas situaciones injustas? Porque la contribución a un mundo más justo y solidario en el que se respete la dignidad de cada persona y se erradique la necesidad y la pobreza sí que está en el evangelio. Y la necesidad, en sus diversas variantes, y la pobreza, absoluta o relativa, si que son causa de deterioro social y no tanto, como creen algunos miopes, los pecados personales contra la carne.

Dicho esto solo nos quedar pasar un poco de vergüenza ajena y expresar a nuestra sociedad la convicción de que no todos los cristianos pensamos y vivimos como el grupo que se manifestará; es más, que ese grupo no es mayoritario en nuestra Iglesia, y nos estamos refiriendo a la Iglesia en sentido amplio y no circunscribiéndonos a la española de estos tiempos, en la que parece que habrá que sentar en el diván de un buen psicoanalista a algunos de sus miembros para ver si conseguimos curarla de ese ataque agudo de manía persecutoria. Decirle que se trata de un grupo que no ha digerido bien el concepto Reino de Dios y lo confunde con el de ciudad terrenal y que, de esta manera, defiende sus intereses de bienestar, comodidad, tranquilidad espiritual y, de paso, sus aspiraciones de poder social.

Otra Navidad es posible y necesaria, por Alonso Hernández, Comunidades cristianas de Base de Murcia.



Relacionar la venida de Jesucristo a la Tierra con este consumismo vacío y alienante es una afrenta para los que nada tienen y, cuando menos, una tremenda tergiversación del verdadero sentido de la Navidad. Recordemos que los primeros que recibieron el anuncio del nacimiento de Jesús fueron los pastores, una clase social de las más humildes de la época.


Este hecho, que recordamos como un acontecimiento bucólico, es determinante para entender el mesianismo de Jesús: una opción preferencial por los pobres, por los que sufren. Hay un pasaje del evangelio que pone claramente de manifiesto esta gran novedad que trajo Jesús: cuando Juan el Bautista, desde la cárcel, manda unos emisarios a Jesús para preguntarle si era él el que tenía que venir o tenían que esperar a otro, Jesús responde “Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven, y los inválidos andan; los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen; los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el evangelio. ¡Y dichoso el que no se
escandalice de mí! (Mt 11, 2-11).


El signo de que el Reino de Dios ha llegado es que la salvación ha llegado a los pobres, término que engloba a los desesperanzados, a los desheredados de la Tierra. Si Jesús naciese hoy entre nosotros, los privilegiados en conocer la primicia de este acontecimiento podrían ser perfectamente los inmigrantes que deambulan por nuestras calles, duermen a la intemperie y no tienen qué comer.

La sensación agridulce que muchos cristianos padecen en estas fechas cuando experimentan la contradicción entre lo que saben que celebran y la forma de celebrarlo hace necesario que los cristianos tomemos parte y aclaremos qué es lo que queremos conmemorar.


¿Qué celebramos en Navidad los cristianos? Celebramos que Dios, todo poderoso en el amor, el infinito, el Dios invisible, se ha encarnado, se ha hecho uno como nosotros en la persona de Jesús de Nazaret, y lo ha hecho por amor, porque nos tiene en sus sueños, en su proyecto para la humanidad. Además, lo ha hecho en una muchacha pobre de una aldea perdida en los suburbios del Imperio


¿nos planteamos por qué los primeros en verlo han sido los desterrados, los excluidos y los que nada cuentan? La razón es que nace preferentemente para ellos, para los que nada tienen. Y esto es necesario gritarlo bien alto, porque si la marea de turrones, langostinos y consumo desmedido de estos días desvirtúa este mensaje que Jesús nos trae habremos eliminado toda la esperanza que para nosotros representa el Jesús niño.

Todos los tiempos litúrgicos son una llamada a la conversión, a la apertura, a la escucha, al seguimiento, a la austeridad, a la justicia y a la solidaridad. Disfrutemos de los sentimientos que nos despierta la Navidad, sin olvidar que tiene vocación de permanencia, que no es fiesta de un solo día.

Es verdadera Navidad si sabemos perdonar; si vivimos la esperanza cristiana; si amamos sin esperar nada a cambio, especialmente al más necesitado; si trabajamos por la justicia entre los hombres para que no hay excluidos de los bienes de la Tierra; si tenemos deseo de vivir y comunicarnos con los demás; si los sufrimientos los asumimos con amor y esperanza; si somos perseguidos por causa de la fidelidad al evangelio; si nos alegramos de ser hijos de Dios.


Alfonso Hernández Martín escribe en representación de
las Comunidades Cristianas de Base de la Región de
Murcia.

lunes, 21 de diciembre de 2009

Una buena película para estas navidades: Hachiko, siempre a tu lado.


En noviembre llegó a España la película Hachiko, Siempre a tu lado. Es una película protagonizada por Richard Gere y Joan Allen, basada en una historia real, la historia de la relación de fidelidad de un perro y un profesor que conmovió a toda la ciudad de Tokio hasta el punto de hacer una estatua al perro aún en vida de éste.


La película, sin ser totalmente fiel a la historia real (el perro era blanco, ocurrió en Japón...) sabe expresar la espiritualidad que subyace debajo de esta relación, a la que es tan sensible el alma japonesa y también nuestra sensibilidad cristiana, en la mejor línea franciscana (el hermano lobo, la hermana luna, el hermano sol...).


Es una buena pelícual para esta Navidad que os recomiendo veáis y refléxioneis sobre ella.


Aquí os dejo la historia real en la que se basa



Tomado de http://www.aeromental.com/2008/06/22/hachiko-nueva-pelicula-de-la-historia-de-un-gran-perro-de-japon/

Hachiko nació en Noviembre de 1923 en la prefectura de Odate, provincia de Akita al norte de Japón. Era un perro de raza Akita, macho y de un intenso color blanco.


Los perros de Akita son muy famosos en Japón. Son de tamaño mediano a grande, de un color generalmente marrón dorado, aunque los hay blancos, negros y otros colores, tienen orejas puntiagudas y cara angulosa con expresión inteligente. Son bien conocidos por su lealtad.

A los 2 meses de edad, Hachiko fue adoptado por el profesor del departamento de Agricultura de la Universidad de Tokio, Dr. Eisaburo Ueno. El profesor lo llevó a su hogar situado cerca de la estación Shibuya, y allí demostró ser un bondadoso y amable dueño. El perro por su parte lo adoraba.


Desde luego, Hachiko no podía acompañar a su amo hasta la universidad. Pero lo que sí hacía era dejar la casa todas las mañanas para acompañar al profesor hasta la estación de Trenes de Shibuya.

Hachiko observaba como su dueño compraba el boleto y luego desaparecía entre la multitud que abordaba el tren. Más tarde, Hachiko acostumbraba a sentarse en la pequeña plaza y esperaba allí a su dueño quien regresaba de su trabajo por la tarde.


Esto sucedía todos los días. El profesor y su perro se volvieron populares en la estación Shibuya y la historia de la lealtad de este animal se diseminó por los alrededores con mucha facilidad. Las personas que transitaban por Shibuya siempre comentaban este hecho y pasaban a saludar a Hachiko.


Una tragedia irrumpió la tarde del 21 de mayo de 1925. La salud de profesor no era muy buena en esos días y repentinamente sufrió una ataque cardíaco en la universidad. Él falleció antes de poder regresar a casa. En Shibuya, el perro seguía esperando a su dueño en la estación.


Muy pronto las noticias sobre la repentina muerte del profesor alcanzaron Shibuya. Inmediatamente muchas personas pensaron en el pobre perro que lo había acompañado todos los días. Varios tuvieron la misma actitud y fueron a la pequeña plaza para convencer al perro de que volviera a su hogar, como si él pudiera comprenderlos.


A la mañana siguiente Hachiko fue visto enfrente de la estación, esperando a su amo. Aguardó todo el día en vano. Al día siguiente estaba allí nuevamente y así sucedía día tras día. Los días se volvieron semanas, las semanas meses, los meses años y aún así, el perro iba cada mañana a la estación, espera el día entero y al llegar la hora de regreso de su amo, buscaba entre todos esos rostros extraños a aquel que amaba. No tenía en cuenta las condiciones climáticas, lluvia, sol, viento y nieve no impedían su diario peregrinar al encuentro de su amo, la lealtad hacia su amigo humano nunca pereció.


La lealtad demostrada por Hachiko tuvo un extraordinario efecto entre los japoneses pobladores de Shibuya. Él se transformó en un héroe, la figura más amada del área. Los viajantes que se ausentaban por un largo período siempre preguntaban por él a su regreso.

Así pasaron 9 años.

En el mes de abril de 1934 los bondadosos habitantes de Shibuya contrataron a Teru ( Shou) Ando, un famoso escultor japonés, para que realizara una estatua en honor a Hachiko. El escultor estuvo encantado de realizar ese trabajo y la estatua de bronce fue colocada enfrente de la estación, donde solía esperar Hachiko.


Casi un año más tarde, el 7 de marzo de 1935 Hachiko falleció al pie de su propia estatua debido a su edad, pero eso no impidió que su historia y la estatua de Teru Ando se hicieran famosas por todo Japón.


Durante la guerra todas las estatuas fueron fundidas para la elaboración de armamento, la de Hachiko no escapó de esa suerte y lamentablemente el escultor fue asesinado. Pero los pobladores de Shibuya continuaban recordando a Hachiko y su mensaje de lealtad. Así fue como decidieron formar una Sociedad para el reemplazo de la estatua de Hachiko, y dicha sociedad contrató al hijo de Teru Ando, Takeshi Ando, quién también era un excelente escultor.


Hoy en día, la exquisita estatua de Hachiko permanece en el medio de la plaza enfrente de la estación Shibuya. Podemos encontrar alrededor de ella fuentes, puestos de diarios y revistas y personas sonrientes contándoles la historia de Hachiko a los pequeño y a los turistas.


El 8 de abril de cada año se conmemora a Hachiko en la plaza frente a la estación de trenes de Shibuya.

Los restos de Chuken Hachiko (en japonés el leal perro Hachiko) descansan junto a los de su amo el Dr. Eusaburo Ueno, en una esquina de la sepultura de su dueño, en el Cementerio de Aoyama, Minmi-Aoyama, Minato-Ku, Tokio.

viernes, 18 de diciembre de 2009

El ayuno: Un camino de solidaridad y madurez humana y espiritual.


Por José Eizaguirre SM

Tomado de http://www.marianistas.org/justiciaypaz/Materiales/Ayuno-oracion/Recuperar%20el%20ayuno%20VN%20Definitivo.pdf


Estas páginas han sido escritas desde la modesta experiencia de quien comenzó ayunando en solidaridad con los hambrientos y ha ido progresivamente descubriendo la rica variedad de dimensiones del ayuno cristiano. La intención ha sido la de ayudar a comprender esa riqueza e invitar a introducirse en ella.

Bertolt Brecht, en una interesante escena de teatro, representa a Galileo invitando a los sabios de su época a mirar por el telescopio que había construido y a cerciorarse por ellos mismos de la existencia de los satélites de Júpiter. Sin embargo, los sabios se niegan a mirar, argumentando que eso es imposible: “Tal vez sepa usted que, según las hipótesis de los antiguos, no existen ni estrellas que giran alrededor de otro centro que no sea la Tierra ni astros en el cielo que no tengan su correspondiente apoyo”. La insistencia de Galileo es inútil; los sabios “saben” que no puede haber dichos satélites y consideran inútil toda prue-
ba: “¡ni una palabra más!”.

La escena, leída con los ojos de nuestra época, tiene mucho de tragicómica. Si me he permitido citarla es porque algo parecido puede pasarnos con el tema del ayuno. ¿Para qué hablar de sus bondades si “sabemos” de antemano que no va con nosotros? ¿Por qué habríamos de probarlo –honradamente, sin engañarnos– si “sabemos” que no vamos a pasar de la prueba?

¿Por qué habríamos de intentarlo? Bueno, porque otros lo han llevado a cabo y con buen provecho. Porque durante siglos toda la Iglesia lo ha ejercido de forma natural viviendo su sentido purificador. Porque grandes figuras de todos los tiempos lo han practicado y recomendado. Y porque hoy se está recuperando con una intención renovada que añade el aspecto profético y solidario a las dimensiones de siempre. Y, en último término, porque nos fiamos de quienes han encontrado en el ayuno un medio positivo de crecimiento en la vida personal y de fe y un instrumento de compasión, denuncia y solidaridad ante los sufrimientos injustos de la humanidad.





Y para que estas líneas no se queden en un brindis al sol, he aquí una propuesta concreta:


- Empezar por prescindir de una comida al mes (o a la semana). Puede ser el desayuno, la comida o la cena, pero es bueno que siempre sea la misma, para que su regularidad nos recuerde de manera más efectiva el gesto que estamos haciendo. Y es que en nuestro ritmo de vida es fácil que haya días en que nos saltamos una comida: una noche que llegamos tarde a casa y nos acostamos directamente sin cenar, un día que no desayunamos porque no nos da tiempo o porque la noche anterior cenamos demasiado… Evidentemente, no se trata de eso.

- Dedicar a la oración el tiempo de esa comida. Lo que se propone no es sustituir el rato que antes dedicábamos a comer por un tiempo empleado en trabajar más o en hacer más cosas. ¡Ya hacemos bastante durante el resto del día! La intención es que nuestro ayuno nos vuelva hacia Dios, que nos recuerde que sin Él no podemos hacer nada, que nos ayude a reconocernos limitados e impotentes y a confiar en Él un drama que nos desborda.

- Acrecentar la limosna. No se trata sólo de calcular el dinero que nos ahorramos dejando de comer sino de aprovechar la ocasión para un plus de generosidad en nuestra comunicación cristiana de bienes, especialmente dirigida esta vez a instituciones que trabajan por combatir el hambre en el mundo. Que nuestro ayuno sirva efectivamente para que otros no tengan que ayunar.

Esta propuesta puede considerarse tanto individual como comunitariamente.

Y se invita además a revisarla periódicamente, descubriendo hasta qué punto vamos integrando el ayuno en nuestra vida. Porque si somos constantes poco a poco iremos pasando del gesto al hábito, de modo que lo que empieza siendo un gesto extraordinario se convierta en un hábito integrado en nuestra vida. Será entonces, quizás, el momento de plantearnos un paso más.

Y un último recordatorio: lo que se propone no es “rezar una vez al mes (o a la semana) por la justicia y la paz en solidaridad con los hambrientos”, sino “hacer una vez al mes (o a la semana) un ayuno solidario, rezando por la justicia y la paz”. No se trata de añadir más oración y más reflexión a nuestra vida sin más. Si nuestra oración y reflexión no nos hace cambiar nuestro estilo de vida, aunque sea un poquito, mejor dejar de rezar y de reflexionar. Si no somos capaces de privarnos de nada en nuestra preocupación por la justicia, nos pasará como al imprudente del Evangelio, que empezó a construir sin darse cuenta de lo inútil de su esfuerzo.

Pero si nuestra preocupación por la justicia nos hace cambiar en cosas chiquitas, entonces vamos por buen camino. Y ya conocemos la cita de Eduardo Galeano:

Son cosas chiquitas.

No acaban con la pobreza, no nos sacan del subdesarrollo,

no socializan los medios de producción,

y, de cambio, no expropian las cuevas de Alí Babá.

Pero quizás desencadenen la alegría del hacer y la traduzcan en actos.

Y, al fin y al cabo, actuar sobre la realidad y cambiarla, aunque sea un poquito,

es la única manera de probar que la realidad es transformable.

Y la mejor manera de probar que la realidad es transformable es mostrar que nosotros lo somos. Merece la pena intentarlo.

jueves, 17 de diciembre de 2009

La liturgia cristiana debe siempre ser reactualizada


por José Luis Servera


tomado de http://www.atrio.org/?p=1332


Vamos a comentar unos textos del teólogo Bonhoeffer, asesinado por los nazis, que fueron desarrollados por el obispo protestante Robinson en su libro Sincero para con Dios, donde desnuda su alma ante Dios buscando encontrar una mayor autenticidad ante las exigencias evangélicas. El libro fue publicado en 1967, es decir, hace 41 años.


La palabra liturgia de origen griego significa “servicio público” y equivale a rito y también a culto. Se puede entender como “Orden y forma que ha aprobado la Iglesia para celebrar los oficios divinos, y especialmente la misa”. En toda liturgia cristiana está claro que “este orden y forma aprobada por la Iglesia” se debe adaptar en todo al mensaje evangélico y al tiempo en que vivimos, para que pueda ser vehículo de expresión de nuestras vivencias y para posibilitar su actualización y crecimiento…



Para el cristianismo lo sagrado es la profundidad de lo común, igual que lo secular no es una sección sin el Dios de la vida, sino el mundo -el mundo de Dios, el mundo por el que Cristo murió- escindido y alienado de su verdadera profundidad. La finalidad del culto no consiste en retirarse desde lo secular a la zona de lo religioso, y menos aún huir de este mundo para refugiarse en el “otro mundo”, sino en abrirse al encuentro de Cristo en lo común, abrirse a aquello que tiene el poder de atravesar su superficialidad y redimirlo de su alineación. La religión no es una función especial de la vida espiritual del hombre, sino la dimensión de profundidad en todas sus cosas.


La función del culto estriba en hacernos más sensibles a estas profundidades; enfocar, agudizar y profundizar nuestra respuesta al mundo y a los demás más allá del interés inmediato (gusto personal, interés propio, preocupaciones limitadas, etc.) y en función del interés último; en purificar y corregir nuestros amores a la luz del amor de Cristo; y en encontrar, en Él, la gracia y la fuerza de llegar a ser una comunidad reconciliada y reconciliante. Todo cuanto logre este resultado o ayude a lograrlo es culto cristiano. Todo cuanto no nos lleve a alcanzar este objetivo no es culto cristiano, por muy “religioso” que sea. El test decisivo del culto y de cualquier liturgia consiste en dilucidar hasta que punto nos hace más sensibles al “más allá en el centro de nuestra vida”, al Cristo en los hambrientos, en los desnudos, en los vagabundos, en los prisioneros… Sólo si somos más capaces de reconocer así a Cristo después de asistir a un acto de culto, será cristiano este culto y no una piadosa escenificación de religiosidad con atuendo cristiano. No otra cosa es lo que implican las palabras de Jesús: “El sábado está hecho para el hombre y no el hombre para el sábado”.



Debemos aceptar que la totalidad de nuestra práctica religiosa y de nuestra asistencia a la iglesia sean sometidas a semejante test y tener la osadía de someternos a sus consecuencias…



El mensaje que nos da Robinson, interpretando a Bonhoeffer, sobre la función principal de la liturgia en el culto cristiano queda muy claro. Sin embargo, nos podemos preguntar ¿en el culto cristiano y en sus liturgias atiborradas de palabras cúlticas y agrícolas, propias de otras épocas históricas se nos ayuda a vehicular, fomentar y profundizar el ser cristianos desde la realidad en que vivimos y desde la comunión con los demás? Toda liturgia como servicio público debe ser un instrumento adaptado al tiempo en que se vive y capaz de sensibilizarnos más ante las exigencias evangélicas, no separándonos del mundo, sino ayudándonos a descubrir la profundidad de lo profano en lo común.


Pienso que esta labor no es sólo ni principalmente de la iglesia jerárquica, sino sobre todo, de la iglesia Pueblo de Dios, que busca constantemente su fidelidad al Jesús del Evangelio. Desde esta perspectiva se deben observar los esfuerzos de tantas comunidades cristianas que se afanan en encontrar nuevas formas que de una manera natural y fiel al evangelio les ayuden a profundizar en su fe.


miércoles, 16 de diciembre de 2009

La Navidad nos recuerda la chispa divina que habita en nuestra humanidad. La visión del Maestro Eckhart, según Brian J. Pierce


La Chispa Divina

Para Eckhart, el ser humano es más que una criatura de Dios. Es un portador de lo divino, es alguien que lleva por dentro la presencia de Dios. Hay un texto de San Pablo que resalta esta misma idea: “Ahora bien, Dios, que dijo ‘brille la luz en medio de las tinieblas’, es el que se hizo luz en nuestros corazones para que en nosotros se irradie la gloria de Dios, como brilla en el rostro de Cristo. Con todo, llevamos este tesoro en vasos de barro, para que todos reconozcan la fuerza soberana de Dios y no parezca como cosa nuestra” (2 Co 4, 6-7). Hay dos puntos claves en este texto: primero, Dios se hizo luz en nuestros corazones. Hay un reconocimiento aquí de una presencia divina en el corazón humano. Y acompañando este primer punto va una imagen muy rica de San Pablo: el tesoro lo llevamos en un vaso de barro. Llevamos el tesoro de la luz divina envuelto en nuestra humanidad. La mayoría de nosotros se siente más vaso de barro que portador de lo divino, pero lo maravilloso es que somos las dos cosas. El regalo de la vida de Dios lo llevamos en la fragilidad de nuestra humanidad. El tesoro del Verbo se hizo carne y sigue encarnándose hoy en el corazón humano.

Eckhart, empleando una de sus imágenes favoritas, y partiendo del simbolismo bíblico de la luz, llama a ese tesoro una chispa, una pequeña luz, un pedacito de la divinidad de Dios. Dice Eckhart: “Hay en el alma un poder que en sí mismo es libre, una pequeña chispa... libre de todo nombre y vacía de todas las formas... Ahí, Dios florece eternamente, y es siempre verde en su divinidad” (8: 76). Y en otra parte añade: “Hay un poder en el alma que se une con Dios: es la chispa” (32a: 237-8). La palabra alma para Eckhart se refiere a esa dimensión del ser humano destinada a vivir siempre (en el “Eterno Ahora”) en comunión con Dios. Hoy podríamos llamar a esa dimensión usando distintos nombres también: el centro de nuestro ser, el corazón, el espíritu, etc. La chispa es la presencia de Dios que habita en el alma.

Esta chispa es lo que se ha llamado tradicionalmente en el pensamiento judeo-cristiano la Imagen de Dios (Imago Dei). Podríamos llamarla también la presencia del Espíritu Santo, ese soplo del aliento de Dios que recibimos al ser creados (Gn 2, 7). Esta chispa divina se hace presente desde nuestra concepción como ser humano; es sembrada en la tierra de nuestra humanidad como la pequeña semilla de mostaza (Mt 13, 31), y mezclada en nuestra masa humana como la levadura (13, 33). Es muy importante para la teología mística de Eckhart y otros/as recordar que la chispa divina es parte íntegra de nuestro ser. No es algo añadido o ganado. Como partícipes de la obra creadora de Dios, somos también, junto con todo ser viviente, la tierra por donde fluye la presencia real de Dios como un río. La gracia del bautismo cristiano destapa o despierta en nosotros la experiencia activa y consciente de una presencia latente.

martes, 15 de diciembre de 2009

Munilla debería renunciar a la diócesis de San Sebastián, por Juan Manuel vidal.


Creo que es reduccionista creer que el problema con Munilla en el país Vasco es una cuestión de nacionalismo vasco o español, algo de esto hay, pero también es una nueva manifestación de la resistencia de un sector de al Iglesia, fiel al Vaticano II contra la política antivaticano II que sectores importantes de la jerarquía eclesial están intentando imponer. Una Iglesia dogmática y cerrada, que mira con añoranza otros tiempos en que la iglesia tenía el control sobre la sociedad, frente a otra iglesia que quiere vivir el evangelio de manera abierta, dialogante y democrática. el fracaso del proyecto restauracionista es seguro pero en el camino se están comentiendo tantos errores que costará mucho devolver la credibilidad a la institución eclesial.


Aquí os dejo este artículo de José Manuel Vidal, acerca de esta situación.


Por Juan manuel Vidal

Tomado de http://blogs.periodistadigital.com/religion.php/2009/12/15/p258314#more258314


"No hay obispo sin curas". La desafección del presbiterio de Guipúzcoa hacia su obispo designado, monseñor Munilla, es de tal calibre, tan amplia y tan de fondo que el todavía obispo de Palencia debería renunciar a tomar posesión de San Sebastián. O el Vaticano debería tomar cartas de inmediato en el asunto y, ante el clamor presbiteral, dejar sin efecto su nombramiento.
Sería lo mejor. Primero para el propio Munilla que sabe que llega a una diócesis donde no se le quiere. Ni se le va a querer. Las diferencias son insuperables y los clichés están muy marcados por ambas partes. ¿Qué va a hacer Munilla ahora que públicamente se le ha rebelado el 77% de sus curas? ¿Apoyarse en cuatro amigos y gobernar así la diócesis? ¿Plegarse a lo que le piden los curas firmantes, es decir no tocar para nada la línea eclesial y pastoral que en la diócesis se viene practicando desde hace años? Para ese viaje...

Y segundo, por la propia diócesis. En época de secularización y cuando lo que toca es unir fuerzas contra la indiferencia, gastarse en batallas internas sólo produce llanto, indignación, desconsuelo y ruptura de la comunión.

Está claro que, al promover su nombramiento, el cardenal Rouco se ha equivocado totalmente. Y el rechazo de su pupilo no es sólo, como él preveía, de un grupito de curas. Es del presbiterio casi en su totalidad. El cambio es tan brusco y la cuña es tan de la misma madera (y tan conocida entre sus antiguos compañeros)que parece imposible que pueda cuajar.

Por la paz eclesial, que Roma tome cartas en el asunto. De lo contrario, Munilla se convertirá (se ha convertido ya) en carne de titular y en carnaza mediática. Para sonrojo de los de dentro y hazmerreír de los de fuera. Porque Munilla tampoco es de los que se achanta o se calla. Lleva dentro la mística del mártir y, con ella a cuestas, va a pretender salirse con la suya. O eso es lo previsible.

Tamibén podría "convertirse" a la realidad de aquella diócesis y hacer lo que su maestro, el cardenal Rouco, hizo en Santiago, donde solía decir: "El obispo tiene que arar con los bueyes (curas) que tiene". Si Munilla se amolda, quizás haya paz en San Sebastán. De lo contrario, la guerra será permanente.

La situación no puede ser más complicada. Pero Rouco y Roma todavía están a tiempo de dar marcha atrás. Y hacerlo no sería signo de debilidad, sino amor a la comunión y al mayor bien de la institución.

José Manuel Vidal

No-Dualidad según el Vedanta Advaita, artículo de Sesha (Iván Oliveros)


Tomado de http://www.vedantaadvaita.com/cms/es/vida-natural-enero-2007

Sri Sankaracharya, quien acuñó el termino no-dualidad y compendió sus ideas en el sistema Vedanta Advaita. Aunque vivió tan sólo 33 años, fue el principal exponente de las ancestrales enseñanzas contenidas en los upanishads.

El concepto No-dualidad, es un termino acuñado por la tradición oriental, específicamente por el sistema metafísico Vedanta Advaita 1, cuyo fin esencial es denominar el tipo especial de relación objeto-sujeto que opera en los estados profundos de cognición relacionados con la Concentración 2 y la Meditación 3 .

Occidente y Oriente

Desde la perspectiva occidental, la cognición se estudia únicamente asociada a dos estados de conciencia, denominados respectivamente estado onírico 4 y vigílico 5 . Tanto la ciencia como las diversas artes que Occidente ha desarrollado tienen fundamento en estos dos únicos estados de conciencia.
Desde el nacimiento organizado del pensamiento (estudiado en Occidente por Tales de Mileto en las postrimerías de la tradición griega) hasta nuestros días, el universo interior y externo ha sido reducido al juego e interrelación de objetos y sujetos cuya característica esencial es la diferencia que opera entre ellos, es decir, la eterna dualidad que florece entre el “conocedor” y lo “conocido”.

El Realismo, sistema filosófico que sostiene todo el pensamiento científico occidental, se sustenta en el hecho de que los objetos conocidos existen independientes del observador que los conoce; es decir, ambos, observador y observado son esencialmente diferentes. Esta dualidad que se plantea en nuestra cultura occidental está socavada por los nuevos descubrimientos de la física cuántica, donde se plantea una interacción entre ellos. Dicha interacción modifica lo conocido por el sólo hecho de que el observador interviene en la percepción.

A diferencia del sistema epistemológico dual que Occidente ofrece, la tradición oriental estima la existencia de dos estados adicionales de cognición, en los cuales la relación objeto-sujeto ofrece una exótica condición.

Es a Sankaracharya 6, promulgador del sistema Vedanta Advaita, a quien se le denota como creador del término no-dualidad. Sankaracharya afirmó que, más allá de la cotidiana percepción dual del ser humano cuando éste indaga el universo en vigilia y en sueños, es posible introducirse en una nueva y excepcional percepción en la que es posible experimentar la ausencia de diferencia (es decir, la no-diferenciación) entre sujeto y objeto. Tal cualidad perceptiva no-dual acontece en unos estados superiores de conciencia denominados Concentración, Meditación y Samadhi.7

La practica de la Meditación

La esencia de la Meditación consiste en promover la ausencia de diferencia entre “perceptor” y “percibido”. Para ello es necesario erradicar el sentido del “yo”.

El “yo” o la yoidad, que en Occidente constituye el fundamento de la existencia, debe erradicarse de la cognición. La “yoidad”, o experiencia del “yo”, se refiere al sentido de propiedad, de pertenencia, de autodefinición que opera asociado a todo pensamiento. De esta manera el sentido de “lo mío”, la experiencia de “mi historia” y toda conjugación de cualquier acción que se refiera al pronombre en primera persona, es decir, al “yo”, se obvia, dando paso a una peculiar forma de cognición donde prevalece el acto consciente pero donde no persiste el sentido de yoidad.

Oriente considera al “yo” como un agente momentáneo y virtual que puede relacionarse con los pensamientos y que crea sentido de identidad con ellos. Afirmar “Soy Luís, Pedro o Maria” implica identificarse con la propia historia. Sin embargo, conocerse usando la historia pero sin identificarla con un agente que evoluciona a través del tiempo, implica una reordenación en la cognición de tal modo que quien “conoce “ no se experimenta diferente a lo “conocido”.

Esta única y peculiar forma de cognición no es estudiada por Occidente en sus diversos análisis de la conducta, pues es experimentable exclusivamente cuando la atención se posa ininterrumpidamente en lo que se suele denominar “el Presente”, es decir, en “el aquí y el ahora” o en “lo que está aconteciendo”.

Cuando la atención se posa en el Presente sin que exista identificación o sentido de propiedad o de pertenencia con la acción o con el pensamiento, entonces la cognición “salta” a un nuevo estado de conciencia denominado Concentración 8. Cuando la atención se mantiene nuevamente, y de forma ininterrumpida, en la Concentración, irrumpe inmediatamente el estado de Meditación, que constituye una experiencia intensa y fundamental del practicante meditativo en la cual es posible reconocer la naturaleza esencial del ser humano y del universo y, especialmente, ser consciente de ambos de manera absolutamente simultánea y ubicua.

Conclusión

La no-dualidad es la esencia del pensamiento metafísico oriental. Su descripción permite el conocimiento de la trascendencia del ser humano. Su análisis nos faculta al entendimiento claro y conciso del real ordenamiento de la naturaleza.

La no-dualidad es una exquisita idea que es posible relacionar con la ciencia, el arte, la religión y la filosofía. Es una de esas extrañas pero fundamentales ideas con las que el investigador sincero se encuentra cuando ondea en las profundidades del océano de sí mismo.


1 La traducción sánscrita de este término es un tanto libre, y significa “el fin del conocimiento no-dual”, o también “filosofía final no-dual”.
2 En sánscrito Dharana, concepto acuñado por Patanjali para definir el estado primario o básico de no-dualidad.
3 En sánscrito Dhyana, también acuñado por Patanjali para definir el estado final o estable de no-dualidad.
4 Nos referimos al estado de conciencia de sueño, tipo especial de cognición en el que emergen sujetos y objetos de manera similar a como ocurre mientras se está despierto.
5 Tipo especial de cognición al que nos referimos normalmente para definir la habitual forma de cognición que opera entre objeto y sujeto mientras estamos despiertos en la vida cotidiana.
6 Filósofo indio del siglo VII considerado el más grande pensador de todos los tiempos. Sus treinta y tres años de vida proporcionaron tiempo suficiente para reestructurar la esencia del conocimiento oriental contenido en los Upanishads y los vedas.
7 El Samadhi es una peculiar forma de cognición en la que todos los objetos potencialmente existentes y cognoscibles se experimentan simultáneamente, es decir, pueden conocerse simultánea y ubicuamente por un único conocedor que es no-diferente del universo mismo que él conoce.
8 Debido a la falta de espacio y a la sencillez del presente artículo, no profundizaremos en los estados de cognición asociados a la percepción no-dual. Sin embargo, para el lector que desee profundizar, se aconseja leer y estudiar cuidadosamente cualquiera de las obras escritas por Sesha

lunes, 14 de diciembre de 2009

Una Guerra olvidada en la R. D. del Congo. ¿La comunidad internacional se ha olvidado de este drama?¿Sólo nos interesa su Coltán?


Tomado de http://africaalcor.blogspot.com/2009/12/llegan-malas-noticias-del-congo.html

Publicado por Mª Mercè.


La ONU muestra su preocupación por el gran número de violaciones a mujeres en la República Democrática del Congo.


La Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) pidió ayer mayor protección para los civiles residentes en la provincia congoleña de Kivu Sur debido al incremento del número de violaciones registrado desde comienzos de 2009.

En concreto, 463 mujeres fueron violadas durante el primer trimestre del año, lo que equivale a la mitad del total de los abusos registrados en todo 2008, según un comunicado de OCHA. La mayoría de estas violaciones son cometidas por soldados o miembros de las milicias armadas que operan en el país, denuncia la oficina de Naciones Unidas.

Además, los civiles se enfrentan también a saqueos, extorsiones o asesinatos, entre otros muchos delitos cometidos en aparente impunidad en el este de la República Democrática del Congo.

La ONU calcula que desde el pasado mes de marzo 120.000 personas se han visto forzadas a abandonar sus hogares en Kivu Sur a consecuencia de los violentos enfrentamientos entre las milicias y las tropas del Ejército. Por este motivo, Naciones Unidas ha elaborado una estrategia coordinada de ayuda en la que toman parte la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Programa Mundial de Alimentos o el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
(Fuente: www.epsocial.es)






Y el pasado día 11 recibí un mail del que copio un extracto:

En estos últimos días estamos de luto, porque el sábado pasado, mataron a un cura por no sabemos qué razón! De hecho, no es que haya sido un cura muy comprometido en lo social, ni que molestase al poder establecido. Era mas bien un cura ordinario que pasaba gran parte de su tiempo en actividades parroquiales (confesiones, catequesis...) Pero, desgraciadamente, entraron en el presbiterio, y lo mataron a sangre fría, sin mas preguntas, y sin pedir nada más. Que conste, que desde la primera bala, mientras los agresores estaban todavía fuera del presbiterio, los curas llamaron a la policía, pero no recibieron ninguna ayuda.

Mientras tanto, el lunes por la noche, o sea, solo dos días después, mataron a una monja en un claustro a unos 20 Km de la ciudad. Como os podéis imaginar, las clausuradas no han podido hacer nada, ni molestar a nadie para sufrir eso... Todo esto quiere decir que decir que estamos viviendo en un lugar muy peligroso.

Actualmente, estamos muy angustiados... La pregunta casi general entre los curas y religiosas es saber a quien le va tocar la próxima bala... Mientras tanto, estamos intentando ser lo mas prudente que podemos. De hecho, si pueden matar a los que no molestan a nadie, mas lo harán con los que molestan.

Masonería y Cristianismo, extracto de una conferencia de Ramón Martí, masón cristiano.


Tomado de http://eduardocallaey.blogspot.com/2008_09_01_archive.html


Mi exposición servirá para que entiendan, que Masonería y Cristianismo no constituyen un contrasentido, antes al contrario: la base de la masonería es precisamente el cristianismo, por mucho que una mayoría de masones, impregnados de una corriente liberal –absolutamente ajena a la masonería tradicional- se hayan esforzado y se esfuercen en demostrar lo contrario. No hay que entender tampoco que la Masonería Tradicional esté atacada de un conservadurismo trasnochado, ocurre simplemente, que la Masonería Tradicional se escapa y trasciende estos planteamientos simplistas de nuestra sociedad actual que tiende a etiquetarlo todo.

La primera cosa que debemos tener clara para entender lo que sigue, es que aquí y ahora, no podemos hablar de Masonería como si fuera algo monolítico, sino de varias masonerías. En su origen, la Masonería, si que fue una, pero a lo largo del tiempo y en la medida que el hombre se ha ido apartando de Dios, ha ido introduciendo nociones que le eran extrañas provocando su división. Podríamos decir, que en la medida que la masonería se ha ido secularizando, ésta se ha ido dividiendo hasta llegar a la maraña actual de pequeñas Obediencias masónicas, maraña que no ha parado ni parará de crecer y que constituye un problema en nuestro país y en la mayoría de países europeos, no sometidos a las prohibiciones que ha sufrido el nuestro y con tradición masónica extendida a lo largo de varios siglos.

Para mejor explicar la multiplicidad de distintas masonerías, me detendré a exponer ciertos retazos de las distintas tendencias del panorama masónico actual.

Podemos distinguir dos grandes grupos: el primero, está constituido por aquellas Obediencias (aclararé, que Obediencia es el conjunto de masones que configuran una determinada asociación en cada país), que exigen la creencia en Dios para poder pertenecer a ellas, y estipulan que los trabajos de las Logias sean presididos por un volumen de la Ley Sagrada. Inicialmente era la Biblia, pero con el tiempo han cedido a que sea el Talmud, el Corán, según se quiera, por separado o los tres Libros juntos; el segundo grupo, está formado por la masonería liberal que no tiene tal exigencia.

Dentro del primer grupo, tenemos lo que se autodenomina “masonería regular”, encabezada desde el año 1929 por la Gran Logia Unida de Inglaterra, en la que se alinean –cada una en su respectivo país- las distintas Obediencias con unos postulados teístas, es decir, que en teoría para pertenecer a ellas, es necesario que sus miembros crean en Dios. Antaño, ello suponía que sus miembros debían creer en un dios revelado, e inicialmente resultaba un tanto hermoso pues reunía en su seno tanto a cristianos, como a judíos y musulmanes en una suerte de “ecumenismo” que con el tiempo se ha tornado en sincretismo y a la práctica, por un proceso de degeneración, hace que hoy éstas Obediencias estén plagadas de agnósticos y descreídos, contentándose actualmente con ser un lugar donde prima lo social y las buenas maneras, habiendo sustituido en la práctica la trascendencia teísta por el ejercicio de la solidaridad social con tintes de beneficencia. Aún y así, insisten en representar a nivel mundial una “ortodoxia” que se traduce en un exclusivismo que hace que solo pueda existir una obediencia regular por país, constituyendo quizá dicha exclusividad, el único acicate de un cierto prestigio con aire “victoriano” un tanto caduco cada vez más contestado entre los masones. La masonería, autotitulada “regular”, no reconoce a ninguna otra Obediencia ni ninguna otra masonería que aquella que no esté alineada con ella. A nivel numérico representa la mayoría masónica en la mayor parte de países –incluido el nuestro- a excepción de Francia donde no es la obediencia más numerosa.

Dentro del grupo de Obediencias en las que se exige creer en Dios para poder pertenecer a ellas, y junto a las Obediencias autodenominadas “regulares” –a la derecha de ellas, sin que el apelativo deba entenderse en términos políticos- se encuentra la Obediencia que represento y me honro en presidir, denominada: Gran Priorato de Hispania, que exige a todos sus miembros no tan solo creer en Dios, sino más precisamente ser cristiano, es decir, agrupa aquellos que por el bautismo formamos el Cuerpo místico de Cristo, englobando, en nuestro país, a una mayoría católica romana, junto a ortodoxos, anglicanos, maronitas, cristianos todos en general, formando un auténtico ecumenismo, para nada manchado de sincretismo. Los trabajos de nuestras Logias y Capítulos están presididos, siempre y únicamente, por la Biblia -comprendiendo el Antiguo y el Nuevo Testamento- abierta por el Prólogo del Evangelio de san Juan. Es preciso decir, en nuestro caso, que hasta hace cinco años formamos parte de la Gran Logia de España, obediencia que en nuestro país representa a los “regulares” pero nos vimos obligados a marcharnos ante la difícil convivencia que hacía que nos miraran como “ultraortodoxos” dado el derrotero de descreimiento y sincretismo en que desde hace tiempo se halla inmersa la Gran Logia de España, derrotero por otra parte compartido por las Obediencias del resto de países alineadas dentro de la “regularidad”.

Sin salir del mismo grupo, pero situándose a la izquierda de los “regulares”, tenemos, de manera decreciente a nivel de exigencia en cuanto a la creencia en Dios, al resto de Obediencias, que hacen de dicha exigencia un corolario de matices con distintos tintes éticos y morales y diferentes niveles de excepticismo, que van aumentando en la medida que se apartan del Principio Único.

Frente a todos estos, tenemos el segundo grupo, compuesto por las Obediencias masónicas dichas “liberales”, encabezadas a nivel mundial por el Gran Oriente de Francia –mayoritario numéricamente en su país-, Obediencia, que desde 1877, decidió que sus Logias dejaran de trabajar a La Gloria del Gran Arquitecto del Universo, y renunciaron a que sus Tenidas (así se denominan las reuniones masónicas) fueran presididas por un Volumen de la Ley Sagrada, pudiendo disponer un libro con las páginas en blanco para que nadie se pelee. En este grupo se alinean los masones que son ateos, agnósticos o lo que les parezca, que por algo ellos son los más “liberales” y dejan la mayor libertad de conciencia a sus miembros, al menos en teoría, pues a la práctica el liberal a ultranza, lo es tanto que no acepta ningún tipo de creencia –salvo la no creencia-, y en mayor o menor medida se convierte en perseguidor de sus contrarios. Este grupo se caracteriza por una implicación directa de sus miembros en el mundo político y social, y sus Logias aficionadas al debate puro y duro Son los auténticos herederos de Garibaldi y todos los libertadores.

Podemos ver por nuestra exposición cual es el panorama masónico hoy por hoy, pero ¿siempre ha sido así? No, como antes decía, los orígenes de la Masonería son cristianos, y continuaron siéndolo a lo largo de toda su etapa “operativa” en que básicamente, ésta, se dedicó a la construcción de las catedrales y templos de cuyos vestigios Europa está tachonada, pero ya en la segunda etapa “especulativa” que va aproximadamente del siglo XVIII a nuestros días, en la que la Orden Masónica toma su actual forma, es cuando a través de sucesivas desviaciones y derivas la lleva al panorama poco alagueño anteriormente descrito.

Al parecer, no tan solo los orígenes de la masonería han sido cristianos, sino que la misma Iglesia, a través de la Orden de San Benito, le dará carta de naturaleza, si hacemos caso al estudio sobre el particular desarrollado por Eduardo R. Callaey, historiador, periodista y masón, nacido en Buenos Aires en 1958, estudio publicado en su libro “La Masonería y sus orígenes cristianos – Ordo Laicorum ab Monacorum Ordine”[1]. En su libro, Callaey, a partir del estudio de Walafrid Strabon, uno de los más notables exegetas benedictinos del medioevo, que lo remitió a las obras de otros dos exegetas, el primero, Rabano Mauro, abad de Fulda y arzobispo de Maguncia, y el segundo Beda, llamado el Venerable, famoso historiador del siglo VIII, elevado posteriormente a los altares y venerado como san Beda, ambos prominentes benedictinos, Callaey, descubre interesantes relaciones entre la orden benedictina y aquellos primeros masones operativos. El monje Beda, es autor de la obra denominada De Templo Salomonis Liber. La existencia de ésta obra es confirmada por uno de los documentos masónicos más antiguos de los que se conocen, el Manucrito Cooke[2], en el mismo, su anónimo autor menciona a Beda como una de las autoridades en las que basa su texto. La traducción de la obra de Beda del latín fue ardua, pero Callaey se dice compensado, al descubrir su carácter alegórico sobre la construcción del Templo de Salomón y su similitud con múltiples símbolos y conceptos aun vigentes en la doctrina masónica.

¿En qué criterio –se pregunta Callaey- debiéramos basar el vínculo entre los masones benedictinos y los masones operativos laicos? Un criterio historicista, susceptible a la comprobación de vínculos, relaciones y principios ya ha sido expuesto –afirma Callaey en su libro- Pero aun así, reconozco que sería incompleto, al ser la francmasonería una institución tradicional, conviene ampliar los criterios de análisis en términos de esa Tradición. (…) La vía conformada por los venerables Beda, Alcuino, Rabano Mauro y Walafrid Strabón ha sido señalada por historiadores, teólogos, filólogos y hebraístas, lo que demuestra su potencia y actividad. Esta corriente difundió en los vastos territorios del imperio carolingio las tradiciones y símbolos de los masones que actuaban bajo el impulso benedictino y que, luego, tuvieron su apogeo en la órdenes de Cluny y Hirsau. En segundo lugar, se han elegido un conjunto de ideas fundamentales que, originadas en la tradición de los monjes constructores, influyeron directamente en las asociaciones operativas laicas y, a través de estas últimas llegaron hasta la masonería moderna. Ellas son:
a) La tradición del Templo de Salomón,
b) El simbolismo del Templo,
c) la idea de una Gran Arquitecto del Universo,
d) El pensamiento simbólico-alegórico,
e) El trabajo interior –(lo que los masones denominamos desbastar
la Piedra Bruta)
f) El trabajo exterior: la construcción del Templo a la Virtud.

Termina concluyendo Callaey: No existe en occidente –fuera de la Orden Masónica y la Orden del Temple- otra institución que haya otorgado al Templo de Jerusalén el carácter alegórico que asume en la pluma de los maestros benedictinos [3]. Resulta paradójico comprobar en dicho libro la sorprendente similitud entre las alegorías del mundo monástico medieval y los elementos centrales del esoterismo masónico, abriendo un profundo interrogante sobre los orígenes cristianos de la Orden más combatida por los Pontífices romanos.

Al margen de la controversia, sobre la vigencia o no, de la excomunión que según la Iglesia de Roma pesa sobre los católicos que pertenezcan o quieran pertenecer a la Masonería, excomunión, que a nuestro juicio no tiene razón de ser, de acuerdo al actual Código de Derecho Canónico, aprobado por el Concilio Vaticano II, el estudio publicado en éste libro de Eduardo R. Callaey, viene a reafirmar y documentar las tesis que demuestran los orígenes cristianos de nuestra augusta Orden.

domingo, 13 de diciembre de 2009

Lo que está en juego en Copenhague, por Leonardo Boff




Tomado de http://www.atrio.org/?p=1953

En Copenhague, los 192 representantes de los pueblos se enfrentan a algo irreversible: la Tierra ya se ha calentado, en exceso, por causa de nuestro estilo de producir, de consumir y de tratar la naturaleza. Sólo nos cabe adaptarnos a los cambios y mitigar sus efectos perversos.


Lo normal sería que la humanidad se preguntase como un médico pregunta a su paciente: ¿por qué hemos llegado a esta situación? Importa considerar los síntomas e identificar la causa. Seria un error tratar los síntomas dejando sin tratar la causa, que seguiría amenazando la salud del paciente.

Es exactamente lo que parece estar ocurriendo en Copenhague. Se buscan medios para tratar los síntomas pero no se va a la causa fundamental. El cambio climático con eventos extremos es un síntoma producido por gases de efecto invernadero que tienen la huella digital humana. Las soluciones sugeridas son: disminuir los porcentajes de gases, más altos para los países industrializados y más bajos para aquellos en desarrollo; crear fondos financieros para socorrer a los países pobres y transferir tecnologías para los atrasados. Todo esto en el marco de incontables discusiones que dificultan los consensos mínimos.

Estas medidas atacan solamente los síntomas. Hay que ir más al fondo, a las causas que producen tales gases perjudiciales para la salud de todos los vivientes y de la propia Tierra. Copenhague sería la ocasión de echarle valor y hacer un balance de nuestras prácticas en relación con la naturaleza, reconocer con humildad nuestra responsabilidad y con sabiduría recetar el remedio adecuado. Pero no es esto lo que está previsto. La estrategia dominante es como recetar aspirina a quien tiene una grave enfermedad cardiaca en vez de hacerle un trasplante.

Tiene razón la Carta de la Tierra cuando reza: «Como nunca antes en la historia, el destino común nos convoca a buscar un nuevo comienzo… Esto requiere un cambio en la mente y el corazón». Es exactamente eso: no bastan los remiendos, necesitamos recomenzar, es decir, encontrar una forma diferente de habitar la Tierra, de producir y de consumir con una mente cooperativa y un corazón compasivo.

De entrada urge reconocer que el problema no en sí la Tierra sino nuestra relación con la Tierra. Ella ha vivido más de cuatro mil millones de años sin nosotros y puede continuar tranquilamente sin nosotros. Nosotros no podemos vivir sin la Tierra, sin sus recursos y servicios. Tenemos que cambiar. La alternativa al cambio es aceptar el riesgo de nuestra propia destrucción y de una terrible extinción de la biodiversidad.

¿Cuál es la causa? El sueño de buscar la felicidad a través de la acumulación material y del progreso sin fin, usando para eso la ciencia y la técnica con las cuales se puede explotar de forma ilimitada todos los recursos de la Tierra. Esa felicidad es buscada individualmente, entrando en competición unos con otros, favoreciendo así el egoísmo, la ambición y la falta de solidaridad.

En esta competición, los débiles son víctimas de aquello que Darwin llama selección natural. Sólo los que mejor se adaptan, merecen sobrevivir, los demás son, naturalmente, seleccionados y condenados a desaparecer. Durante siglos predominó este sueño ilusorio, haciendo pocos ricos por un lado y muchos pobres por el otro, a costa de una espantosa devastación de la naturaleza.

Raramente se plantea la pregunta: ¿puede una Tierra finita soportar un proyecto infinito? La respuesta nos viene siendo dada por la propia Tierra. Ella sola no consigue reponer lo que se le ha extraído. Perdió su equilibrio interno por causa del caos que hemos creado en su base físico-química y por la contaminación atmosférica que la hizo cambiar de estado. De continuar por este camino comprometeremos nuestro futuro.

¿Qué podríamos esperar de Copenhague? Apenas esta sencilla confesión: así como estamos no podemos continuar. Y un propósito simple: Vamos a cambiar de rumbo. En vez de la competición, la cooperación. En vez de progreso sin fin, armonía con los ritmos de la Tierra. En lugar del individualismo, la solidaridad generacional. ¿Utopía? Si, pero una utopía necesaria para garantizar un porvenir.

Hola, Bienvenid@s.


Este Blog quiere ser un lugar de encuentro para todos aquellos que queremos ayudar a transformar la sociedad para convertirla en un lugar más fraterno, más libre, más justo y, a la vez, somos conscientes de que todo cambio social sólo es posible si hay un cambio personal e interno y no se olvida lo que nos enseña la Tradición Espiritual de la Humanidad, intentándo actualizarla creativamente en cada época.


Mi camino...

el camino que sigo es el camino de la mística del amor, no un amor sentimental, sino un amor inteligente o consciente (amor iluminado decían los antiguos) y solidario, que no olvida el sufrimiento y la injusticia.
Guiado de la mano de de la mística monástica cisterciense (la primera mística moderna del amor), el esoterismo cristiano, la mística de san juan de la cruz y el zen... y animado por ideales progresistas y solidarios os invito a caminar juntos hacia un mundo y unos hombres y mujeres nuevos.