"Tutti i miei pensier parlan d’amore (Todos mis pensamientos hablan de Amor)". Vita Nuova. Dante Alighieri.

miércoles, 25 de abril de 2012

Iglesia privilegiada, anticristianismo y visiones reduccionistas de la crisis o alianza de cristianos y no cristianos contra el capitalismo


             Una de las situaciones actuales más dolorosas para muchos cristian@s es ver cómo la Iglesia institucional se posiciona, en muchas ocasiones, ante la sociedad como una institución privilegiada, aliada de las clases dominantes, que le ofrecen apoyos interesados a cambio de su “legitimación” moral del actual sistema económico, el sistema que nos ha llevado a la crisis, pues la crisis es inevitable en un modelo económico como el nuestro.



Toda situación de privilegio genera enfado y resentimiento en los demás, lógicamente, y es indudable que la institución católica cuenta con un trato legal muy favorable en España: El Estado recauda sus impuestos, paga a los profesores de religión, está obligado a tener capellanes católicos en el ejército, la Iglesia no tiene que pagar el IBI, actúa como notario en algunas comunidades autónomas como en Navarra…



Es evidente que no se puede reducir la labor de los miembros de la Iglesia sólo a estos aspectos, pero estos aspectos empañan, en gran parte, la actividad solidaria y liberadora que muchos y muchas cristian@s realizan a diario. Son muchos los cristianos que no son partidarios de esta manera de estar presente en la sociedad. Podríamos decir que, seguramente, son la mayoría los cristianos que reclaman que la iglesia católica esté claramente con los menos favorecidos y renuncie a cualquier posición legal que pueda parecer privilegio o alianza con los poderes dominantes. Esto es lo que pedía el Concilio Vaticano II a través de la Gaudium et Spes, que se renunciara a cualquier trato de favor, aún legal, para no empañar la misión de la iglesia que es ser signo e instrumento del Reino, anuncio y construcción de un mundo sin injusticias en comunión con Dios, el hombre y el cosmos, ser iglesia con y de los pobres.



Creo que, en muchos casos, estos posicionamientos de los responsables eclesiales se deben a que los análisis, que realizan estas personas con responsabilidad en la Iglesia, utilizando los instrumento propios de la socialdemocracia, del liberalismo o del neoconservadurismo imperante, son manifiestamente equivocados y reduccionistas. Es lo que la teología de la liberación descubrió, que nuestros instrumentos habituales de análisis de la sociedad y de la economía, difundidos por medios de comunicación o universidades occidentales como los únicos válidos, están claramente orientados a justificar el modelo social capitalista ( y legitimar así a las minorías sociales privilegiadas que lo sostienen) y ocultan, más que desvelan, la verdadera naturaleza de los problemas que vivimos. La teología de la liberación descubrió que el análisis marxista era y es el instrumento más adecuado para analizar la sociedad capitalista actual desde la óptica de los pobres, que es (o debería ser) la óptica del cristiano y de la Iglesia.


Recientemente veía un video (llamado “simiocracia”) que es un ejemplo de estos análisis superficiales, analizaba el video la crisis económica en España de un modo reduccionista, como si la razón de la crisis la tuviera la incompetencia y la inmoralidad de políticos y directivos de los bancos (que por supuesto que también han contribuido a ella es en muchos casos). Pareciera que pretendiera, de este modo, salvar el modelo económico en el que estamos, sin profundizar más para preguntarse cómo es posible que esta incompetencia e inmoralidad esté aparentemente tan generalizada. ¿No será que el sistema es inmoral en sí mismo? Esto es lo que nos dice el análisis marxista: que, aunque haya personas que intenten actuar con honradez, y sean mayoría, y aunque tuviéramos a los políticos y banqueros más inteligentes del mundo, el sistema en el que vivimos es estructuralmente injusto, ineficaz e inmoral, de manera que mientras tengamos un sistema capitalista siempre habrá una minoría que domine a una mayoría, y siempre habrá crisis económicas que se lleven por delante a los menos favorecidos; y no es necesario creer que haya una mano oculta que maneje los hilos, es la injusticia y el desorden estructural el que de un modo casi impersonal hace que unos pocos se lucren a costa de muchos, devorándose a su vez entre ellos (como vemos que ocurre ahora entre las diversas altas burguesías del mundo).



Esta falta de un instrumento de análisis adecuado puede determinar que la Iglesia institucional, en ocasiones, se deje enredar por los diversos poderes económicos y políticos dominantes, y no defienda adecuadamente la posición de los pobres frente a ellos. Para tentarla más, estos poderes le ofrecen, de modo interesado por parte de los donantes, un trato favorable si se mantiene dentro de los límites que ellos, las clases dominantes, señalen, claro. Estas alianzas con los poderosos son el verdadero origen de muchas actitudes anticristianas posteriores, que identifican el cristianismo con este modo injusto de actuar. Por otro lado, en el momento que algún representante cualificado de la iglesia comienza a denunciar a estas clases dominantes (p. e. Monseñor Romero) la Iglesia pasa a ser perseguida por ellas, que antes eran tan supuestamente fieles a la institución.



Creo que no es este modelo de alianza con los poderes sociales y económicos el que encaja mejor en sentir de la mayoría de los católicos hoy. También dentro de la Iglesia una minoría se impone, en ocasiones, al sentir de la mayoría, que reclama un posicionamiento claro del lado de los pobres y a favor de otro modelo social y económico, que no genere tanta injusticia como éste.



Entre los cristianos de a pie y muchos no cristianos, que buscan una sociedad más justa, hay muchas más coincidencias que diferencias. Habría pues que unir fuerzas y no caer en la trampa de quienes quieren que cristianos y no cristianos, renovadores, se enfrenten entre ellos, para que no se unan contra el modelo social actual. No caigamos en la trampa. El enemigo es la injusticia y no la fe o la no fe.




domingo, 15 de abril de 2012

¿Semana Santa liberadora o semana sacralizada y alienante?



Un año más
hemos celebrado la Semana Santa, el centro de todo el año litúrgico, ya que en
ella se hace memoria, de modo específico, del misterio pascual, el misterio
central del cristianismo: la muerte y Resurrección de Cristo.

La Semana
Santa cristiana debería ser mucho más que una fiesta religiosa, ya que el
cristianismo no es simplemente una religión (de hecho, en él hay una crítica
muy dura contra la religión cuando se pone por encima de la vida,
cuando se
sacraliza), debería ser una verdadera “memoria subversiva integral” contra todo
lo que oprime al hombre, en especial, a los pobres, dado que esas fuerzas
opresoras ( en especial, autoridades religiosas y políticas injustas y
dominadoras de los pobres) fueron las
que mataron a Jesús y quedaron desautorizadas por el Padre cuando lo
resucitó.

En la
Semana Santa hay una fuerza de liberación muy grande cuando se vive desde
parámetros evangélicos y místicos, y no desde meros parámetros religiosos.


Recordamos en ella que la Vida está sobre la religión, que la religión
sacralizada mató a Jesús y es una fuerza de alienación que utiliza a Dios para
oprimir a los hombres.
Que esta religión se une a la política para justificar
la situación de dominación y alienar a
la gente, generando en ella miedo y culpa, que luego se pretenden “liberar”
provocando una catarsis emocional religiosa no terapéutica, en vez de tomando
conciencia de la injusticia y adquiriendo lucidez para combatirla de modo
ético. Hay en ocasiones una verdadera parodia del verdadero sentido del
cristianismo.


En muchas
ocasiones, pareciera que el cristianismo, que nació para combatir ese tipo de
mentalidad religiosa alienada, ha sido pervertido hasta el punto de convertirlo
en una fuente de alienación colectiva, como denunciara Marx, con mucha razón.

La semana
santa se ha sacralizado en muchas ocasiones,
convirtiéndose en una fiesta religiosa que se vive desde parámetros sacrificiales
como una gran catarsis colectiva contra un miedo y una culpa malsanas e
inoculadas socialmente, que las clases dominantes utilizan para lograr una
“válvula de escape” emocional que haga que los dominados se “aligeren”
momentáneamente de su malestar, sin tomar conciencia de las causas sociales y
políticas, entre otras, que lo están causando.div>


Teniendo
en cuenta este peligro, creo que, en la Iglesia actual, continúa habiendo un
excesivo peso de las celebraciones litúrgicas religiosas como si ellas fueran
la expresión fundamental del ser cristiano
. Este estilo de “iglesia de
celebraciones” es propio de otro momento, del momento de cristiandad, cuando la
Iglesia era una organización de masas que regulaba la vida social. Hoy
deberíamos caminar hacia un modelo de iglesia que, sin abandonar la expresión
simbólica y religiosa (no sacralizada), de la fe, ponga su centro en la
experiencia mística y en el compromiso ético en la vida. La iglesia desde el
vaticano II renuncia a un modelo de iglesia de cristiandad que pretende tener
el protagonismo en la sociedad, y pasa a un modelo de iglesia de compromiso
personal de la fe, con una dimensión social también, centrada en la defensa del
ser humano frente a los poderes y sistemas sociales que le oprimen, en especial,
centrada en la defensa de los más débiles y empobrecidos frente a los ricos.
Pero realizado sin protagonismos, colaborando con todos y todas las que
combaten por un mundo más justo y más humano.


Es
importante recordar el sentido de la liturgia en el cristianismo, ya que la
liturgia cristiana es en realidad toda la vida del cristiano y no sólo el
momento de una celebración religiosa
, en el cual sólo se hace visible de un
modo especial lo que está en toda la vida. La Vida está sobre la celebración
litúrgica en el cristianismo. Entendida de este modo (toda la vida como
sacramento) la liturgia es el centro y la meta de toda vida cristiana como más
o menos recordaba el Concilio Vaticano II en la “sacrosantum concilium”, pues toda la vida es liturgia.


La liturgia
cristiana relativiza la celebración religiosa, poniéndola al servicio de la
vida y no al contrario (el sábado para el hombre y no al contrario decía
Cristo). Esto no anula la necesidad y el valor de las celebraciones religiosas,
formando parte también de la vida del hombre.


Cuando
vemos como se vive y se celebra la semana santa no queda la menor duda de que
aún queda mucho que caminar, si bien, son muchos/as cristianos/as los que lo
viven de un modo muy distinto y mucho más evangélico que religioso, gracias a
Dios.





viernes, 2 de marzo de 2012

La HOAC y la JOC ante la nueva reforma laboral




La Juventud Obrera Cristiana y la Hermandad Obrera de Acción Católica, como parte de la Iglesia en el mundo obrero y del trabajo, ofrecemos esta reflexión ante la aprobación por el Consejo de Ministros de una nueva reforma laboral.

Nos encontramos con la 16ª reforma del mercado de trabajo en democracia. Hasta ahora las sucesivas reformas laborales llevadas a cabo por los gobiernos, de uno u otro signo político, bajo el pretexto de modernizar y flexibilizar dicho mercado laboral, han transformado la concepción y función del trabajo asalariado en nuestra sociedad y están socavando los derechos de las personas trabajadoras y de sus familias.

Estas reformas siempre se han presentado como una necesidad para combatir el desempleo, pero sólo han conseguido:

- incrementar el empleo temporal, especialmente para los jóvenes;

- diversificar las modalidades de contratación a la carta;

- abaratar el coste del despido;

- reducir el crecimiento de los salarios;

- devaluar lo público (sevicios sociales, eduación y sanidad).

En definitiva, han profundizado en el trabajo precario y en el empobrecimiento de las familias trabajadoras. Un ejemplo lo tenemos en los años de crecimiento económico anteriores a la actual crisis: aún creándose riqueza y empleo, estos no sirvieron para disminuir la pobreza en nuestro país.

Ninguna reforma ha estado orientada hacia la expansión de un empleo decente como Benedicto XVI reclama en la encíclica Caritas in veritate. Los derechos que emanan de un trabajo a la altura del ser humano no pueden estar subordinados a las exigencias económicas. Es la economía la que debe orientarse a las necesidades de las personas y de sus familias; es el ser humano el centro de la actividad económica y laboral. El respeto a la dignidad del trabajo, vinculado a la dignidad de la persona, es y debe ser el criterio central de una economía orientada por “una ética amiga de la persona”. (Benedicto XVI, Caritas in veritate, 45)

Esta nueva reforma es otra agresión al trabajo humano como principio de vida. Creemos que una reforma laboral que pretende ser completa y marcar un antes y un después en las relaciones laborales, no puede hacerse sin el suficiente consenso social entre las personas trabajadoras y el colectivo empresarial. Y tendría, además, que responder a las necesidades de las familias trabajadoras y no a las exigencias impuestas por los mercados financieros, las grandes empresas, las instituciones comunitarias y los organismos económicos internacionales.

Esta reforma laboral es una vuelta de tuerca más para flexibilizar el mercado de trabajo:

- Quiebra el derecho constitucional a la negociación colectiva y a la capacidad organizativa de los trabajadores –no existe negociación real de los trabajadores en el ámbito de la empresa cuando el 95% del tejido productivo español está compuesto por empresas de menos de 50 trabajadores. Este Real Decreto contempla la fractura de la cohesión social al habilitar la “caducidad” de los convenios colectivos desincentivando cualquier negociación entre las partes.

- Facilita y abarata la expulsión del mercado de trabajo: quita trabas al despido por causas económicas; rebaja la indemnización del improcedente (pasando a 33 días por año trabajado, con un máximo de 24 mensualidades) y elimina la autorización administrativa para poder llevar a cabo los expedientes de regulación de empleo. Los contratos indefinidos con esta nueva regulación tampoco tendrán, como los temporales, condición de estabilidad.

- Abre el camino para ajustar los salarios a la productividad. Con esta reforma, los salarios de los trabajadores más débiles van a depender de la voluntad unilateral del empresario.

- Dificulta, cuando no impide o precariza, el empleo juvenil. Más del 80% del empleo destruido por la crisis corresponde a empleo juvenil. El nuevo contrato de trabajo indefinido, especialmente para jóvenes (también para desempleados de larga duración), dirigido a las empresas de menos de 50 trabajadores, se puede convertir, más que indefinido, en un contrato temporal sin causa justificada. Estas nuevas modalidades de contratación y regulación ponen en serio peligro, aún más, la estabilidad presente y futura de la mayor parte de la juventud.

No compartimos la individualización de las relaciones laborales que propone esta reforma. Recordamos a nuestros gobernantes que el trabajo es una experiencia comunitaria y que una de las funciones de la empresa, según la Doctrina Social de la Iglesia, es favorecer la comunitariedad. Todo lo que suponga la individualización, dar prioridad a los intereses personales frente a los colectivos, significa romper la vocación a la comunión del ser humano

No es lícito eliminar derechos y protección de las personas trabajadoras con el argumento de combatir el desempleo y de reducir la temporalidad, cuando han sido las políticas económicas de los últimos gobiernos las que han provocado que haya un tejido productivo tan débil y un empleo tan precario.

No podemos seguir flexibilizando las relaciones laborales sin garantizar la seguridad de una vida digna para las personas trabajadoras y sus familias. Y esta reforma se lleva a cabo en un contexto de quiebra del Estado de bienestar, de reducción del sector público y de recortes de los servicios y prestaciones sociales sin precedentes.

Esta reforma rompe el débil equilibrio conquistado históricamente entre capital-trabajo, alejándose del principio siempre defendido por la Iglesia de la prioridad del trabajo frente al capital. Además, supone un nuevo golpe al Derecho Laboral limitando su capacidad de frenar la creciente mercantilización y “cosificación” del trabajo humano. Consideramos que este gobierno ha aprovechado el estado de quietud y miedo de la mayor parte de la ciudadanía, para eliminar viejas conquistas laborales y aspiraciones conseguidas tras muchas luchas de tantas personas a lo largo de la historia.

Los retos actuales que atraviesa la economía española requieren medidas políticas concertadas en el ámbito internacional que subordinen la economía financiera a la economía productiva. Es preciso, como ha pedido insistentemente Benedicto XVI y el Pontificio Consejo Justicia y Paz, una reforma del sistema financiero internacional. Esta reforma supondría avanzar en justicia social y comunión de bienes, redistribuyendo efectivamente la riqueza existente; controlar la economía especulativa y frenar el desmedido afán de lucro, en lugar de eliminar derechos. Este es el camino que puede generar riqueza orientada a la creación de empleo decente y con derechos, y a disminuir la pobreza.

Como Iglesia en el mundo obrero, en las actuales circunstancias, pedimos a las autoridades políticas, a los agentes sociales y económicos, al conjunto de los trabajadores y de la sociedad, y especialmente a los cristianos y cristianas, que caminemos juntos, con la intención de eliminar las causas que han generado esta crisis económica y, al mismo tiempo, superemos las estructuras económicas y sociales injustas que tanto sufrimiento, deshumanización y pobreza están provocando a las personas.

También instamos a los partidos políticos a corregir y reorientar, en el proceso parlamentrario, esta reforma laboral poniendo en el centro de la misma el trabajo decente y con derechos y, al mismo tiempo, animamos a participar en las iniciativas y movilizaciones que se convoquen por parte de las organizaciones eclesiales, sociales y sindicales que ayuden a tomar conciencia y revertir esta situación tan lesiva para las personas trabajadoras y sus familias.

miércoles, 29 de febrero de 2012

Gobierno y Tercermundismo. El escandaloso silencio de la jerarquía eclesial ante los recortes sociales.


Ya llevamos unos meses del nuevo gobierno español y creo que las previsiones más negativas que muchos nos temíamos se han cumplido con creces.

El programa más duro del neoliberalismo, y el neoconservadurismo, se está imponiendo de modo agresivo a la sociedad, no dudando el gobierno en hacer lo contrario de lo que dijo que haría antes de las elecciones, confirmando el carácter débil, y meramente formal, de la democracia en nuestro país. Decía Rajoy que no subiría los impuestos y fue lo primero que hizo, decía que no abarataría el despido y ha aprobado la reforma laboral más antisocial de la democracia, que prácticamente desprotege a los trabajadores de los derechos históricos conseguidos, dando todo el poder a los empresarios.

No duda, pues, el gobierno en mentir, como cuando el ministro de educación citó una frase de un supuesto texto de educación para la ciudadanía, que era falso, para justificar su retirada de la asignatura de educación para la ciudadanía y su sustitución por una asignatura que no desarrolla el sentido crítico ni ciudadano sino sólo el mero conocimiento formal de la legislación vigente (como si ser ciudadano de una democracia se limitase a esto, y dice el ministro que eso no es ideológico!!!) y en contarnos la milonga de que hay que bajar los sueldos de los trabajadores para ser competitivos metiendo al país en condiciones propias del Tercer Mundo. Es curioso que este gobierno sólo recorta de los costos, que el trabajo supone en los precios de los productos, y nunca de los beneficios empresariales, que, en ocasiones, siguen creciendo, si bien parece esto no le importa al gobierno.

Es falso que recortar los sueldos aumenta la competitividad dado que el tema es que no hay demanda ni interior ni exterior (es una crisis del capitalismo global, la demanda falta en todos los países), la rebaja de los sueldos hace bajar la productividad (esto está demostrado) y hace caer la demanda, con lo cual empeora la economía y la competitividad, además de generar unas desigualdades sociales que tenderán a hacerse similares a las que hay en los países tercermundistas.

Parece que los mercados a los cuales sirven estos políticos (el ministro de economía es un destacado miembro del club de los técnicos al servicio de los especuladores, ya que trabajó para la Lehman Brothers, una de las empresas que ha generado la crisis) han decidido que España pase a formar parte de los países con condiciones sociales precarias y al servicio de los intereses de burguesías y especuladores extranjeros, y nuestro gobierno, junto a la alta burguesía española que espera obtener tajada del asunto, parece servir a estos intereses antisociales fielmente. Ya, de hecho, ha dicho Rajoy que sus medidas no crearán empleo ni mejorará la economía.

En cuanto a la situación social no hay duda que hemos vuelto atrás en derechos y en cultura democrática. La condena a Garzón parece manifestar como en la judicatura el franquismo sociológico sigue vivo, ya que los jueces franquistas pasaron a la democracia sin problemas y se ha ido generando un corporativismo que impide se renueve y haya mayor pluralismo en el mundo judicial.

Anuncia el ministro de justicia que volvemos a la legislación del aborto de los años 80, que ha producido más abortos que la actual legislación, que ha conseguido que los abortos se redujeran un poco. La irracionalidad en este tema es notoria.

El PP aprobó la ley hipotecaria que permite que los bancos se queden con tu piso y tengas que seguir pagándoles; por supuesto, no piensa reformar esa ley, sólo piden a los bancos que cambien ellos esta práctica (¿alguien cree que lo van a hacer voluntariamente salvo en casos puntuales para limpiar su imagen?.) Es un gobierno, por lo que se ve, agresivo con los trabajadores y los más pobres y sumiso con los fuertes. Lo contrario de lo que pide el espíritu evangélico y la justicia.

Esta agresividad con los débiles quedó de manifiesto estos días en Valencia, cuando se agredió indiscriminadamente a jóvenes menores de edad, que protestaban por los recortes en la educación pública que son los causantes de que no tengan calefacción en su instituto. La policía, como se ve en los vídeos, atacó a todos los que encontraron, estuvieran pacíficamente o no, mirando o manifestándose. Es una vergüenza ver como se pega a niñas de 16 años, mientras se les insulta, por funcionarios pagados por los ciudadanos. Según el jefe de la policía, estos ciudadanos, que pagan su sueldo y a los cuales debería servir, son” el enemigo”. Por supuesto, nadie tiene intención de dimitir por esto.

En cuanto a las instituciones, la situación no se puede decir que sea buena. La Corona aparece bajo sospecha por todo el oscuro asunto de Urdangarín. La jerarquía eclesiástica, que mayoritariamente pone el grito en el cielo por temas de moral personal y de intereses de poder social de la institución eclesial, parece que está muy contenta con las medidas antisociales de Rajoy. Son pocos los miembros de la jerarquía que han dado ejemplo bajándose sus sueldos, por ejemplo, o protestando por la precarización de los empleos. Tampoco han protestado por el anuncio del “divorcio por notario”, que además de privatizar servicios antes públicos, ataca el modelo de familia propuesto por la jerarquía. Parece que cuando lo hace el PP no es importante. Este silencio pone de manifiesto, por desgracia, de parte de quien está siempre la jerarquía eclesiástica.

Las previsiones no son buenas, anuncia el gobiernos medidas más agresivas (y el mismo utiliza estos términos) y el empeoramiento de la situación.

Creo que hay que empezar a preparar movilizaciones sociales de protesta a esta situación, el protestar es algo tan democrático como emitir un voto, y las mentiras del gobierno y su agresión a los débiles, así lo reclaman. Si no hay una fuerte movilización de los trabajadores, el programa de agresión de los especuladores se irá imponiendo sin piedad. Nadie tiene deseos de movilizarse sin motivo, pero los motivos son más que sobrados, la ética y la justicia así lo piden. La Huelga General es, posiblemente, inevitable y necesaria.

domingo, 12 de febrero de 2012

Emanación y Creación. El misterio del “Mundo Intermedio”.



Una de las tareas urgentes a realizar
dentro del ámbito de la espiritualidad, en orden a desarrollar una visión
integrada y pluralista de los diferentes puntos de vista espirituales, es hacer ver que muchas cuestiones expresadas
de modo diverso por las diferentes tradiciones o perspectivas, en realidad, no
son incompatibles si se saben interpretar del modo adecuado.

En otras ocasiones, y en otros
ámbitos, he señalado que creo existen
tres puntos de vista o tres tipos de caminos espirituales en cada tradición
espiritual o cultural, que son legítimos y compatibles:

- La religión o exoterismo (incluidas visiones
no religiosas, filosóficas, etc…).
- El esoterismo.
- La mística.

A veces, ocurre que los conceptos empleados por un punto de
vista son criticados y considerados incompatibles por otro. El concepto de emanación y de creación es
una de estas cuestiones controvertidas cuya controversia queda eliminada
cuando se sitúa cada concepción en su lugar, lo cual no quiere decir que sean
lo mismo, claro. Estos conceptos están,
además en relación con la idea de la existencia de una dimensión intermedia
entre Dios, el Misterio, y los hombres, la historia, es el mundo de los
arquetipos, las ideas platónicas, el mundo imaginal.

Si el exoterismo (exos-exterior, ver a Dios fuera) o la religión es un
punto de vista que enfatiza la alteridad entre Dios (lo trascendente) y lo
humano, señalando siempre la diferencia entre ambos, es lógico que su manera de
entender el origen de la relación entre uno y otro sea una concepto que pone el
acento en la diferencia; éste es el concepto de creación en lenguaje religioso.
Con él se intenta decir que la existencia tiene una entidad diferente del
Misterio, tiene una autonomía y un valor en sí misma, si bien dependa de él.
Con este concepto, se resalta además
el valor y la realidad de la libertad. Bien sea la libertad de Dios al crear,
bien la libertad humana. Todas estas ideas están implícitas en el concepto de
creación. Las filosofías no religiosas, si bien pueden rechazar la idea de
creación, suelen aceptar explícita o implícitamente, esa idea del valor de la autonomía y la libertad humanas, que son
esenciales a este concepto.
Para la perspectiva exotérica el
interés está puesto en el comportamiento en esta vida, en el mundo histórico.
No hay mucho interés por las realidades “intermedias” entre Dios y la historia,
por el mundo arquetípico o el imaginal.
Ahora bien, cuando
el exoterismo o la religión se encierran en su punto de vista, caen en el
reduccionismo y la decadencia, entonces se exagera y se oponen a otros puntos
de vistas. La religión “degradada” se hace “sacralizada” asumiendo una
perspectiva exageradamente dualista, que considera lo profano separado de Dios.
Y cuando la filosofía no religiosa se degrada se hace reduccionista, negando
todo Misterio a la realidad. Ambas se opondrán entonces a toda visión
simbólica, que tenga en cuenta la realidad de los arquetipos o del llamado “mundo
imaginal”.

El esoterismo (esos-
interior, Dios en el interior) intenta enfatizar la unidad entre el Misterio,
Dios y el hombre. Desde ese punto de vista el esoterismo habla de emanación y
no de creación. El Misterio se iría manifestando en diversos grados o niveles
que mantendrían una unión con él. El mundo en el que mejor se expresa esa unión
sería un mundo “intermedio”, el mundo de los arquetipos o ideas o símbolos, el mundo imaginal, que actúa de intermediario
entre el Misterio y nosotros. Y es que el símbolo, no la razón o la emoción,
sería el instrumento fundamental para acceder al Misterio. Por ello, el
esoterismo defiende la existencia de ese mundo simbólico intermedio (Mundus
Imaginalis) necesario para poder pasar de nuestra realidad concreta al
Misterio, que está más allá de la razón y las imágenes. Sin él no podría darse
esa unión con el Misterio.
Ahora bien, cuando el esoterismo se degrada en gnosticismo
este mundo intermedio aparece como el único verdaderamente real frente al mundo
histórico y concreto en el que vivimos. El mundo intermedio controlaría en
realidad nuestro mundo, nuestra libertad sólo sería salir de la historia para
acceder a este mundo. La historia sería una forma de existencia degradada de la
que habría que salir y nuestra libertad como individuos sería negada. Este
mundo imaginal sería anterior y superior al histórico, del que nada tendría que
“tomar” o integrar.
Se rechazaría entonces la noción de creación pues nuestra realidad no sería fruto de la
libertad y el amor, sino simple un desarrollo gradual y necesario del principio
“supraexistencial” o Dios.

La mística, o la
dimensión monástica, de las tradiciones intenta integrar ambos puntos de vista.
Se entiende el Misterio como comunión, como relación, como trinidad o no
dualidad (unidad en la pluralidad). Se acepta pues la alteridad de la historia
y de Dios, si bien, siendo distintos no se considera que estén separados, son
las dos caras de una realidad común.
El Misterio es entendido como persona, no como individuo,
es decir, es libertad y amor, comunión, relación.
Se acepta la existencia del Mundo imaginal, del mundo
arquetípico, y se considera importante desarrollar esta dimensión simbólica,
pero la experiencia espiritual se considera una experiencia más allá de él, alcanzada en la dimensión personal más
profunda, allí donde somos amor, más
allá de los símbolos, las ideas o las emociones.
Para la mística este Mundus Imaginalis no está “antes” de
la historia sino después, es el “mundo futuro” (aunque ya esté presente) en el
sentido de que es el mundo que integra y
transciende la historia después de haber pasado por ella.
En el cristianismo este mundo sería el mundo de la “gracia
creada”, la creación llevada a su plenitud al estar en comunión con Dios, cuya
mejor representación es María, la llena de gracia. Es el mundo de la Santa
Sofía, de la Belleza, la Jerusalén “de arriba”, la meta a la que nos dirigimos.
Esto supone que, para la mística, si no vivimos en esta
vida está realidad, que se revelará en su plenitud al finalizar nuestra vida
actual, no podremos alcanzarla. Ya Evagrio Póntico decía: “el que no viva aquí
la vida eterna que se despida de la vida eterna”.

domingo, 1 de enero de 2012

Comienza el Nuevo Año 2012, a pesar del panorama, Felicidades a tod@s


Comenzamos el Nuevo Año, y como siempre hoy, 1 de Enero, se celebra en la liturgia católica la solemnidad de María, Madre de Dios.

María, la madre de Cristo, nos recuerda que se inaugura un nuevo año en el que un nuevo mundo se sigue gestando en la historia, ese nuevo mundo que en Cristo ha comenzado ya. Hablamos del Reino, una nueva manera de vivir y una nueva sociedad más fraterna, solidaria y justa, que en Cristo encuentra su referencia y su fuerza. Y esa es nuestra esperanza, como cristianos, a pesar de las apariencias más bien oscuras de los tiempos que vivimos.

¿Qué nos encontramos frente a nuestra esperanza? Nos encontramos con el mundo de la crisis económica y el programa de recortes del nuevo gobierno: subida de impuestos, aumento de horas de trabajo de los funcionarios y congelación de sueldos, retirada de ayudas a los jóvenes, congelación de la ley de dependencia… y esto sólo es el principio, en marzo vendrá lo fuerte, anuncian.

Quizá haya quien se crea el discurso de que los recortes son necesarios para paliar la crisis. En realidad, son necesarios para evitar que la crisis la paguen los que la provocaron, los especuladores. El sistema capitalista se basa precisamente en ello, en que una minoría obtenga sus beneficios de la plusvalía obtenida del trabajo de la mayoría, así que la lógica del sistema lleva a la necesidad de, en la crisis, aumentar la plusvalía o tasa de explotación para que los beneficios del Gran Capital no disminuyan. Y eso parece que es lo que se está haciendo con un programa que se dirige a sacar fondos de la rentas del trabajo pero no puede “meter mano” las rentas del capital, protegidas en paraísos fiscales y la famosas SICAV, que siguen engordando. Por ejemplo, en plena crisis nos enteramos que Rato obtiene beneficios millonarios al frente de Bankia. Y no es el único.

En realidad, los recortes no son más que un programa de agresión al conjunto de la sociedad por las minorías enriquecidas, que no quieren renunciar a sus beneficios. Es más, parece que intentan sacar partido de la crisis, devorando a los pequeños y medianos empresarios, y explotando, con más precariedad, a los autónomos y a los trabajadores.

Nada bueno cabe prever de estos ataques al conjunto de la sociedad. Si se presiona a los trabajadores, antes o después, se incrementará la lucha de clases que el capitalismo genera. Si la presión de la alta burguesía sobre el gobierno se intensifica, los trabajadores tendrán que movilizarse para defenderse de estas agresiones y evitar que el gobierno ceda en exceso. Creo que los defensores del programa neoliberal deberían pensar bien hacia donde nos están conduciendo: hacia un futuro de conflictividad y polarización social. Dicen algunos que el estado de Bienestar se creó después de la II Guerra Mundial para impedir que la URSS sedujera a los trabajadores europeos. Ahora que este peligro no existe parece que se ha decidido que no es necesario mantenerlo y se quiere retroceder a situaciones de capitalismo sin control.

Si esto es así, evidentemente el pueblo tendrá que comenzar a movilizarse y a protestar, si no quiere perder lo que tanto trabajo costó lograr. Es hora, por tanto, de que los más conscientes entren en los partidos y sindicatos que defienden los intereses de los trabajadores y reclamen la formación de direcciones más luchadoras y claramente más posicionadas del lado de los trabajadores. Esto debería ser una de las acciones de los indignados. No es tiempo de huir de la política sino de concienciarse de la situación e ingresar en partidos y sindicatos de trabajadores para cambiar las actuales direcciones demasiado burocráticas, cuando no, alejadas de los intereses del pueblo.

¿Por qué no, en vez de recortar, comenzamos a nacionalizar bancos y empresas, poniéndolas bajo el control de la sociedad? Ni las medidas neoliberales del actual gobierno ni las medidas keynesianas socialdemócratas parece que sean la solución de esta crisis, que parece revestir un carácter mucho más profundo del previsto. Es el capitalismo el que está en crisis. ¿Por qué no pensar en ir creando otras alternativas no capitalistas en las que las personas estén sobre la economía? ¿Por qué seguir con las mismas recetas que no han solucionado la situación?

En este sentido, el Psoe tiene, en nuestro país, la misión de liderar el movimiento de los trabajadores, al ser el partido mayoritario de referencia de los trabajadores en España. Con su actual cuadro de dirigentes burocratizados y aburguesados poco se puede hacer. Es necesario un cambio de rumbo en el partido, que los militantes puedan elegir a nuevas direcciones, que defiendan de verdad al pueblo de las agresiones que estamos sufriendo.

En fin, preveo tiempos difíciles pero confío en la ayuda de María, mujer y madre del pueblo. Feliz Año.


domingo, 25 de diciembre de 2011

Levantaos, alzad la cabeza: Cristo ha Nacido



¿Tiene algún sentido celebrar la Navidad en medio de esta sociedad que ha olvidado su significado liberador y cuyo sistema social y económico contradice los valores de esta fiesta? Cristo nace, el Mundo Nuevo que él inaugura, mundo sin pobres, de fraternidad y libertad, de Sabiduría y Amor, ya está en los corazones y quiere expandirse a la sociedad y a la historia a través de nuestras manos y nuestros labios. También a través de nuevas estructuras sociales que protejan a los débiles de los lobos que ponen al dinero o al poder sobre las personas. ¿Algo de esto es lo que anuncia la Navidad del Corte Inglés? ¿Es lo que anuncian algunos cristianos comprometidos con el capitalismo brutal? Evidentemente, no. Sin embargo, incluso en aquellos que lo combaten, creyendo, a veces, ser sus seguidores, Cristo nace. La esperanza no muere, el deseo de justicia y amor en los corazones de los pobres, tampoco. Celebremos pues esto, comprometiéndonos con ello. Entonces la celebración no sea una adormidera de las consciencias o un hedonismo embrutecedor, sino una fuente de Revolución contra la injusticia y de Vida frente a la muerte.

Esta Navidad de la Crisis nos pilla en plena victoria aparente de un mundo viejo y decadente, el mundo del capitalismo desenfrenado. Aquí en España hemos pasado de un gobierno socialdemócrata, presionado y autoderrotado por los especuladores, a ser gobernados ahora directamente por ellos, por “los mercados”. En el nuevo gobierno contamos con “perlas” como un ministro de Defensa que es propietario de una empresa de armas, un ministro de economía, que dirigía en España a una de las empresas que parece que más estafas cometieron en el mundo financiero y cuya caída ha hecho agravar la crisis más aún, un ministro, encargado de dar las licencias a las televisiones, contertulio de una tv. privada llamada intereconomía, otro que parece posee siete coches entre otras cosas… Ninguno ha temblado en jurar sobre la Biblia y frente a un crucifijo. Nada de esto parece augurar nada bueno para la gente normal y sencilla, para los trabajadores y trabajadoras, para la mayoría.

En cualquier caso, no es sólo esto lo que existe, es la España oficial, pero la real, la que va a ir sufriendo los recortes en educación, sanidad, protección al desempleo, a los marginados, etc… está cada día más consciente de que las cosas no pueden seguir por las vías que van. Es necesario un cambio en un modelo político y económico cada día más deshumanizado y menos democrático, además de corrupto en demasiadas ocasiones (no se escapan, parece, ni miembros de la familia real). En los corazones de la España real la Navidad es esperanza de un cambio, despertar de este mal sueño.

¿Y Llegará la Navidad también a iluminar a lo queda del Psoe? Parece que sigue enlodado en vías sin futuro entre Chacón o Rubalcaba. Por esos caminos no creo que vayan los deseos de los militantes y de los trabajadores, que, pese a todo, le han dado sus votos. Quizá la Navidad le pueda llegar a través de propuestas como las que hace izquierda Socialista de Málaga.

En cualquier caso, el cambio que necesitamos no es sólo político, es personal y espiritual también, necesitamos conectar con lo más profundo de la realidad, con el Misterio. Sin esa conexión con el Misterio, con Dios, nuestras acciones para cambiar serán reduccionistas y en ocasiones empeorarán aún más lo que tenemos. Hay que conectar con el Misterio y comprometernos con una transformación de nuestra sociedad, para que esa conexión con el Misterio no sea una mera pantomima, como la que hacen ciertos políticos al jurar sus cargos ante la Biblia mientras desmantelan la protección a los pobres, o un autoengaño, sino una realidad que nos transforme a nosotros y a la sociedad. Y hacerlo, no desde el odio, sino desde el Amor, incluso, a los injustos. Combatir la injusticia de forma no violenta y sin dañar la dignidad de las personas, incluso de aquellas que cometen injusticias. Pero de un modo eficaz y no con meras utopías idealistas.

Cambiar el corazón y cambiar las estructuras, es mi deseo para esta Navidad. Feliz Navidad a tod@s. Que el Señor os inunde con su Gracia.




martes, 22 de noviembre de 2011

Frustración y Sacrificios al Dios Mercado


Creo que si hubiese que señalar qué es lo que hoy se opone más a la espiritualidad, es decir, a la conquista de una humanización integral, habría que decir, sin duda, que la idolatría moderna al mercado y a la economía. Idolatría en la que, en ocasiones, parece que creen personas que se dicen cristianas.

Esta religión del mercado domina Occidente, es la religión de las clases dirigentes y a su dios (el mercado) se sacrifican a diario muchos seres humanos, convertidos en meros recursos económicos desechables. Parece difícil encontrar una mejor plasmación de la ideología del Anticristo (el enemigo de Cristo, del hombre) que algunas de las formulaciones y de las prácticas de eso que algunos llaman el neoliberalismo. Si bien, quizá todavía no hayamos visto lo peor, ya no sale uno de su asombro.

Ahora, en medio de esta llamada crisis, que muchos consideran que habría que definir con más propiedad como una gran estafa a la sociedad, andan los sumos sacerdotes de esta religión pidiendo sacrificios y restricciones para lograr equilibrar un balance de cuentas que ellos han desequilibrado robando a la sociedad, para cubrir las pérdidas de bancos y financieros con los fondos públicos, entre otras cosas.

Y no es que la mayoría de la sociedad se haya vuelto loca, son pocos los que se han creído las sugestiones y manipulaciones que a diario vierten los “medios de hipnosis” de masas al servicio de los intereses dominantes. La conciencia de la injusticia social ha crecido y seguirá creciendo a medida que las consecuencias de esta estafa nos vayan afectando a todos.

El problema es que no existen mecanismos ni instrumentos adecuados para cambiar la situación. Los dirigentes de los partidos políticos mayoritarios se han entregado con armas y bagajes a esta ideología que presiona sobre ellos constantemente. Y la frustración de muchos crece.

Naturalmente, no creo que baste un simple cambio político o económico, estamos hablando de un verdadero cambio de época a todos los niveles y estos cambios sólo se pueden abordar de verdad si nos ponemos en armonía con el Misterio que habita la realidad, con Dios, haciendo una opción por poner al hombre por encima del mercado o la técnica.

Cada día que pasa estoy más convencido de que la espiritualidad es el camino necesario hoy para poder dar la respuesta que requiere la situación atendiendo a todas las dimensiones de la realidad. Ahora bien, una espiritualidad comprometida, que se encarna en impulsar cambios políticos y económicos además de personales. Hoy los místicos han de comprometerse en la transformación social sin olvidar la contemplación.

Prueba de esta frustración y de esta conciencia de injusticia que crece han sido los recientes resultados electorales en España. Quizá haya quien crea que la sociedad aprueba la necesidad de los llamados recortes públicos al haber obtenido la mayoría absoluta el PP; sin embargo, creo que hay que hacer un análisis más profundo de la situación.

No dudo que la gente esté dispuesta a sacrificios si estos son justos y afectan a todos, en especial, a los que más tienen. El problema es que precisamente los sacrificios se le piden a los trabajadores para que los que más tienen no tengan que dejar de aumentar sus beneficios (muchos están engordando sus cuentas con la crisis). De la injusticia de estos recortes la mayoría es consciente y ha reflejado su indignación dejando caer al PSOE.

El PP ha obtenido un número de votos inferior a Zapatero en el 2008, pero la caída del PSOE le ha dado la mayoría absoluta. En mayo de 2010 Zapatero dio un giro hacia las posiciones defendidas por tecnócratas y economistas neoliberales, mucha fue la presión sobre él y cedió. A partir de aquel momento perdió la confianza de sus votantes que en el 20N le pasaron factura.

Creo que Mariano Rajoy se equivoca si cree respaldada una política de recortes y de desmantelamiento de la protección social. La sociedad ha expresado precisamente su oposición a esto. Si no sigue un camino de pactos y de moderación de las políticas más neoliberales de su programa, la conflictividad social puede crecer hasta grados de tensión elevados que perjudicarán a todos.

El PSOE debería realizar una crisis en toda regla y retomar su función de instrumento de las demandas de reformas auténticas del actual sistema económico y social. Si no es así, si no se escucha de verdad a las bases a través de las primarias, ni se da paso a una nueva generación de líderes verdaderamente transformadores capaces de soportar la presión de los mercados sobre ellos, la debacle continuará y, antes o después, los trabajadores abandonarán del todo un instrumento que ha dejado de ser lo que debía ser. Será una víctima más inmolada a los “santos” mercados.

jueves, 29 de septiembre de 2011

La verdadera y falsa “desmundanización” de la Iglesia. Hacia una transformación evangélica, y no meramente religiosa, de la Iglesia.




La crisis eclesial continúa en pleno vigor y muchos se encuentran como paralizados sin saber la dirección a seguir. Ante esto, algunos cristianos optan por soluciones excesivamente unilaterales: por una parte están los que han decidido alejarse de la institución y vivir un cristianismo a su medida, otros optan por regresar a un estilo de Iglesia preconciliar, enemiga de la secularidad, limitada a ser una mera institución religiosa en medio de una sociedad que ven desacralizada, creyendo que así van a solucionar la crisis.





En su reciente viaje a Alemania, Benedicto XVI reconoce la necesidad de una reforma en la Iglesia. No hace otra cosa que recordar las enseñanzas del Concilio Vaticano II, que afirma que la Iglesia siempre debe estar reformándose para servir al Evangelio (Ecclesia semper reformanda). Los medios de comunicación señalan que el Papa ha empleado el término “desmundanizar” la Iglesia, acentuando la necesidad de que la Iglesia se diferencie de la sociedad para poder transmitir su mensaje.




Reconocer la necesidad de reformas en la Iglesia es posiblemente la respuesta más realista y eficaz a la actual situación. Ahora bien, no toda reforma en la iglesia es una verdadera reforma eclesial. Debemos a Yves Congar la redacción de un libro estupendo (“verdaderas y falsas reformas de la Iglesia”) que nos señala los criterios para que una reforma sea verdadera en la Iglesia. Es un libro de los años 50 por el que fue duramente perseguido por la burocracia clerical del momento, siendo después rehabilitado, nombrado cardenal y convirtiéndose él (y su teología) en uno de los padres del milagro del Concilio Vaticano II. Una muestra más de cómo el mero seguidismo de “los que mandan”, muchas veces, nos hace colaborar con el error y el mal.





En primer lugar, señala Congar que la Reforma en la Iglesia no es una reforma para sí misma, no es eclesiocéntrica (uno de los grandes errores de ciertas sensibilidades actuales) sino que está al servicio de la misión de la Iglesia, está al servicio de la personas llamadas a vivir el evangelio, está al servicio pues del Reino (construir un mundo más fraterno, libre, solidario, profundo), es Reinocéntrica.





Hay hoy un discurso excesivamente extendido que cree que la misión de la Iglesia es meramente religiosa, es decir, que su principal misión es el oponerse al discurso nihilista de los que niegan toda transcendencia. Esto, sin embargo, está lejos de la verdadera visión de la misión de la Iglesia si seguimos los criterios evangélicos, los criterios de Jesús. En realidad, la Iglesia debe también hacer una función secularizadora y relativizadora de lo religioso, de modo que no sea lo central ni la religión se ponga por encima del ser humano. Debe defender la autonomía del hombre y del mundo.




Habría que señalar que el Evangelio contiene en sí la visión secularizadora de la realidad y de la religión. No todo secularismo es antievangélico, y hay un “antisecularismo” que es antievangélico. El evangelio señala que el mundo no es divino ni es satánico, es autónomo y creado. No debe ser pues sometido por la religión para tener valor, lo tiene en sí mismo, ni puede divinizarse como si sólo fuera una máscara de lo divino, sin realidad en sí mismo. El mundo tiene pues valores, si bien hay también en él antivalores, no es todo bueno ni todo malo. La principal misión de la Iglesia no es luchar pues contra el mundo sino promover los valores que en él hay y combatir los antivalores.





El mundo que la Iglesia quiere combatir es el mundo entendido no como creación o sociedad secular, sino como “el sistema” de antivalores centrado en el poder, el dinero, el prestigio y la religión sacralizada que promueve este sistema. Es el mundo que somete a los pobres y los débiles y la religión que se centra en lo sagrado (los sacramentos y la beneficiencia) y se olvida de denunciar la injusticia que explota a los hombres, que hace que haya pobres y ricos, e incluso colabora con este sistema. Eso es una religión mundanizada o al servicio del sistema. Esta religión es denunciada por los profetas del Antiguo Testamento y por Jesús.





Desmundanizar” la Iglesia en sentido evangélico es pues hacer que su centro sean los pobres y su misión sea promover la transformación del mundo desde la experiencia del Dios de Jesús, dirigida a la construcción de un mundo más humano y más fraterno. La iglesia debe transformar el mundo, no someterlo ni destruir su autonomía y sus valores. De hecho, como señala el Concilio Vaticano II, está también llamada a aprender de él y a descubrir en él los signos de los tiempos, los valores que Dios promueve en él. Desmundanizar la Iglesia es pues abrirla a los valores “antisistema” que Dios promueve en el mundo, habría pues que discernir cuales son estos. Creo que, como señala el Concilio, valores como la dignidad humana, los derechos humanos, la libertad de conciencia y palabra, la democracia… son valores que deben ser promovidos y no combatidos. De hecho, podría verse en ellos un origen cristiano, si bien nacieran en ocasiones en lucha contra la institución eclesiástica. Y es que la Iglesia y los cristianos han sido un obstáculo, en ocasiones, para vivir los valores del Reino. Así lo señala también el Concilio. Una Iglesia cerrada a estos valores es una iglesia “mundanizada” (centrada en sí misma y apoyando el sistema).





En segundo lugar, Congar señala que toda reforma en la Iglesia se hace volviendo a inspirarse en los orígenes de la Iglesia, en El Evangelio y en las primeras comunidades. Es lo que nos pidió el Concilio, volver a mirar a los orígenes. La reforma pues no puede consistir en inspirarse en la Iglesia preconciliar, sino en la iglesia de los orígenes. La Iglesia preconciliar era centralista y verticalista, uniformadora, dominada por la curia romana, con muchos elementos de religiosidad sacralizadora… No es por tanto el modelo a imitar. Una reforma mundanizada de la iglesia sería aquella que no volviera a inspirarse en los orígenes sino en la iglesia preconciliar. En este sentido, el acercamiento a los lefebvrianos, defensores de este modelo de iglesia es un riesgo de “mundanización” eclesial (volver a una iglesia eclesiocéntrica) si se hace asumiendo sus planteamiento errados.





Si algo caracteriza a la Iglesia de los orígenes es el pluralismo de sensibilidades y de modos de funcionamiento. Desmundanizar hoy la iglesia es acercarla a este estilo pluralista en la Iglesia. Que el pluralismo sea un valor y se promuevan las comunidades que lo viven y que nacen con este espíritu pluralista.

En tercer lugar, señala Congar la necesidad de estar en comunión con toda la iglesia (no sólo con la jerarquía) y vivir una iglesia de comunión y no hacerse una iglesia de puros e incontaminados
, una iglesia de fariseos. Parece que hoy apuestan algunos por una iglesia con una identidad conservadora muy marcada que la separe del resto de la sociedad y del resto de los cristianos.




Este puritanismo es duramente criticado por Jesús, es el modelo de religiosidad farisea, que es muy escrupulosa en los temas religiosos (que se sigan las rúbricas, por ejemplo, en la liturgia) y se olvida de la vida de la gente hasta el punto de poner la religión por encima de las personas. Hay algunos que creen que poner el compromiso como clave para vivir la liturgia es secularizar, cuando no es otra cosa que vivir el mensaje de Jesús, que tiene una dimensión secularizadora. Sólo si se viven en la vida los valores que se celebran en la liturgia ésta es eficaz, en caso contrario es algo alienante y antievangélico. Para algunos es más importante que el cura lleve correctamente su estola a que en la comunidad cristiana haya injusticias y pobreza entre sus miembros, y esto se considere normal.





La verdadera desmundanización de la Iglesia se centra por tanto en el compromiso por la liberación integral de los hombres y las sociedades, como base y meta de toda religiosidad. Una iglesia que no trabaja por la liberación de los pobres y por la justicia es una iglesia mundana, centrad solo en los aspectos religiosos del mensaje, manipulándolo.





Por último, Congar habla de la necesaria paciencia, humildad y empeño en la trasformación de la Iglesia, la reforma verdadera supone un tiempo y hay que tener paciencia. No es una obra de la jerarquía sino de toda la Iglesia, sólo una generación entera puede cambiar de verdad la Iglesia.




Hoy es necesario recuperar la importancia de la crítica dentro de la Iglesia, si algo caracteriza al cristiano es la parresía (libertad de palabra), es necesario valorar y promover la crítica dentro de la Iglesia si queremos “desmundanizarla”, es decir, hacer que no se rija por los criterios de control y autoritarismo propios del mundo.





Los grandes santos han sido muy críticos con la jerarquía del momento cuando ésta pretendía abusar o apoderarse de todo el protagonismo.





Hoy es necesario que se establezcan criterios claros y públicos de cómo se puede vivir este espíritu crítico en la Iglesia, qué es discutible y qué es lo común a todos. Sin crítica la Iglesia se mundaniza y uniformiza. La sumisión y no la libertad es el criterio del mundo para las instituciones.




jueves, 22 de septiembre de 2011

II CONGRESO DE ANTROPOLOGÍA, PSICOLOGÍA Y ESPIRITUALIDAD



Os dejo aquí el programa del próximo congreso de Antropología, Psicología y Espiritualidad, organizado por la Cátedra Edith Stein de la Universidad de la Mística de Ávila. El tema de este año será: “SENTIDO DE LA VIDA ANTE LAS CRISIS”.


Las fechas son 23-25 de Septiembre de 2011.




VIERNES 23 DE SEPTIEMBRE:


Mañana:


- 9:30 -- Recepción y entrega de documentación.


- 10:15 - 10:30 --- Acto de apertura y presentación del congreso.


- 10:30 - 11.30 – Conferencia inaugural:
Edith Stein: un paradigma de búsqueda del sentido de la vida
Francisco Javier Sancho
Doctor en Teología Espiritual, especialista en Edith Stein, profesor en el Teresianum de Roma y en la Facultad del Norte de España, director de la Universidad de la Mística


- 11:30 - 12:30 --- Ponencia
¿Tiene sentido la vida ante la enfermedad y la muerte?
Maribel Rodríguez
Doctora en Medicina y Cirugía, Médico Psiquiatra, Master en Psicoterapia, Profesora de la Universidad San Pablo-CEU de Madrid


- 12:30 - 13:00 --- Descanso.


- 13:00 - 14:00 --- Ponencia:
Inteligencia Emocional, Optimismo y crisis existenciales
Joaquín García Alandete
Doctor en Psicología, Profesor de la Universidad Católica de Valencia, Vicepresidente de la Asociación Viktor E. Frankl de Valencia.


Tarde:


16:30 - 17:30 --- Ponencia
Paradojas existenciales: el vacío fuente de sentido
José Francisco Gallego Pérez
Doctor en Psicología, Vicedecano de la Universidad Católica de Valencia, primer Presidente de la Asociación Viktor E. Frankl de Valencia.


17:30 - 18:30 --- Ponencia
Crisis como emergencia del sentido
Enrique Galán Santamaría
Psicólogo Clínico. Analista Junguiano.


18:30-19:00 --- Descanso


19:00 – 20:30 – Talleres simultáneos

1. ¿Qué podemos aprender del sufrimiento?
Impartido por MARÍA LUISA LÓPEZ CABREJAS.
Licenciada en Filosofía, Asesora Filosófica.


2. La toma de consciencia de la muerte como una oportunidad.
Impartido por MARIBEL RODRÍGUEZ. Médico Psiquiatra, Profesora de la Universidad San Pablo CEU.


3. Taller de Meditación: Un camino para integrar y transcender las crisis.
Impartido por JOSÉ ANTONIO VÁZQUEZ MOSQUERA. Licenciado en Semíticas. Monje Cisterciense


SÁBADO 24 DE SEPTIEMBRE:


Mañana:


- 10:00 - 11:00--- Ponencia
La experiencia mística, fuente de humanización y de sentido
Juan Martín Velasco
Doctor en Filosofía, Catedrático emérito de fenomenología de la religión en la Universidad Pontificia de Salamanca, sede de Madrid.


- 11:00 - 12.00 -- Ponencia
Meditación sobre los acontecimientos en torno a la muerte
Miguel García Baró
Doctor en Filosofía, Licenciado en Filología clásica y en Teología, Profesor de la Universidad Pontificia de Comillas


- 12:30 - 13:00 --- Descanso.


- 13:00 - 14:00 --- Comunicaciones


Tarde:


16:00 - 17:00 --- Ponencia
El Camino Escondido hacia lo innominable, encontrado en la crisis
Werner Meinhold
Licenciado en Bellas Artes, Diplomado en Psicoterapia, Experto en hipnosis, Alquimia y Terapias Alternativas. Autor de varios libros en Alemania, sobre hipnosis y espiritualidad.


17:00 - 18:00 -- Comunicaciones.


18:00 - 18:30 --- Descanso.


18:30 - 19:30 – Ponencia
Jerarquía evolutiva: Del problema al sentido de la vida, pasando por el conflicto y la crisis
Raquel Torrent
Psicóloga, Psicoterapeuta, Presidenta de Honor de la Asociación Integral Española.




Domingo 25 de Septiembre:


- 10:00 - 11:00--- Mesa redonda con ponentes presentes (para preguntas del público y conclusiones).


- 11:00-11:30 --- Descanso


- 11:30 – 12:30 -- Conferencia de clausura
El humor como búsqueda de sentido en las crisis
Mariano Betés
Psiquiatra, Psicólogo, Filósofo. Catedrático de la Universidad de Alcalá de Henares.


- 12:30 - 12:45 --- Clausura de las Jornadas


PROGRAMA EN PDF




INSCRIPCIÓN:


Serán 120 euros la inscripción antes del 15 de agosto y 140 después.


El precio de la habitación individual (con baño), y pensión completa (desayuno, comida y cena) es de 44 euros y de la doble (también con baño) es de 82 euros. Ambos precios son por día. El alojamiento es en la Universidad de la Mística, aunque no es obligatorio alojarse allí.




Además, habrá talleres de una hora y media opcionales, a los que costará inscribirse 30 euros más.

La matrícula se dará por aceptada una vez realizado el pago y enviada la ficha de inscripción junto con el comprobante de pago.

Puede ingresar el importe correspondiente en la cuenta bancaria: SWIFT: POPUESMM - IBAN: ES36 0075 5703 1106 0011 4008


Si necesitáis más información podéis escribir a: catedraedithstein@citesavila.org

martes, 20 de septiembre de 2011

El PP no es la solución a la crisis. La solución es la movilización y evitar la debacle del PSOE.



Parece que nos encaminamos hacia una época de recortes y de austeridad en los gastos sociales, unidos a un alto desempleo y una lucha feroz entre los ricos, para sobrevivir a una crisis mucho más grave de lo que se pensaba. En estas crisis no todos pierden sino que como en una jauría de lobos (con perdón para los lobos) los más fuertes de entre los ricos se comen a los más débiles. Parece que es el caso de la burguesía alemana que se está pensando dejar caer a Grecia por si le sale más barato y más rentable. Lo increíble es que según parece hasta el segundo rescate a Grecia se va a hacer de tal manera que beneficie también a los deudores más que a los griegos. http://www.elmilitante.net/index.php?option=com_content&view=article&id=7363:ique-significa-la-quita-de-la-deuda-griega&catid=1079&Itemid=100028





En esta crisis económica la política ha demostrado sin pudor su subordinación a los intereses de los llamados “mercados”, los especuladores internacionales. Se ha visto que el voto que los ciudadanos entregan cada cuatro años se convierte en patente de corso para hacer muchas veces lo contrario a lo que los votantes piden. Y cada vez está menos maquillado el engaño.




Ejemplo por excelencia de esto es la actuación del PSOE durante esta legislatura, pese a sus reticencias iniciales, el PSOE se ha entregado con armas y bagajes a la política dictada por los capitalistas (recortes sociales, precariedad laboral…).




El gobierno socialista ha apoyado, por ejemplo, el increíble el robo que los bancos han hecho a los trabajadores, haciendo que los gobiernos les den los fondos públicos para sanear sus deudas, sin que aumenten los créditos, como nos dijeron que harían.



Y en el colmo del surrealismo se ha plegado a cambiar la Constitución sin consultar al pueblo.




Muchos de sus votantes se sienten defraudados y frustrados con la política llevada a cabo y van a retirarle el voto, absteniéndose. Otros van a votar al PP o a IU según sea su sensibilidad.



Es comprensible esta actitud de castigo, si bien pienso que en una situación como la que vivimos debemos pensar, con la mente despejada, cuales son las opciones que aquí y ahora, en estas circunstancias desfavorables, más favorecen a los trabajadores y a los más pobres.



Ahora el voto al PP es un verdadero error, ya que la política que ha hecho el PSOE de modo vergonzante se extremará con el PP triunfante. No hay más que ver lo que se está haciendo en la educación en los lugares en los que gobierna el PP o en sanidad en Cataluña, donde gobierna la derecha catalanista. Estos recortes, que sólo sufren los trabajadores y nunca los ricos, sirven muchas veces para desviar los fondos públicos al ámbito privado y para desmantelar los servicios sociales. La protección social de la mayoría se va a empeorar con la excusa de la crisis, mientras muchos del sector privado se van a favorecer y enriquecer.




Comprendo también que se pueda votar a IU, si bien, IU ahora no tiene la fuerza necesaria para parar al PP en sus políticas, así como le perjudica una tendencia al extremismo estéril que le lleva a hacer cosas que perjudican a la mayoría, como por ejemplo su abstención en la Junta de Extremadura que ha permitido gobernar a la derecha. La dirección de IU desautorizó a sus diputados pero al final el resultado es el que es y hace que los votantes pierdan confianza en un movimiento tan aparentemente “sentimental” que puede llevarle a radicalismos poco realistas.



En cuanto a otros partidos minoritarios, indudablemente muy valiosos en sus propuestas, debido a la actual situación electoral es difícil que sean alternativas eficaces, es decir, con verdadera fuerza parlamentaria para frenar políticas insolidarias.




Creo que los acontecimientos están haciendo ver, a cada vez más gente, la necesidad de movilizarse, de protestar contra los recortes y las políticas neoliberales. Hoy se movilizan los profesores en 10 Comunidades Autónomas y es bueno que otros sectores apoyemos su movilización, de modo que vayan convergiendo las protestas, hasta que se extienda el movimiento de modo masivo. Sin movilización social los responsables de la crisis no van a hacer nada más que pensar en sus intereses.




El 15 M debería también, en mi opinión, converger en estas luchas, no quedarse aislado en un purismo apartidista y asindical, que al final lo deja sin instrumentos necesarios para enfrentarse a la situación. Pienso que sería bueno que este movimiento, que tiene muchas ideas saludables, se trasladara al interior de las organizaciones de clase, partidos y sindicatos, para pedir cambios y renovación, a la vez que para fortalecer los partidos y sindicatos de clase (no para dividirlos ni destruirlos más aún).




Necesitamos pues movilización y también necesitamos fortalecer las organizaciones de trabajadores, transformarlas en menos conformistas sin romperlas.




Si algo tiene esta crisis es que es muy probable que cada vez más personas tomen conciencia de la realidad en la que vivimos y deseen cambiarla. Hay que acompañar este proceso, sin radicalismos (que excluyan de la mayoría) ni conformismos (que terminen pactando con el sistema sin cambiarlo).



Junto a las movilizaciones pienso que también hemos de votar al PSOE como única organización en la actualidad que puede poner algo de freno a la derecha del PP y las políticas neoliberales. Un voto crítico o muy crítico, acompañado de una petición de refundación del partido, de renovación de sus dirigentes y de afianzamiento de una opción clara por las políticas socialistas. Es el momento de votar con la cabeza más que desde el enfado.



Conseguir que el PP no obtenga la mayoría absoluta pienso que sería un buen reto y no es nada fácil de conseguir, al menos esto le obligaría a pactar y moderar más sus políticas.



En fin, mi visión puede estar equivocada, pero la comparto por si coincide con la vuestra o ayuda a discernir a alguien el camino (no necesariamente el mismo, si bien veo pocas opciones diferentes a esta que sean eficaces) a seguir.

lunes, 19 de septiembre de 2011

La espiritualidad unidimensional versus Mística



Dicen que vivimos un auge de la “espiritualidad” y probablemente así sea si nos fijamos en que es un tema que suscita interés y tiene un “mercado”. Ahora bien, me parece que sería bueno preguntarse qué tipo de espiritualidad está en auge, y si esa espiritualidad es espiritualidad de verdad o es otra cosa.




En mi opinión hoy lo que encontramos es un auge del pensamiento mágico, de la religiosidad sacralizada y de la espiritualidad desencarnada o gnosticismo, y muy poco de la mística. Es más, cada vez parece que hay menos gente capaz de entender la experiencia mística sin convertirla en una experiencia mágica, gnosticista o meramente religiosa.



En la mística el hombre no se reduce a su interioridad como en el gnosticismo, el hombre es Amor o Comunión, es una expresión única de la relación de todo con Todo, es Persona, es decir relación (no sólo está en relación sino que Es Relación). Esta experiencia de ser Amor no es sólo una experiencia de transformación interna (si bien la incluye, por supuesto) sino una praxis integral, un modo de estar en la historia que supone un compromiso en su transformación en dirección a construir un mundo más fraterno, justo, libre, profundo… Como nos dice el Evangelio de San Juan en el capítulo 14: el que me ama cumple mis mandamientos (el primero de los cuales es la primera bienaventuranza: elegir ser pobres (elegir vivir de modo diferente al sistema centrado en el poder, el dinero, el prestigio) para tener a Dios por rey.




La mística no es sólo una experiencia interior, ni siquiera prima esta dimensión interior sobre todo- sí sobre ciertos niveles-, sino una experiencia de comunión, una experiencia social (sin identificar lo social con lo colectivo que es sólo un aspecto de lo humano) o relacional; es en el ámbito social e histórico donde se produce la integración de todas las dimensiones de la realidad (incluidas las suprahistórica y las interiores) que la mística pretende. Es por tanto el ámbito social el que se prima en la mística finalmente. Si bien este ámbito social se entiende como el lugar de integración de todas las dimensiones que nos constituyen (también las internas) y que constituyen la realidad. El gnosticismo moderno cree que la integración se logra en el ámbito interno fundamentalmente.



Toda experiencia mística sólo alcanza su plenitud cuando implica un compromiso por una transformación integral y radical de la sociedad, es lo que el cristianismo llama el Reino. El Reino no es una realidad meramente interna ni meramente individual, es una realidad integral que se actualiza en la historia y en la sociedad. La mística conlleva el compromiso como meta (y como camino) y no como una mera consecuencia o efecto de la transformación interna que sería la verdadera meta en el gnosticismo.



La mística revaloriza, por tanto, la importancia de la dimensión social del ser humano, de su dimensión política, sin reducirlo a ella. Y nos revela que sólo hay cambio interno de verdad si hay compromiso social efectivo.



Posiblemente hemos vivido una época reduccionista que ha creído que sin necesidad de un cambio interno, además de un cambio estructural, sería posible llevar al hombre a la plenitud.




Todos conocemos gente que se ha quemado en el compromiso social sin haber cambiado internamente, o habiendo cambiado muy poco. Es entendible que ahora se dé un reduccionismo de otro tipo, el de que el cambio interno llevará al cambio externo por sí solo.

Desde el punto de vista de la mística ambos son necesarios si bien, en último término, lo social visto con toda la profundidad que conlleva, adquiere el lugar central de la vivencia mística.



Como nos dice el evangelio lo que contará al final no es haber tenido muchas experiencias alteradas de conciencia o haber integrado muchos arquetipos internos creciendo interiormente, sino haber dado de comer, de beber, haber sido solidarios, etc…



Esto no es reducir la mística a una ética, sino darle a la ética toda la profundidad mística que puede tener.



Reducir los problemas humanos a meros problemas o conflictos internos que se reflejan en lo externo es olvidar las otras dimensiones (estructurales fundamentalmente) que constituyen la realidad. Necesitamos un cambio externo e interno, siendo al final lo externo, visto en toda su profundidad, el lugar por excelencia de actuación o de vivencia de la mística, por muy paradójico que pueda sonar.




Si sólo nos limitamos a la “transformación interna” terminamos por olvidar las otras dimensiones y por impedir que la transformación total (también de la sociedad) que implica la experiencia mística se produzca. Una mística así no supone ningún peligro al sistema ya que en el fondo es impotente para transformarlo, pues esto supondría tomar partido por los más desfavorecidos del sistema, denunciar las injusticias, etc… Los profetas bíblicos son un ejemplo de una mística comprometida y una denuncia de la “mística” meramente interna.




No podemos reducir lo histórico y social a un mero reflejo de lo interno y sus conflictos, lo estructural tiene su propia autonomía y su propio funcionamiento, si bien si hay una indudable influencia de lo interno y de lo externo, pues todo está interrelacionado, todo es relación en la visón mística. Pero lo uno no se reduce a lo otro. Y en último término lo estructural es la base y la meta del cambio.




Un mero cambio interno puede ayudar al cambio externo pero no lo hará sin un compromiso externo en ese cambio, así como un cambio en lo externo ayudará a un cambio interno, pero no lo garantiza, como vemos en los que se comprometieron en la política sin trabajar su interior y en muchos casos no cambiaron ni interna ni externamente.



En cualquier caso, la meta de la mística no es la experiencia interna y la mera trasformación personal, sino la transformación final de la sociedad y de la historia, construyendo un mundo más igualitario, libre y fraternal, también desde el cambio personal e interior.

domingo, 18 de septiembre de 2011

El error reencarnacionista (una idea de origen occidental que puede llevar a justificar la injusticia)





Ya hace tiempo que uno de los mejores esoteristas contemporáneos, René Guenon, denunció la confusión que se estaba dando en torno a muchas de las creencias de las doctrinas orientales al ser interpretadas por los occidentales o al ser “vendidas” por los “orientales occidentalizados” para uso del consumo espiritual de Occidente.






En un post anterior, ya mencioné la confusión que hoy vivimos en torno a lo que es la experiencia de no dualidad o advaita, convertida por el neoadvaitismo o advaita vulgarizado para el consumo, en un monismo que reduce todo a la Conciencia y no da a la historia y a la individualidad su valor, facilitando en último término una falta de sensibilidad hacia las personas y sus sufrimientos (vistos como ilusorios) y una desensibilización con lo plural, entendido como algo ilusorio y no como una estructura de la realidad, tan real como la unidad.





Advaita, decía, es no-dualidad, no monismo, y es, por tanto, unidad en la pluralidad o Trinidad en términos cristianos. De modo que unidad y pluralidad serían dos caras de una misma realidad, que en último término se descubre como relación de ambas; el pensamiento advaita (no dual) y el pensamiento relacional, por tanto, no sólo no son diferentes sino que, sin lo relacional, no hay no-dualidad.






Otro de los errores en la interpretación de las doctrinas orientales se trata del concepto de reencarnación. Será quizá sorprendente para muchos pero René Guenon señala que esta idea es ajena al pensamiento oriental y se ha confundido con lo que de verdad defienden las doctrinas orientales que es la transmigración, algo diferente a la reencarnación. Y que tiene bastante que ver con la concepción cristiana del purgatorio (esto ya lo añado yo).





Hay que decir que este tema es, sin duda, un tema complejo y por ello es fácil malinterpretar determinadas cuestiones, a veces expresadas simbólicamente, interpretándolas de una forma literal, o confundir niveles (en especial lo psíquico y lo espiritual).




La opinión de Guenon es una de las más autorizadas voces occidentales respecto al conocimiento del hinduismo y de las doctrinas orientales en general. Su conocimiento de las mismas no es meramente erudito o libresco sino un conocimiento directo, adquiriendo su formación con maestros orientales, en especial, con seguidores ortodoxos (no neoadvaitas) de advaita vedanta.



Dice Guenon que en relación con el tema de la reencarnación habría que diferenciarla de dos ideas que sí han sido sostenidas y creídas por las doctrinas orientales y occidentales antiguas.



Por un lado, la metempsicosis, que no tiene nada que ver con la reencarnación sino con la posibilidad de que elementos psíquicos de un fallecido se transmitan a otros humanos, bien sea por vía de “herencia”, bien por vía de “asimilación” de los mismos. Estos elementos no son la persona fallecida sino elementos que estaban unidos en vida en torno a su persona y que al morir se separan. Hablamos de realidades psíquicas no personales. Es así como podría explicarse las cargas psíquicas que llevamos de nuestras familias y que ahora terapias como las constelaciones familiares desvelan. También podrían así explicarse “herencias” espirituales cuando estos elementos psíquicos se convierten en instrumento de una influencia de orden espiritual, haciéndonos así herederos de un maestro fallecido, de un profeta, de un carisma, etc… del que recibimos también una “herencia psíquica”. Esto explica el dicho de Jesús de que Juan Bautista era Elías (era heredero de su “herencia” psíquico espiritual profética) o el fenómeno de los niños que se consideran “herederos” de determinados Dalai lamas en la tradición tibetana. Otra cosa es que estas tradiciones orientales en su versión occidentalizada simplifiquen la cosa y hablen de reencarnación de un Dalai lama en un niño. Guenon señala también que los ritos funerarios tienen como función importante el evitar contagios “psíquicos” negativos con los elementos psíquicos separados de los fallecidos por parte de los vivos.




La transmigración es otra de las ideas defendidas por las doctrinas orientales que se ha confundido con la reencarnación según Guenon. Lo que nos dice la idea de la transmigración es que tras el fallecimiento se produce un cambio de estado (migrar más allá del estado terrenal), no es en ningún caso un regreso al estado corporal sino un paso a otro estado todavía limitado pero diferente al terrenal, si bien determinado por la actuación en el estado terrenal (hay una continuidad y una transformación con respoecto al estdo terrenal). Por ser un estado limitado todavía no es este estado la meta a la que estamos llamados, la comunión con Dios y en Dios con toda la realidad.




Por ello, en el catolicismo se ve como un estado de purificación, todavía alejado de Dios, si bien superior al estado terreno. Su función es ir purificando nuestro amor hasta hacerlo apto para la unión con el Amor total, con Dios. Hoy los teólogos señalan que esa purificación así como la Resurrección no hay que verlas en términos temporales sino más bien ocurrirían en el instante de morir, si bien representan dimensiones o realidades diversas que se producirían en ese instante.



En todas las doctrinas tradicionales tanto el estado de purgación (purgatorio) como el de transmigración no son el objetivo buscado sino más bien estados en los que se está todavía “sufriendo” (en sentido metafórico) o separados de la realidad total, sólo cuando somos comunión con Dios alcanzamos la meta deseada y desaparece el “sufrimiento”. Eso es lo que en el cristianismo llamamos la Resurrección o la Liberación (Moksa) en términos hindúes o la Identidad Suprema en términos de Guenon para referirse a la meta final del ser humano propuesta por las doctrinas de Oriente.




Guenon señala que la idea de la reencarnación, tal como se entiende ahora, tiene un origen occidental, en concreto nacería en la primera mitad del siglo XIX en círculos cercanos a los socialistas utópicos franceses. Luego es asumida por el espiritismo y la teosofía, difundiéndose.



Pretende esta idea justificar de algún modo la existencia de diferencias sociales, Dios crearía a las almas iguales pero la diversas vidas harían que se fueran diferenciando, justificándose así la existencia de la desigualdad real con la equidad de Dios para con todos.



Habría que decir, sin embargo, que la idea de la reencarnación en realidad lo que hace es justificar la desigualdad y por lo tanto hacer decrecer el deseo de transformación aquí y ahora para lograr una sociedad más justa e igualitaria. Lo importante sería lograr tras la vida una buena reencarnación más que transformar la realidad actual, cuyas injusticias, pierden gravedad y realidad dado que sólo son transitorias.




Por otro lado, la reencarnación no valora al ser humano como un ser único e irrepetible, ni por supuesto da a la historia el carácter de realidad que le da el cristianismo y otras doctrinas. Nada se repite en la historia salvo que la historia deje de ser lo que es, de modo que nunca puede haber dos personas iguales, con cada nueva encarnación o aparición en la historia aparece un ser único e irrepetible. Este es el misterio insondable de la persona, única y abierta a lo universal, lo que no se haga en la historia no se hará después de la historia por otro individuo, si bien se prolongará después. La historia tiene un valor transhistórico, está habitada por el Misterio pero el encuentro con el misterio ha de darse en la historia pues somos seres históricos también (además de espirituales) y en la historia no se repiten nunca los acontecimientos ni las personas.




El carácter histórico (si bien no sólo histórico) del ser humano y su unicidad convierten a la reencarnación en un absurdo o en una visión que deshumaniza la realidad plena del ser humano: corporal y psíquica, histórica y transhistórica, a la vez, convirtiéndonos en seres desencarnados (una especie de seres espirituales al margend e la historia que se van encarnando) y, por lo tanto, haciéndonos perder sensibilidad hacia el sufrimiento real aquí y ahora de los demás que no parece algo tan esencial.




De ahí, que sea una creencia que a algunos les interese mucho difundir por su carácter desmovilizador y desensibilizador con respecto a la transformación de las injustas condiciones sociales y económicas actuales.

martes, 13 de septiembre de 2011

El peligro de caer en un narcisismo purista que aísle a la Iglesia más progresista del conjunto de los católicos



Tras el comunicado final que emitió (como todos los años) el Congreso de Teología de la Juan XXIII (http://www.redescristianas.net/2011/09/12/mensaje-final-del-xxxi-congreso-de-teologia-de-la-asociacion-juan-xxiiijose-manuel-vidal/), el director de Religión Digital (una página religiosa más bien progresista) José Manuel Vidal ha criticado con dureza el contenido del mismo, por considerar que, al calificar los congresistas a la JMJ 2011 como un acto de papolatría, hacían una crítica injusta e intransigente (http://www.periodistadigital.com/religion/opinion/2011/09/12/tamayo-lois-mensaje-congreso-teologia-iglesia-religion-juan-xxiii.shtml).




Piensa Vidal que el Congreso tras la desaparición de teólogos como Julio Lois (fallecido) está adquiriendo un sabor demasiado excluyente de los otros sectores eclesiales y atribuye este hecho a la influencia de Tamayo, el secretario de la Asociación de Teólog@s Juan XXIII.





He leído el comunicado del Congreso de Teología y me ha parecido muy lúcido en muchas de sus denuncias, y también en sus propuestas, para evitar esa patología, que afecta a las religiones de modo especial, que es el fundamentalismo.






Me parece desproporcionada la crítica de Vidal al texto (sólo se fija en determinados aspectos diríamos que intraeclesiales, los menos interesantes quizá) y creo que es injusto con Tamayo al atribuirle una especie de talante excluyente, que cualquiera que lo conozca (y él lo conoce) sabe que no forma parte de su forma de ser.






Ahora bien, creo que es verdad que el análisis que hace el Congreso de la JMJ es demasiado unilateral, parece una descalificación global a un acontecimiento mucho más plural de lo que parece, en el que intervinieron con duro trabajo muchos sectores eclesiales más abiertos que los “oficiales”, como los de la vida religiosa. Y que se sienten cercanos a muchos de los planteamientos de la Juan XXIII. No parece muy inteligente no tenerlos en cuenta ¿no? Aparte de ser una chorrada, con perdón, creer que estos sectores son “papolatras”.






Me parece que harían muy bien los teólogos y teólogas de la Juan XXIII, así como las comunidades de base y populares que allá se reúnen, junto con los religiosos, etc… de tomar buena nota de la reacción de Juan Manuel Vidal. Vidal representa bien la que es probablemente la sensibilidad mayoritaria en la iglesia actual, una sensibilidad abierta, defensora del Vaticano II, crítica con muchos planteamientos y estilos de la jerarquía, sensibilizada con la pobreza y la lucha por la justicia y con una fuerte identidad eclesial, que les hace colaborar con la Iglesia, aún desde la crítica, rechazando con energía el discurso anticlerical de ciertos sectores, a los que ven también muy intransigentes ( tanto al menos como los ultraconservadores eclesiales). Podría sr que terminasen viendo a la Juan XXIII como aliada de estos sectores y por tanto ajena a ellos.






Uno de los errores clásicos de los grupos más renovadores es caer en un “purismo” sin concesiones, que no es otra cosa que narcisismo escondido, y que termina aislándolos del conjunto del grupo al que supuestamente quieren renovar. Hacer sólo crítica y no arrimar el hombro en la Iglesia, colaborando con las parroquias o con los diversos grupos y sectores, siendo críticos y humildes a la vez, es el mejor camino para que se haga realidad el deseo del sector más conservador de que la Iglesia progresista desaparezca o se salga de la institución.





Naturalmente que esa opción es legítima pero sería un fracaso del proyecto de renovación que este sector desea en la institución, siguiendo el impulso del Concilio Vaticano II.






Atentos pues a no caer ni en radicalismos excluyentes ni en tibiezas descomprometidas y ambiguas que quieren contentar a todos ( y terminan por no contentar a nadie). La renovación se hará sólo si quienes la defienden no se aíslan del conjunto, sino que colaboran y acompañan a todos, sufriendo como todos en una iglesia tan tensionada y contradictoria como la actual y aportando en medio de ese clima autenticidad, lucidez, diálogo y crítica para lograr una mayor comunión.

Hola, Bienvenid@s.


Este Blog quiere ser un lugar de encuentro para todos aquellos que queremos ayudar a transformar la sociedad para convertirla en un lugar más fraterno, más libre, más justo y, a la vez, somos conscientes de que todo cambio social sólo es posible si hay un cambio personal e interno y no se olvida lo que nos enseña la Tradición Espiritual de la Humanidad, intentándo actualizarla creativamente en cada época.


Mi camino...

el camino que sigo es el camino de la mística del amor, no un amor sentimental, sino un amor inteligente o consciente (amor iluminado decían los antiguos) y solidario, que no olvida el sufrimiento y la injusticia.
Guiado de la mano de de la mística monástica cisterciense (la primera mística moderna del amor), el esoterismo cristiano, la mística de san juan de la cruz y el zen... y animado por ideales progresistas y solidarios os invito a caminar juntos hacia un mundo y unos hombres y mujeres nuevos.