"Tutti i miei pensier parlan d’amore (Todos mis pensamientos hablan de Amor)". Vita Nuova. Dante Alighieri.

miércoles, 21 de abril de 2010

El diálogo interreligioso a nivel mundial.Reflexiones tras el Parlamento de las Religiones del Mundo de Melbourne




Han pasado ya varios meses desde que volviéramos de la gran cita interreligiosa en Melbourne y todavía no hemos compartido una evaluación general. Redactamos crónicas apresuradas desde el lugar, después elaboramos las entrevistas, dimos cuenta de alguna señalada conferencia..., sin embargo hemos ido demorando una reflexión más general sobre el magno evento que concitó, en el otro extremo del mundo, tantas gentes de credos diferentes.

Breve valoración del Parlamento de Melbourne


Un encuentro de más 4.000 personas provenientes de diferentes latitudes y con la más variada adscripción espiritual siempre es necesariamente positivo, siempre supone un avance en el progreso de la conciencia de unidad en la diversidad. El Parlamento de las Religiones del Mundo constituye una privilegiada mirada a la diversidad espiritual planetaria. Es también pantalla de muchas y muy positivas y emancipadoras iniciativas de carácter aglutinante que se gestan por doquier. Constituye además una excelente oportunidad para establecer vínculos y ampliar redes y alianzas. Por último, el evento tiene una considerable repercusión mediática. El Parlamento emite un contundente mensaje de concordia y paz mundial que es recogido, con mayor o menor amplitud, por muchos media.

En lo que a los aspectos positivos se refiere, el Parlamento contó con una organización excelente. Toda la programación discurría de forma ordenada y las variaciones eran puntual y debidamente informadas. La sede, el modernísimo centro de Convenciones de la ciudad, era idónea para el evento. Dispone de numerosas salas, capaces de albergar las diferentes actividades que discurrían de forma simultánea.

En cuanto al contenido temático del Parlamento, los organizadores tuvieron el acierto de plantear temas muy actuales y palpitantes. El título del Parlamento fue: “Hearing each other, healing the Earth” (Escucharnos mutuamente, sanar la Tierra), para hacer hincapié en la necesidad del diálogo y escucha mutua y del compromiso por el cuidado de la Tierra, teniendo en cuenta que por aquellas fechas se llevó a cabo la Cumbre sobre el Cambio climático de Copenhague.

Enorme eco tuvieron las conferencias y encuentros en torno a la divinidad femenina, por ejemplo. Por supuesto resonaron mucho también temas como ecología y nuevos movimientos espirituales. Generaron también expectación cuestiones de actualidad como el indigenismo, el fundamentalismo, la construcción de la paz… Se formularon igualmente propuestas muy prácticas de muy diversos orígenes para el desarrollo del día a día del trabajo interreligioso.

Respecto a la diversidad de participantes, cabe destacar el amplísimo espectro de tradiciones y movimientos representados. Pareciera que el único límite que se ponía a la participación fuera el de uno mismo. Había desde las religiones más tradicionales, hasta algunos movimientos de reciente creación, e incluso grupos muy cuestionados, como la Iglesia de la Cienciología. Las puertas estaban abiertas para todos. También había pluralidad “intrarreligiosa”, tal y como atestiguaba la presencia del teólogo Hans Küng (crítico con la línea oficial de la Iglesia Católica romana) al lado de obispos y algún cardenal de dicha iglesia.


Junto a estos aspectos, en su inmensa mayoría positivos, hubo también otros aspectos que nos sorprendieron en alguna medida, a saber: el casi exclusivo uso del inglés con la consiguiente marginación de todas las personas que no dominaban este idioma y la ausencia absoluta de traductores. Y junto al monolingüismo, se percibía también una débil presencia de las culturas más periféricas: latinoamericana, china, eslava, árabe, etc. Se palpaba un cierto usa-anglocentrismo en cuanto al estilo y las prioridades de los organizadores.

También fue objeto de debate la presencia del gobierno de Irán en la zona de exhibición, con stand propio, ya que su régimen persigue a los disidentes o miembros de otras religiones, como por ejemplo la fe Baha´i. Desde algunos sectores se apuntaba también el tratamiento excesivamente folklórico de las espiritualidades indígenas, tanto australianas como las de otras latitudes.


La Iniciativa de las Religiones Unidas (URI)

Para nosotros quizás el aspecto más positivo fue el contacto establecido con los responsables del mundo del movimiento URI, tanto con su director californiano Charles P. Gibbs, como con la presidenta guatemalteca, Yolanda Treviño.

Precisamente en la entrevista a Yolanda Treviño, anteriormente difundida, abundábamos en las virtudes de esta red planetaria: “La Iniciativa de las Religiones Unidas, URI (www.uri.org), es una comunidad global en crecimiento, dedicada a promover la cooperación permanente y cotidiana entre religiones, expresiones espirituales y tradiciones indígenas. La URI trabaja para acabar con la violencia por motivos religiosos y fomenta culturas de paz, justicia y sanación. La red se halla en todos los continentes y está creando niveles sin precedentes de cooperación global permanente.

Desde Junio de 1996, millares de personas han compartido sus visiones y trabajado juntas para crear laURI. Es un nuevo tipo de organización para el bien global, enraizada en valores espirituales compartidos. Personas de muchas culturas y perspectivas diferentes trabajan para fomentar una organización que sea inclusiva, no jerárquica, descentralizada, que promueva la cooperación, la autonomía y las oportunidades individuales.

La red URI constituye una evidente manifestación de que crecen las esperanzas de las personas con visiones de un mundo mejor, un mundo en el que los valores y las enseñanzas de la sabiduría de las grandes tradiciones guíen el servicio de las personas”.

Mereció participar de este encuentro único. Mereció, sin lugar a dudas, el salto a Melbourne, volar al encuentro de tant@s herman@s de fe y esperanza de todas las latitudes, al encuentro de sus vitales testimonios y palpitares. Valoración, sin lugar a dudas positiva, pero con algunos aspectos, que año tras año, serán susceptibles de ir mejorando. ¡Juntos podemos!

Josefa Ossa (Gune Elkartea)

Koldo Aldai (Foro Espiritual de Estella - Asociación Alalba)

19 de abril de 2010


Anexo: Dos modelos organizacionales

El momento que vivimos está definido por la transición. Estamos mudando también en lo que se refiere a tipos de estructuras humanas. A menudo nos vemos abocad@s a sostener y servirnos del antiguo paradigma y sus modelos y estructuras, pues aún no hemos alumbrado los nuevos. Esta característica principal de transitoriedad marca también las organizaciones en las que trabajamos, por supuesto marca las organizaciones interreligiosas.

Por un lado tenemos grandes organizaciones interreligiosas que están basadas, en mayor medida, en el anterior paradigma de organización piramidal, bien es verdad que con voluntad sincera de apertura y de implementación de mayores grados de autogestión. El propio Consejo Permanente del Parlamento de las Religiones del Mundo, así como (o si no, “junto con”) “Religions for peace”, son las dos grandes organizaciones interreligiosas de alcance mundial que se ajustarían a este patrón. Funcionan en gran medida a la antigua usanza, con estructuras verticales y dinámica de dirección limitada.

Entre las estructuras interreligiosas más horizontales y autogestionadas, más inmersas en un funcionamiento radial, es preciso evidentemente mencionar a la URI, si bien es verdad que aumentan por doquier los movimientos concebidos en red, con un planteamiento de autogestión.

En Melbourne hemos podido constatar que son necesarias tanto las primeras, como las segundas organizaciones (Las denominaremos A y B respectivamente). Paso con más detenimiento a fundamentar este argumento pilar:

- El funcionamiento en red equivale a un funcionamiento basado en los principios superiores del compartir y el cocrear. Indudablemente vamos hacia ello, pero aún estamos en un período de ensayo. Emergen las estructuras radiales en las que el ser humano puede desarrollar todo su potencial, sin embargo recién estamos descubriendo ese potencial interno innato. Recién estamos descubriendo el protagonismo que podemos ocupar en el diseño de nuestros destinos en todos los ámbitos de actividad humana, pero aún nos falta recorrido.

- Las grandes estructuras tipo A, piramidales, son las que tienen gran capacidad organizativa, grandes medios, contactos gubernamentales y posibilidades de penetrar con información y valores en los mass media y en la opinión pública internacional.

Mientras que las estructuras A, piramidales, estén abiertas a la evolución, sean susceptibles de transformación, es preciso colaborar con ellas, pues el alcance de su trabajo es grande. El impacto del Parlamento al haberse realizado con profusión de medios, en ese gran Centro de Convenciones, con un apoyo gubernamental…, ha sido muy considerable, mucho mayor seguramente del que hubiera generado una estructura más acorde con nuestro sentir, una estructura más autogestionada. Las grandes organizaciones tienen los medios y las posibilidades para encarar el gran reto organizativo de este género de macroencuentros.

Transición entre los dos modelos


Vivimos a caballo entre dos mundos, entre nuestros sueños y la realidad, entre el Cielo y la tierra… Nos toca aún cabalgar ambos todavía durante un tiempo. La nueva tierra de paz y fraternidad entre las naciones y los credos, no se alumbra de un día para otro, las nuevas y grandes organizaciones planetarias no surgen de forma espontánea. Tenemos pues, un recorrido de convivencia de las organizaciones A y B, de las estructuras verticales y horizontales. Esos modelos verticales irán democratizándose poco a poco, pero para nada es preciso confrontarlos. Una vez más nuestra energía y estrategia se centran en alumbrar lo nuevo, no en tumbar lo caduco.

La semilla necesita tiempo para germinar, las estructuras necesitan también su período de adaptación a los nuevos patrones de cocreación. Tomemos pues ese tiempo, esa suerte de poder aprender del ayer, con la mirada puesta siempre en el futuro y su horizonte.

Fundamentalmente el encuentro interreligioso se desarrolla en nuestro marco local, con el resto de las comunidades espirituales y religiosas cercanas que comparten un entorno, sin embargo son también muy necesarias estas grandes citas planetarias, que nos proporcionan una visión global de cuanto está emergiendo, y nos colman con un sentimiento más amplio de unidad entre los credos, un sentimiento de fraternidad planetaria. Unas y otras iniciativas son precisas y se complementan.

Para el desarrollo de las grandes iniciativas interreligiosas, necesitamos grandes organizaciones. El calor de la fraternidad humana en toda su magnitud planetaria, sólo se puede sentir en este género de magnos eventos de alcance también global. Sin embargo, hay un día a día de trabajo interreligioso, de cultivo de una dinámica de encuentro, de mutua, interna y constante fecundación… y eso tiene un escenario local y un planteamiento horizontal.

A falta de círculos y de ceremonias plurales


Por lo demás, señalar lo que en otras ocasiones hemos planteado a propósito de los encuentros interreligiosos. La palabra, los debates, las conferencias… nos permiten tan sólo aproximarnos a una conciencia de unidad en la diversidad. La palabra indudablemente tiene sus grandes limitaciones para hacernos vivir más plenamente la conciencia del uno diverso. Habrá que poneros a balbucear una misma oración, a levantar nuestras almas en el vuelo de un mismo canto, mascar un mismo silencio, compartir junt@s instantes más sagrados… para comenzar a vivir la magia gloriosa de los diferentes en comunión, de los credos que se reúnen y se funden en la esencia, en lo interno.

Echamos en falta en el Parlamento esos espacios. No hubo más ceremonia compartida que la de las banderas (¡Gracias Byakko Internacional!). Sí que hubo ceremonias en las salas, pero eran de los múltiples credos y tradiciones allí reunidas que celebraban de forma individual.

La disposición física de los actos era también en su inmensa mayoría tradicional, es decir, ponencia y público, oradores y oyentes. En pocas salas hallamos la disposición circular, que nosotros entendemos necesaria para que se genere una auténtica participación. El círculo de iguales que comparten y se enriquecen nos procura también esa satisfacción de co-creación, de co-avance. Creemos que esta no es cuestión baladí, el establecimiento de formato de círculo para el diálogo, la ceremonia, el encuentro… El círculo es matriz de la unidad en la diversidad, también en la esfera de la fe, que perseguimos.

Koldo Aldai

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